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Trump, ¿presidente?

Redacción
09 de mayo, 2016

Luego de una larga elección primaria, tanto el Partido Republicano como el Partido Demócrata en Estados Unidos postularán a sus candidatos a la presidencia. Todo parece indicar que Donald Trump y Hillary Clinton serán los dos rivales para las elecciones de noviembre del presente año.

Según los expertos en el tema, son pocas las personas que toman un interés en el día a día de las campañas durante las primarias. Usualmente son los activistas más comprometidos con los partidos los que asisten a las urnas para la elección de candidatos. A su vez, estas personas tienden a ser las que tienen las posiciones más en los extremos, tanto de la derecha como de la izquierda. Esto hace que durante la primaria los candidatos promulguen posturas más conservadoras o liberales, según sea el caso; y se vean obligados a moderarse en la elección general, en la que el votante del centro se convierte en el objetivo.

Esto hace pensar a muchos que una victoria de Donald Trump en noviembre es imposible. Las encuestas preliminares lo colocan por detrás de Hillary Clinton. Además, Trump tiene el rechazo de comunidades importantes como los latinos y afroamericanos, sin las cuales según algunos comentaristas, no podría acceder a la presidencia.

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El estilo “poco presidencial” y muchas veces políticamente incorrecto de Trump es otro factor que se observa como perjudicial en su intento por llegar a la Casa Blanca. Sus controversiales declaraciones han generado el surgimiento de un “Never Trump Movement” (Movimiento Nunca Trump), el cual se ha basado en anuncios publicitarios enfatizando las cualidades negativas del candidato.

Sin embargo, considero que los análisis sobre una inminente derrota de Trump son incorrectos. Los analistas estadounidenses están cometiendo el error de evaluar la elección entre Trump y Clinton de forma tradicional. (El mismo error que cometimos en Guatemala al analizar la campaña entre Morales y Torres). La elección presidencial de noviembre no se centra en la ideología, ni en la inmigración, ni siquiera en la economía; el tema principal de la campaña es el rechazo a la clase política tradicional.

En este sentido, Donald Trump ha jugado bien sus cartas. Se ha posicionado como un outsider total, el cual tiene lo que se necesita para hacer que Washington D.C salga del letargo y estancamiento que ha vivido durante los últimos años. Además, Trump se presenta como genuino y espontáneo, diciendo lo que el estadounidense promedio piensa y no puede expresar debido a la corrección política.

Si se analiza la elección desde esta perspectiva, la idea de Trump como presidente electo no resulta descabellada. Los republicanos tradicionales argumentan que el magnate no representa los valores del partido. Sin embargo, Trump ha generado el entusiasmo de muchos nuevos votantes, tanto republicanos como demócratas, que rechazan a los políticos de carrera.

Decir que Donald Trump no tiene posibilidades reales de ganar la elección, después de haber arrasado en buena cantidad de estados durante los últimos meses, resulta poco objetivo. Si bien, el candidato ha dado declaraciones que en muchos casos muestran altos grados de intolerancia, yo no descartaría una sorpresa en las elecciones de noviembre. En este sentido, los guatemaltecos debemos estar pendientes del resultado del proceso electoral, pues de él dependerá en mucho la política que EE.UU adopte en nuestro país.

Trump, ¿presidente?

Redacción
09 de mayo, 2016

Luego de una larga elección primaria, tanto el Partido Republicano como el Partido Demócrata en Estados Unidos postularán a sus candidatos a la presidencia. Todo parece indicar que Donald Trump y Hillary Clinton serán los dos rivales para las elecciones de noviembre del presente año.

Según los expertos en el tema, son pocas las personas que toman un interés en el día a día de las campañas durante las primarias. Usualmente son los activistas más comprometidos con los partidos los que asisten a las urnas para la elección de candidatos. A su vez, estas personas tienden a ser las que tienen las posiciones más en los extremos, tanto de la derecha como de la izquierda. Esto hace que durante la primaria los candidatos promulguen posturas más conservadoras o liberales, según sea el caso; y se vean obligados a moderarse en la elección general, en la que el votante del centro se convierte en el objetivo.

Esto hace pensar a muchos que una victoria de Donald Trump en noviembre es imposible. Las encuestas preliminares lo colocan por detrás de Hillary Clinton. Además, Trump tiene el rechazo de comunidades importantes como los latinos y afroamericanos, sin las cuales según algunos comentaristas, no podría acceder a la presidencia.

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Sin embargo, considero que los análisis sobre una inminente derrota de Trump son incorrectos. Los analistas estadounidenses están cometiendo el error de evaluar la elección entre Trump y Clinton de forma tradicional. (El mismo error que cometimos en Guatemala al analizar la campaña entre Morales y Torres). La elección presidencial de noviembre no se centra en la ideología, ni en la inmigración, ni siquiera en la economía; el tema principal de la campaña es el rechazo a la clase política tradicional.

En este sentido, Donald Trump ha jugado bien sus cartas. Se ha posicionado como un outsider total, el cual tiene lo que se necesita para hacer que Washington D.C salga del letargo y estancamiento que ha vivido durante los últimos años. Además, Trump se presenta como genuino y espontáneo, diciendo lo que el estadounidense promedio piensa y no puede expresar debido a la corrección política.

Si se analiza la elección desde esta perspectiva, la idea de Trump como presidente electo no resulta descabellada. Los republicanos tradicionales argumentan que el magnate no representa los valores del partido. Sin embargo, Trump ha generado el entusiasmo de muchos nuevos votantes, tanto republicanos como demócratas, que rechazan a los políticos de carrera.

Decir que Donald Trump no tiene posibilidades reales de ganar la elección, después de haber arrasado en buena cantidad de estados durante los últimos meses, resulta poco objetivo. Si bien, el candidato ha dado declaraciones que en muchos casos muestran altos grados de intolerancia, yo no descartaría una sorpresa en las elecciones de noviembre. En este sentido, los guatemaltecos debemos estar pendientes del resultado del proceso electoral, pues de él dependerá en mucho la política que EE.UU adopte en nuestro país.