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HORROR VACUI

Redacción
10 de mayo, 2016

Hay una ley de la física que tiene una clara correspondencia con la dinámica política: aquella de que la naturaleza tiene una especie de horror al vacío, y por ende que los espacios siempre van a ser ocupados. Es interesante hacer notar que el panorama político del país, luego de los vendavales de los últimos meses, ha dejado un limbo que ha permitido que ciertos actores, unos nuevos y otros no tanto, estén promoviendo sus intereses y agendas particulares con mucha mayor efectividad que en el pasado.

Ciertamente en el mundo de los partidos políticos, en los últimos años no podemos realmente hablar de fuerzas verdaderamente constituidas. Pero lo cierto que es que los dos partidos políticos que dominaban el tablero a principios del 2015 hoy son un pálida imagen de sí mismos, si no casi condenados a su extinción. Esto deja un vacío importante en cuanto a liderazgos, estructura, dinámicas y agendas. Uno podrá cuestionarse y con sobrada razón si estos dos partidos políticos al final representaban corrientes saludables para el país, pero lo que no deja de sorprenderlo a uno es que su caída libre no ha dejado a actores igualmente fuertes y con presencia nacional para la discusión de los temas importantes. Lo que ha quedado es un partido político de oposición en una especie muy extraña de cohabitación con el partido de gobierno (cuya bancada numerosa no es una expresión de cohesión orgánica) y luego una serie de organizaciones políticas con micro bancadas, cuya articulación aún deja mucho que desear. No hay una agenda clara de discusión política, solo telegramas en inglés. Una prueba interesante de la ausencia de estructuras políticas de contrapeso lo constituye el hecho de que el llamado reciente a la discusión de un diálogo nacional por la justicia, no ha sido para nada comentado en el mundo de los Partidos, quienes son los primeros obligados a externar opinión sobre el asunto. Simplemente han guardado un silencio sepulcral.

Porque es importante esta discusión? No la pasaríamos mejor, como dirían algunos, sin este tipo de expresiones clientelares que han sido muchos de los partidos políticos que han poblado el bosque político de Guatemala? Para nada. Sin Partidos políticos fuertes y sin liderazgos que provengan de allí, lo que empieza a suceder son perversiones del sistema. Surgen intereses corporativos vestidos de organizaciones sociales o gremiales. Se impulsa una agenda internacional, que aun cuando fuere buena, no termina de ser expresión de los intereses de otros países. Algunas voces poco representativas terminan dominando la discusión, que por carecer de un vehículo político lo que plantean son atajos constitucionales a la primera oportunidad. Grupos se constituyen como “frentes de refundación” pero tienen poca esta mina para convertirse en partidos políticos y someter sus propuestas al escrutinio de la ciudadanía. Finalmente, y ante la falta de opciones siempre se buscar recurrir a una especie de mesianismo político, en la que figuras no políticas con alto nivel de credibilidad son buscadas como una especie de remedio político, comprometiendo muchas veces su trabajo en otras áreas, sin lograr efectividad en la política. Un típico caso de vestir un santo desvistiendo otro.

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Si este vacío político existe, como lo llenamos adecuadamente? El paso a la participación política es obligado. No tenemos la mejor ley, eso es seguro, pero con la que tenemos habrá que dar paso a mayor y mejor participación ciudadana por la vía de las organizaciones políticas existentes o de nuevas que surjan. Elevar la calidad del debate político es el segundo paso. Hay que romper ese entumecimiento intelectual que priva en parte de nuestra dirigencia, para obligar a una discusión más conceptual, de más altura.  Por último, abrir una discusión sobre nuestro modelo partidario es conveniente. No se trata de limitar la participación de todas las ideas que están en circulación. Todo lo contrario. Pero sí de buscar propiciar dos o tres polos políticos estables, que generen atracción de talento y que por una combinación de seriedad, estructura, programa y liderazgo nos permitan tener discusiones ideológicas sin los bandazos político-institucionales a los que estamos acostumbrados cada cuatro años. Estos tres pasos deberían ser el motivo principal de preocupación de nuestras élites. En esa forma, al recipiente vacío hoy de nuestra política podríamos proporcionarle el mejor cuerpo posible que le llene.

HORROR VACUI

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10 de mayo, 2016

Hay una ley de la física que tiene una clara correspondencia con la dinámica política: aquella de que la naturaleza tiene una especie de horror al vacío, y por ende que los espacios siempre van a ser ocupados. Es interesante hacer notar que el panorama político del país, luego de los vendavales de los últimos meses, ha dejado un limbo que ha permitido que ciertos actores, unos nuevos y otros no tanto, estén promoviendo sus intereses y agendas particulares con mucha mayor efectividad que en el pasado.

Ciertamente en el mundo de los partidos políticos, en los últimos años no podemos realmente hablar de fuerzas verdaderamente constituidas. Pero lo cierto que es que los dos partidos políticos que dominaban el tablero a principios del 2015 hoy son un pálida imagen de sí mismos, si no casi condenados a su extinción. Esto deja un vacío importante en cuanto a liderazgos, estructura, dinámicas y agendas. Uno podrá cuestionarse y con sobrada razón si estos dos partidos políticos al final representaban corrientes saludables para el país, pero lo que no deja de sorprenderlo a uno es que su caída libre no ha dejado a actores igualmente fuertes y con presencia nacional para la discusión de los temas importantes. Lo que ha quedado es un partido político de oposición en una especie muy extraña de cohabitación con el partido de gobierno (cuya bancada numerosa no es una expresión de cohesión orgánica) y luego una serie de organizaciones políticas con micro bancadas, cuya articulación aún deja mucho que desear. No hay una agenda clara de discusión política, solo telegramas en inglés. Una prueba interesante de la ausencia de estructuras políticas de contrapeso lo constituye el hecho de que el llamado reciente a la discusión de un diálogo nacional por la justicia, no ha sido para nada comentado en el mundo de los Partidos, quienes son los primeros obligados a externar opinión sobre el asunto. Simplemente han guardado un silencio sepulcral.

Porque es importante esta discusión? No la pasaríamos mejor, como dirían algunos, sin este tipo de expresiones clientelares que han sido muchos de los partidos políticos que han poblado el bosque político de Guatemala? Para nada. Sin Partidos políticos fuertes y sin liderazgos que provengan de allí, lo que empieza a suceder son perversiones del sistema. Surgen intereses corporativos vestidos de organizaciones sociales o gremiales. Se impulsa una agenda internacional, que aun cuando fuere buena, no termina de ser expresión de los intereses de otros países. Algunas voces poco representativas terminan dominando la discusión, que por carecer de un vehículo político lo que plantean son atajos constitucionales a la primera oportunidad. Grupos se constituyen como “frentes de refundación” pero tienen poca esta mina para convertirse en partidos políticos y someter sus propuestas al escrutinio de la ciudadanía. Finalmente, y ante la falta de opciones siempre se buscar recurrir a una especie de mesianismo político, en la que figuras no políticas con alto nivel de credibilidad son buscadas como una especie de remedio político, comprometiendo muchas veces su trabajo en otras áreas, sin lograr efectividad en la política. Un típico caso de vestir un santo desvistiendo otro.

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