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OBJETIVISMO: DERECHOS INDIVIDUALES 2nd Parte

Redacción
10 de mayo, 2016

Con Kant tenemos otra vez una visión conflictiva entre “derechos individuales” que indican que la conducta correcta es la que es ventajosa para el hombre que actúa y la virtud más ennoblecedora del auto sacrificio o abnegación.

Immanuel Kant insistió en que una acción para ser moral debe hacerse tan sólo por el deber, sin interés personal alguno. Según él la acción moral sigue leyes morales, que son un conjunto de órdenes a priori que la razón del hombre hace para él y que con el fin de ser imperativos categóricos deben ser universales, considerar al hombre como un fin en sí mismo, y que puedan ser ley para todos. El “imperativo categórico” es un mandamiento incondicional, que Kant distingue del “imperativo hipotético” que consiste simplemente en consejos de prudencia asesorando una mejor forma de lograr uno su bienestar propio: “la renuncia de todos los intereses es la marca específica del imperativo categórico, distinguiéndola de la hipotética”. [Kant, Immanuel. Foundations of the Metaphysics of Morals.]

Así, Kant eliminó toda traza de interés propio del comportamiento moral, haciendo que los “derechos individuales”, como demandas de respeto para los actos que un hombre desea hacer para conseguir su bienandanza, carezcan de crédito moral. Y sin embargo, fue Kant quien propuso que los “derechos” son un principio moral, una condición a priori para la constitución de la sociedad o el estado, que para Kant es una unión de hombres bajo la ley, una ley que se deriva de lo que es moralmente correcto. ¿Y qué es lo moralmente correcto para Kant? Es el imperativo categórico que impele al hombre a actuar en obediencia, actuar por el deber: “La necesidad de mi acción del respeto puro a la ley práctica (moral) constituye el deber. Todo otro motivo debe ceder ante el deber…” [Kant, Immanuel. Foundations of the Metaphysics of Morals.]

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Y el propósito de la ley es limitar la libertad de todos con el fin de proteger a la gente contra todos los demás: “decidir lo que es correcto… por leyes públicas universalmente válidas que restringen la libertad de cada uno”. [Kant, Immanuel. Perpetual Peace.]

¿Y exactamente qué significa Kant cuando dice actuar por el deber? Lo deja claro en el Apéndice II de La paz perpetua:

1. En la ley del estado (ius civitatis) o la legislación nacional, hay una pregunta que muchos sostienen que es difícil de responder, sin embargo, se resuelve fácilmente por el principio trascendental de lo público. La pregunta es: “¿es la rebelión un medio legítimo para que un pueblo la emplee en quitarse el yugo de un presunto tirano (sin título, sed exercitio talis)?” Los derechos de las personas han sido lesionados; ninguna injusticia acontece al tirano cuando él es depuesto. No puede haber ninguna duda sobre este punto. Sin embargo, es en el más alto grado de ilegitimidad para los súbditos buscar sus derechos de esta manera. Si ellos fallan en la lucha y luego son sometidos a la pena más severa, no pueden quejarse sobre la injusticia más que el tirano podría si lo hubieran conseguido. Si uno desea decidir esta cuestión por una deducción dogmática del fundamento jurídico, puede haber mucha discusión en pro y contra; solamente el principio trascendental de lo público de la ley pública puede liberarnos de esta prolijidad. Según este principio, un pueblo debería preguntarse antes del establecimiento del contrato civil si se atreve a publicar la máxima de su intención de rebelión en la ocasión dada. Está claro que si, en el establecimiento de una Constitución, la condición es que la gente puede en ciertos casos emplear la fuerza contra su jefe, la gente tendría que pretender un poder legítimo sobre él, y entonces él no sería el jefe. O si ambos son la condición de la creación del estado, ningún Estados sería posible, aunque establecerlo haya sido el propósito de la gente. La ilegitimidad de tal rebelión es así clara en el hecho de que su máxima, si se reconoce abiertamente, haría su propio propósito imposible.” [Kant, Immanuel. Perpetual Peace. Appendix II]

El argumento de Kant choca con el de Locke que sostiene el derecho a la rebelión. Actuar de acuerdo al deber significa obedecer la ley y tolerar al tirano. Los padres fundadores, siguiendo las ideas Locke sostuvieron lo contrario como afirmaron en la Declaración de Independencia:

“Sostenemos que estas verdades son evidentes, que todos los hombres son creados iguales, que son dotados por su creador con ciertos derechos inalienables, que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. — que para garantizar estos derechos, los gobiernos se instituyen entre los hombres, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados, — que cada vez que cualquier forma de gobierno se convierte en destructora de estos principios es el derecho del pueblo a alterar o abolirlo e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios y organice sus poderes en forma, que les parezca más probable para su seguridad y felicidad. “

Y entonces, la noción de los derechos individuales de Kant, como permisos llega a estar claro:

“2. Podemos hablar del derecho internacional solamente bajo la presuposición de cierta condición regida por ley, es decir, de las condiciones externas bajo las cuales el derecho realmente puede ser concedido al hombre. Por ser un derecho público, contiene en su propio concepto el anuncio público de una voluntad general que le asigna a cada uno sus derechos…”[Kant, Immanuel. Perpetual Peace. Appendix II]

Continuará.

OBJETIVISMO: DERECHOS INDIVIDUALES 2nd Parte

Redacción
10 de mayo, 2016

Con Kant tenemos otra vez una visión conflictiva entre “derechos individuales” que indican que la conducta correcta es la que es ventajosa para el hombre que actúa y la virtud más ennoblecedora del auto sacrificio o abnegación.

Immanuel Kant insistió en que una acción para ser moral debe hacerse tan sólo por el deber, sin interés personal alguno. Según él la acción moral sigue leyes morales, que son un conjunto de órdenes a priori que la razón del hombre hace para él y que con el fin de ser imperativos categóricos deben ser universales, considerar al hombre como un fin en sí mismo, y que puedan ser ley para todos. El “imperativo categórico” es un mandamiento incondicional, que Kant distingue del “imperativo hipotético” que consiste simplemente en consejos de prudencia asesorando una mejor forma de lograr uno su bienestar propio: “la renuncia de todos los intereses es la marca específica del imperativo categórico, distinguiéndola de la hipotética”. [Kant, Immanuel. Foundations of the Metaphysics of Morals.]

Así, Kant eliminó toda traza de interés propio del comportamiento moral, haciendo que los “derechos individuales”, como demandas de respeto para los actos que un hombre desea hacer para conseguir su bienandanza, carezcan de crédito moral. Y sin embargo, fue Kant quien propuso que los “derechos” son un principio moral, una condición a priori para la constitución de la sociedad o el estado, que para Kant es una unión de hombres bajo la ley, una ley que se deriva de lo que es moralmente correcto. ¿Y qué es lo moralmente correcto para Kant? Es el imperativo categórico que impele al hombre a actuar en obediencia, actuar por el deber: “La necesidad de mi acción del respeto puro a la ley práctica (moral) constituye el deber. Todo otro motivo debe ceder ante el deber…” [Kant, Immanuel. Foundations of the Metaphysics of Morals.]

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Y el propósito de la ley es limitar la libertad de todos con el fin de proteger a la gente contra todos los demás: “decidir lo que es correcto… por leyes públicas universalmente válidas que restringen la libertad de cada uno”. [Kant, Immanuel. Perpetual Peace.]

¿Y exactamente qué significa Kant cuando dice actuar por el deber? Lo deja claro en el Apéndice II de La paz perpetua:

1. En la ley del estado (ius civitatis) o la legislación nacional, hay una pregunta que muchos sostienen que es difícil de responder, sin embargo, se resuelve fácilmente por el principio trascendental de lo público. La pregunta es: “¿es la rebelión un medio legítimo para que un pueblo la emplee en quitarse el yugo de un presunto tirano (sin título, sed exercitio talis)?” Los derechos de las personas han sido lesionados; ninguna injusticia acontece al tirano cuando él es depuesto. No puede haber ninguna duda sobre este punto. Sin embargo, es en el más alto grado de ilegitimidad para los súbditos buscar sus derechos de esta manera. Si ellos fallan en la lucha y luego son sometidos a la pena más severa, no pueden quejarse sobre la injusticia más que el tirano podría si lo hubieran conseguido. Si uno desea decidir esta cuestión por una deducción dogmática del fundamento jurídico, puede haber mucha discusión en pro y contra; solamente el principio trascendental de lo público de la ley pública puede liberarnos de esta prolijidad. Según este principio, un pueblo debería preguntarse antes del establecimiento del contrato civil si se atreve a publicar la máxima de su intención de rebelión en la ocasión dada. Está claro que si, en el establecimiento de una Constitución, la condición es que la gente puede en ciertos casos emplear la fuerza contra su jefe, la gente tendría que pretender un poder legítimo sobre él, y entonces él no sería el jefe. O si ambos son la condición de la creación del estado, ningún Estados sería posible, aunque establecerlo haya sido el propósito de la gente. La ilegitimidad de tal rebelión es así clara en el hecho de que su máxima, si se reconoce abiertamente, haría su propio propósito imposible.” [Kant, Immanuel. Perpetual Peace. Appendix II]

El argumento de Kant choca con el de Locke que sostiene el derecho a la rebelión. Actuar de acuerdo al deber significa obedecer la ley y tolerar al tirano. Los padres fundadores, siguiendo las ideas Locke sostuvieron lo contrario como afirmaron en la Declaración de Independencia:

“Sostenemos que estas verdades son evidentes, que todos los hombres son creados iguales, que son dotados por su creador con ciertos derechos inalienables, que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. — que para garantizar estos derechos, los gobiernos se instituyen entre los hombres, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados, — que cada vez que cualquier forma de gobierno se convierte en destructora de estos principios es el derecho del pueblo a alterar o abolirlo e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios y organice sus poderes en forma, que les parezca más probable para su seguridad y felicidad. “

Y entonces, la noción de los derechos individuales de Kant, como permisos llega a estar claro:

“2. Podemos hablar del derecho internacional solamente bajo la presuposición de cierta condición regida por ley, es decir, de las condiciones externas bajo las cuales el derecho realmente puede ser concedido al hombre. Por ser un derecho público, contiene en su propio concepto el anuncio público de una voluntad general que le asigna a cada uno sus derechos…”[Kant, Immanuel. Perpetual Peace. Appendix II]

Continuará.