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El país de la eterna polarización

Redacción
12 de mayo, 2016

“En Guatemala se criminaliza la protesta” “A los campesinos les quitan todos sus derechos, hasta el de manifestarse” “Son paros por la dignidad” “Es que si no bloquean no se les pone atención a sus demandas”.

Frases como las anteriores invadieron el miércoles las redes sociales y eran replicadas hasta el cansancio en busca de likes y alabanzas de los internautas. Si se pudieran adjuntar sonidos a los mensajes, seguramente cada expresión habría ido acompañada de gritos en megáfono y cohetillos, cual santo patrono en procesión.

No hay criminalización de la protesta ni se cuestiona el derecho que tiene cualquier guatemalteco de hacer públicas sus inconformidades; lo que provoca rechazo es la manipulación y el abuso. A mí me indigna que usen a niños como barricadas o que tengan a ancianos al punto de la insolación; también me molesta la prepotencia con la que se instalan a media carretera sin la menor consideración hacia aquellos que sí tienen compromisos laborales. Juan Carlos Aquino, portavoz de Provial, decía que eran hasta 7 horas de cola, más una hora de desfogue de las rutas; en la ciudad, según el intendente de Emetra, Amílcar Montejo, eran hasta dos horas en colas de hasta 7 kilómetros.

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Ahora el descaro ha llegado al punto de decir que nos hacen el favor de avisar con tiempo que habrá bloqueos para que los trabajadores tomen previsiones para llegar a tiempo a sus oficinas y los empresarios activen la logística necesaria para no perder. ¿En serio? ¿Debemos agradecérselos?

Luego, no puede hablarse de una defensa de la dignidad cuando se recurren a estas ilegalidades. Es digno aquel que respeta a los demás y que tiene la capacidad de dialogar. Tampoco es justo decir que solo bloqueando captan la atención… ¿Se justifica la comisión de un delito para defender una causa? Si solo con interrumpir la libre locomoción se puede llamar la atención sobre un tema, es porque realmente estamos ante una crisis de valores y en un imperio de la impunidad.

Quizá lo anterior ocurre porque el nivel de propuesta es pobre. Se prefiere jugar a una guerra ideológica, antes que discutir ideas y llegar a consensos. Esa guerra se alimenta con discursos cargados de resentimiento y polarización, y se ha llegado a tal punto en el que se descalifica por simple gusto o porque en Twitter y Facebook se gana popularidad cuando se desacredita a otros.

Quienes justifican estos bloqueos con un equivocado concepto de libertad, deberían recordar lo que dijo Nelson Mandela: “Porque ser libre no es solamente desamarrarse de las propias cadenas, sino vivir de tal forma que se respete y mejore la libertad de los demás”.

 

 

 

El país de la eterna polarización

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12 de mayo, 2016

“En Guatemala se criminaliza la protesta” “A los campesinos les quitan todos sus derechos, hasta el de manifestarse” “Son paros por la dignidad” “Es que si no bloquean no se les pone atención a sus demandas”.

Frases como las anteriores invadieron el miércoles las redes sociales y eran replicadas hasta el cansancio en busca de likes y alabanzas de los internautas. Si se pudieran adjuntar sonidos a los mensajes, seguramente cada expresión habría ido acompañada de gritos en megáfono y cohetillos, cual santo patrono en procesión.

No hay criminalización de la protesta ni se cuestiona el derecho que tiene cualquier guatemalteco de hacer públicas sus inconformidades; lo que provoca rechazo es la manipulación y el abuso. A mí me indigna que usen a niños como barricadas o que tengan a ancianos al punto de la insolación; también me molesta la prepotencia con la que se instalan a media carretera sin la menor consideración hacia aquellos que sí tienen compromisos laborales. Juan Carlos Aquino, portavoz de Provial, decía que eran hasta 7 horas de cola, más una hora de desfogue de las rutas; en la ciudad, según el intendente de Emetra, Amílcar Montejo, eran hasta dos horas en colas de hasta 7 kilómetros.

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Luego, no puede hablarse de una defensa de la dignidad cuando se recurren a estas ilegalidades. Es digno aquel que respeta a los demás y que tiene la capacidad de dialogar. Tampoco es justo decir que solo bloqueando captan la atención… ¿Se justifica la comisión de un delito para defender una causa? Si solo con interrumpir la libre locomoción se puede llamar la atención sobre un tema, es porque realmente estamos ante una crisis de valores y en un imperio de la impunidad.

Quizá lo anterior ocurre porque el nivel de propuesta es pobre. Se prefiere jugar a una guerra ideológica, antes que discutir ideas y llegar a consensos. Esa guerra se alimenta con discursos cargados de resentimiento y polarización, y se ha llegado a tal punto en el que se descalifica por simple gusto o porque en Twitter y Facebook se gana popularidad cuando se desacredita a otros.

Quienes justifican estos bloqueos con un equivocado concepto de libertad, deberían recordar lo que dijo Nelson Mandela: “Porque ser libre no es solamente desamarrarse de las propias cadenas, sino vivir de tal forma que se respete y mejore la libertad de los demás”.