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Polarización

Betty Marroquin
16 de mayo, 2016

Mal de muchos, consuelo de tontos, decía mi abuelita. Con esto me refiero a que el problema no se circunscribe a Guatemala, con sus extremos absurdos, ´pero por lo mismo, contrarrestar esto no debiera ser entonces como inventar la rueda. El punto es pues que en política como en todo, el mundo está viviendo la misma crisis: el florecimiento de los extremos.

Veamos el caso de los Estados Unidos, considerados tierra de las oportunidades, a donde gente de todos los rincones del mundo quiere emigrar. Están por elegir un nuevo líder y las opciones son extremas. Entre una mujer que ha demostrado ser poco confiable, poco objetiva y empecinada en aplicar políticas de tendencias obsoletas, a un hombre impredecible, volátil, voluble y complejo, del que no sabemos realmente que esperar. Polos opuestos que no parecen conocer término medio. Aterrador, es decir poco. Lo grave es que si ese país tambalea hacia un extremo, tambaleamos todos. Los días de candidatos moderados, de Republicanos a la Ronald Reagan y Demócratas a la Bill Clinton parecen lejanos, sumamente lejanos. Ambos líderes tenían ideas muy claras, pero supieron poner el bien de su partido en ultimo plano.

Brasil está pasando por una crisis histórica, si bien el deponer al Presidente con un impeachment no es algo nuevo por esos lares. Varios analistas a lo largo del hemisferio han puntualizado que la situación que vive la aún Presidente de Brasil, Dilma Rosseuff, y ahora la ex Presidente Christina Kirschnr en Argentina, coinciden en ser síntomas de la caída libre en que se encuentra la izquierda a nivel hemisférico. Claro está, ese desencanto con la Internacional Socialista (el Foro de Sao Paulo), no inicia y no muere con estos hechos. Es fundamental entender que para la gente que promueve la filosofía de Marco Auréleo García, artífice del Foro de Sao Paulo, la caída de uno de sus “peones” es una pérdida pero no una derrota. Nota curiosa es que a Doña Dilma su propio partido, el Partido de los Trabajadores, la está poniendo en el banquillo de los acusados, mientras que la defienden todos sus pares (pares en cargo y en filosofía política). Se han pronunciado a su favor el Partido Comunista Alemán, Maduro, Morales, Correa, Ortega, y el FMLN.

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La ironía es que la crisis política está siendo protagonizada por una extrema izquierda y una extrema derecha, que no logran encontrar un termino medio, ni parecen quererlo (y menos la izquierda) mientras todos pagamos las consecuencias. Se sabe que no existe un país realmente capitalista en el mundo, por lo que decir que el capitalismo no funciona es absurdo. Existe el mercantilismo, y ese tiene serios defectos, como sabemos. La izquierda es un fracaso, como demostrado en Rusia, Cuba, China, Corea del Norte, Vietnam, toda la Europa tras cortina, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Argentina, Chile. Ninguna ideología será perfecta, porque es ideada por seres humanos, y los seres humanos somos intrínsecamente falibles. Sin embargo, es más fácil ser feliz y próspero en un sistema libre, que en uno totalitario y opresor.

Que la corrupción no tiene ideología, estoy totalmente de acuerdo, ese es un mal humano. Pero mientras no logremos depurar y descontaminar a la clase política, no lograremos un verdadero fortalecimiento institucional, no tendremos certeza jurídica, será más difícil atraer inversión nacional o extranjera, el crimen y la corrupción seguirán siendo atractivas, y continuaremos luchando por mejorar avanzando cuatro pasos y retrocediendo dos cada vez. Que Guatemala hoy es mejor que hace 20 años, no lo puede negar ni los socialistas. Y que lo bueno que existe no se ha hecho gracias al Estado y a ideas obsoletas, también es innegable. Pero que necesitamos encontrar un punto medio, negociar, dejar de pelear, terminar con la polarización y el antagonismo, es cuestión de máxima urgencia nacional, por no decir, mundial.

Polarización

Betty Marroquin
16 de mayo, 2016

Mal de muchos, consuelo de tontos, decía mi abuelita. Con esto me refiero a que el problema no se circunscribe a Guatemala, con sus extremos absurdos, ´pero por lo mismo, contrarrestar esto no debiera ser entonces como inventar la rueda. El punto es pues que en política como en todo, el mundo está viviendo la misma crisis: el florecimiento de los extremos.

Veamos el caso de los Estados Unidos, considerados tierra de las oportunidades, a donde gente de todos los rincones del mundo quiere emigrar. Están por elegir un nuevo líder y las opciones son extremas. Entre una mujer que ha demostrado ser poco confiable, poco objetiva y empecinada en aplicar políticas de tendencias obsoletas, a un hombre impredecible, volátil, voluble y complejo, del que no sabemos realmente que esperar. Polos opuestos que no parecen conocer término medio. Aterrador, es decir poco. Lo grave es que si ese país tambalea hacia un extremo, tambaleamos todos. Los días de candidatos moderados, de Republicanos a la Ronald Reagan y Demócratas a la Bill Clinton parecen lejanos, sumamente lejanos. Ambos líderes tenían ideas muy claras, pero supieron poner el bien de su partido en ultimo plano.

Brasil está pasando por una crisis histórica, si bien el deponer al Presidente con un impeachment no es algo nuevo por esos lares. Varios analistas a lo largo del hemisferio han puntualizado que la situación que vive la aún Presidente de Brasil, Dilma Rosseuff, y ahora la ex Presidente Christina Kirschnr en Argentina, coinciden en ser síntomas de la caída libre en que se encuentra la izquierda a nivel hemisférico. Claro está, ese desencanto con la Internacional Socialista (el Foro de Sao Paulo), no inicia y no muere con estos hechos. Es fundamental entender que para la gente que promueve la filosofía de Marco Auréleo García, artífice del Foro de Sao Paulo, la caída de uno de sus “peones” es una pérdida pero no una derrota. Nota curiosa es que a Doña Dilma su propio partido, el Partido de los Trabajadores, la está poniendo en el banquillo de los acusados, mientras que la defienden todos sus pares (pares en cargo y en filosofía política). Se han pronunciado a su favor el Partido Comunista Alemán, Maduro, Morales, Correa, Ortega, y el FMLN.

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La ironía es que la crisis política está siendo protagonizada por una extrema izquierda y una extrema derecha, que no logran encontrar un termino medio, ni parecen quererlo (y menos la izquierda) mientras todos pagamos las consecuencias. Se sabe que no existe un país realmente capitalista en el mundo, por lo que decir que el capitalismo no funciona es absurdo. Existe el mercantilismo, y ese tiene serios defectos, como sabemos. La izquierda es un fracaso, como demostrado en Rusia, Cuba, China, Corea del Norte, Vietnam, toda la Europa tras cortina, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Argentina, Chile. Ninguna ideología será perfecta, porque es ideada por seres humanos, y los seres humanos somos intrínsecamente falibles. Sin embargo, es más fácil ser feliz y próspero en un sistema libre, que en uno totalitario y opresor.

Que la corrupción no tiene ideología, estoy totalmente de acuerdo, ese es un mal humano. Pero mientras no logremos depurar y descontaminar a la clase política, no lograremos un verdadero fortalecimiento institucional, no tendremos certeza jurídica, será más difícil atraer inversión nacional o extranjera, el crimen y la corrupción seguirán siendo atractivas, y continuaremos luchando por mejorar avanzando cuatro pasos y retrocediendo dos cada vez. Que Guatemala hoy es mejor que hace 20 años, no lo puede negar ni los socialistas. Y que lo bueno que existe no se ha hecho gracias al Estado y a ideas obsoletas, también es innegable. Pero que necesitamos encontrar un punto medio, negociar, dejar de pelear, terminar con la polarización y el antagonismo, es cuestión de máxima urgencia nacional, por no decir, mundial.