Hace unos cuantos días el Señor Jorge Mario Molina, de 50 años, se conducía en kilómetro 6.5 Carretera a El Salvador acompañado de 4 personas entre ellas su sobrina, rumbo a su trabajo; un desconocido les disparó porque ellos no quisieron darle vía. La intolerancia, la pérdida de valores, la maldad, enluteciendo y causando dolor a las familias guatemaltecas.
En las redes sociales con cotidianidad se viralizan vídeos y/o fotografías de asaltos a mano armada cometidos por malhechores que en moto despojan de sus pertenencias a los automovilistas aprovechándose de las paradas en los semáforos. Y no faltan las noticias de ciudadanos que se toman justicia por sus manos y repelen estos tipos de asaltos abatiendo a los criminales.
No muchos podemos entender los sentimientos de impotencia, terror y desesperación que experimentan aquellos a quienes les toca vivir el asalto a una unidad de transporte colectivo, el miedo que se ha de sentir porque mientras les despojan de sus bienes podría acontecer cualquier cosa; bien sea la resistencia de algún pasajero armado que puede desencadenar un tiroteo o lo inescrupulosos que suelen ser estos criminales que no se tientan el alma para causar mal. También existen las falsas alarmas acompañadas de extorsión, dos o tres tipos que se presentan como ex criminales y que ahora como ya no delinquen, piden ayuda para cambiar y regenerarse, pero, si no se les ayuda con dos, tres, o cinco quetzales por pasajero, intimidan de modo sutil pero fácil de entender.
La ineficiencia y el nulo respeto por la educación vial que tienen los chóferes de buses urbanos, solamente es superado por la actitud temeraria que toman algunos pilotos del transporte extra urbano al conducir a velocidades extremas sus unidades. Estos conductores podrían tener todas las habilidades para el correcto manejo de los automotores, pero para transportar ciudadanos es mas valiosa la responsabilidad que la habilidad. Sin la actitud adecuada y consciencia del rol que están ejerciendo, es muy difícil que podamos contar con un transporte publico de garantías.
Algunos esfuerzos con las policías municipales de tránsito han sido aciertos, y estos deberían de encaminarse a ser eficientes y maximizar el control; pues por ahí se pueden ver algunos resultados. Control y orden para generar responsabilidad es de alguna manera abordar el problema, pero no la comercialización o uso desmedido de las multas en esto deberían reinar los criterios técnicos.
Las carreteras reflejan nuestros problemas que aquejamos como sociedad. La ausencia del estado e incapacidad de nosotros mismos para producir y consumir un servicio de transporte público eficiente y seguro. La educación vial ausente por la falta de valores para movilizarnos de manera eficiente, responsable y sostenible
@djborisb
Hace unos cuantos días el Señor Jorge Mario Molina, de 50 años, se conducía en kilómetro 6.5 Carretera a El Salvador acompañado de 4 personas entre ellas su sobrina, rumbo a su trabajo; un desconocido les disparó porque ellos no quisieron darle vía. La intolerancia, la pérdida de valores, la maldad, enluteciendo y causando dolor a las familias guatemaltecas.
En las redes sociales con cotidianidad se viralizan vídeos y/o fotografías de asaltos a mano armada cometidos por malhechores que en moto despojan de sus pertenencias a los automovilistas aprovechándose de las paradas en los semáforos. Y no faltan las noticias de ciudadanos que se toman justicia por sus manos y repelen estos tipos de asaltos abatiendo a los criminales.
No muchos podemos entender los sentimientos de impotencia, terror y desesperación que experimentan aquellos a quienes les toca vivir el asalto a una unidad de transporte colectivo, el miedo que se ha de sentir porque mientras les despojan de sus bienes podría acontecer cualquier cosa; bien sea la resistencia de algún pasajero armado que puede desencadenar un tiroteo o lo inescrupulosos que suelen ser estos criminales que no se tientan el alma para causar mal. También existen las falsas alarmas acompañadas de extorsión, dos o tres tipos que se presentan como ex criminales y que ahora como ya no delinquen, piden ayuda para cambiar y regenerarse, pero, si no se les ayuda con dos, tres, o cinco quetzales por pasajero, intimidan de modo sutil pero fácil de entender.
La ineficiencia y el nulo respeto por la educación vial que tienen los chóferes de buses urbanos, solamente es superado por la actitud temeraria que toman algunos pilotos del transporte extra urbano al conducir a velocidades extremas sus unidades. Estos conductores podrían tener todas las habilidades para el correcto manejo de los automotores, pero para transportar ciudadanos es mas valiosa la responsabilidad que la habilidad. Sin la actitud adecuada y consciencia del rol que están ejerciendo, es muy difícil que podamos contar con un transporte publico de garantías.
Algunos esfuerzos con las policías municipales de tránsito han sido aciertos, y estos deberían de encaminarse a ser eficientes y maximizar el control; pues por ahí se pueden ver algunos resultados. Control y orden para generar responsabilidad es de alguna manera abordar el problema, pero no la comercialización o uso desmedido de las multas en esto deberían reinar los criterios técnicos.
Las carreteras reflejan nuestros problemas que aquejamos como sociedad. La ausencia del estado e incapacidad de nosotros mismos para producir y consumir un servicio de transporte público eficiente y seguro. La educación vial ausente por la falta de valores para movilizarnos de manera eficiente, responsable y sostenible
@djborisb