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La verdadera guerra en Venezuela

María Dolores Arias
23 de mayo, 2016

Desde la época del presidente de Venezuela, Hugo Chávez y ahora de su seguidor Nicolás Maduro se han quejado, sistemáticamente, de una “guerra económica” en contra de su régimen, la cual ha impedido lograr, según ellos, los beneficios del socialismo del Siglo XXI. Según Chávez y Maduro, existen fuerzas oscuras que han boicoteado la implementación plena del programa económico, político y social que proponen, el cual aseguran que sería la solución a los problemas de los venezolanos.

Debido a la “guerra económica”, Maduro ha solicitado y ejercido cada vez más poder, casi ilimitado, que sólo ha servido sino para agudizar la crisis que hoy viven los venezolanos de a pie. Los decretos de estado de excepción y emergencia económica son más la regla que la excepción. Cientos de ideas han surgido con el propósito de enderezar el rumbo de la economía y la seguridad en el país. La más reciente “el motor de la economía comunal”.

Según Maduro, la “guerra económica” que emprende la “derecha” consiste en el acaparamiento, la usura y en la paralización de las funciones de las empresas para agudizar la crisis, por lo que éstas deben ser entregadas al pueblo venezolano. Maduro aseguró que “Planta parada, planta entregada al pueblo, estoy listo para hacerlo y radicalizar la Revolución“.

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Hace unas semanas emitió un nuevo decreto de “Estado de Excepción y Emergencia Económica”, con el cual se otorga poderes especiales para suspender el orden constitucional y garantizar la economía. Con este pretende aumentar el control de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción –CLAP- y de los militares en la distribución y comercialización de alimentos.

Maduro, como la mayoría de socialistas del Siglo XXI, olvidan convenientemente que antes de distribuir hay que crear la riqueza. Que la riqueza le pertenece a quien la produce legítimamente y que sólo puede producirla si en ese proceso le genera riqueza a aquellos con los que comercia. Además olvidan, o no quieren admitir, que esto sólo se logra en un ambiente de paz donde se respetan los derechos individuales.

La “guerra económica” es uno de los enemigos imaginarios que utilizan la mayoría de dictadores para aglutinar a la masa en su favor y para obtener mayor poder disque para defenderlos. Esa guerra, enemigo o amenaza inminente sólo existe en la cabeza, al parecer trastornada, del aspirante a dictador. En este caso, es la excusa para no aceptar el fracaso de su gobierno. La “guerra económica” de la que habla Maduro sólo es parte de su retórica. Una guerra en la que muy pocos creen, según las encuestas.

La verdadera guerra que se ha emprendido desde hace varios años en Venezuela es una guerra de los grupos en el poder, chavistas, en contra del individuo. En contra de los venezolanos de a pie. En contra de aquellos que no pertenecen a la cúpula del partido chavista-PSUV; en contra de aquellos que no son familiares o allegados de Chávez, Maduro o Cabello, en contra de aquellos que día a día hacen colas de horas para conseguir productos de consumo familiar debido al control de precios , de divisas y expropiaciones entre otros abusos del poder. En contra de aquellos que han emigrado del país para impedir que les roben su presente y su futuro porque el pasado, al parecer, ya se lo expropiaron.

La verdadera guerra, de la que no hay cadenas nacionales ni discursos, es en contra de la República, donde la “Ley habilitante” borra la división del poder y la concentra en el Ejecutivo. La verdadera guerra es en contra del sistema que protege al individuo al limitar el poder del gobierno, que defiende la igualdad ante la Ley y el respeto a los derechos individuales.

La guerra que Hugo Chávez y su camarilla iniciaron no fue sólo en contra de los ricos sino en contra de todos aquellos que no fueran sus aliados, fue en contra de la razón. Pensar y disentir se convirtió en un peligro, al grado que los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia prohíbe las “manifestaciones no autorizadas”.

Ser productivo, ofrecer un buen servicio o producto, ser eficiente y obtener ganancias por ello fue castigado con una Ley de Precios y Costos Justos.

Esta guerra en contra del individuo la inició Chávez y Maduro la continúa. Fueron ellos quienes iniciaron el uso de la fuerza legal pero ilegítima, son ellos quienes violentaron los derechos individuales, son ellos quienes usaron la ley para expoliar a los demás y se agazaparon en ella para no sufrir las consecuencias. En esta guerra que hoy sufren en Venezuela son ellos, los chavistas-socialistas, los victimarios y no las víctimas.
@Md30
Facebook.com/Mda30

La verdadera guerra en Venezuela

María Dolores Arias
23 de mayo, 2016

Desde la época del presidente de Venezuela, Hugo Chávez y ahora de su seguidor Nicolás Maduro se han quejado, sistemáticamente, de una “guerra económica” en contra de su régimen, la cual ha impedido lograr, según ellos, los beneficios del socialismo del Siglo XXI. Según Chávez y Maduro, existen fuerzas oscuras que han boicoteado la implementación plena del programa económico, político y social que proponen, el cual aseguran que sería la solución a los problemas de los venezolanos.

Debido a la “guerra económica”, Maduro ha solicitado y ejercido cada vez más poder, casi ilimitado, que sólo ha servido sino para agudizar la crisis que hoy viven los venezolanos de a pie. Los decretos de estado de excepción y emergencia económica son más la regla que la excepción. Cientos de ideas han surgido con el propósito de enderezar el rumbo de la economía y la seguridad en el país. La más reciente “el motor de la economía comunal”.

Según Maduro, la “guerra económica” que emprende la “derecha” consiste en el acaparamiento, la usura y en la paralización de las funciones de las empresas para agudizar la crisis, por lo que éstas deben ser entregadas al pueblo venezolano. Maduro aseguró que “Planta parada, planta entregada al pueblo, estoy listo para hacerlo y radicalizar la Revolución“.

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Maduro, como la mayoría de socialistas del Siglo XXI, olvidan convenientemente que antes de distribuir hay que crear la riqueza. Que la riqueza le pertenece a quien la produce legítimamente y que sólo puede producirla si en ese proceso le genera riqueza a aquellos con los que comercia. Además olvidan, o no quieren admitir, que esto sólo se logra en un ambiente de paz donde se respetan los derechos individuales.

La “guerra económica” es uno de los enemigos imaginarios que utilizan la mayoría de dictadores para aglutinar a la masa en su favor y para obtener mayor poder disque para defenderlos. Esa guerra, enemigo o amenaza inminente sólo existe en la cabeza, al parecer trastornada, del aspirante a dictador. En este caso, es la excusa para no aceptar el fracaso de su gobierno. La “guerra económica” de la que habla Maduro sólo es parte de su retórica. Una guerra en la que muy pocos creen, según las encuestas.

La verdadera guerra que se ha emprendido desde hace varios años en Venezuela es una guerra de los grupos en el poder, chavistas, en contra del individuo. En contra de los venezolanos de a pie. En contra de aquellos que no pertenecen a la cúpula del partido chavista-PSUV; en contra de aquellos que no son familiares o allegados de Chávez, Maduro o Cabello, en contra de aquellos que día a día hacen colas de horas para conseguir productos de consumo familiar debido al control de precios , de divisas y expropiaciones entre otros abusos del poder. En contra de aquellos que han emigrado del país para impedir que les roben su presente y su futuro porque el pasado, al parecer, ya se lo expropiaron.

La verdadera guerra, de la que no hay cadenas nacionales ni discursos, es en contra de la República, donde la “Ley habilitante” borra la división del poder y la concentra en el Ejecutivo. La verdadera guerra es en contra del sistema que protege al individuo al limitar el poder del gobierno, que defiende la igualdad ante la Ley y el respeto a los derechos individuales.

La guerra que Hugo Chávez y su camarilla iniciaron no fue sólo en contra de los ricos sino en contra de todos aquellos que no fueran sus aliados, fue en contra de la razón. Pensar y disentir se convirtió en un peligro, al grado que los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia prohíbe las “manifestaciones no autorizadas”.

Ser productivo, ofrecer un buen servicio o producto, ser eficiente y obtener ganancias por ello fue castigado con una Ley de Precios y Costos Justos.

Esta guerra en contra del individuo la inició Chávez y Maduro la continúa. Fueron ellos quienes iniciaron el uso de la fuerza legal pero ilegítima, son ellos quienes violentaron los derechos individuales, son ellos quienes usaron la ley para expoliar a los demás y se agazaparon en ella para no sufrir las consecuencias. En esta guerra que hoy sufren en Venezuela son ellos, los chavistas-socialistas, los victimarios y no las víctimas.
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