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Una Ley de Competencia: Sí, pero leamos cuál primero

Redacción
26 de mayo, 2016

El Ministerio de Economía presentó en el Congreso de la República la iniciativa de Ley de Competencia, la cual fue rápidamente firmada por diputados de diferentes bancadas que seguro no tuvieron tiempo de leerla, porque no hubo ningún proceso de discusión previa sobre el documento. Luego de ello, han salido una serie de columnas de opinión. Algunas muy buenas que resumen varios artículos de la ley, otras muy malas que confunden competencia con competitividad y en general una serie de comentarios que aducen que la ley debe ser aprobada, aunque no tengan idea del contenido, pero ven una urgencia por el compromiso firmado con la Unión Europea (…¿Cómo no nos obligaron a tener una institución de atracción de inversión? hubiera sido muy provechoso).

Vale la pena que reflexionemos sobre lo que contiene la iniciativa. Según entiendo, habrá un espacio para que diferentes sectores realicen presentaciones abiertas y foros sobre el borrador presentado, buscando tener un punto de partida sobre el cual se pueda comentar y bajo el entendido de que cualquier ley al final, es un entendimiento político, más que técnico.

Sobre la iniciativa de Ley, vemos por ejemplo que no existe promoción a la libre competencia y que cuando se incluye la definición de prácticas anticompetitivas, se aleja de principios generales sobre prácticas susceptibles de distorsionar la competencia como lo son: “acuerdos entre dos o más empresas que prevenga, restrinja o distorsione la competencia o conductas abusivas por parte de agentes económicos que tengan posición dominante en el mercado”. Existe además poca congruencia sobre elementos republicanos, de tener pesos y contrapesos entre las instituciones. En la iniciativa, simplemente la misma Superintendencia es la que fiscaliza, acusa y dicta sanciones.

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Hay una tendencia de nombrar de manera corporativista a los directores, usando otra vez sistemas de comisiones de postulación, que en la práctica han fomentado la corrupción y el tráfico de influencias. Se cae en la trampa de querer hacer cambios a códigos, como el Código Penal y el Código de Comercio, con prácticas poco transparentes introduciéndolas en una Ley, cuando deberían conocerse como modificaciones específicas.

Con esto, no pretendo dar un análisis completo de la iniciativa, sino aportar a la discusión, para que luego no vaya a ser inviable su aplicación. Necesitamos tener un debate abierto, con base en buenas prácticas sobre qué ha funcionado y qué ha sido un retroceso, en materia de competencia para otros países. Pero lo más importante, la próxima vez que escuches a alguien diciendo “hay que aprobar la Ley de Competencia”, pregúntale si por lo menos la ha leído.

@jczapata_s

Una Ley de Competencia: Sí, pero leamos cuál primero

Redacción
26 de mayo, 2016

El Ministerio de Economía presentó en el Congreso de la República la iniciativa de Ley de Competencia, la cual fue rápidamente firmada por diputados de diferentes bancadas que seguro no tuvieron tiempo de leerla, porque no hubo ningún proceso de discusión previa sobre el documento. Luego de ello, han salido una serie de columnas de opinión. Algunas muy buenas que resumen varios artículos de la ley, otras muy malas que confunden competencia con competitividad y en general una serie de comentarios que aducen que la ley debe ser aprobada, aunque no tengan idea del contenido, pero ven una urgencia por el compromiso firmado con la Unión Europea (…¿Cómo no nos obligaron a tener una institución de atracción de inversión? hubiera sido muy provechoso).

Vale la pena que reflexionemos sobre lo que contiene la iniciativa. Según entiendo, habrá un espacio para que diferentes sectores realicen presentaciones abiertas y foros sobre el borrador presentado, buscando tener un punto de partida sobre el cual se pueda comentar y bajo el entendido de que cualquier ley al final, es un entendimiento político, más que técnico.

Sobre la iniciativa de Ley, vemos por ejemplo que no existe promoción a la libre competencia y que cuando se incluye la definición de prácticas anticompetitivas, se aleja de principios generales sobre prácticas susceptibles de distorsionar la competencia como lo son: “acuerdos entre dos o más empresas que prevenga, restrinja o distorsione la competencia o conductas abusivas por parte de agentes económicos que tengan posición dominante en el mercado”. Existe además poca congruencia sobre elementos republicanos, de tener pesos y contrapesos entre las instituciones. En la iniciativa, simplemente la misma Superintendencia es la que fiscaliza, acusa y dicta sanciones.

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Hay una tendencia de nombrar de manera corporativista a los directores, usando otra vez sistemas de comisiones de postulación, que en la práctica han fomentado la corrupción y el tráfico de influencias. Se cae en la trampa de querer hacer cambios a códigos, como el Código Penal y el Código de Comercio, con prácticas poco transparentes introduciéndolas en una Ley, cuando deberían conocerse como modificaciones específicas.

Con esto, no pretendo dar un análisis completo de la iniciativa, sino aportar a la discusión, para que luego no vaya a ser inviable su aplicación. Necesitamos tener un debate abierto, con base en buenas prácticas sobre qué ha funcionado y qué ha sido un retroceso, en materia de competencia para otros países. Pero lo más importante, la próxima vez que escuches a alguien diciendo “hay que aprobar la Ley de Competencia”, pregúntale si por lo menos la ha leído.

@jczapata_s