Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

La responsabilidad de comunicar

Redacción
28 de mayo, 2016

En primer año no había clase asignada en la que no nos preguntaran por qué habíamos decidido estudiar Ciencias de la comunicación. Y algunos eran muy sinceros, o muy descarados, y en lugar de decir algo que sonara responsable y lleno de contenido, soltaban un: Quiero ser famoso. O uno peor: Quiero conocer modelos. Hay que admitir que gracias a esta profesión se pueden alcanzar esos objetivos, buenos o malos, con el simple hecho de trabajar. Pero como con todas las demás profesiones, hay que adquirir responsabilidad.
Un catedrático nos dijo alguna vez que éramos algo así como un árbitro, uno entre la realidad y el público. Un árbitro ideal pues como primera cualidad debemos de ser imparciales y mostrar todos los puntos de la historia, de las cosas que pasan, para que sean las personas quiénes formen su propio criterio y deduzcan los hechos. Nosotros solo damos los materiales, cada persona va construyendo su criterio con ellos.
No importa la rama de la comunicación que se ejerza, debemos de ser responsables y brindar algo bueno y bien trabajado. Si es información, que este respaldada; si es entretenimiento que sea inteligente y sano; si es educación que sea una que trascienda en las personas. En un país como el nuestro, donde si salió en la televisión/radio es verdad, hay que tener el doble de responsabilidad porque formamos parte de la educación de las personas, de los temas de los que hablarán en un café, lo que los niños van a escuchar que comentan sus papás.
Si un doctor se calla algo del diagnóstico de un paciente y luego al morir se descubre este hecho sin lugar a dudas que se le acusaría de mala praxis. Algo así ocurre cuando un comunicador decide “hacer invisible” un hecho que atañe y afecta al país. Eso le hace daño a uno sociedad entera por varias generaciones.
Nadie va a negar que tener como profesión la comunicación es una mera bendición porque uno se topa con grandes lecciones, se llena de adrenalina, se convierte en compañía de la gente y aprende. Pero también hay que entender que esto demanda tener dos cosas bien puestas: responsabilidad y compromiso.

La responsabilidad de comunicar

Redacción
28 de mayo, 2016

En primer año no había clase asignada en la que no nos preguntaran por qué habíamos decidido estudiar Ciencias de la comunicación. Y algunos eran muy sinceros, o muy descarados, y en lugar de decir algo que sonara responsable y lleno de contenido, soltaban un: Quiero ser famoso. O uno peor: Quiero conocer modelos. Hay que admitir que gracias a esta profesión se pueden alcanzar esos objetivos, buenos o malos, con el simple hecho de trabajar. Pero como con todas las demás profesiones, hay que adquirir responsabilidad.
Un catedrático nos dijo alguna vez que éramos algo así como un árbitro, uno entre la realidad y el público. Un árbitro ideal pues como primera cualidad debemos de ser imparciales y mostrar todos los puntos de la historia, de las cosas que pasan, para que sean las personas quiénes formen su propio criterio y deduzcan los hechos. Nosotros solo damos los materiales, cada persona va construyendo su criterio con ellos.
No importa la rama de la comunicación que se ejerza, debemos de ser responsables y brindar algo bueno y bien trabajado. Si es información, que este respaldada; si es entretenimiento que sea inteligente y sano; si es educación que sea una que trascienda en las personas. En un país como el nuestro, donde si salió en la televisión/radio es verdad, hay que tener el doble de responsabilidad porque formamos parte de la educación de las personas, de los temas de los que hablarán en un café, lo que los niños van a escuchar que comentan sus papás.
Si un doctor se calla algo del diagnóstico de un paciente y luego al morir se descubre este hecho sin lugar a dudas que se le acusaría de mala praxis. Algo así ocurre cuando un comunicador decide “hacer invisible” un hecho que atañe y afecta al país. Eso le hace daño a uno sociedad entera por varias generaciones.
Nadie va a negar que tener como profesión la comunicación es una mera bendición porque uno se topa con grandes lecciones, se llena de adrenalina, se convierte en compañía de la gente y aprende. Pero también hay que entender que esto demanda tener dos cosas bien puestas: responsabilidad y compromiso.