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El Colmo

Betty Marroquin
30 de mayo, 2016

Vemos tantos abusos a diario, que todos los días decimos “esto es el colmo” hasta que al siguiente día algo peor sucede y se repite la historia. En estos días, entre todos los que sucedieron, me enervó en especial la serie de abusos que se hicieron, y que desafortunadamente se hacen día a día, de los derechos humanos como herramienta legal, como defensa de lo indefendible, como excusa para que los ciudadanos como usted y como yo vengamos abusados y veamos y nos sintamos sin derechos, mientras criminales son protegidos e inclusive, exonerados.

Alfred Kaltschmitt puntualmente nos compartió algo enervante: Fredy Peccerelly, el flamante Director de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG), elemento esencial en la serie de pseudo juicios que la izquierda ha montado contra quien se les pega la gana usando nuestros Organismo Judicial como su campo de batalla para pasar facturas, resulta que no cumple ni siquiera con el requisito elemental de Ley de estar colegiado en Guatemala. Ya con eso, cualquier cosa que saliera de él o de la entidad que preside debiera ser ignorada. ¿Cómo es posible que acepten cual “palabra escrita en piedra” lo que dictamina un falso antropólogo forense, de una entidad que no posee ni laboratorios para emitir sus dictámenes de ADN, etc? El colmo del descaro de jueces y fiscales con minúscula, comprometidos con “la causa” que únicamente buscan notoriedad o venganza, además de que seguro si fueran investigados encontraríamos quien sabe que esqueletos escondidos en sus armarios. ¿Cuántas vidas, cuántas familias más quiere desgraciar la FAFG? Y ¿hasta cuándo se continuará prestando a esta payasada nuestra Fiscal de Hierro? Para darle el beneficio de la duda, quiero creer que Thelma Aldana tiene buenas intenciones, pero está siendo presionada por la Embajada y sus protegidos, para perseguir sólo lo que a éstos les interesa.

Otro tema bajo la misma sombrilla, es el de las Leyes específicas para ciertos grupos raciales. Hasta dónde recuerdo, Guatemala es UNA e indivisible. Somos TODOS ciudadanos del mismo país. Venimos alegando que queremos igualdad ante la Ley, que deseamos una Ley aplicada sin distinción alguna, sin privilegio alguno, y ¿ahora nos salen con esto? Es inaceptable bajo cualquier punto de vista. Lo peor es que quienes lo promueven, de nuevo la Embajada y sus amigos oenegeros, Alberto Brunori y sus secuaces, o el mismo Don Ivan el Temible, no se dan cuenta que únicamente institucionalizan la polarización. Y nosotros, los ciudadanos comunes, nos dejamos y los dejamos hacer con nuestra Constitución y nuestro país lo que se les da la gana. Urge que gane Trump para que nos cambien estas influencias nefastas. Sólo por eso, me gustaría que gane este loco y no la otra hipócrita y mentirosa que ha ayudado a que estemos como estamos en este tema. Hipócrita porque come caviar y quiere repartir lo ajeno. Mentirosa, bueno, la lista es larga y con una búsqueda en Google encontrarán mucho. Pero el punto es que por los famosos derechos humanos, quieren legalizar la polarización, y con esa misma base, promueven una ley de aguas que no se enfoca en lo que debe (contaminación individual a granel y por doquier), eliminar la inversión extranjera, etc.

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Si bien es cierto que algunas empresas han abusado el sistema y deben afrontar las consecuencias de sus ilegalidades, no me parece justo ponerlas a todas en la misma canasta. Es con esa base de pensamiento que insisto en que no todas las mineras, no todas las fábricas, no todas las fincas, no todas las empresas contaminan, desvían ríos, abusan de sus trabajadores, o destruyen el ecosistema. En Guatemala, tenemos empresas de todos los rubros que invierten en sus trabajadores, que traen inversión nacional y extranjera, que importan tecnología y conocimiento, que han contribuido a generar negocios en torno a su zona de operaciones, que contribuyen socialmente con la localidad donde se encuentran, con verdadera estrategia de responsabilidad social corporativa. Entonces pregunto, ¿porqué espantarlos a todos, porqué condenarlos a todos, porqué desear que todos se vayan de Guatemala (costando miles de plazas de empleo y por ende, que miles de familias no coman los tres tiempos como se debe), sólo porque algunas no operan con los mismos lineamientos? Y la respuesta es, una vez más, por los famosos derechos humanos que vienen manipulados y utilizados antojadizamente por quienes viven de la desgracia ajena. Me pregunto ¿qué Guatemala ven en sus ilustres visiones? Una Guatemala donde todo es gratis (comprado con aire porque si nadie produce con qué dinero piensan financiar que el Estado regale de la “A” a la “Z”), sin empresas que provean empleo, dónde todos trabajemos para el Estado, dónde no hayan ricos que compren las innovaciones que luego por la ley de la oferta y la demanda se ponen al alcance de la mayoría, donde la tecnología no llegue, etc. Quieren una Guatemala que se congele en el tiempo, y en 20 años, esté tal y como está ahorita. ¿Quisiera saber que visión tienen para nuestro país?

Esos mismos oenegeros y socialconfusos que critican las cárceles y se oponen a la pena de muerte, tienen a Erwin Sperisen acabado en una celda de 2 mts x 2 mts en Suiza, dónde ponen a criminales de la más alta peligrosidad, por tratar de poner orden en una revuelta en una de las muchas cárceles fuera de control en Guatemala. El problema de las prisiones no es nuevo, pero ha crecido y empeorado por la corrupción del sistema, porque los guardias son mal pagados y sujetos a chantajes de los prisioneros, porque las autoridades no logran poner orden en ellas, y así, hoy día, tenemos un sistema penitenciario en el que suceden cosas como la revuelta de noviembre pasado o la de la semana pasada, entre muchas otras.

Los derechos humanos son el elemento más manipulado que existe hoy día. En su nombre, se escudan asesinos, guerrilleros, mareros, secuestradores, etc., que vienen protegidos ante las fuerzas de seguridad, porque Dios libre que los arresten violentamente o que violen cualquiera de sus “derechos”. Y por esos derechos, pagan sus víctimas. Esas no tienen derechos humanos. Conclusión, es mejor ser un criminal hoy día que una persona decente, porque al criminal lo defenderán siempre mientras que de la víctima nadie se recuerda. Y en Guatemala, mejor ser indígena que de cualquier otro grupo racial porque los únicos que últimamente tienen derechos humanos son los indígenas, el resto, se pueden podrir que a la Procuraduría de los Derechos Humanos no les interesan esas víctimas, y más bien, si el victimario es indígena, es a él al que defenderán. No cabe duda, el reto para seguir viendo este vaso medio lleno se pone cada vez más difícil.

Mientras la Ley no sea igual para todos, sin distinción de raza, clase social, profesión, edad o género, Guatemala continuará sumida en el caos y el abuso seguirá en aumento, hasta que llegue el día en que tengamos que ofrecerle café y champurradas a los ladrones, dejarnos violentar y ni pensar en defendernos porque los que iremos presos seremos los abusados, los violentados, los asaltados. Los patos le tiran cada vez más a las escopetas.

El Colmo

Betty Marroquin
30 de mayo, 2016

Vemos tantos abusos a diario, que todos los días decimos “esto es el colmo” hasta que al siguiente día algo peor sucede y se repite la historia. En estos días, entre todos los que sucedieron, me enervó en especial la serie de abusos que se hicieron, y que desafortunadamente se hacen día a día, de los derechos humanos como herramienta legal, como defensa de lo indefendible, como excusa para que los ciudadanos como usted y como yo vengamos abusados y veamos y nos sintamos sin derechos, mientras criminales son protegidos e inclusive, exonerados.

Alfred Kaltschmitt puntualmente nos compartió algo enervante: Fredy Peccerelly, el flamante Director de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG), elemento esencial en la serie de pseudo juicios que la izquierda ha montado contra quien se les pega la gana usando nuestros Organismo Judicial como su campo de batalla para pasar facturas, resulta que no cumple ni siquiera con el requisito elemental de Ley de estar colegiado en Guatemala. Ya con eso, cualquier cosa que saliera de él o de la entidad que preside debiera ser ignorada. ¿Cómo es posible que acepten cual “palabra escrita en piedra” lo que dictamina un falso antropólogo forense, de una entidad que no posee ni laboratorios para emitir sus dictámenes de ADN, etc? El colmo del descaro de jueces y fiscales con minúscula, comprometidos con “la causa” que únicamente buscan notoriedad o venganza, además de que seguro si fueran investigados encontraríamos quien sabe que esqueletos escondidos en sus armarios. ¿Cuántas vidas, cuántas familias más quiere desgraciar la FAFG? Y ¿hasta cuándo se continuará prestando a esta payasada nuestra Fiscal de Hierro? Para darle el beneficio de la duda, quiero creer que Thelma Aldana tiene buenas intenciones, pero está siendo presionada por la Embajada y sus protegidos, para perseguir sólo lo que a éstos les interesa.

Otro tema bajo la misma sombrilla, es el de las Leyes específicas para ciertos grupos raciales. Hasta dónde recuerdo, Guatemala es UNA e indivisible. Somos TODOS ciudadanos del mismo país. Venimos alegando que queremos igualdad ante la Ley, que deseamos una Ley aplicada sin distinción alguna, sin privilegio alguno, y ¿ahora nos salen con esto? Es inaceptable bajo cualquier punto de vista. Lo peor es que quienes lo promueven, de nuevo la Embajada y sus amigos oenegeros, Alberto Brunori y sus secuaces, o el mismo Don Ivan el Temible, no se dan cuenta que únicamente institucionalizan la polarización. Y nosotros, los ciudadanos comunes, nos dejamos y los dejamos hacer con nuestra Constitución y nuestro país lo que se les da la gana. Urge que gane Trump para que nos cambien estas influencias nefastas. Sólo por eso, me gustaría que gane este loco y no la otra hipócrita y mentirosa que ha ayudado a que estemos como estamos en este tema. Hipócrita porque come caviar y quiere repartir lo ajeno. Mentirosa, bueno, la lista es larga y con una búsqueda en Google encontrarán mucho. Pero el punto es que por los famosos derechos humanos, quieren legalizar la polarización, y con esa misma base, promueven una ley de aguas que no se enfoca en lo que debe (contaminación individual a granel y por doquier), eliminar la inversión extranjera, etc.

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Si bien es cierto que algunas empresas han abusado el sistema y deben afrontar las consecuencias de sus ilegalidades, no me parece justo ponerlas a todas en la misma canasta. Es con esa base de pensamiento que insisto en que no todas las mineras, no todas las fábricas, no todas las fincas, no todas las empresas contaminan, desvían ríos, abusan de sus trabajadores, o destruyen el ecosistema. En Guatemala, tenemos empresas de todos los rubros que invierten en sus trabajadores, que traen inversión nacional y extranjera, que importan tecnología y conocimiento, que han contribuido a generar negocios en torno a su zona de operaciones, que contribuyen socialmente con la localidad donde se encuentran, con verdadera estrategia de responsabilidad social corporativa. Entonces pregunto, ¿porqué espantarlos a todos, porqué condenarlos a todos, porqué desear que todos se vayan de Guatemala (costando miles de plazas de empleo y por ende, que miles de familias no coman los tres tiempos como se debe), sólo porque algunas no operan con los mismos lineamientos? Y la respuesta es, una vez más, por los famosos derechos humanos que vienen manipulados y utilizados antojadizamente por quienes viven de la desgracia ajena. Me pregunto ¿qué Guatemala ven en sus ilustres visiones? Una Guatemala donde todo es gratis (comprado con aire porque si nadie produce con qué dinero piensan financiar que el Estado regale de la “A” a la “Z”), sin empresas que provean empleo, dónde todos trabajemos para el Estado, dónde no hayan ricos que compren las innovaciones que luego por la ley de la oferta y la demanda se ponen al alcance de la mayoría, donde la tecnología no llegue, etc. Quieren una Guatemala que se congele en el tiempo, y en 20 años, esté tal y como está ahorita. ¿Quisiera saber que visión tienen para nuestro país?

Esos mismos oenegeros y socialconfusos que critican las cárceles y se oponen a la pena de muerte, tienen a Erwin Sperisen acabado en una celda de 2 mts x 2 mts en Suiza, dónde ponen a criminales de la más alta peligrosidad, por tratar de poner orden en una revuelta en una de las muchas cárceles fuera de control en Guatemala. El problema de las prisiones no es nuevo, pero ha crecido y empeorado por la corrupción del sistema, porque los guardias son mal pagados y sujetos a chantajes de los prisioneros, porque las autoridades no logran poner orden en ellas, y así, hoy día, tenemos un sistema penitenciario en el que suceden cosas como la revuelta de noviembre pasado o la de la semana pasada, entre muchas otras.

Los derechos humanos son el elemento más manipulado que existe hoy día. En su nombre, se escudan asesinos, guerrilleros, mareros, secuestradores, etc., que vienen protegidos ante las fuerzas de seguridad, porque Dios libre que los arresten violentamente o que violen cualquiera de sus “derechos”. Y por esos derechos, pagan sus víctimas. Esas no tienen derechos humanos. Conclusión, es mejor ser un criminal hoy día que una persona decente, porque al criminal lo defenderán siempre mientras que de la víctima nadie se recuerda. Y en Guatemala, mejor ser indígena que de cualquier otro grupo racial porque los únicos que últimamente tienen derechos humanos son los indígenas, el resto, se pueden podrir que a la Procuraduría de los Derechos Humanos no les interesan esas víctimas, y más bien, si el victimario es indígena, es a él al que defenderán. No cabe duda, el reto para seguir viendo este vaso medio lleno se pone cada vez más difícil.

Mientras la Ley no sea igual para todos, sin distinción de raza, clase social, profesión, edad o género, Guatemala continuará sumida en el caos y el abuso seguirá en aumento, hasta que llegue el día en que tengamos que ofrecerle café y champurradas a los ladrones, dejarnos violentar y ni pensar en defendernos porque los que iremos presos seremos los abusados, los violentados, los asaltados. Los patos le tiran cada vez más a las escopetas.