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“Diferencias entre un país rico y uno pobre”

Ramon Parellada
16 de junio, 2016

Al comparar un país rico y desarrollado con Guatemala surgen muchas preguntas.  ¿Qué hay que hacer para ser ricos como ellos?  ¿Es la pobreza algo con lo que debamos convivir siempre?  ¿Qué hicieron ellos cuando eran pobres para desarrollarse?

         Y es que basta estar un día en un país desarrollado para admirar todo el capital acumulado que existe en la misma y que sirve a todos sus habitantes.  Capital acumulado e invertido en infraestructura de gran calidad, supercarreteras sin agujeros, túneles y puentes para atravesar montañas y ríos sin tener que dar grandes rodeos ahorrando tiempo y recursos a los conductores, aeropuertos, fábricas inmensas de bienes de capital y de consumo, edificios inmensos, pero sobretodo sistemas de justicia y seguridad efectivos que hacen que sus tasas de homicidos sean de las más bajas del mundo.

         La razón del desarrollo de estos países es que ellos comenzaron antes con las medidas correctas para crecer.  Comenzaron antes acumulando ese capital que hoy gozan las siguientes generaciones.   Lo hicieron modestamente, con bajas tasas impositivas pero con un gobierno dedicado prioritariamente a la seguridad y justicia donde las reglas son claras en cuanto a la defensa de la propiedad privada, la vida y la libertad.

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         Podemos hacer lo mismo nosotros pero debemos quitarnos ese velo de arrogancia que cubre a la mayoría de nuestros políticos en el sentido que siempre están proponiendo nuevas formas de redistribución de la riqueza.  Ignoran que la riqueza se distribuye mientras se produce.  Que no hay nada que redistribuir si no se ha generado primero.  Que con el exceso de regulaciones que tanto gustan a nuestros dirigentes guatemaltecos no vamos a llegar a ningún lado sino que seguiremos estancados como hasta ahora lo hemos estado como si tuviéramos una camisa de fuerza que nos impidiera superarnos.   Todo esto se traduce a enormes presupuestos deficitarios (digo enormes en relación al tamaño de nuestra economía), muchos cambios en las reglas del juego a la hora de tributar, mala asignación de los ingresos tributarios en gastos innecesarios e irrelevantes que sólo consumen nuestros escasos recursos, falta de justicia y seguridad y una ausencia de un verdadero Estado de derecho.

         Es mejor hacer poco y bien hecho que mucho y mal.  Los gobernantes de Guatemala se han caracterizado por querer hacer mucho y lo terminan haciendo mal.  Cuesta creer que no sean capaces de recortar tanto gasto superfluo que sólo ha servido para generar corrupción.  De aquí podrían sacar recursos para fortalecer el sistema de Justicia y seguridad del país que es “la prioridad” para lograr un cambio verdadero en este país.

Pero las cosas pueden cambiar y de hecho siento que están cambiando.  El sistema de Justicia, por injerencia ajena, ha comenzado a funcionar pero no es el ideal pues esa injerencia tampoco es imparcial.  El sistema de Justicia debe estar despolitizado y alejado de cualquier injerencia ajena y eso no se logrará si seguimos eligiendo a los jueces y magistrados como lo hacemos actualmente.   Urge un cambio en el que se escojan a los mejores candidatos que llenen los requisitos para ser aptos como jueces y magistrados, evaluados por entidades independientes y de prestigio que se dedican al reclutamiento de recursos humanos.  De la lista final de los elegidos se haría un sorteo para llenar las plazas vacantes.

La protección de los derechos individuales son fundamentales para alcanzar un verdadero crecimiento económico.  Si la propiedad, la vida y la libertad bien protegidas no llegaremos a ningún lado.  Seguiremos teniendo conflictos sociales de insospechadas consecuencias.  Basta con ver que la falta de definición de la propiedad ha creado conflictos serios en muchos proyectos de beneficios para el país como lo son las hidroeléctricas, las mineras y otros desarrollos empresariales.  A esta falta clara de definición y protección de la propiedad se ha sumado los grupos de interés con ideologías socialistas que rechazan la propiedad privada ignorando la evidencia que existe sobre lo fundamental que ha sido la misma para el desarrollo de los países que hoy son más ricos.  Esa ignorancia no es justificable hoy en día.

¿Por qué no podemos llegar a ser como lo ha hecho Hong Kong, Korea Del Sur, Taiwan, Alemania, Chile, Nueva Zelanda, Australia, Estados Unidos y algunos países europeos?  Yo creo que si podemos y rápido.  Podemos desarrollarnos y llegar más rápido que lo que les tomó a ellos lograrlo.  Basta como ya mencioné en lograr crear un verdadero estado de derecho, mercados libres y desregulados, libre comercio, bajas tasas impositivas, gobiernos transparentes y presupuestos balanceados.

Algunos de estos países ahora que ya se desarrollando han ampliado sus presupuestos para cubrir cosas que son de menos prioridad pero cuando comenzaron se enfocaron precisamente en lo fundamental, en lo básico, en la defensa estricta de los derechos individuales a la propiedad, la vida y la libertad para lo cual el gobierno se concentró fuertemente en lo que es Justicia y Seguridad.

Podemos lograrlo, debemos estudiar la evidencia que hizo crecer a estos países.  Debemos aplicar los factores comunes que hicieron que los países desarrollados logran ese gran salto desde la pobreza, cuando eran pobres, hacia la prosperidad.  ¿Por qué nos cuesta tanto?  ¿Por qué no es tan evidente esto a nuestros dirigentes?

“Diferencias entre un país rico y uno pobre”

Ramon Parellada
16 de junio, 2016

Al comparar un país rico y desarrollado con Guatemala surgen muchas preguntas.  ¿Qué hay que hacer para ser ricos como ellos?  ¿Es la pobreza algo con lo que debamos convivir siempre?  ¿Qué hicieron ellos cuando eran pobres para desarrollarse?

         Y es que basta estar un día en un país desarrollado para admirar todo el capital acumulado que existe en la misma y que sirve a todos sus habitantes.  Capital acumulado e invertido en infraestructura de gran calidad, supercarreteras sin agujeros, túneles y puentes para atravesar montañas y ríos sin tener que dar grandes rodeos ahorrando tiempo y recursos a los conductores, aeropuertos, fábricas inmensas de bienes de capital y de consumo, edificios inmensos, pero sobretodo sistemas de justicia y seguridad efectivos que hacen que sus tasas de homicidos sean de las más bajas del mundo.

         La razón del desarrollo de estos países es que ellos comenzaron antes con las medidas correctas para crecer.  Comenzaron antes acumulando ese capital que hoy gozan las siguientes generaciones.   Lo hicieron modestamente, con bajas tasas impositivas pero con un gobierno dedicado prioritariamente a la seguridad y justicia donde las reglas son claras en cuanto a la defensa de la propiedad privada, la vida y la libertad.

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         Podemos hacer lo mismo nosotros pero debemos quitarnos ese velo de arrogancia que cubre a la mayoría de nuestros políticos en el sentido que siempre están proponiendo nuevas formas de redistribución de la riqueza.  Ignoran que la riqueza se distribuye mientras se produce.  Que no hay nada que redistribuir si no se ha generado primero.  Que con el exceso de regulaciones que tanto gustan a nuestros dirigentes guatemaltecos no vamos a llegar a ningún lado sino que seguiremos estancados como hasta ahora lo hemos estado como si tuviéramos una camisa de fuerza que nos impidiera superarnos.   Todo esto se traduce a enormes presupuestos deficitarios (digo enormes en relación al tamaño de nuestra economía), muchos cambios en las reglas del juego a la hora de tributar, mala asignación de los ingresos tributarios en gastos innecesarios e irrelevantes que sólo consumen nuestros escasos recursos, falta de justicia y seguridad y una ausencia de un verdadero Estado de derecho.

         Es mejor hacer poco y bien hecho que mucho y mal.  Los gobernantes de Guatemala se han caracterizado por querer hacer mucho y lo terminan haciendo mal.  Cuesta creer que no sean capaces de recortar tanto gasto superfluo que sólo ha servido para generar corrupción.  De aquí podrían sacar recursos para fortalecer el sistema de Justicia y seguridad del país que es “la prioridad” para lograr un cambio verdadero en este país.

Pero las cosas pueden cambiar y de hecho siento que están cambiando.  El sistema de Justicia, por injerencia ajena, ha comenzado a funcionar pero no es el ideal pues esa injerencia tampoco es imparcial.  El sistema de Justicia debe estar despolitizado y alejado de cualquier injerencia ajena y eso no se logrará si seguimos eligiendo a los jueces y magistrados como lo hacemos actualmente.   Urge un cambio en el que se escojan a los mejores candidatos que llenen los requisitos para ser aptos como jueces y magistrados, evaluados por entidades independientes y de prestigio que se dedican al reclutamiento de recursos humanos.  De la lista final de los elegidos se haría un sorteo para llenar las plazas vacantes.

La protección de los derechos individuales son fundamentales para alcanzar un verdadero crecimiento económico.  Si la propiedad, la vida y la libertad bien protegidas no llegaremos a ningún lado.  Seguiremos teniendo conflictos sociales de insospechadas consecuencias.  Basta con ver que la falta de definición de la propiedad ha creado conflictos serios en muchos proyectos de beneficios para el país como lo son las hidroeléctricas, las mineras y otros desarrollos empresariales.  A esta falta clara de definición y protección de la propiedad se ha sumado los grupos de interés con ideologías socialistas que rechazan la propiedad privada ignorando la evidencia que existe sobre lo fundamental que ha sido la misma para el desarrollo de los países que hoy son más ricos.  Esa ignorancia no es justificable hoy en día.

¿Por qué no podemos llegar a ser como lo ha hecho Hong Kong, Korea Del Sur, Taiwan, Alemania, Chile, Nueva Zelanda, Australia, Estados Unidos y algunos países europeos?  Yo creo que si podemos y rápido.  Podemos desarrollarnos y llegar más rápido que lo que les tomó a ellos lograrlo.  Basta como ya mencioné en lograr crear un verdadero estado de derecho, mercados libres y desregulados, libre comercio, bajas tasas impositivas, gobiernos transparentes y presupuestos balanceados.

Algunos de estos países ahora que ya se desarrollando han ampliado sus presupuestos para cubrir cosas que son de menos prioridad pero cuando comenzaron se enfocaron precisamente en lo fundamental, en lo básico, en la defensa estricta de los derechos individuales a la propiedad, la vida y la libertad para lo cual el gobierno se concentró fuertemente en lo que es Justicia y Seguridad.

Podemos lograrlo, debemos estudiar la evidencia que hizo crecer a estos países.  Debemos aplicar los factores comunes que hicieron que los países desarrollados logran ese gran salto desde la pobreza, cuando eran pobres, hacia la prosperidad.  ¿Por qué nos cuesta tanto?  ¿Por qué no es tan evidente esto a nuestros dirigentes?