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Los otros vicios que ha expuesto la corrupción

Redacción
16 de junio, 2016

Las investigaciones del Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) no solo han puesto al descubierto la telaraña de corrupción que se teje en las entrañas del Estado. También ha dejado en evidencia muchas debilidades del sistema y que se hacen indispensables atender de forma urgente.

Una de ellas es el Sistema Penitenciario. Mientras el MP y la CICIG avanzan por un freeway de primer mundo, la unidad estatal a cargo de las prisiones lo hace al ritmo de un vehículo con desperfectos en la calle Martí en hora pico y con lluvia: lento, lento, lento.  Es evidente que el Sistema Penitenciario no está caminando a la par de los entes investigadores y se ha quedado rezagado, lo que supone al final un verdadero cuello de botella para todo el proceso penal. El Organismo Judicial también debe salir de la somnolencia con la que regularmente trabaja, pues el tiempo pasa y la sociedad exige que se dicten sentencias. Por supuesto, esto no debe entenderse como una petición de juicios apresurados, sino ágiles y justos.

Otra debilidad que ha quedado expuesta, es una que radica en el seno de la opinión pública. Se captura a una persona de negocios, y rápidamente se asume que todos los empresarios son corruptos; se sindica a propietarios de medios, y se afirma que todos los periodistas son parte de actos ilícitos. Vivimos en una equivocada cultura de generalización; las malas decisiones que se toman en lo individual no deben condenar a todo un gremio. ¿Acusando a diestra y siniestra vamos a trabajar por la transparencia? ¿Es coherente pedir justicia en estos casos de corrupción cuando asumimos posturas irresponsables con las que se genera confrontación?

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Lo anterior ocurre porque nunca faltan los que hacen de estos casos un asunto ideológico; tienen la equivocada percepción de que sus victorias se miden por la cantidad de mensajes de descalificación que envían contra quienes piensan distinto a ellos. No hay duda de que los cambios no deben exigirse solamente a nivel de las instituciones del Estado, sino en toda la sociedad.

 

Los otros vicios que ha expuesto la corrupción

Redacción
16 de junio, 2016

Las investigaciones del Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) no solo han puesto al descubierto la telaraña de corrupción que se teje en las entrañas del Estado. También ha dejado en evidencia muchas debilidades del sistema y que se hacen indispensables atender de forma urgente.

Una de ellas es el Sistema Penitenciario. Mientras el MP y la CICIG avanzan por un freeway de primer mundo, la unidad estatal a cargo de las prisiones lo hace al ritmo de un vehículo con desperfectos en la calle Martí en hora pico y con lluvia: lento, lento, lento.  Es evidente que el Sistema Penitenciario no está caminando a la par de los entes investigadores y se ha quedado rezagado, lo que supone al final un verdadero cuello de botella para todo el proceso penal. El Organismo Judicial también debe salir de la somnolencia con la que regularmente trabaja, pues el tiempo pasa y la sociedad exige que se dicten sentencias. Por supuesto, esto no debe entenderse como una petición de juicios apresurados, sino ágiles y justos.

Otra debilidad que ha quedado expuesta, es una que radica en el seno de la opinión pública. Se captura a una persona de negocios, y rápidamente se asume que todos los empresarios son corruptos; se sindica a propietarios de medios, y se afirma que todos los periodistas son parte de actos ilícitos. Vivimos en una equivocada cultura de generalización; las malas decisiones que se toman en lo individual no deben condenar a todo un gremio. ¿Acusando a diestra y siniestra vamos a trabajar por la transparencia? ¿Es coherente pedir justicia en estos casos de corrupción cuando asumimos posturas irresponsables con las que se genera confrontación?

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Lo anterior ocurre porque nunca faltan los que hacen de estos casos un asunto ideológico; tienen la equivocada percepción de que sus victorias se miden por la cantidad de mensajes de descalificación que envían contra quienes piensan distinto a ellos. No hay duda de que los cambios no deben exigirse solamente a nivel de las instituciones del Estado, sino en toda la sociedad.