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Sin anestesia

Betty Marroquin
29 de junio, 2016

De dónde viene nuestra manía de endiosar a la gente.  Endiosamos artistas, políticos, víctimas, y por qué no, Fiscales y Comisionados de entidades internacionales.  Y si al menos fuera una enorme admiración dirigida hacia gente extraordinaria.  En el mundo de hoy, el público, o sea usted y yo, hemos contribuido a que los modelos de nuestras niñas sean las Kardashians, como hace 10 años era Paris Hilton luego de sus sex tapes. Que dice eso del ser humano de hoy. ¿Será que hay crisis de valores? Aclaro que este no es un artículo para restarle importancia a la labor que realizan la Fiscal y el Comisionado, sólo pretendo que aterricemos y seamos un gramo más objetivos en el tema.  Está bien agradecer los aciertos de la Fiscal y del Comisionado, pero debemos tener presente lo que debe mejorar. Es por ello que me permito recordarles que todos esos personajes que influencian nuestro diario vivir son tan humanos como usted y como yo, y por ende, tan falibles y sujetos a vicios y errores.  Son modelos a seguir, con la pasión necesaria para hacer su trabajo, y eso conlleva una enorme responsabilidad, pero siguen siendo humanos. Si caen, deben levantarse y seguir adelante, y si cometen errores, deben enmendarlos.

Vemos a un Messi, endiosado por la adulación del mundo que gira y admira el futbol, adulación que lo está haciendo sufrir el doble ante la frustración de haber fallado un penal que hubiera podido dar a su país la Copa América.  Es humano, falló porque a cualquier futbolista le podía pasar.  Es simplemente humano. El hombre trató y no pudo, pero ya por eso no debiera ser visto como un fracasado o semidios caído. Es y sigue siendo un gran futbolista, que simplemente cometió un error.  Y como él, tantos otros. Al igual que con Messi, debemos reconocer y aplaudir las acciones positivas realizadas por la CICIG, pero no endiosarlos, ni a su Comisionado, reconociendo que también han tenido grandes errores y cometido faltas significativas.  En primer lugar, tenemos el que no haya perseguido a ciertos actores que es vox populi merecen por ejemplo un ticket directo a Matamoros o el Preventivo de la zona 18, y sin embargo los ignora.  Incomprensible, es decir poco.  Luego sale fotografiado muy sonriente, al igual que el dios no intervencionista de la Avenida Reforma, con gente que es más que cuestionable. Como ex funcionario público, se que uno evita fotografiarse en escenas que puedan tener repercusiones negativas para lo que uno representa. El tema no es personal, es cuestión de respeto hacia la dignidad del cargo, hacia la entidad, o hacia el país que uno está representando. Quien no entiende conceptos básicos de diplomacia, como el no intervencionismo, el respeto a la soberanía, o no fotografiarse con personajes negativos está destinado a cometer errores. 

Por ejemplo, en un país tan polarizado como Guatemala, fotografiarse con partícipes de la Internacional Socialista que dicho sea de paso, señalan a los Estados Unidos como el productor de la corrupción llamándolo “engendro del imperialismo” (vea diversas notas de prensa del 27 de junio 2016 sobre el 32vo Foro de Sao Paulo que fuera celebrado en El Salvador), criticando la injerencia de los Estados Unidos, y la CICIG como un ente que “lo que hace es debilitar” puede lanzar la idea equivocada.  Uno dialoga con su contraparte, negocia, intercambia conceptos y trata de buscar un punto de convergencia. Eso está muy bien. El problema es que una foto en un plano tan amistoso puede dar el mensaje y ser utilizada como si el funcionario apoya lo que la otra persona es y representa.  Hay que tener siempre presente que toda acción genera consecuencias, por muy inocente que esta sea.

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Creo que la CICIG fue creada para apoyar un sistema judicial en crisis, objetivamente, pero así como desde el 2015 ha tenido grandes aciertos con los temas de las Líneas y persiguiendo narcotraficantes, me permito recordar que la entidad opera en Guatemala desde diciembre del 2006, y desde esa fecha hasta el 2015, personalmente, pienso que ha tenido desaciertos grotescos como su actuación en el caso del asesinato de Don Khalil Musa y su hija Marjorie, en la muerte de Roberto Rossenberg, en el asesinato de Hugo Arce, en el más que viciado caso Sperisen. Yo no amo ni a la CICIG ni al MP, pero les aplaudo y respeto, que es diferente.  Han impulsado reformas legislativas, metido su nariz hasta en la sopa y perseguido narcotraficantes y ladrones. Pero considero que ha fallado en permitir investigaciones sesgadas y pruebas fabricadas contra gente que porta uniforme sea militar que policial. 

La realidad del caso es que por ahora la CICIG es un mal necesario, pero que tenemos el derecho y la obligación de exigir que sean objetivos en su accionar.  Y lo mismo va para el MP.  Estoy esperando que siga su curso la demanda Plocharski, la demanda contra Daniel Pascual, las denuncias contra Mario Polanco, que vean los temas de las invasiones de fincas, que emitan condenas contra Pérez y Baldetti en lugar de nada más acumular faltas (quizás logramos recuperar algo de lo que se robaron), que persigan a los corruptos de las administraciones anteriores que calladitos se están saliendo con las suyas, a los empresarios corruptos y que se retiren del juicio Sperisen si no es demasiado tarde.  Así que si bien entiendo la necesidad de tenerlos en Guatemala, de fortalecer el MP y proteger a la Fiscal, entiendo también que debemos hacerlo con objetividad y exigir esa misma objetividad de ellos.

Cuando vea eso, aplaudiré con más ganas.  Los modelos a seguir deben tener conciencia que la gente los admira y los toma como ejemplos. Es por ello que sus acciones deben ser aún más impecables y cuidadosas que las suyas o las mías.  La gente los ve como quienes pueden lograr y hacer lo que la mayoría no puede.  Un atleta que no demuestra buen espíritu deportivo al perder, o un artista que se deja ver drogada o etílica, un político que vocifera o un funcionario que abusa de su autoridad, no dan buen ejemplo.

 

Sin anestesia

Betty Marroquin
29 de junio, 2016

De dónde viene nuestra manía de endiosar a la gente.  Endiosamos artistas, políticos, víctimas, y por qué no, Fiscales y Comisionados de entidades internacionales.  Y si al menos fuera una enorme admiración dirigida hacia gente extraordinaria.  En el mundo de hoy, el público, o sea usted y yo, hemos contribuido a que los modelos de nuestras niñas sean las Kardashians, como hace 10 años era Paris Hilton luego de sus sex tapes. Que dice eso del ser humano de hoy. ¿Será que hay crisis de valores? Aclaro que este no es un artículo para restarle importancia a la labor que realizan la Fiscal y el Comisionado, sólo pretendo que aterricemos y seamos un gramo más objetivos en el tema.  Está bien agradecer los aciertos de la Fiscal y del Comisionado, pero debemos tener presente lo que debe mejorar. Es por ello que me permito recordarles que todos esos personajes que influencian nuestro diario vivir son tan humanos como usted y como yo, y por ende, tan falibles y sujetos a vicios y errores.  Son modelos a seguir, con la pasión necesaria para hacer su trabajo, y eso conlleva una enorme responsabilidad, pero siguen siendo humanos. Si caen, deben levantarse y seguir adelante, y si cometen errores, deben enmendarlos.

Vemos a un Messi, endiosado por la adulación del mundo que gira y admira el futbol, adulación que lo está haciendo sufrir el doble ante la frustración de haber fallado un penal que hubiera podido dar a su país la Copa América.  Es humano, falló porque a cualquier futbolista le podía pasar.  Es simplemente humano. El hombre trató y no pudo, pero ya por eso no debiera ser visto como un fracasado o semidios caído. Es y sigue siendo un gran futbolista, que simplemente cometió un error.  Y como él, tantos otros. Al igual que con Messi, debemos reconocer y aplaudir las acciones positivas realizadas por la CICIG, pero no endiosarlos, ni a su Comisionado, reconociendo que también han tenido grandes errores y cometido faltas significativas.  En primer lugar, tenemos el que no haya perseguido a ciertos actores que es vox populi merecen por ejemplo un ticket directo a Matamoros o el Preventivo de la zona 18, y sin embargo los ignora.  Incomprensible, es decir poco.  Luego sale fotografiado muy sonriente, al igual que el dios no intervencionista de la Avenida Reforma, con gente que es más que cuestionable. Como ex funcionario público, se que uno evita fotografiarse en escenas que puedan tener repercusiones negativas para lo que uno representa. El tema no es personal, es cuestión de respeto hacia la dignidad del cargo, hacia la entidad, o hacia el país que uno está representando. Quien no entiende conceptos básicos de diplomacia, como el no intervencionismo, el respeto a la soberanía, o no fotografiarse con personajes negativos está destinado a cometer errores. 

Por ejemplo, en un país tan polarizado como Guatemala, fotografiarse con partícipes de la Internacional Socialista que dicho sea de paso, señalan a los Estados Unidos como el productor de la corrupción llamándolo “engendro del imperialismo” (vea diversas notas de prensa del 27 de junio 2016 sobre el 32vo Foro de Sao Paulo que fuera celebrado en El Salvador), criticando la injerencia de los Estados Unidos, y la CICIG como un ente que “lo que hace es debilitar” puede lanzar la idea equivocada.  Uno dialoga con su contraparte, negocia, intercambia conceptos y trata de buscar un punto de convergencia. Eso está muy bien. El problema es que una foto en un plano tan amistoso puede dar el mensaje y ser utilizada como si el funcionario apoya lo que la otra persona es y representa.  Hay que tener siempre presente que toda acción genera consecuencias, por muy inocente que esta sea.

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Creo que la CICIG fue creada para apoyar un sistema judicial en crisis, objetivamente, pero así como desde el 2015 ha tenido grandes aciertos con los temas de las Líneas y persiguiendo narcotraficantes, me permito recordar que la entidad opera en Guatemala desde diciembre del 2006, y desde esa fecha hasta el 2015, personalmente, pienso que ha tenido desaciertos grotescos como su actuación en el caso del asesinato de Don Khalil Musa y su hija Marjorie, en la muerte de Roberto Rossenberg, en el asesinato de Hugo Arce, en el más que viciado caso Sperisen. Yo no amo ni a la CICIG ni al MP, pero les aplaudo y respeto, que es diferente.  Han impulsado reformas legislativas, metido su nariz hasta en la sopa y perseguido narcotraficantes y ladrones. Pero considero que ha fallado en permitir investigaciones sesgadas y pruebas fabricadas contra gente que porta uniforme sea militar que policial. 

La realidad del caso es que por ahora la CICIG es un mal necesario, pero que tenemos el derecho y la obligación de exigir que sean objetivos en su accionar.  Y lo mismo va para el MP.  Estoy esperando que siga su curso la demanda Plocharski, la demanda contra Daniel Pascual, las denuncias contra Mario Polanco, que vean los temas de las invasiones de fincas, que emitan condenas contra Pérez y Baldetti en lugar de nada más acumular faltas (quizás logramos recuperar algo de lo que se robaron), que persigan a los corruptos de las administraciones anteriores que calladitos se están saliendo con las suyas, a los empresarios corruptos y que se retiren del juicio Sperisen si no es demasiado tarde.  Así que si bien entiendo la necesidad de tenerlos en Guatemala, de fortalecer el MP y proteger a la Fiscal, entiendo también que debemos hacerlo con objetividad y exigir esa misma objetividad de ellos.

Cuando vea eso, aplaudiré con más ganas.  Los modelos a seguir deben tener conciencia que la gente los admira y los toma como ejemplos. Es por ello que sus acciones deben ser aún más impecables y cuidadosas que las suyas o las mías.  La gente los ve como quienes pueden lograr y hacer lo que la mayoría no puede.  Un atleta que no demuestra buen espíritu deportivo al perder, o un artista que se deja ver drogada o etílica, un político que vocifera o un funcionario que abusa de su autoridad, no dan buen ejemplo.