El secreto del éxito del emprendimiento privado es consecuencia de la satisfacción del cliente, de ofrecer soluciones a problemas comunes. Este es el caso de la Vía Alterna del Sur (VAS)

Algunas personas se alarman e incluso entran en episodios inexplicables de ira cuando advierten que un grupo de personas conciben una idea, unen esfuerzos pacífica y voluntariamente, consiguen dinero para ejecutarla, sortean obstáculos, tienen éxito celebrando resultados positivos medidos en utilidades legítimas, en rentabilidad calculada luego de recuperar los costos iniciales y gracias a esa idea original que nadie más se atrevió a implementar. Esto es a lo que se le llama emprendimiento privado, esto es ser un verdadero empresario, y más que objeto del odio y la envidia de algunos pocos, debería ser digno de ejemplo y una guía a seguir para que todos tengamos esas oportunidades de desarrollo personal y, derivado de ello, a nivel de país. Si se quiere, se puede.

Recientemente se inauguró una obra muy importante que comunica Villa Canales, San Miguel Petapa, Villanueva y Qué es un desahogo para todos los municipios del Sur del departamento de Guatemala. Me llama la atención que inmediatamente habían oportunistas de ONG’s socialistoides o “progres” como Acción Ciudadana, sugiriendo en redes sociales y algunos medios de comunicación afines que esa carretera debe expropiarse para que sea de “beneficio público” y pase a ser propiedad del abstracto “estado”. Esos sueños retrógrados de colectivismo y estatismo, de dictadura del proletariado que tanto daño le han hecho a la humanidad, siguen vigentes en dinosaurios… ¿Qué mensaje quieren enviar a los inversionistas? ¿Que no importa lo que se esfuercen y arriesguen, sus proyectos serán despojados por el gobierno para satisfacer esas utopías trasnochadas de vividores más conocidos por estorbar que por aportar? Si algo requiere Guatemala para salir de la pobreza y obtener un crecimiento económico sostenible, es certeza jurídica que sea, a la vez, un incentivo para muchos más emprendedores que vean oportunidades en nuestro país y generen el empleo que tanto se requiere. Lo paradójico es que estos mismos que hoy se oponen a las obras con capital privado, exigen más programas sociales asistencialistas y corruptos; comportamiento en ellos normal, ya que viven de la miseria y la pobreza, el desarrollo no les genera ingresos y los conflictos sí.

Las mejores carreteras del mundo están en Alemania ¿Y saben qué? Son privadas, se paga un peaje para transitar rápido, seguro, ahorrar tiempo, gasolina, costo de mantenimiento del vehículo y evitar accidentes.
Si en Guatemala fuera la iniciativa privada la que construyera autopistas de alta calidad, en perfecto estado y seguras, ¿Acaso no estaría usted dispuesto a pagar por ejemplo Q10 únicamente cuando la utilice en lugar de pagar un impuesto permanente que nunca llega a donde fue asignado?

Es una vergüenza transitar por la ruta hacia El Salvador y, con tan sólo cruzar la frontera, darse cuenta de que nuestro vecino cuenta autopistas amplias y perfectamente mantenidas, muy superiores a las de Guatemala, siendo nuestro país una potencia económica en Centroamérica. Pero lo que realmente sucede es que el gobierno sobrevalorados puentecitos de cartón que se caen con la primera lluvia, y esas carreteritas de dos carriles con una capa de asfalto que más parece que la aplicaron con una brocha.
Por supuesto que estoy seguro que es la iniciativa privada la que construye con mucho mejor calidad, que las “obras públicas” que construye el gobierno. La razón es fácil de explicar en una sola palabra: corrupción.

Quiero felicitar a estos empresarios visionarios que a pesar de condiciones adversas -principalmente por el gobierno, por la conflictividad social y por esos grupitos que no tienen representatividad y que se oponen a cualquier obra o estrategia que implique desarrollo para Guatemala- decidieron arriesgar capital en una idea innovadora, una alternativa e invirtieron en nuestro país.