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Los nexos entre el Agua-Energía-Alimentos

Redacción
16 de junio, 2016

El agua, la energía y los alimentos están íntimamente relacionados. El agua es un insumo elemental para la producción de productos agrícolas en el campo y a lo largo de toda la cadena de suministro agroalimentaria. La energía es necesaria para producir y distribuir agua y alimentos: para bombear el agua de fuentes subterráneas o superficiales, para hacer funcionar los tractores y la maquinaria eléctrica de riego, y para procesar y transportar los productos agrícolas al punto del consumidor final.
La agricultura es actualmente el mayor consumidor de agua a nivel mundial, que representa el 70% de la extracción total. La producción de alimentos y la cadena de suministro representan aproximadamente el 30% del consumo total de energía global.
Hay muchas sinergias y compensaciones entre el agua, el uso de energía y la producción de alimentos. El uso de agua para el riego de los cultivos hace posible la producción de alimentos, a la vez que también puede reducir el caudal de los ríos, y disminuye el potencial de generación de energía hidroeléctrica en una determinada cuenca hidrográfica.
La producción de cultivos bioenergéticos como lo son las grandes extensiones de maíz o soya para producir etanol, demanda grandes cantidades de agua para el riego y se argumenta que estos cultivos con fin energético pone en peligro la seguridad alimentaria.
La conversión del riego por superficie o gravedad, por sistemas mucho más eficientes a presión ahorra agua, pero también resulta en un mayor consumo de energía. El reconocimiento de estas sinergias y el equilibrio de estos “trade-offs” son fundamentales para garantizar conjuntamente que tengamos agua, energía y seguridad alimentaria.
A nivel global hay mucha consciencia de los retos que hay para producir alimentos, energía y conservar y hacer uso inteligente del agua, pero hasta ahora los gobiernos y nuestras sociedades los hemos abordado de manera aislada y con enfoque sectorial muy limitado. A nivel nacional, las responsabilidades sectoriales de los Ministerios a cargo de cada cartera a duras penas operan fragmentados, hay una gran falta de coordinación, e inconsistencias entre las leyes y marcos regulatorios. Esto ha dado lugar a incentivos mal alineados y un inmenso e incalculable desperdicio.
Si lo que queremos es conservar y usar bien el agua, contar con energía estable, accesible y barata, y garantizar que haya suficiente producción de alimentos accesibles para todos los guatemaltecos (seguridad alimentaria), y se quieren lograr al mismo tiempo, llegó la hora de tomar decisiones de gran envergadura. Nos llegó la hora de tener el debate de ideas con todos los responsables sectoriales en el gobierno, la necesidad de considerar las necesidades más amplias, y buscar tener impacto transversal. Mejorando el diálogo, la colaboración y la coordinación, se necesita un enfoque que entienda que necesitamos hablar con otro idioma, el idioma de reconocer los NEXOS y que estos trade-offs sean positivos, que en el proceso no sigamos perdiendo todos como actualmente nos está sucediendo.
La naturaleza humana y del guatemalteco es ser reactivo, decir no antes de escuchar de que se trata la propuesta, máxime si a priori nos suena a algo nuevo. Nos espantamos con facilidad por la misma resistencia al cambio, miedo a lo desconocido, pero sobre todo, nos manejamos con una suprema desconfianza de las ideas o propuestas que traen los otros.
El mundo está cambiando y nuestras necesidades de sustentar nuestro estilo de vida en el largo plazo se hizo ya muy cuesta arriba. Mejorar la calidad de vida de las grandes mayorías hoy en desventaja, nos plantea asumir este reto desde el debate de ideas que nos permitan salir con mejores leyes, instituciones y políticas públicas, pero además, con mejores códigos de conducta como individuos. Todos los seres vivos dejamos huella en este paso por la tierra ¿Qué clase de huella queremos dejar desde nuestro desempeño como seres humanos y actividad productiva?
El reto para arrancar este debate de ideas y que terminemos con algo útil, como una ruta critica o un plan de acción, etc. está en el corto plazo definir: ¿Quién lo inicia, quien coordina y quien lo paga?

Los nexos entre el Agua-Energía-Alimentos

Redacción
16 de junio, 2016

El agua, la energía y los alimentos están íntimamente relacionados. El agua es un insumo elemental para la producción de productos agrícolas en el campo y a lo largo de toda la cadena de suministro agroalimentaria. La energía es necesaria para producir y distribuir agua y alimentos: para bombear el agua de fuentes subterráneas o superficiales, para hacer funcionar los tractores y la maquinaria eléctrica de riego, y para procesar y transportar los productos agrícolas al punto del consumidor final.
La agricultura es actualmente el mayor consumidor de agua a nivel mundial, que representa el 70% de la extracción total. La producción de alimentos y la cadena de suministro representan aproximadamente el 30% del consumo total de energía global.
Hay muchas sinergias y compensaciones entre el agua, el uso de energía y la producción de alimentos. El uso de agua para el riego de los cultivos hace posible la producción de alimentos, a la vez que también puede reducir el caudal de los ríos, y disminuye el potencial de generación de energía hidroeléctrica en una determinada cuenca hidrográfica.
La producción de cultivos bioenergéticos como lo son las grandes extensiones de maíz o soya para producir etanol, demanda grandes cantidades de agua para el riego y se argumenta que estos cultivos con fin energético pone en peligro la seguridad alimentaria.
La conversión del riego por superficie o gravedad, por sistemas mucho más eficientes a presión ahorra agua, pero también resulta en un mayor consumo de energía. El reconocimiento de estas sinergias y el equilibrio de estos “trade-offs” son fundamentales para garantizar conjuntamente que tengamos agua, energía y seguridad alimentaria.
A nivel global hay mucha consciencia de los retos que hay para producir alimentos, energía y conservar y hacer uso inteligente del agua, pero hasta ahora los gobiernos y nuestras sociedades los hemos abordado de manera aislada y con enfoque sectorial muy limitado. A nivel nacional, las responsabilidades sectoriales de los Ministerios a cargo de cada cartera a duras penas operan fragmentados, hay una gran falta de coordinación, e inconsistencias entre las leyes y marcos regulatorios. Esto ha dado lugar a incentivos mal alineados y un inmenso e incalculable desperdicio.
Si lo que queremos es conservar y usar bien el agua, contar con energía estable, accesible y barata, y garantizar que haya suficiente producción de alimentos accesibles para todos los guatemaltecos (seguridad alimentaria), y se quieren lograr al mismo tiempo, llegó la hora de tomar decisiones de gran envergadura. Nos llegó la hora de tener el debate de ideas con todos los responsables sectoriales en el gobierno, la necesidad de considerar las necesidades más amplias, y buscar tener impacto transversal. Mejorando el diálogo, la colaboración y la coordinación, se necesita un enfoque que entienda que necesitamos hablar con otro idioma, el idioma de reconocer los NEXOS y que estos trade-offs sean positivos, que en el proceso no sigamos perdiendo todos como actualmente nos está sucediendo.
La naturaleza humana y del guatemalteco es ser reactivo, decir no antes de escuchar de que se trata la propuesta, máxime si a priori nos suena a algo nuevo. Nos espantamos con facilidad por la misma resistencia al cambio, miedo a lo desconocido, pero sobre todo, nos manejamos con una suprema desconfianza de las ideas o propuestas que traen los otros.
El mundo está cambiando y nuestras necesidades de sustentar nuestro estilo de vida en el largo plazo se hizo ya muy cuesta arriba. Mejorar la calidad de vida de las grandes mayorías hoy en desventaja, nos plantea asumir este reto desde el debate de ideas que nos permitan salir con mejores leyes, instituciones y políticas públicas, pero además, con mejores códigos de conducta como individuos. Todos los seres vivos dejamos huella en este paso por la tierra ¿Qué clase de huella queremos dejar desde nuestro desempeño como seres humanos y actividad productiva?
El reto para arrancar este debate de ideas y que terminemos con algo útil, como una ruta critica o un plan de acción, etc. está en el corto plazo definir: ¿Quién lo inicia, quien coordina y quien lo paga?