Cada año alrededor de 130,00 jóvenes se unen a la fuerza laboral en Guatemala, pero solo se generan 35,000 empleos adicionales. El desempleo ha llevado a muchos jóvenes a buscar alternativas en el sector laboral informal. Cerca del 78% de la población económicamente activa pertenece a este sector. La informalidad no permite incrementar la recaudación tributaria del país, disminuye los niveles de productividad y priva a los trabajadores de sus derechos laborales.
Es necesario crear las condiciones que permitan incrementar la inversión privada, nacional y extranjera para que se generen más empleos en el sector formal. Según un análisis sectorial realizado por FUNDESA en el año 2010, entre las brechas que más limitan el desarrollo inclusivo está la falta de mano de obra capacitada y la insuficiente capacitación técnica o de mala calidad.
El sector TIC’S o los Call centers tienen el potencial de crear 10,000 plazas anuales. Sin embargo, no hay suficientes candidatos que llenen los requisitos de talento que exige la industria. También existen empresas que pudieran seguir expandiéndose y generando empleo si sus niveles de productividad aumentaran. El problema es que parte de las razones por la que la productividad no incrementa es por el bajo rendimiento de los trabajadores.
Es por esto que en el año 2014, el Consejo Privado de Competitividad coordinó la creación de un comité académico, con el fin de desarrollar estrategias e iniciativas que pudieran ayudar a resolver estas limitantes. Entre las propuestas principales del comité estaba realizar un estudio de brechas de talento, con el objetivo de alinear la oferta académica con la demanda empresarial en el país.
Este año se realizó la segunda versión de este estudio, contando con la participación de 160 empresas. La mayoría de empresas pertenecían al sector de agricultura, construcción y servicios e indicaron que los departamentos en donde más operan son Guatemala, Zacapa, Escuintla, Quetzaltenango, Retalhuleu y Peten.
Las empresas identificaron que las divisiones de administración, ventas, producción y operaciones tendrían mayor crecimiento en los próximos años. Cerca del 80% de los encuestados indicaron que existían certificaciones que harían a sus colaboradores más eficientes. Entre las más demandadas estaban Lean Six Sigma, SAP Y HACCP.
Se identificó que el mayor número de plazas en las empresas se llenan con niveles de diversificado, técnicos y licenciaturas o ingenierías. Mencionaron que especialmente necesitaban técnicos en mecánica y electromecánica, ingenieros industriales, administradores de empresa e ingenieros en sistemas.
Por último se le presentó a las empresas una lista de competencias, en donde tenían que elegir las más necesarias y las más difíciles de encontrar en sus colaboradores. Las competencias más demandadas fueron el liderazgo, la capacidad de priorizar y organizar el trabajo, el compromiso ético y la capacidad de trabajar en equipo.
Estos resultados deberían servir como referencia para las universidades y las escuelas técnicas a la hora de elaborar sus programas académicos, siendo el fin preparar a los estudiantes para las demandas laborales existentes como también crear la mano de obra necesaria para que incremente la inversión. Esto ayudará a crear las condiciones necesarias para incrementar el número de plazas adicionales cada año y le permitirá a un mayor número de trabajadores emplearse en el sector laboral formal.
Cada año alrededor de 130,00 jóvenes se unen a la fuerza laboral en Guatemala, pero solo se generan 35,000 empleos adicionales. El desempleo ha llevado a muchos jóvenes a buscar alternativas en el sector laboral informal. Cerca del 78% de la población económicamente activa pertenece a este sector. La informalidad no permite incrementar la recaudación tributaria del país, disminuye los niveles de productividad y priva a los trabajadores de sus derechos laborales.
Es necesario crear las condiciones que permitan incrementar la inversión privada, nacional y extranjera para que se generen más empleos en el sector formal. Según un análisis sectorial realizado por FUNDESA en el año 2010, entre las brechas que más limitan el desarrollo inclusivo está la falta de mano de obra capacitada y la insuficiente capacitación técnica o de mala calidad.
El sector TIC’S o los Call centers tienen el potencial de crear 10,000 plazas anuales. Sin embargo, no hay suficientes candidatos que llenen los requisitos de talento que exige la industria. También existen empresas que pudieran seguir expandiéndose y generando empleo si sus niveles de productividad aumentaran. El problema es que parte de las razones por la que la productividad no incrementa es por el bajo rendimiento de los trabajadores.
Es por esto que en el año 2014, el Consejo Privado de Competitividad coordinó la creación de un comité académico, con el fin de desarrollar estrategias e iniciativas que pudieran ayudar a resolver estas limitantes. Entre las propuestas principales del comité estaba realizar un estudio de brechas de talento, con el objetivo de alinear la oferta académica con la demanda empresarial en el país.
Este año se realizó la segunda versión de este estudio, contando con la participación de 160 empresas. La mayoría de empresas pertenecían al sector de agricultura, construcción y servicios e indicaron que los departamentos en donde más operan son Guatemala, Zacapa, Escuintla, Quetzaltenango, Retalhuleu y Peten.
Las empresas identificaron que las divisiones de administración, ventas, producción y operaciones tendrían mayor crecimiento en los próximos años. Cerca del 80% de los encuestados indicaron que existían certificaciones que harían a sus colaboradores más eficientes. Entre las más demandadas estaban Lean Six Sigma, SAP Y HACCP.
Se identificó que el mayor número de plazas en las empresas se llenan con niveles de diversificado, técnicos y licenciaturas o ingenierías. Mencionaron que especialmente necesitaban técnicos en mecánica y electromecánica, ingenieros industriales, administradores de empresa e ingenieros en sistemas.
Por último se le presentó a las empresas una lista de competencias, en donde tenían que elegir las más necesarias y las más difíciles de encontrar en sus colaboradores. Las competencias más demandadas fueron el liderazgo, la capacidad de priorizar y organizar el trabajo, el compromiso ético y la capacidad de trabajar en equipo.
Estos resultados deberían servir como referencia para las universidades y las escuelas técnicas a la hora de elaborar sus programas académicos, siendo el fin preparar a los estudiantes para las demandas laborales existentes como también crear la mano de obra necesaria para que incremente la inversión. Esto ayudará a crear las condiciones necesarias para incrementar el número de plazas adicionales cada año y le permitirá a un mayor número de trabajadores emplearse en el sector laboral formal.