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María Concepción

Redacción
12 de julio, 2016

Transcurría el martes 28 de junio cuando María Concepción, de 32 años y ya familiarizada con la experiencia de parir, se acercaba a la sede del IGSS de Cuilapa a tener a su tercer bebe. “Si yo pago IGSS, que me atiendan ahí” dijo a su esposo días antes, oponiéndose a ir a un sanatorio privado, por caro.

Entró. Durante el parto mediante cesárea su útero se desgarró y tuvo una hemorragia. La vida de su tercer bebé estaba a salvo pero la de ella ahora pendía de un hilo. El IGGS de Cuilapa no tenía sangre…con la “diligencia” y “transparencia hacia los familiares” que les caracteriza, los responsables llamaron a la sede en Jutiapa para ver si podían suplir del vital líquido. ¡Oh, Sorpresa, tampoco tenían!

Librando ya una batalla entre la vida y la muerte, los médicos responsables decidieron trasladarla al IGSS de Pamplona… ¡Ya no llegó! Dejó de existir en el camino, y con ella nacía a la vida un bebé despechado, quien junto con sus dos hermanos ahora carecerían de madre; dejaba además un hombre viudo y a sus padres ya ancianos, para quienes ella era su principal sostén.

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¿Cuantas vidas más tiene que significar este nefasto sistema de seguro y previsión social?
Es letal, y no es cuestión de “mejorar la administración” como dicen los estatistas que ven en aquel sistema una posible solución técnica. La solución verdadera pasa por devolver a las personas la responsabilidad de elegir el seguro social y más importante aún, si quieren o no ahorrar para su futuro. ¿Es que acaso, como bien dice Bastiat, suponemos que “los hombres no contienen en sí mismo-s ni un principio de acción, ni un medio de discernimiento; que están desprovistos de iniciativa; que son materia inerte, moléculas pasivas, átomos sin espontaneidad; cuando mucho una vegetación indiferente a su propia manera de existencia”? ¿Porqué la fatal arrogancia de creer que debemos forzar a la gente “pobre e ignorante” a pensar en su futuro?

La solución verdadera son las Cinco Reformas, todas…aplicas en simultáneo y de manera complementaria. La quinta de ellas precisamente propone, por el lado de la oferta, otorgar en propiedad toda la infraestructura del IGSS a los trabajadores sociales, médicos y enfermeros, organizados en sociedades mercantiles (asociaciones, cooperativas o sociedades anónimas). Ello mediante la figura de Dación en pago por obligaciones pendientes o en lugar de su pasivo laboral. Por el lado de la demanda, dotar, a los más pobres y mientras dejen de serlo, de cupones para cotizar en cualquier entidad privada que brinde el servicio de fondo-de-pensión.

Así, los más pobres elegirán libremente si quieren o no ahorrar para su futuro y cuál servicio de salud y previsión les atenderá. Así, los hoy trabajadores sociales harán gala de su espíritu emprendedor y mediante el ejercicio de la dueñez, competirán por ofrecer un servicio de calidad. Los que atiendan bien serán recompensados, los que no sencillamente irán a la quiebra. ¡Habrá sangre en los hospitales y no habrán más colas para ser atendidos en “emergencia”!

El sistema de salud y previsión social es una vergüenza y para muchos, entre ellos María Concepción, es la mismísima tumba. ¡No dejemos que los guatemaltecos sigan muriendo a manos del estatismo!

_________________
@JDChapas

María Concepción

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12 de julio, 2016

Transcurría el martes 28 de junio cuando María Concepción, de 32 años y ya familiarizada con la experiencia de parir, se acercaba a la sede del IGSS de Cuilapa a tener a su tercer bebe. “Si yo pago IGSS, que me atiendan ahí” dijo a su esposo días antes, oponiéndose a ir a un sanatorio privado, por caro.

Entró. Durante el parto mediante cesárea su útero se desgarró y tuvo una hemorragia. La vida de su tercer bebé estaba a salvo pero la de ella ahora pendía de un hilo. El IGGS de Cuilapa no tenía sangre…con la “diligencia” y “transparencia hacia los familiares” que les caracteriza, los responsables llamaron a la sede en Jutiapa para ver si podían suplir del vital líquido. ¡Oh, Sorpresa, tampoco tenían!

Librando ya una batalla entre la vida y la muerte, los médicos responsables decidieron trasladarla al IGSS de Pamplona… ¡Ya no llegó! Dejó de existir en el camino, y con ella nacía a la vida un bebé despechado, quien junto con sus dos hermanos ahora carecerían de madre; dejaba además un hombre viudo y a sus padres ya ancianos, para quienes ella era su principal sostén.

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Es letal, y no es cuestión de “mejorar la administración” como dicen los estatistas que ven en aquel sistema una posible solución técnica. La solución verdadera pasa por devolver a las personas la responsabilidad de elegir el seguro social y más importante aún, si quieren o no ahorrar para su futuro. ¿Es que acaso, como bien dice Bastiat, suponemos que “los hombres no contienen en sí mismo-s ni un principio de acción, ni un medio de discernimiento; que están desprovistos de iniciativa; que son materia inerte, moléculas pasivas, átomos sin espontaneidad; cuando mucho una vegetación indiferente a su propia manera de existencia”? ¿Porqué la fatal arrogancia de creer que debemos forzar a la gente “pobre e ignorante” a pensar en su futuro?

La solución verdadera son las Cinco Reformas, todas…aplicas en simultáneo y de manera complementaria. La quinta de ellas precisamente propone, por el lado de la oferta, otorgar en propiedad toda la infraestructura del IGSS a los trabajadores sociales, médicos y enfermeros, organizados en sociedades mercantiles (asociaciones, cooperativas o sociedades anónimas). Ello mediante la figura de Dación en pago por obligaciones pendientes o en lugar de su pasivo laboral. Por el lado de la demanda, dotar, a los más pobres y mientras dejen de serlo, de cupones para cotizar en cualquier entidad privada que brinde el servicio de fondo-de-pensión.

Así, los más pobres elegirán libremente si quieren o no ahorrar para su futuro y cuál servicio de salud y previsión les atenderá. Así, los hoy trabajadores sociales harán gala de su espíritu emprendedor y mediante el ejercicio de la dueñez, competirán por ofrecer un servicio de calidad. Los que atiendan bien serán recompensados, los que no sencillamente irán a la quiebra. ¡Habrá sangre en los hospitales y no habrán más colas para ser atendidos en “emergencia”!

El sistema de salud y previsión social es una vergüenza y para muchos, entre ellos María Concepción, es la mismísima tumba. ¡No dejemos que los guatemaltecos sigan muriendo a manos del estatismo!

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