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Byron Lima

Redacción
18 de julio, 2016

El asesinato de Byron Lima sólo refleja el fracaso del Sistema Penitenciario.
Primero, no es “sistema” porque un sistema sigue un grupo de reglas, protocolos, y siempre tiene a las personas indicadas en los lugares que ellas y ellos son relevantes para cumplir la Misión.
El penitenciario no es un “sistema”, sino un caos. De hecho, el reto es hacer de ese caos un “sistema.” De nada sirve que la PNC, el MP, la CICIG, el Sistema de Justicia, los Jueces y las Cortes hagan su trabajo bien si todo ese esfuerzo se deshace en las cárceles.
No tenemos un “sistema”, lo que tenemos es un espacio controlado por mafias. Eso es “lo penitenciario” en Guatemala.
Segundo, el asesinato de Byron Lima muestra la corrupción entre los mismos guardias del dizque “sistema.”
¿Cómo entran teléfonos, granadas, drogas, carros, televisores, refrigeradoras, a las cárceles?
Y las prostitutas ¿cómo entran? ¿cuánto pagan por cada “entrada”?
No es un “sistema”, es un conjunto de privilegios.
Quien entra a la cárcel, por cualquier razón, justa o injusta, debe pagar “talacha.” No es un “sistema”, es un “negocio,” sí un negocio de las mafias. Cada “talacha” es permitida por quienes controlan el “caos penitenciario.”
Tercero, la guerra, ahora, cual “Game of Thrones”, pasa de las cárceles a las calles. Ahora usted y yo somos parte de esta guerra contenida en las cárceles.
El tiempo ha llegado. La guerra contenida dentro de las cárceles pasa a nuestros barrios, a nuestras colonias, a nuestros vecindarios, a nuestras familias.
Costos, costos, costos. Vidas, vidas, vidas. Eso es el “caos penitenciario” que ahora se desborda.
Cuarto, cada EMPRESA debe prepararse. Los costos de producir y distribuir crecerán. Los territorios, digo los “nuevos”, en la calle, serán redefinidos desde las cárceles. Así que a diseñar nuevas estrategias. Nuevas “logísticas.” Nuevas “rutas.”
Y de todo esto, lo más frustrante para la ciudadanía, para los empresarios, para los vecinos es la realidad del “caos penitenciario” controlado no por el presunto “sistema”, sino por los mismos presos.
Pero esta es una advertencia.
Quienes controlan el “caos penitenciario” usan, por ejemplo, teléfonos “satelitales”, así que están mejor armados, mejor equipados, y mejor organizados que el gobierno mismo.
Quinto, pero como si todo eso no fueran suficientes malas noticias, lo peor es tener un presidente inexistente como Jimmy Morales, quien alguna vez se comunicó con el mismo Byron Lima para grabar una película en la cárcel.
#NoTenemosPresidente o el HT #NoHayPresidente son exitosos porque presentan una realidad sorprendente: el problema no es la ausencia del presidente Morales, el problema es que estando él con el nombramiento no represente, no entienda y no ejerza LIDERAZGO.
No hay espacios vacíos en el espacio social. Y sin Liderazgo visible por parte de Morales, los espacios serán llenados por las mafias dirigidas desde las cárceles.
Este es EL REPORTE ZAPETA. La guerra ha iniciado. Los epicentros son las cárceles, y un gobierno débil es también una amenaza para cada ciudadano. Cambio y fuera.

Byron Lima

Redacción
18 de julio, 2016

El asesinato de Byron Lima sólo refleja el fracaso del Sistema Penitenciario.
Primero, no es “sistema” porque un sistema sigue un grupo de reglas, protocolos, y siempre tiene a las personas indicadas en los lugares que ellas y ellos son relevantes para cumplir la Misión.
El penitenciario no es un “sistema”, sino un caos. De hecho, el reto es hacer de ese caos un “sistema.” De nada sirve que la PNC, el MP, la CICIG, el Sistema de Justicia, los Jueces y las Cortes hagan su trabajo bien si todo ese esfuerzo se deshace en las cárceles.
No tenemos un “sistema”, lo que tenemos es un espacio controlado por mafias. Eso es “lo penitenciario” en Guatemala.
Segundo, el asesinato de Byron Lima muestra la corrupción entre los mismos guardias del dizque “sistema.”
¿Cómo entran teléfonos, granadas, drogas, carros, televisores, refrigeradoras, a las cárceles?
Y las prostitutas ¿cómo entran? ¿cuánto pagan por cada “entrada”?
No es un “sistema”, es un conjunto de privilegios.
Quien entra a la cárcel, por cualquier razón, justa o injusta, debe pagar “talacha.” No es un “sistema”, es un “negocio,” sí un negocio de las mafias. Cada “talacha” es permitida por quienes controlan el “caos penitenciario.”
Tercero, la guerra, ahora, cual “Game of Thrones”, pasa de las cárceles a las calles. Ahora usted y yo somos parte de esta guerra contenida en las cárceles.
El tiempo ha llegado. La guerra contenida dentro de las cárceles pasa a nuestros barrios, a nuestras colonias, a nuestros vecindarios, a nuestras familias.
Costos, costos, costos. Vidas, vidas, vidas. Eso es el “caos penitenciario” que ahora se desborda.
Cuarto, cada EMPRESA debe prepararse. Los costos de producir y distribuir crecerán. Los territorios, digo los “nuevos”, en la calle, serán redefinidos desde las cárceles. Así que a diseñar nuevas estrategias. Nuevas “logísticas.” Nuevas “rutas.”
Y de todo esto, lo más frustrante para la ciudadanía, para los empresarios, para los vecinos es la realidad del “caos penitenciario” controlado no por el presunto “sistema”, sino por los mismos presos.
Pero esta es una advertencia.
Quienes controlan el “caos penitenciario” usan, por ejemplo, teléfonos “satelitales”, así que están mejor armados, mejor equipados, y mejor organizados que el gobierno mismo.
Quinto, pero como si todo eso no fueran suficientes malas noticias, lo peor es tener un presidente inexistente como Jimmy Morales, quien alguna vez se comunicó con el mismo Byron Lima para grabar una película en la cárcel.
#NoTenemosPresidente o el HT #NoHayPresidente son exitosos porque presentan una realidad sorprendente: el problema no es la ausencia del presidente Morales, el problema es que estando él con el nombramiento no represente, no entienda y no ejerza LIDERAZGO.
No hay espacios vacíos en el espacio social. Y sin Liderazgo visible por parte de Morales, los espacios serán llenados por las mafias dirigidas desde las cárceles.
Este es EL REPORTE ZAPETA. La guerra ha iniciado. Los epicentros son las cárceles, y un gobierno débil es también una amenaza para cada ciudadano. Cambio y fuera.