Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

El capitán en la tormenta

Redacción
13 de julio, 2016

La gestión de nuestro presidente ha sido bastante controversial, mucho se ha dicho de sus cualidades de liderazgo y los escasos logros de su primer semestre. Arranquemos por matizar las condiciones bajo las cuales le ha tocado liderar, entre ellas un país con bajísima moral tributaria, el cáncer de corrupción enraizado hasta en sus más profundas entrañas y un aparato estatal totalmente disfuncional. Ese es el país que él recibe y que le toca capitanear. Lamentablemente, a pesar de los palpables logros del MP y Cicig, aún persisten grupos incrustados en ciertas partes del sistema que administran al Estado para su enriquecimiento personal. Ciertamente, mientras esto continúe, el Estado seguirá siendo disfuncional.

Al presidente le corresponde marcar la ruta y liderar con el ejemplo, enviando el claro mensaje que la corrupción y los negocios turbios del pasado son inaceptables. Sin embargo, ir tras esos negocios turbios del pasado, no necesariamente le compete a él. Esto le corresponde a actores como la Contraloría General de Cuentas, el MP y las cortes. Paralelo a esta lucha, el país tiene que seguir operando, y en ese sentido me parece que se han realizado algunos esfuerzos desde el despacho presidencial que merecen ser mencionados.

Desde su campaña, el presidente expresó su interés en rescatar el sistema de salud pública del país. En los últimos seis meses ha llevado a cabo varios proyectos en ese sentido, entre ellos me parece oportuno resaltar la contratación de equipos y asesores expertos, locales e internacionales, para mejorar el proceso de compras en los principales hospitales del país. Esta es una iniciativa que generará importantes mejoras en la salud pública al eliminar los sobrecostos actualmente cargados a la compra de medicamentos. Aún no es un logro, ya que es un proyecto en desarrollo, pero presenta un grado de avance interesante a sus escasos seis meses de gestión. Es importante mencionar que este no ha sido un proceso ajeno a la resistencia al cambio de distintas estructuras hospitalarias, incluyendo quiénes buscan beneficiarse personalmente a costas del sistema. Otro logro del presidente en el tema de salud, fue el haber evitado una crisis nacional debido a la falta de vacunas. El presidente unió esfuerzos para atender esta emergencia, garantizando el abastecimiento de vacunas durante este año, evitando así el rebrote de algunas enfermedades ya erradicadas.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Por otro lado, es de aplaudir la promoción de la iniciativa de ley para reformar la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT). El país requiere una SAT profesional, independiente y efectiva. Recordemos que una de las principales estructuras de corrupción que se está desmantelando hoy, es la estructura criminal que existía adentro de la SAT. Es la existencia de estructuras criminarles que de alguna manera explica la resistencia de algunos actores a incrementar su poder fiscalizador, así como la revelación de ciertos casos de quienes han sido víctimas de acoso desde esa estructura.

Pero también han habido desaciertos estos primeros seis meses. En cuanto a la reducción de la desnutrición crónica, a pesar de ser una prioridad del presidente y de las mejores intenciones de su equipo de trabajo, la capacidad de incidencia se ve restringida al haber recibido un Estado cuyas extremidades han sido amputadas, ¿cómo entonces se puede avanzar a paso firme?. El gobierno anterior se dedicó a eliminar los centros de primer nivel de atención en las comunidades. Tristemente usaron el disfraz de la transparencia para esconder intenciones mucho menos loables. Le toca a nuestro presidente restablecer las capacidades en el primer nivel de atención para poder cumplir con sus deseos por abolir la desnutrición crónica infantil. La experiencia nos deja una importante lección, ya que no todo lo que se vende disfrazado de “transparencia” es algo que debamos aceptar ciegamente.

Por otro lado, durante los últimos 20 años los distintos gobiernos de nuestro país han incumplido la obligación de reglamentar el Convenio 169, y con ello realizar las consultas a comunidades indígenas de manera efectiva. Al presidente Morales le ha tocado recoger los pedazos de platos rotos derivados de esa falta. Incumplir esos procesos de consulta, genera incertidumbre en los inversionistas que acuden a nuestro país y repercute negativamente en nuestra capacidad de crecimiento económico, la capacidad de creación de empleos formales y dignos, etc.

Me atrevo a expresarme libremente en este tema, a riesgo de que me tachen de tener algún interés por defender la labor del presidente. Quiero dejar claro que mi único interés, como ciudadano, empresario y padre de familia, es que Guatemala salga adelante. Más allá de los reproches hacia su gestión, su personalidad o su peculiar forma de impartir discursos, este es un tema de respeto institucional. Afirmar abiertamente que “no tenemos presidente”, simplemente porque no aprobamos la manera en que desempeña su rol, es atentar contra la patria. Tenemos presidente porque lo elegimos democráticamente, para bien o para mal.

Esta nave, llamada Guatemala, ha tenido por 20 años tripulantes que han estado abriendo hoyos en su casco. A lo largo de todos estos años los ciudadanos hemos sido coparticipes del proceso de debilitamiento de nuestro barco, al no denunciar con fuerza a quienes se encontraban abriendo estos hoyos. El proceso actual de judicialización de la corrupción representa los primeros parches de muchos más que hacen falta. En lugar de gastar nuestras energías en criticar al presidente, deberíamos de usarlas para seguir tapando los agujeros de la corrupción y darle el beneficio de la duda a quien se ha atrevido a capitanear nuestro dañado barco durante esta tormenta.

www.salvadorpaiz.com
@salva_paiz

El capitán en la tormenta

Redacción
13 de julio, 2016

La gestión de nuestro presidente ha sido bastante controversial, mucho se ha dicho de sus cualidades de liderazgo y los escasos logros de su primer semestre. Arranquemos por matizar las condiciones bajo las cuales le ha tocado liderar, entre ellas un país con bajísima moral tributaria, el cáncer de corrupción enraizado hasta en sus más profundas entrañas y un aparato estatal totalmente disfuncional. Ese es el país que él recibe y que le toca capitanear. Lamentablemente, a pesar de los palpables logros del MP y Cicig, aún persisten grupos incrustados en ciertas partes del sistema que administran al Estado para su enriquecimiento personal. Ciertamente, mientras esto continúe, el Estado seguirá siendo disfuncional.

Al presidente le corresponde marcar la ruta y liderar con el ejemplo, enviando el claro mensaje que la corrupción y los negocios turbios del pasado son inaceptables. Sin embargo, ir tras esos negocios turbios del pasado, no necesariamente le compete a él. Esto le corresponde a actores como la Contraloría General de Cuentas, el MP y las cortes. Paralelo a esta lucha, el país tiene que seguir operando, y en ese sentido me parece que se han realizado algunos esfuerzos desde el despacho presidencial que merecen ser mencionados.

Desde su campaña, el presidente expresó su interés en rescatar el sistema de salud pública del país. En los últimos seis meses ha llevado a cabo varios proyectos en ese sentido, entre ellos me parece oportuno resaltar la contratación de equipos y asesores expertos, locales e internacionales, para mejorar el proceso de compras en los principales hospitales del país. Esta es una iniciativa que generará importantes mejoras en la salud pública al eliminar los sobrecostos actualmente cargados a la compra de medicamentos. Aún no es un logro, ya que es un proyecto en desarrollo, pero presenta un grado de avance interesante a sus escasos seis meses de gestión. Es importante mencionar que este no ha sido un proceso ajeno a la resistencia al cambio de distintas estructuras hospitalarias, incluyendo quiénes buscan beneficiarse personalmente a costas del sistema. Otro logro del presidente en el tema de salud, fue el haber evitado una crisis nacional debido a la falta de vacunas. El presidente unió esfuerzos para atender esta emergencia, garantizando el abastecimiento de vacunas durante este año, evitando así el rebrote de algunas enfermedades ya erradicadas.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Por otro lado, es de aplaudir la promoción de la iniciativa de ley para reformar la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT). El país requiere una SAT profesional, independiente y efectiva. Recordemos que una de las principales estructuras de corrupción que se está desmantelando hoy, es la estructura criminal que existía adentro de la SAT. Es la existencia de estructuras criminarles que de alguna manera explica la resistencia de algunos actores a incrementar su poder fiscalizador, así como la revelación de ciertos casos de quienes han sido víctimas de acoso desde esa estructura.

Pero también han habido desaciertos estos primeros seis meses. En cuanto a la reducción de la desnutrición crónica, a pesar de ser una prioridad del presidente y de las mejores intenciones de su equipo de trabajo, la capacidad de incidencia se ve restringida al haber recibido un Estado cuyas extremidades han sido amputadas, ¿cómo entonces se puede avanzar a paso firme?. El gobierno anterior se dedicó a eliminar los centros de primer nivel de atención en las comunidades. Tristemente usaron el disfraz de la transparencia para esconder intenciones mucho menos loables. Le toca a nuestro presidente restablecer las capacidades en el primer nivel de atención para poder cumplir con sus deseos por abolir la desnutrición crónica infantil. La experiencia nos deja una importante lección, ya que no todo lo que se vende disfrazado de “transparencia” es algo que debamos aceptar ciegamente.

Por otro lado, durante los últimos 20 años los distintos gobiernos de nuestro país han incumplido la obligación de reglamentar el Convenio 169, y con ello realizar las consultas a comunidades indígenas de manera efectiva. Al presidente Morales le ha tocado recoger los pedazos de platos rotos derivados de esa falta. Incumplir esos procesos de consulta, genera incertidumbre en los inversionistas que acuden a nuestro país y repercute negativamente en nuestra capacidad de crecimiento económico, la capacidad de creación de empleos formales y dignos, etc.

Me atrevo a expresarme libremente en este tema, a riesgo de que me tachen de tener algún interés por defender la labor del presidente. Quiero dejar claro que mi único interés, como ciudadano, empresario y padre de familia, es que Guatemala salga adelante. Más allá de los reproches hacia su gestión, su personalidad o su peculiar forma de impartir discursos, este es un tema de respeto institucional. Afirmar abiertamente que “no tenemos presidente”, simplemente porque no aprobamos la manera en que desempeña su rol, es atentar contra la patria. Tenemos presidente porque lo elegimos democráticamente, para bien o para mal.

Esta nave, llamada Guatemala, ha tenido por 20 años tripulantes que han estado abriendo hoyos en su casco. A lo largo de todos estos años los ciudadanos hemos sido coparticipes del proceso de debilitamiento de nuestro barco, al no denunciar con fuerza a quienes se encontraban abriendo estos hoyos. El proceso actual de judicialización de la corrupción representa los primeros parches de muchos más que hacen falta. En lugar de gastar nuestras energías en criticar al presidente, deberíamos de usarlas para seguir tapando los agujeros de la corrupción y darle el beneficio de la duda a quien se ha atrevido a capitanear nuestro dañado barco durante esta tormenta.

www.salvadorpaiz.com
@salva_paiz