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Objetivismo: Capitalismo

Redacción
12 de julio, 2016

El Capitalismo es una teoría política y como tal es una teoría normativa, que reconoce que los derechos individuales, que se basan en el principio del egoísmo, son el principio que debe regir las elecciones y conducta individual en un contexto social. Los cuatro principios de la ética racional en los que se fundamenta el Capitalismo y lo que lo hace el único sistema social apropiado para florecer en concordia son: el egoísmo noble, la mente como el instrumento de supervivencia, la productividad, y la vida como el estándar de valor.
Los enemigos del Capitalismo lo acusan de ser un sistema que se fundamenta en el egoísmo. Esta afirmación es factualmente correcta, aunque como afirma Andrew Bernstein, la connotación negativa del egoísmo y por tanto del Capitalismo es totalmente equivocada.
La esencia del egoísmo noble es la búsqueda racional de aquellos valores que sostienen la vida propia y que le permiten a uno florecer. El egoísmo noble es la aplicación de la virtud de la racionalidad a preocuparse del interés propio, que es lo que le es provechoso a uno a largo plazo. Es el código moral que exhorta al hombre a ser el beneficiario de sus propias acciones, a perseguir su interés, su florecimiento, su felicidad. Enfatiza la importancia que tiene el individuo, su vida personal, sus valores, sus aspiraciones, metas, sueños y esperanzas. El egoísmo ético alienta al hombre a alcanzar los valores que requiere su vida, en lugar de sacrificarlos.
En toda forma posible, el Capitalismo es la consecuencia lógica de una política consistente con una ética egoísta o prudencial.
El individualismo, o liberalismo, o Capitalismo como bautizo Marx a estos, es una teoría política que sostiene que cada humano es un fin en sí mismo, que tiene derechos inalienables, y que el único propósito de una sociedad civilizada y del gobierno es proteger esos derechos. Como el egoísmo ético exhorta la búsqueda de valores y se basa en la naturaleza de los seres vivos con su necesidad de conseguir valores que los mantengan con vida, el Capitalismo, basado en el principio de derechos individuales, es la aplicación de esa ética egoísta a la política. Si el individuo tiene que conseguir valores para sostener su vida, valores como dinero con que comprar comida, vestimenta, cobijo, entonces debe tener el derecho legalmente protegido para poder ocuparse en perseguir valores. Por ejemplo, Steve Jobs y Bill Gates, tuvieron como individuos, el derecho moral de perseguir los valores que les permitieron florecer. Sin la protección legal a esos derechos, no habrían podido hacerlo.
El Capitalismo, en tanto sistema político, ofrece la protección legal contra aquellos que inician la fuerza o el fraude para violar los derechos del individuo, lo que es el requerimiento social indispensable para que una persona pueda perseguir sus valores. Al tener tal protección, sus esfuerzos por alcanzar los valores que su vida requiere, pueden darse sin limitación alguna. Pero si carece de esa protección, entonces sus esfuerzos se verán frustrados, impedidos, imposibilitados. Esto es verdad para todo tipo de valor, desde el conocimiento, el amor, la amistad, todo valor no monetario, hasta todo valor material, monetario. Un ejemplo, que del Periodo de Invención relata Andrew Bernstein en su libro The Capitalist Manifesto, es el de George Washington Carver.
Carver, quien nació en 1860 y murió en 1943, fue un botánico inventor al que le importaban poco el dinero y bienes materiales, y quien no habría podido perseguir los logros científicos que tanto anhelaba y crear los productos que inventó –cosméticos, tintes, pinturas, plásticos, gasolina, nitroglicerina y 105 recetas de comida usando manías –de no haber contado con la protección moral y legal que brindan los derechos individuales a hacer lo que su mejor juicio le indique.
El fundamento egoísta de fomento de valores del Capitalismo se manifiesta en varias instituciones: la institución de la propiedad privada, el imperio de la ley, el afán de lucro, y el mercado libre. El principio moral de la propiedad privada significa que cada uno es dueño del producto de su esfuerzo intelectual y/o corporal. Si un hombre tiene derecho a su propia vida, a su cuerpo, a su mente, se infiere por tanto que tiene derecho al producto de su esfuerzo intelectual y corporal. El derecho de propiedad genera al menos dos razones que motivan al hombre a desarrollar su habilidad para conseguir aquellos valores de los que su vida depende. Primero, cuando se da cuenta que lo que gana y/o conserva se encuentra en relación directamente proporcional a cuanto produce, aumenta su incentivo a producir. Segundo, al estar protegido el derecho de propiedad por la ley, ni el criminal ni el gobierno puede legalmente expropiar las ganancias de hombre alguno.
Por tanto, el imperio de la ley, al asegurar la libertad de actuar según la propia sensatez, y a disfrutar del fruto del esfuerzo propio, también incentiva a producir. El imperio de la ley significa que los oficiales del gobierno, incluido el jefe de Estado, están todos amarrados por principios morales incorporados en el sistema legal, y por tanto, no pueden violar dichos principios. La alternativa es el despotismo de los hombres, donde los burócratas están por encima de la ley, y que pueden usar su poder arbitrariamente contra los ciudadanos, por lo que impera es el capricho.
El imperio de la ley en el Capitalismo es una aplicación directa del principio más amplio de derecho individual. Una constitución escrita circunscribe el poder del Estado por medio de garantizar a todo ciudadano sus derechos inalienables específicos, incluyendo libertad de expresión, libertad de culto, el derecho de propiedad, etc. El imperio de la ley constitucional subordina a todo hombre y, en especial, a los oficiales de gobierno, al principio de derechos individuales. Lo que quiere decir que el imperio de la ley asegura que cada individuo está legalmente protegido para actuar egoístamente en busca de sus valores y su florecimiento, sin estar a merced de cualquier oficial que pretenda violar sus derechos.
El afán de lucro es el incentivo a trabajar productivamente para aumentar la propia ganancia económica. Tal afán depende lógicamente de la propiedad privada, y del imperio de la ley, porque presupone que los hombres pueden conservar sus ganancias y los productos que compran con estas. Moralmente si los hombres tienen derecho a su propia vida, entonces tienen derecho a conservar aquellos valores que han ganado por medio de su esfuerzo.
Así como la moral determina la política, como la aplicación de ésta a las interrelaciones organizadas de los hombres, así la política determina la economía, como la aplicación de la moral al ámbito de la producción y el intercambio. El principio de los derechos individuales es el requerimiento político-económico para alcanzar los valores y la vida humana en esta tierra. El Capitalismo coloca la recompensa económica al servicio de la necesidad humana de crear valores.
La política del mercado libre, del laissez-faire, del “dejar hacer”, de “no meter las manos”, es simplemente la aplicación del principio moral de los derechos individuales a la actividad económica o crematística. El principio de derechos individuales significa que adultos que consienten son libres de tomar cualquier acción que elijan, en tanto no inicien la fuerza o el fraude contra otros. Esto quiere decir que los hombres tienen restricciones legales para interferir criminalmente con la actividad de perseguir valores de otros.
La actividad económica es la producción (crematística individual) y el intercambio (crematística política) de bienes y servicios, aquellos de los que depende la vida del hombre. O como les llama Carl Menger, economía individual (producción) y economía política (intercambio o cataláctica). Si los hombres producen e intercambian voluntariamente, su búsqueda mutua de valores aumenta, se incrementa recíprocamente por el trabajo productivo de cada uno.
El papel apropiado del gobierno en la actividad económica es la aplicación directa de su rol moral como protector de los derechos del individuo: proveer el imperio de la ley, protegiendo la propiedad privada y amparando los contratos, estableciendo así un contexto legal que promueve la creación de valores. El gobierno de una sociedad capitalista le da un beneficio incalculable a la vida de los ciudadanos, pues protege a aquellos que crean valor y reprime a aquellos que destruyen valores o que interfieren por la fuerza con los creadores.
Continuará.

Objetivismo: Capitalismo

Redacción
12 de julio, 2016

El Capitalismo es una teoría política y como tal es una teoría normativa, que reconoce que los derechos individuales, que se basan en el principio del egoísmo, son el principio que debe regir las elecciones y conducta individual en un contexto social. Los cuatro principios de la ética racional en los que se fundamenta el Capitalismo y lo que lo hace el único sistema social apropiado para florecer en concordia son: el egoísmo noble, la mente como el instrumento de supervivencia, la productividad, y la vida como el estándar de valor.
Los enemigos del Capitalismo lo acusan de ser un sistema que se fundamenta en el egoísmo. Esta afirmación es factualmente correcta, aunque como afirma Andrew Bernstein, la connotación negativa del egoísmo y por tanto del Capitalismo es totalmente equivocada.
La esencia del egoísmo noble es la búsqueda racional de aquellos valores que sostienen la vida propia y que le permiten a uno florecer. El egoísmo noble es la aplicación de la virtud de la racionalidad a preocuparse del interés propio, que es lo que le es provechoso a uno a largo plazo. Es el código moral que exhorta al hombre a ser el beneficiario de sus propias acciones, a perseguir su interés, su florecimiento, su felicidad. Enfatiza la importancia que tiene el individuo, su vida personal, sus valores, sus aspiraciones, metas, sueños y esperanzas. El egoísmo ético alienta al hombre a alcanzar los valores que requiere su vida, en lugar de sacrificarlos.
En toda forma posible, el Capitalismo es la consecuencia lógica de una política consistente con una ética egoísta o prudencial.
El individualismo, o liberalismo, o Capitalismo como bautizo Marx a estos, es una teoría política que sostiene que cada humano es un fin en sí mismo, que tiene derechos inalienables, y que el único propósito de una sociedad civilizada y del gobierno es proteger esos derechos. Como el egoísmo ético exhorta la búsqueda de valores y se basa en la naturaleza de los seres vivos con su necesidad de conseguir valores que los mantengan con vida, el Capitalismo, basado en el principio de derechos individuales, es la aplicación de esa ética egoísta a la política. Si el individuo tiene que conseguir valores para sostener su vida, valores como dinero con que comprar comida, vestimenta, cobijo, entonces debe tener el derecho legalmente protegido para poder ocuparse en perseguir valores. Por ejemplo, Steve Jobs y Bill Gates, tuvieron como individuos, el derecho moral de perseguir los valores que les permitieron florecer. Sin la protección legal a esos derechos, no habrían podido hacerlo.
El Capitalismo, en tanto sistema político, ofrece la protección legal contra aquellos que inician la fuerza o el fraude para violar los derechos del individuo, lo que es el requerimiento social indispensable para que una persona pueda perseguir sus valores. Al tener tal protección, sus esfuerzos por alcanzar los valores que su vida requiere, pueden darse sin limitación alguna. Pero si carece de esa protección, entonces sus esfuerzos se verán frustrados, impedidos, imposibilitados. Esto es verdad para todo tipo de valor, desde el conocimiento, el amor, la amistad, todo valor no monetario, hasta todo valor material, monetario. Un ejemplo, que del Periodo de Invención relata Andrew Bernstein en su libro The Capitalist Manifesto, es el de George Washington Carver.
Carver, quien nació en 1860 y murió en 1943, fue un botánico inventor al que le importaban poco el dinero y bienes materiales, y quien no habría podido perseguir los logros científicos que tanto anhelaba y crear los productos que inventó –cosméticos, tintes, pinturas, plásticos, gasolina, nitroglicerina y 105 recetas de comida usando manías –de no haber contado con la protección moral y legal que brindan los derechos individuales a hacer lo que su mejor juicio le indique.
El fundamento egoísta de fomento de valores del Capitalismo se manifiesta en varias instituciones: la institución de la propiedad privada, el imperio de la ley, el afán de lucro, y el mercado libre. El principio moral de la propiedad privada significa que cada uno es dueño del producto de su esfuerzo intelectual y/o corporal. Si un hombre tiene derecho a su propia vida, a su cuerpo, a su mente, se infiere por tanto que tiene derecho al producto de su esfuerzo intelectual y corporal. El derecho de propiedad genera al menos dos razones que motivan al hombre a desarrollar su habilidad para conseguir aquellos valores de los que su vida depende. Primero, cuando se da cuenta que lo que gana y/o conserva se encuentra en relación directamente proporcional a cuanto produce, aumenta su incentivo a producir. Segundo, al estar protegido el derecho de propiedad por la ley, ni el criminal ni el gobierno puede legalmente expropiar las ganancias de hombre alguno.
Por tanto, el imperio de la ley, al asegurar la libertad de actuar según la propia sensatez, y a disfrutar del fruto del esfuerzo propio, también incentiva a producir. El imperio de la ley significa que los oficiales del gobierno, incluido el jefe de Estado, están todos amarrados por principios morales incorporados en el sistema legal, y por tanto, no pueden violar dichos principios. La alternativa es el despotismo de los hombres, donde los burócratas están por encima de la ley, y que pueden usar su poder arbitrariamente contra los ciudadanos, por lo que impera es el capricho.
El imperio de la ley en el Capitalismo es una aplicación directa del principio más amplio de derecho individual. Una constitución escrita circunscribe el poder del Estado por medio de garantizar a todo ciudadano sus derechos inalienables específicos, incluyendo libertad de expresión, libertad de culto, el derecho de propiedad, etc. El imperio de la ley constitucional subordina a todo hombre y, en especial, a los oficiales de gobierno, al principio de derechos individuales. Lo que quiere decir que el imperio de la ley asegura que cada individuo está legalmente protegido para actuar egoístamente en busca de sus valores y su florecimiento, sin estar a merced de cualquier oficial que pretenda violar sus derechos.
El afán de lucro es el incentivo a trabajar productivamente para aumentar la propia ganancia económica. Tal afán depende lógicamente de la propiedad privada, y del imperio de la ley, porque presupone que los hombres pueden conservar sus ganancias y los productos que compran con estas. Moralmente si los hombres tienen derecho a su propia vida, entonces tienen derecho a conservar aquellos valores que han ganado por medio de su esfuerzo.
Así como la moral determina la política, como la aplicación de ésta a las interrelaciones organizadas de los hombres, así la política determina la economía, como la aplicación de la moral al ámbito de la producción y el intercambio. El principio de los derechos individuales es el requerimiento político-económico para alcanzar los valores y la vida humana en esta tierra. El Capitalismo coloca la recompensa económica al servicio de la necesidad humana de crear valores.
La política del mercado libre, del laissez-faire, del “dejar hacer”, de “no meter las manos”, es simplemente la aplicación del principio moral de los derechos individuales a la actividad económica o crematística. El principio de derechos individuales significa que adultos que consienten son libres de tomar cualquier acción que elijan, en tanto no inicien la fuerza o el fraude contra otros. Esto quiere decir que los hombres tienen restricciones legales para interferir criminalmente con la actividad de perseguir valores de otros.
La actividad económica es la producción (crematística individual) y el intercambio (crematística política) de bienes y servicios, aquellos de los que depende la vida del hombre. O como les llama Carl Menger, economía individual (producción) y economía política (intercambio o cataláctica). Si los hombres producen e intercambian voluntariamente, su búsqueda mutua de valores aumenta, se incrementa recíprocamente por el trabajo productivo de cada uno.
El papel apropiado del gobierno en la actividad económica es la aplicación directa de su rol moral como protector de los derechos del individuo: proveer el imperio de la ley, protegiendo la propiedad privada y amparando los contratos, estableciendo así un contexto legal que promueve la creación de valores. El gobierno de una sociedad capitalista le da un beneficio incalculable a la vida de los ciudadanos, pues protege a aquellos que crean valor y reprime a aquellos que destruyen valores o que interfieren por la fuerza con los creadores.
Continuará.