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Una sociedad que censura y exige derechos de libertad

Redacción
04 de agosto, 2016

Cuando hablamos de censura, suele uno pensar en aquellos años de regímenes totalitarios y represivos de derechos, y por tanto, sin libertad, ¿pero no vivimos acaso continuamente con otro tipo de censura y engrilletados?

La ironía de la democracia actual y de la primavera anticorrupción en Guatemala, es algo que encanta y confunde de esta nuestra sociedad en la que vivimos. No sé si llamar ironía o hipocresía, pues sea como sea son ambas distintas y en el presente planteamiento son una sola. Nos referimos, invariablemente, a la censura de ideas.
La población guatemalteca ejerció el derecho a la libre protesta llevándonos a miles a la plaza, pero hoy vemos con preocupación cómo algunos “líderes” visibles o en el anonimato en redes sociales y medios, están convirtiendo nuestro país en anarquía para su propio beneficio.
Aquí se censuran las ideas, pero hay libertad total para decir lo que sea las 24 horas del día por redes sociales; los medios le dan la bocina de salida a cualquiera para hacer reclamos y acusaciones, y entonces, todo es un desorden en donde la ley y el orden dejo de imperar. A las autoridades les da pánico ejercerlo y nadie toma decisiones.
En cualquier guerra ideológica las palabras valen mas que las ideas, es común que los flojos en propuestas se vayan por ese camino fácil de querer imponer y censurar al que piensa distinto. Todo planteamiento contrario al suyo es cortado y asesinado con tal de no ser escuchado.
La censura de opinión, qué delicado, porque hablar de personas que uno conoce y de lo molesto que es saber que gente como esa se excedió, abusó, y se aprovechó de todos nosotros, es mala educación y buscan una cobija para minimizar la crítica (aunque sea de círculos mas cercanos). En efecto tiene que pasar el debido proceso jurídico, pero por de pronto y en la medida de lo posible, meter todo lo que incomoda y molesta bajo la alfombra. Resulta que hay que describir a los corruptos como aquel gran elefante en el salón de cristal, pero sin decir que es un elefante.
No tiene que ser algo consciente, es la pura naturaleza humana que nos rige hacia la supervivencia, séase: Oponerse al cambio, sobre todo viniendo de generaciones a quienes el cambio de paradigma no les es fácil sino quizás imposible. Entonces censuran la palabra, pretenderán controlar el decir, para que este controle al pensamiento. La mala noticia es que no sucede así, porque aunque se evite comentar del todo y opinar sobre personas que nos han abusado ya sea en público o en redes sociales, la palabra cada vez mas va de la mano con el pensamiento.
Lo que es importante es que valoremos que vivimos en democracia y que la libertad de expresión debe ser responsable mas no hipócrita, y hay que tener cuidado porque muchos confunden “Democracia” con “Libertad y Anarquía” (ahora van juntas y de la mano).
La censura a la hipocresía y a esconder lo ocurrido impuesta por voz de la mayoría es imparable, aunque quieran meterla bajo la alfombra o entre el closet. Pero si somos grandes amantes de la libertad, los impositores de censura que están en todas partes e dizque ideologías, nos enfrentamos a la hipócrita ironía de la censura- “en libertad y democracia” y a la irónica hipocresía de la humanidad – “porque nos molesta enfrentar las verdades”.

Una sociedad que censura y exige derechos de libertad

Redacción
04 de agosto, 2016

Cuando hablamos de censura, suele uno pensar en aquellos años de regímenes totalitarios y represivos de derechos, y por tanto, sin libertad, ¿pero no vivimos acaso continuamente con otro tipo de censura y engrilletados?

La ironía de la democracia actual y de la primavera anticorrupción en Guatemala, es algo que encanta y confunde de esta nuestra sociedad en la que vivimos. No sé si llamar ironía o hipocresía, pues sea como sea son ambas distintas y en el presente planteamiento son una sola. Nos referimos, invariablemente, a la censura de ideas.
La población guatemalteca ejerció el derecho a la libre protesta llevándonos a miles a la plaza, pero hoy vemos con preocupación cómo algunos “líderes” visibles o en el anonimato en redes sociales y medios, están convirtiendo nuestro país en anarquía para su propio beneficio.
Aquí se censuran las ideas, pero hay libertad total para decir lo que sea las 24 horas del día por redes sociales; los medios le dan la bocina de salida a cualquiera para hacer reclamos y acusaciones, y entonces, todo es un desorden en donde la ley y el orden dejo de imperar. A las autoridades les da pánico ejercerlo y nadie toma decisiones.
En cualquier guerra ideológica las palabras valen mas que las ideas, es común que los flojos en propuestas se vayan por ese camino fácil de querer imponer y censurar al que piensa distinto. Todo planteamiento contrario al suyo es cortado y asesinado con tal de no ser escuchado.
La censura de opinión, qué delicado, porque hablar de personas que uno conoce y de lo molesto que es saber que gente como esa se excedió, abusó, y se aprovechó de todos nosotros, es mala educación y buscan una cobija para minimizar la crítica (aunque sea de círculos mas cercanos). En efecto tiene que pasar el debido proceso jurídico, pero por de pronto y en la medida de lo posible, meter todo lo que incomoda y molesta bajo la alfombra. Resulta que hay que describir a los corruptos como aquel gran elefante en el salón de cristal, pero sin decir que es un elefante.
No tiene que ser algo consciente, es la pura naturaleza humana que nos rige hacia la supervivencia, séase: Oponerse al cambio, sobre todo viniendo de generaciones a quienes el cambio de paradigma no les es fácil sino quizás imposible. Entonces censuran la palabra, pretenderán controlar el decir, para que este controle al pensamiento. La mala noticia es que no sucede así, porque aunque se evite comentar del todo y opinar sobre personas que nos han abusado ya sea en público o en redes sociales, la palabra cada vez mas va de la mano con el pensamiento.
Lo que es importante es que valoremos que vivimos en democracia y que la libertad de expresión debe ser responsable mas no hipócrita, y hay que tener cuidado porque muchos confunden “Democracia” con “Libertad y Anarquía” (ahora van juntas y de la mano).
La censura a la hipocresía y a esconder lo ocurrido impuesta por voz de la mayoría es imparable, aunque quieran meterla bajo la alfombra o entre el closet. Pero si somos grandes amantes de la libertad, los impositores de censura que están en todas partes e dizque ideologías, nos enfrentamos a la hipócrita ironía de la censura- “en libertad y democracia” y a la irónica hipocresía de la humanidad – “porque nos molesta enfrentar las verdades”.