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Fe en Guatemala, a prueba de balas

Betty Marroquin
07 de agosto, 2016

Este domingo tuve el privilegio de asistir a la misa de 12 del Padre Orlando, la Iglesia de La Merced en la zona 1, que para mí es la Iglesia más bella de Guatemala. Privilegio porque adicionalmente a que a preciosa imagen del Señor Nazareno estaba expuesto, el ambiente se sentía cargado de devoción y alegría, la gente amable y serena, la música que lo pone a uno en el tono exacto para disfrutar el servicio religioso, y lo especial de la ceremonia que celebró el padre junto a dos de sus hermanos Jesuitas. Fue realmente un regalo que sólo podía ser completado con un sermón cargado de amor, de perdón, de concordia, de positivismo y sobre todo, de esperanza. El Padre nos dijo que la Fe es la certeza de poseer lo que se desea. Dijo que si bien ante tanta tragedia podemos sentir que Dios está ausente, la verdad es que Él nos ofrece la libertad de la salvación y debemos recordar que estamos aquí de paso, y que los tiempos de rendir cuentas se avecinan. Creyentes o no, es innegable que este mundo, esta vida es temporal. Para quienes no son personas de Fe, igual y no pueden negar que no saben a ciencia cierta que sucede cuando nos vamos, ni cuando nos tocará partir y esa incertidumbre debiera contar para como llevamos nuestro paso por este mundo.

El Padre Orlando nos dijo también que el corazón de la persona es el epicentro del ser, y por ello, debe elegir bien su tesoro. Tristemente la humanidad no parece estar centrada en Dios. Llenamos la vida con la tecnología y olvidamos encontrarnos con Dios, alimentar el alma. El corazón vacío se rellena de reemplazos. Rechaza lo espiritual pero se acerca al espiritismo y al dinero.  El sexo,  la abundancia, la ambición desmedida, el poder, la prolongación de la juventud, la salud y lo plástico son colocados como epicentros del ser, y al final nos dejan profundamente tristes ante el vacío que nos dejan en el alma. Buscamos siempre algo más,  algo mejor, algo más pleno, olvidando todo lo bueno que tenemos, quienes tenemos. Y descubrimos que la respuesta es Dios. Si estamos cerca del Señor, dice la Fe Cristiana, nuestro corazón seguirá rico ya que nosotros seguimos siendo su tesoro.  En mi experiencia, he visto gente muy humilde y de verdaderamente escasos recursos que sonríe mucho más que muchos con tanto bien material. ¿Será que las almas de los primeros están más en paz y limpias de tanta superficialidad?

Agregó que la felicidad, fin último de la mayoría de nosotros los mortales, se puede distinguir en 3 posturas: 1. Los pesimistas para los cuales la vida es algo triste y negativo y lleva al escepticismo y a la apatía. Ven la felicidad como tranquilidad, por lo que huyen de cualquier problema y conflicto. 2. Los vividores (no entendido como usualmente utilizamos el término) que solo se preocupan de disfrutar el momento y la experiencia buscando siempre al placer, llevando al hedonismo. Entienden la felicidad como el placer y la meta es simplemente disfrutarla. 3. Los ardientes (también con otra connotación) que ven la vida como crecimiento constante en la que siempre se descubre y avanza. Estos entienden la felicidad como crecimiento que se experimenta alimentando la mente y el alma y buscando la plenitud como persona.

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Pensando en lo que estamos viviendo en Guatemala, entre un alza de impuestos obtusa, exigencia del exterior mediante la famosa y mal llamada Alianza para la Prosperidad (entre sus aproximadamente 14 condiciones está justamente el alza a los impuestos), estamos afrontando la posibilidad de ver el desempleo crecer, y por ende, la delincuencia. Lo que no ven nuestros amigos del norte es que como corolario seguro, aumentará la cantidad de gente que se vaya de Guatemala a buscar pastos más verdes en su país, aunque la famosa alianza también incluya una cláusula que obliga al gobierno a educar a la población sobre los riesgos que corre al irse “al norte”, y la generación de empleo. Interesante porque quién querrá invertir en estas condiciones, sin certeza jurídica y con impuestos más altos.  Contradicción evidente.

Luego vemos el tema de la violencia generalizada. Golpean a una persona en un restaurante, sólo porque ha escrito contra algún político (del PP), sacan la pistola porque le rebasaron en la calle, matan a otro joven por ser homosexual, tiran el carro a quien sea sólo porque “es más grande” o más bonito, y cada vez más nos encontramos con más y más gente sin escrúpulos, sin integridad, sin ética y con un absoluto irrespeto por el prójimo. Y sin embargo, no todo está perdido ya que por suerte, no son la mayoría. Aún hay esperanzas. 

Tenemos libre albedrío para luchar día a día por nuestras familias, por nuestro país, por nosotros mismos. Tenemos la obligación y la responsabilidad de preservar nuestra libertad. El tema de los impuestos siempre tiene arreglo, los pueden revertir cuando cambien la visión de Guatemala que tienen en el norte y con ello, las imposiciones porque nos guste o no, seguimos siendo una república bananera.  Creo inminente que tendremos que sufrirlo, ya que no veo que quienes puedan se pongan las pilas para evitarlo.

Jesús Nazareno nos dice dónde está tu tesoro allí está tu corazón. Si lo ponemos en el lugar correcto, que repito es elección nuestra, algo bueno podemos lograr por Guatemala.  Para quienes carecen de Fe, déjense llevar por la lógica, que al final, nos debiera decir lo mismo. 

Fe en Guatemala, a prueba de balas

Betty Marroquin
07 de agosto, 2016

Este domingo tuve el privilegio de asistir a la misa de 12 del Padre Orlando, la Iglesia de La Merced en la zona 1, que para mí es la Iglesia más bella de Guatemala. Privilegio porque adicionalmente a que a preciosa imagen del Señor Nazareno estaba expuesto, el ambiente se sentía cargado de devoción y alegría, la gente amable y serena, la música que lo pone a uno en el tono exacto para disfrutar el servicio religioso, y lo especial de la ceremonia que celebró el padre junto a dos de sus hermanos Jesuitas. Fue realmente un regalo que sólo podía ser completado con un sermón cargado de amor, de perdón, de concordia, de positivismo y sobre todo, de esperanza. El Padre nos dijo que la Fe es la certeza de poseer lo que se desea. Dijo que si bien ante tanta tragedia podemos sentir que Dios está ausente, la verdad es que Él nos ofrece la libertad de la salvación y debemos recordar que estamos aquí de paso, y que los tiempos de rendir cuentas se avecinan. Creyentes o no, es innegable que este mundo, esta vida es temporal. Para quienes no son personas de Fe, igual y no pueden negar que no saben a ciencia cierta que sucede cuando nos vamos, ni cuando nos tocará partir y esa incertidumbre debiera contar para como llevamos nuestro paso por este mundo.

El Padre Orlando nos dijo también que el corazón de la persona es el epicentro del ser, y por ello, debe elegir bien su tesoro. Tristemente la humanidad no parece estar centrada en Dios. Llenamos la vida con la tecnología y olvidamos encontrarnos con Dios, alimentar el alma. El corazón vacío se rellena de reemplazos. Rechaza lo espiritual pero se acerca al espiritismo y al dinero.  El sexo,  la abundancia, la ambición desmedida, el poder, la prolongación de la juventud, la salud y lo plástico son colocados como epicentros del ser, y al final nos dejan profundamente tristes ante el vacío que nos dejan en el alma. Buscamos siempre algo más,  algo mejor, algo más pleno, olvidando todo lo bueno que tenemos, quienes tenemos. Y descubrimos que la respuesta es Dios. Si estamos cerca del Señor, dice la Fe Cristiana, nuestro corazón seguirá rico ya que nosotros seguimos siendo su tesoro.  En mi experiencia, he visto gente muy humilde y de verdaderamente escasos recursos que sonríe mucho más que muchos con tanto bien material. ¿Será que las almas de los primeros están más en paz y limpias de tanta superficialidad?

Agregó que la felicidad, fin último de la mayoría de nosotros los mortales, se puede distinguir en 3 posturas: 1. Los pesimistas para los cuales la vida es algo triste y negativo y lleva al escepticismo y a la apatía. Ven la felicidad como tranquilidad, por lo que huyen de cualquier problema y conflicto. 2. Los vividores (no entendido como usualmente utilizamos el término) que solo se preocupan de disfrutar el momento y la experiencia buscando siempre al placer, llevando al hedonismo. Entienden la felicidad como el placer y la meta es simplemente disfrutarla. 3. Los ardientes (también con otra connotación) que ven la vida como crecimiento constante en la que siempre se descubre y avanza. Estos entienden la felicidad como crecimiento que se experimenta alimentando la mente y el alma y buscando la plenitud como persona.

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Pensando en lo que estamos viviendo en Guatemala, entre un alza de impuestos obtusa, exigencia del exterior mediante la famosa y mal llamada Alianza para la Prosperidad (entre sus aproximadamente 14 condiciones está justamente el alza a los impuestos), estamos afrontando la posibilidad de ver el desempleo crecer, y por ende, la delincuencia. Lo que no ven nuestros amigos del norte es que como corolario seguro, aumentará la cantidad de gente que se vaya de Guatemala a buscar pastos más verdes en su país, aunque la famosa alianza también incluya una cláusula que obliga al gobierno a educar a la población sobre los riesgos que corre al irse “al norte”, y la generación de empleo. Interesante porque quién querrá invertir en estas condiciones, sin certeza jurídica y con impuestos más altos.  Contradicción evidente.

Luego vemos el tema de la violencia generalizada. Golpean a una persona en un restaurante, sólo porque ha escrito contra algún político (del PP), sacan la pistola porque le rebasaron en la calle, matan a otro joven por ser homosexual, tiran el carro a quien sea sólo porque “es más grande” o más bonito, y cada vez más nos encontramos con más y más gente sin escrúpulos, sin integridad, sin ética y con un absoluto irrespeto por el prójimo. Y sin embargo, no todo está perdido ya que por suerte, no son la mayoría. Aún hay esperanzas. 

Tenemos libre albedrío para luchar día a día por nuestras familias, por nuestro país, por nosotros mismos. Tenemos la obligación y la responsabilidad de preservar nuestra libertad. El tema de los impuestos siempre tiene arreglo, los pueden revertir cuando cambien la visión de Guatemala que tienen en el norte y con ello, las imposiciones porque nos guste o no, seguimos siendo una república bananera.  Creo inminente que tendremos que sufrirlo, ya que no veo que quienes puedan se pongan las pilas para evitarlo.

Jesús Nazareno nos dice dónde está tu tesoro allí está tu corazón. Si lo ponemos en el lugar correcto, que repito es elección nuestra, algo bueno podemos lograr por Guatemala.  Para quienes carecen de Fe, déjense llevar por la lógica, que al final, nos debiera decir lo mismo.