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Libertad económica como receta a la prosperidad

Redacción
24 de agosto, 2016

La libertad económica, definida como la potestad de cada individuo de controlar cómo produce, trabaja, consume, ahorra e invierte, tiene una relación directa con sociedades más prósperas. Podemos definir prosperidad por medio de varios indicadores como mayores oportunidades económicas que repercutan en mayores ingresos, reducción de pobreza, sociedades más saludables, ambientes más limpios y un desarrollo humano en general.
Para aquellos que argumenten que lo anterior es solamente retórica “neoliberal” que perpetúa las desigualdades en favor de solo algunos beneficiados, a las evidencias me remito. Desde 1995, el Heritage Foundation en conjunto con The Wall Street Journal, publica el Índice de Libertad Económica, miden este importante macro-indicador basados en cuatro pilares generales: estado de derecho (en términos de derechos de propiedad y corrupción), tamaño del gobierno (en términos de carga impositiva y tamaño del gasto), eficiencia regulatoria (regulación laboral, monetaria y libertad de hacer negocios) y apertura de mercados (barreras al comercio, libertad de invertir y eficiencia bancaria).
Los resultados que arrojan el Índice de Libertad Económica para 2016, más que ser reveladores, vienen a confirmar la hipótesis inicial que relaciona la libertad económica con la prosperidad y, a su vez, proveen una luz del tipo de sociedad al que debemos aspirar. Veamos.
En los primeros cinco lugares tenemos, en orden descendente, a Hong Kong, Singapur, Nueva Zelanda, Suiza y Australia. Más allá de los índices específicos (los cuales puede consultar en http://www.heritage.org/index/), estas sociedades se caracterizan por varios elementos como una protección robusta de los derechos de propiedad, fortaleza institucional independiente sin tolerancia a la corrupción, disciplina fiscal, transparencia legal y apertura de mercados, entre otros.
En contraste, en los últimos cinco sitios tenemos, también en orden descendente, a Turkmenistán, Zimbabue, Venezuela, Cuba y Corea del Norte (cabe mencionar que hay 8 países, incluidos Iraq y Siria, que no se incluyen en el ranquin). Si bien el caso de Corea del Norte y Cuba son ejemplos paradigmáticos y extremos, todas son economías reprimidas donde el estatismo es la mayor característica, la corrupción es endémica, el estado de derecho es virtualmente no existente, y el nivel de burocracia es alto, generando condiciones donde se restringe cualquier tipo de libertad económica.
Puede estar de acuerdo con la metodología del índice o no, pero la realidad es innegable. Al contraponer las realidades de los países al inicio y al final del ranquin, las diferencias son abrumadoras.Las lecciones que necesitamos sacar de este índice deben ser enfocadas en encontrar la fórmula para poder acercarnos a los países cuya prosperidad es evidente y tomar aquellos rasgos que nos encaminen a dicha realidad. Como podemos evidenciar, el gobierno también juega un papel importante en la garantía de los derechos de propiedad, el estado de derecho y la independencia institucional con una mano férrea en contra de la corrupción, creando así condiciones óptimas para que, a su vez, los individuos podamos ejercer nuestra inherente libertad económica sin injerencias.

Jorge V. Ávila Prera
@jorgeavilaprera

República.gt es ajena a la opinión expresada en este

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Libertad económica como receta a la prosperidad

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24 de agosto, 2016

La libertad económica, definida como la potestad de cada individuo de controlar cómo produce, trabaja, consume, ahorra e invierte, tiene una relación directa con sociedades más prósperas. Podemos definir prosperidad por medio de varios indicadores como mayores oportunidades económicas que repercutan en mayores ingresos, reducción de pobreza, sociedades más saludables, ambientes más limpios y un desarrollo humano en general.
Para aquellos que argumenten que lo anterior es solamente retórica “neoliberal” que perpetúa las desigualdades en favor de solo algunos beneficiados, a las evidencias me remito. Desde 1995, el Heritage Foundation en conjunto con The Wall Street Journal, publica el Índice de Libertad Económica, miden este importante macro-indicador basados en cuatro pilares generales: estado de derecho (en términos de derechos de propiedad y corrupción), tamaño del gobierno (en términos de carga impositiva y tamaño del gasto), eficiencia regulatoria (regulación laboral, monetaria y libertad de hacer negocios) y apertura de mercados (barreras al comercio, libertad de invertir y eficiencia bancaria).
Los resultados que arrojan el Índice de Libertad Económica para 2016, más que ser reveladores, vienen a confirmar la hipótesis inicial que relaciona la libertad económica con la prosperidad y, a su vez, proveen una luz del tipo de sociedad al que debemos aspirar. Veamos.
En los primeros cinco lugares tenemos, en orden descendente, a Hong Kong, Singapur, Nueva Zelanda, Suiza y Australia. Más allá de los índices específicos (los cuales puede consultar en http://www.heritage.org/index/), estas sociedades se caracterizan por varios elementos como una protección robusta de los derechos de propiedad, fortaleza institucional independiente sin tolerancia a la corrupción, disciplina fiscal, transparencia legal y apertura de mercados, entre otros.
En contraste, en los últimos cinco sitios tenemos, también en orden descendente, a Turkmenistán, Zimbabue, Venezuela, Cuba y Corea del Norte (cabe mencionar que hay 8 países, incluidos Iraq y Siria, que no se incluyen en el ranquin). Si bien el caso de Corea del Norte y Cuba son ejemplos paradigmáticos y extremos, todas son economías reprimidas donde el estatismo es la mayor característica, la corrupción es endémica, el estado de derecho es virtualmente no existente, y el nivel de burocracia es alto, generando condiciones donde se restringe cualquier tipo de libertad económica.
Puede estar de acuerdo con la metodología del índice o no, pero la realidad es innegable. Al contraponer las realidades de los países al inicio y al final del ranquin, las diferencias son abrumadoras.Las lecciones que necesitamos sacar de este índice deben ser enfocadas en encontrar la fórmula para poder acercarnos a los países cuya prosperidad es evidente y tomar aquellos rasgos que nos encaminen a dicha realidad. Como podemos evidenciar, el gobierno también juega un papel importante en la garantía de los derechos de propiedad, el estado de derecho y la independencia institucional con una mano férrea en contra de la corrupción, creando así condiciones óptimas para que, a su vez, los individuos podamos ejercer nuestra inherente libertad económica sin injerencias.

Jorge V. Ávila Prera
@jorgeavilaprera

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