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Lecciones del Rigoletto, producción Guatemalteca

Betty Marroquin
01 de agosto, 2016

El sábado tuve el enorme placer de asistir a la presentación de la famosa ópera de Giuseppe Verdi, producida enteramente en Guatemala, con algunos invitados internacionales. Más allá del rico vestuario, la estupenda escenografía, las actuaciones de altura y las hermosas voces, fue lo que dijo nuestro valor guatemalteco, el Tenor Mario Chang, lo que más me conmovió y dejó un dulce sabor de boca. El mensaje del excelso Tenor se centra en lo maravilloso que es ver lo que los guatemaltecos pueden lograr cuando trabajan con amor y buena voluntad. Lástima que no recuerdo sus palabras textuales, pero ese es el sentido de su mensaje.

En primera fila les aplaudieron de pie el Señor Presidente de la República y el Señor Vicepresidente, con sus señoras. El teatro estaba lleno y todos ovacionamos a los artistas y a la orquesta al final del espectáculo. Para quienes hemos tenido el privilegio de admirar el bel canto en algunos de los escenarios más famosos del mundo, ver un evento tan bien realizado en nuestra Guatemala, a pesar de los retos que seguramente afrontaron especialmente en materia de recursos. Por esto, quienes tuvimos el privilegio de asistir a la presentación, seguramente podremos concluir que cuando la gente trabaja con amor, en buena fe, y une fuerzas, puede lograr metas admirables. Ese es el espíritu que sería hermoso ver viral en Guatemala.

Sin embargo, la semana recién pasada nos dejó también en shock a muchos por situaciones que jamás debieron suceder.

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Me refiero en esta oportunidad específicamente al asesinato de Luis Aldo García Sologaistoa. Los medios mencionan que era una persona positiva en todo sentido, un profesional de 40 años, cuyo único “pecado” por así decirlo, era ser homosexual.

Vivimos en un mundo plagado de terroristas, psicópatas, guerrilleros, asesinos, y estoy segura que si el asesinado hubiera sido uno de estos, especialmente un ex guerrillero, hubiera salido en primera plana en los medios, los oenegeros hubieran pegado el grito en el cielo, la Procuraduría de Derechos Humanos hubiera reaccionado fuertemente condenando el asesinato, y todos los de siempre hubieran vociferado. Como esta víctima no es uno de ellos, pocos dijeron algo. Es realmente vergonzoso lo parcial que son las autoridades y la mal llamada sociedad civil, porque de civil tiene poco.

Pregunto ¿cómo es posible que en nuestra sociedad no nos enfurezcamos, no nos ofendamos, al ver el nivel de violencia que vivimos? El primo de la víctima dijo que quien le dio una tunda a Luis Aldo fue quien en otras oportunidades lo había provocado insultándolo por su orientación sexual. Señores, en un mundo plagado de corrupción, de pedofilia, de narcos, de asesinos de todo tipo, ¿qué nos importa la preferencia sexual del prójimo adulto? Personalmente, me preocupa más que la gente sea poco ética y que actúe ilegalmente, que su preferencia sexual. Siempre que no sea con niños, ni involucre violaciones de ningún tipo, francamente, que nos importa lo que prefiera el vecino. Es problema de cada quien. Y sin lugar a dudas, por más que alguien esté en contra de la homosexualidad por motivos religiosos, o los que sean, bajo ningún punto de vista puede justificar llegar al asesinato. Me da vergüenza ajena por quien haya engendrado al asesino homófobo de éste patojo. Realmente no existe justificación alguna para semejante crimen. Y tampoco existe lógica alguna que excuse que la PDH no se haya pronunciado aún contundentemente contra este crimen de odio. Y francamente, estoy segura que muchos conocemos personas de orientación homosexual que son ciudadanos productivos y responsables, de gran nobleza de espíritu, tanto como heterosexuales que son la encarnación de la corrupción, de la mezquindad y de la maldad más burda.

De tal manera que si vemos ambos eventos, uno absolutamente positivo y sublime, el otro absolutamente deleznable, nos queda la inquietud de hasta dónde podemos aceptar como sociedad que nos comportemos como bestias. Criticamos al gobierno, pero es un reflejo del pueblo que lo elige. La tolerancia y la decencia empiezan por casa, inculque a sus hijos respeto, a todo su prójimo por igual, independientemente de que le agrade o no las elecciones de la otra persona. Queremos vivir en paz, eduquemos hijos no violentos, no inculquemos el odio hacia quien es diferente a nosotros. Al final de cuentas, todos sangramos igual, lloramos y sentimos igual, somos formados por los mismos elementos, y somos todos humanos. Aceptar, condonar, tolerar o hacerse de la vista gorda ante estos horrores es inaceptable y nos hace cómplices silenciosos de estas acciones detestables.

Lecciones del Rigoletto, producción Guatemalteca

Betty Marroquin
01 de agosto, 2016

El sábado tuve el enorme placer de asistir a la presentación de la famosa ópera de Giuseppe Verdi, producida enteramente en Guatemala, con algunos invitados internacionales. Más allá del rico vestuario, la estupenda escenografía, las actuaciones de altura y las hermosas voces, fue lo que dijo nuestro valor guatemalteco, el Tenor Mario Chang, lo que más me conmovió y dejó un dulce sabor de boca. El mensaje del excelso Tenor se centra en lo maravilloso que es ver lo que los guatemaltecos pueden lograr cuando trabajan con amor y buena voluntad. Lástima que no recuerdo sus palabras textuales, pero ese es el sentido de su mensaje.

En primera fila les aplaudieron de pie el Señor Presidente de la República y el Señor Vicepresidente, con sus señoras. El teatro estaba lleno y todos ovacionamos a los artistas y a la orquesta al final del espectáculo. Para quienes hemos tenido el privilegio de admirar el bel canto en algunos de los escenarios más famosos del mundo, ver un evento tan bien realizado en nuestra Guatemala, a pesar de los retos que seguramente afrontaron especialmente en materia de recursos. Por esto, quienes tuvimos el privilegio de asistir a la presentación, seguramente podremos concluir que cuando la gente trabaja con amor, en buena fe, y une fuerzas, puede lograr metas admirables. Ese es el espíritu que sería hermoso ver viral en Guatemala.

Sin embargo, la semana recién pasada nos dejó también en shock a muchos por situaciones que jamás debieron suceder.

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Me refiero en esta oportunidad específicamente al asesinato de Luis Aldo García Sologaistoa. Los medios mencionan que era una persona positiva en todo sentido, un profesional de 40 años, cuyo único “pecado” por así decirlo, era ser homosexual.

Vivimos en un mundo plagado de terroristas, psicópatas, guerrilleros, asesinos, y estoy segura que si el asesinado hubiera sido uno de estos, especialmente un ex guerrillero, hubiera salido en primera plana en los medios, los oenegeros hubieran pegado el grito en el cielo, la Procuraduría de Derechos Humanos hubiera reaccionado fuertemente condenando el asesinato, y todos los de siempre hubieran vociferado. Como esta víctima no es uno de ellos, pocos dijeron algo. Es realmente vergonzoso lo parcial que son las autoridades y la mal llamada sociedad civil, porque de civil tiene poco.

Pregunto ¿cómo es posible que en nuestra sociedad no nos enfurezcamos, no nos ofendamos, al ver el nivel de violencia que vivimos? El primo de la víctima dijo que quien le dio una tunda a Luis Aldo fue quien en otras oportunidades lo había provocado insultándolo por su orientación sexual. Señores, en un mundo plagado de corrupción, de pedofilia, de narcos, de asesinos de todo tipo, ¿qué nos importa la preferencia sexual del prójimo adulto? Personalmente, me preocupa más que la gente sea poco ética y que actúe ilegalmente, que su preferencia sexual. Siempre que no sea con niños, ni involucre violaciones de ningún tipo, francamente, que nos importa lo que prefiera el vecino. Es problema de cada quien. Y sin lugar a dudas, por más que alguien esté en contra de la homosexualidad por motivos religiosos, o los que sean, bajo ningún punto de vista puede justificar llegar al asesinato. Me da vergüenza ajena por quien haya engendrado al asesino homófobo de éste patojo. Realmente no existe justificación alguna para semejante crimen. Y tampoco existe lógica alguna que excuse que la PDH no se haya pronunciado aún contundentemente contra este crimen de odio. Y francamente, estoy segura que muchos conocemos personas de orientación homosexual que son ciudadanos productivos y responsables, de gran nobleza de espíritu, tanto como heterosexuales que son la encarnación de la corrupción, de la mezquindad y de la maldad más burda.

De tal manera que si vemos ambos eventos, uno absolutamente positivo y sublime, el otro absolutamente deleznable, nos queda la inquietud de hasta dónde podemos aceptar como sociedad que nos comportemos como bestias. Criticamos al gobierno, pero es un reflejo del pueblo que lo elige. La tolerancia y la decencia empiezan por casa, inculque a sus hijos respeto, a todo su prójimo por igual, independientemente de que le agrade o no las elecciones de la otra persona. Queremos vivir en paz, eduquemos hijos no violentos, no inculquemos el odio hacia quien es diferente a nosotros. Al final de cuentas, todos sangramos igual, lloramos y sentimos igual, somos formados por los mismos elementos, y somos todos humanos. Aceptar, condonar, tolerar o hacerse de la vista gorda ante estos horrores es inaceptable y nos hace cómplices silenciosos de estas acciones detestables.