Hace algunas décadas empezó una causa justa, la libertad sindical. Reunión de trabajadores para exigir mejores prestaciones laborales ante abusos y atropellos de los patronos de aquel entonces, importante recalcar que en aquel entonces el impulso de la industrialización crecía a pasos grandes y muchos patronos no eran capaces de progresar al mismo tiempo de la industrialización.
La libre sindicalización tiene como objeto proteger al trabajador de abusos y buscar un desarrollo integral del trabajador pero muchas veces la herramienta sindical ha sido utilizada para un fin contrario, una herramienta de coacción ante el patrono que tiene como última consecuencia la pérdida del empleo del sindicado y muchos otros trabajadores.
Así como cualquier otro derecho, la libertad sindical tiene límites ya que no puede ir en contra de los derechos de otros trabajadores o empleadores. En Guatemala lastimosamente en muchas ocaciones se ha dado un abuso de la libertad sindical convirtiendo este importante derecho en una esclavitud sindical, en donde el trabajador abusa de las herramientas para saquear los recursos del patrono no importando si este es una persona individual, jurídica o el mismo Estado.
En muchas ocaciones el empleador se rinde ante la esclavitud sindical o inclusive gobiernos se rinden ante la esclavitud sindical dándoles lo que no es suyo y lo que no hay, tal ha sido el caso en Guatemala en donde los sindicatos públicos han abusado de tal herramienta creando un daño a la población guatemalteca en general. El abuso de sindicatos en el ámbito privado causa el hartazgo del empleador hasta el punto que decide cerrar la empresa y mudarse del país, si tiene un capital grande; o cerrar la empresa y abrir una nueva empresa con nuevo personal. En ambos casos los que sufren el daño del abuso y la esclavitud sindical somos nosotros, familiares y amigos sin oportunidades laborales por unos vivos que abusan del sistema.
En el ámbito público también somos nosotros los afectados, instituciones que no funcionan, burocracia innecesaria y derroche del gasto público que la mayoría proviene de impuestos. Muchas son las señales de un sistema fallido y existen organizaciones que apoyan tales abusos, algunas lo hacen de forma indirecta permitiendo volar derechos y cometer delitos “en nombre de la libertad sindical” de esta forma lentamente un derecho con un buen objetivo se está convirtiendo dañino para un país entero.
Hace algunas décadas empezó una causa justa, la libertad sindical. Reunión de trabajadores para exigir mejores prestaciones laborales ante abusos y atropellos de los patronos de aquel entonces, importante recalcar que en aquel entonces el impulso de la industrialización crecía a pasos grandes y muchos patronos no eran capaces de progresar al mismo tiempo de la industrialización.
La libre sindicalización tiene como objeto proteger al trabajador de abusos y buscar un desarrollo integral del trabajador pero muchas veces la herramienta sindical ha sido utilizada para un fin contrario, una herramienta de coacción ante el patrono que tiene como última consecuencia la pérdida del empleo del sindicado y muchos otros trabajadores.
Así como cualquier otro derecho, la libertad sindical tiene límites ya que no puede ir en contra de los derechos de otros trabajadores o empleadores. En Guatemala lastimosamente en muchas ocaciones se ha dado un abuso de la libertad sindical convirtiendo este importante derecho en una esclavitud sindical, en donde el trabajador abusa de las herramientas para saquear los recursos del patrono no importando si este es una persona individual, jurídica o el mismo Estado.
En muchas ocaciones el empleador se rinde ante la esclavitud sindical o inclusive gobiernos se rinden ante la esclavitud sindical dándoles lo que no es suyo y lo que no hay, tal ha sido el caso en Guatemala en donde los sindicatos públicos han abusado de tal herramienta creando un daño a la población guatemalteca en general. El abuso de sindicatos en el ámbito privado causa el hartazgo del empleador hasta el punto que decide cerrar la empresa y mudarse del país, si tiene un capital grande; o cerrar la empresa y abrir una nueva empresa con nuevo personal. En ambos casos los que sufren el daño del abuso y la esclavitud sindical somos nosotros, familiares y amigos sin oportunidades laborales por unos vivos que abusan del sistema.
En el ámbito público también somos nosotros los afectados, instituciones que no funcionan, burocracia innecesaria y derroche del gasto público que la mayoría proviene de impuestos. Muchas son las señales de un sistema fallido y existen organizaciones que apoyan tales abusos, algunas lo hacen de forma indirecta permitiendo volar derechos y cometer delitos “en nombre de la libertad sindical” de esta forma lentamente un derecho con un buen objetivo se está convirtiendo dañino para un país entero.