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Estado grande, Estado chiquito, Estado eficiente

Redacción
28 de septiembre, 2016

Existe una clara dicotomía filosófica con respecto al Estado entre las dos corrientes ideológicas que más predominan en el mundo actualmente. Por un lado están los liberales quienes creen que el Estado debe cumplir un rol limitado en mayor o menor medida. Los ultra liberales creen que el Estado solo debería proveer justicia y seguridad, mientras que otros no tan radicales que incluyen en la fórmula la salud, educación y uno que otro servicio más. Por otro lado están los socialistas que como bien dice su nombre, ven en el Estado un rol más social y de más intervención. Entre sus propuestas se encuentran un control total de la economía de un país, apropiación de los medios de producción por parte del Estado y prestación de servicios exponencial. Los socialistas en mayor o menor medida se identifican con estos principios sin embargo todos concuerdan en una intervención planificadora de la economía. Dentro de este debate de ideas es que pasamos a la práctica y en donde surge la pregunta ¿Queremos un Estado pequeño o un Estado grande?
En Guatemala se escucha mucho esta frase: “En Guatemala tenemos un Estado pequeño” y citan al Banco Mundial que dice que Guatemala tiene la menor recaudación final. Esta baja recaudación puede tener muchas razones que muchas veces tienden a estar enfocadas ideológicamente pero existe un punto en el cual liberales y socialistas deberían estar de acuerdo: el gasto público debe ser eficiente. Los liberales estarían de acuerdo con esta premisa porque sabrían que el dinero que están pagando sea poco o mucho está siendo bien utilizado y llegando a donde debería por lo que si está sobrando se podrían reducir los impuestos o si está faltando se podrían incrementarlos para cumplir aquellas funciones básicas que le atribuyen. Por otro lado los socialistas también ya que si los programas a los que asisten están dando frutos, tendrían un buen argumento para exigir que se expanda la inversión social. El debate ya no se centra en el tamaño del Estado sino en cómo convertir al Estado en uno eficiente.
La eficiencia choca aquí contra un muro que no necesariamente ha sido propuesto por una u otra ideología pero que si es producto de la aplicación sistemática de una de estas. ¿A qué me refiero con esto? Me refiero a que la mentalidad expansiva del Estado por lo que los socialistas abogan le han hecho un daño inmenso a nuestro país y la representación de esta expansión ha sido la burocracia y los sindicatos en ella. Estas dos elites incrustadas en el Estado no solo se han beneficiado económicamente de pertenecer a grupos poco fiscalizables y capaces de decidir los privilegios por los cuales trabajaran en el sector público sino que también han ejercido un poder coercitivo hacia afuera de estas instituciones. Con esto me refiero también a aquellos funcionarios que se han vuelto capaces de cooptar instituciones enteras y crear estructuras paralelas para robar fondos públicos y extorsionar a las personas que deberían proteger y ayudar, a plena luz del día. Nuestro Estado ha estado cooptado hace muchas décadas ya y la lógica expansiva de los socialistas les asegura más ámbitos en los cuales meter manos enriqueciéndose a costa de nuestra libertad.
Pareciera haber un pequeño rayo de luz al horizonte. Decenas de funcionarios públicos de mayor o menor jerarquía esperando un juicio. Una sociedad civil dispuesta a castigar de la manera más severa a los implicados sean inocentes o no. Jueces que reciben aplausos y premios de la comunidad internacional en la medida en que condenan personas. Y políticos que muestran una cara sincera cuando lo único sincero es el miedo que le tienen a la CICIG. Esta luz en el horizonte es tan solo un espejismo y lo seguirá siendo si no reconsideramos el rol que le hemos dado al Estado, si no mejoramos los mecanismos de fiscalización, si no tenemos una verdadera separación de poderes y si no consideramos que antes de gastar debemos asegurarnos que lo estamos haciendo bien.

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo

Estado grande, Estado chiquito, Estado eficiente

Redacción
28 de septiembre, 2016

Existe una clara dicotomía filosófica con respecto al Estado entre las dos corrientes ideológicas que más predominan en el mundo actualmente. Por un lado están los liberales quienes creen que el Estado debe cumplir un rol limitado en mayor o menor medida. Los ultra liberales creen que el Estado solo debería proveer justicia y seguridad, mientras que otros no tan radicales que incluyen en la fórmula la salud, educación y uno que otro servicio más. Por otro lado están los socialistas que como bien dice su nombre, ven en el Estado un rol más social y de más intervención. Entre sus propuestas se encuentran un control total de la economía de un país, apropiación de los medios de producción por parte del Estado y prestación de servicios exponencial. Los socialistas en mayor o menor medida se identifican con estos principios sin embargo todos concuerdan en una intervención planificadora de la economía. Dentro de este debate de ideas es que pasamos a la práctica y en donde surge la pregunta ¿Queremos un Estado pequeño o un Estado grande?
En Guatemala se escucha mucho esta frase: “En Guatemala tenemos un Estado pequeño” y citan al Banco Mundial que dice que Guatemala tiene la menor recaudación final. Esta baja recaudación puede tener muchas razones que muchas veces tienden a estar enfocadas ideológicamente pero existe un punto en el cual liberales y socialistas deberían estar de acuerdo: el gasto público debe ser eficiente. Los liberales estarían de acuerdo con esta premisa porque sabrían que el dinero que están pagando sea poco o mucho está siendo bien utilizado y llegando a donde debería por lo que si está sobrando se podrían reducir los impuestos o si está faltando se podrían incrementarlos para cumplir aquellas funciones básicas que le atribuyen. Por otro lado los socialistas también ya que si los programas a los que asisten están dando frutos, tendrían un buen argumento para exigir que se expanda la inversión social. El debate ya no se centra en el tamaño del Estado sino en cómo convertir al Estado en uno eficiente.
La eficiencia choca aquí contra un muro que no necesariamente ha sido propuesto por una u otra ideología pero que si es producto de la aplicación sistemática de una de estas. ¿A qué me refiero con esto? Me refiero a que la mentalidad expansiva del Estado por lo que los socialistas abogan le han hecho un daño inmenso a nuestro país y la representación de esta expansión ha sido la burocracia y los sindicatos en ella. Estas dos elites incrustadas en el Estado no solo se han beneficiado económicamente de pertenecer a grupos poco fiscalizables y capaces de decidir los privilegios por los cuales trabajaran en el sector público sino que también han ejercido un poder coercitivo hacia afuera de estas instituciones. Con esto me refiero también a aquellos funcionarios que se han vuelto capaces de cooptar instituciones enteras y crear estructuras paralelas para robar fondos públicos y extorsionar a las personas que deberían proteger y ayudar, a plena luz del día. Nuestro Estado ha estado cooptado hace muchas décadas ya y la lógica expansiva de los socialistas les asegura más ámbitos en los cuales meter manos enriqueciéndose a costa de nuestra libertad.
Pareciera haber un pequeño rayo de luz al horizonte. Decenas de funcionarios públicos de mayor o menor jerarquía esperando un juicio. Una sociedad civil dispuesta a castigar de la manera más severa a los implicados sean inocentes o no. Jueces que reciben aplausos y premios de la comunidad internacional en la medida en que condenan personas. Y políticos que muestran una cara sincera cuando lo único sincero es el miedo que le tienen a la CICIG. Esta luz en el horizonte es tan solo un espejismo y lo seguirá siendo si no reconsideramos el rol que le hemos dado al Estado, si no mejoramos los mecanismos de fiscalización, si no tenemos una verdadera separación de poderes y si no consideramos que antes de gastar debemos asegurarnos que lo estamos haciendo bien.

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo