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De mentiras y desilusión electoral

Redacción
30 de septiembre, 2016

Hillary Clinton, en medio de los escándalos de Benghazi, sus emails y los casos en los que se ha visto envuelto sus esposo, Bill Clinton; y Donald Trump, entre sus escándalos fiscales y dudosas formas de hacer política, son los potenciales futuros presidentes de Estados Unidos. Además de la mediática participación de ambos y la acogida de los medios mainstream para presentarlos como única opción, preocupa que ninguno de los dos representa realmente los intereses de los americanos, sino la única opción para que no sea investido su contrincante. Así pues, ¿qué esperar de las elecciones de Noviembre?
Para medios como Fox News, Politico, CNN o NBC, No hay más que el titánico duelo Clinton-Trump. Sorprenderá a más de alguno saber que de hecho, sí hay más. Si bien muchos creen aún el mito de que el sistema estadounidense se rige por únicamente dos partidos, es claro que dos ideologías no satisfacen el pensar de una población tan grande. Sin embargo, es de aceptar que la última vez que un candidato considerado independiente asumió la presidencia, fue cuando lo hizo George Washingotn (luego de la independencia de las Trece Colonias), y la última vez que un Third-Party consiguió una participación notable, fue cuando lo hizo Teddy Roosevelt con el partido Progresista, en 1912.
Sin embargo, ningún candidato de un third-party había tenido acceso a las papeletas electorales en los 50 estados desde 1996. Y este año se repite, con Gary Johnson, candidato del partido Libertario y Gobernador de Nuevo México por segundo período. En un país que estima la Libertad en la cima de sus valores nacionales, su logro es parte de un proceso largo. Fue precisamente el candidato del Partido Libertario en 1996, Harry Browne, quien accedió a papeletas en todos los estados. Posteriormente, en el año 2000, Browne casi volvió a contar con ese logro, hasta que Arizona colocó a otro candidato en su papeleta por el mismo partido.
Aunque Gary Johnson parece tener gran apoyo en encuestas sobre sectores específicos ( 31% en votantes independientes, 37% en votantes militares, 35% en votantes jóvenes, 25%, 23% y 19% en Nuevo México, Utah y Idaho respectivamente, estados de gran importancia), los grandes medios se han encargado de difamarlo porque en televisión abierta no supo decir qué es Aleppo ni mencionar un líder extranjero a quien admira. Lo mismo han hecho con Jill Stein, candidata al partido Verde, mientras que han desaparecido totalmente a Darrell Castle, candidato del Partido de la Constitución. Efectivamente, estos últimos dos tienen oportunidades mínimas de resaltar en noviembre y matemáticamente imposibles de asumir la presidencia, es evidente que el viejo sistema bipartidario es obsoleto. Probablemente Johnson no logre aventajar a Clinton ni a Trump, si no lo lograron hacer otros candidatos como Ted Cruz o Bernie Sanders, pero se ha ganado un lugar en la política estadounidense y eso es una lección importantísima tanto para el Colegio Electoral, como para el Comité de Debates Presidenciales, que aunque formado por una unió republicana – demócrata, no puede obviar el incremento en preferencias por otros candidatos.
Al final, es evidente que hay un enorme disgusto por las opciones generales que el sistema ha dado a los votantes este año. Definitivamente hay un gran sentimiento de temor entre una parte de la población por que quede electo Trump, así que ven a Clinton como única opción, y viceversa.
Los riesgos para la economía mundial y para las relaciones internacionales pueden verse reflejadas en el próximo período presidencial, luego de un primer debate que dejó un mal sabor de boca. Este no fue más que un cúmulo de mentiras, y un intento forzoso de hacer quedar mal al contrincante, más que una forma de proponer y contrastar ideas en beneficio del electorado.
Antes de concluir, no hay que dejar de apuntar a un factor: las elecciones americanas pueden resultar sorpresivamente cambiantes. Esperemos que en beneficio de los individuos estadounidenses y los individuos del mundo.

De mentiras y desilusión electoral

Redacción
30 de septiembre, 2016

Hillary Clinton, en medio de los escándalos de Benghazi, sus emails y los casos en los que se ha visto envuelto sus esposo, Bill Clinton; y Donald Trump, entre sus escándalos fiscales y dudosas formas de hacer política, son los potenciales futuros presidentes de Estados Unidos. Además de la mediática participación de ambos y la acogida de los medios mainstream para presentarlos como única opción, preocupa que ninguno de los dos representa realmente los intereses de los americanos, sino la única opción para que no sea investido su contrincante. Así pues, ¿qué esperar de las elecciones de Noviembre?
Para medios como Fox News, Politico, CNN o NBC, No hay más que el titánico duelo Clinton-Trump. Sorprenderá a más de alguno saber que de hecho, sí hay más. Si bien muchos creen aún el mito de que el sistema estadounidense se rige por únicamente dos partidos, es claro que dos ideologías no satisfacen el pensar de una población tan grande. Sin embargo, es de aceptar que la última vez que un candidato considerado independiente asumió la presidencia, fue cuando lo hizo George Washingotn (luego de la independencia de las Trece Colonias), y la última vez que un Third-Party consiguió una participación notable, fue cuando lo hizo Teddy Roosevelt con el partido Progresista, en 1912.
Sin embargo, ningún candidato de un third-party había tenido acceso a las papeletas electorales en los 50 estados desde 1996. Y este año se repite, con Gary Johnson, candidato del partido Libertario y Gobernador de Nuevo México por segundo período. En un país que estima la Libertad en la cima de sus valores nacionales, su logro es parte de un proceso largo. Fue precisamente el candidato del Partido Libertario en 1996, Harry Browne, quien accedió a papeletas en todos los estados. Posteriormente, en el año 2000, Browne casi volvió a contar con ese logro, hasta que Arizona colocó a otro candidato en su papeleta por el mismo partido.
Aunque Gary Johnson parece tener gran apoyo en encuestas sobre sectores específicos ( 31% en votantes independientes, 37% en votantes militares, 35% en votantes jóvenes, 25%, 23% y 19% en Nuevo México, Utah y Idaho respectivamente, estados de gran importancia), los grandes medios se han encargado de difamarlo porque en televisión abierta no supo decir qué es Aleppo ni mencionar un líder extranjero a quien admira. Lo mismo han hecho con Jill Stein, candidata al partido Verde, mientras que han desaparecido totalmente a Darrell Castle, candidato del Partido de la Constitución. Efectivamente, estos últimos dos tienen oportunidades mínimas de resaltar en noviembre y matemáticamente imposibles de asumir la presidencia, es evidente que el viejo sistema bipartidario es obsoleto. Probablemente Johnson no logre aventajar a Clinton ni a Trump, si no lo lograron hacer otros candidatos como Ted Cruz o Bernie Sanders, pero se ha ganado un lugar en la política estadounidense y eso es una lección importantísima tanto para el Colegio Electoral, como para el Comité de Debates Presidenciales, que aunque formado por una unió republicana – demócrata, no puede obviar el incremento en preferencias por otros candidatos.
Al final, es evidente que hay un enorme disgusto por las opciones generales que el sistema ha dado a los votantes este año. Definitivamente hay un gran sentimiento de temor entre una parte de la población por que quede electo Trump, así que ven a Clinton como única opción, y viceversa.
Los riesgos para la economía mundial y para las relaciones internacionales pueden verse reflejadas en el próximo período presidencial, luego de un primer debate que dejó un mal sabor de boca. Este no fue más que un cúmulo de mentiras, y un intento forzoso de hacer quedar mal al contrincante, más que una forma de proponer y contrastar ideas en beneficio del electorado.
Antes de concluir, no hay que dejar de apuntar a un factor: las elecciones americanas pueden resultar sorpresivamente cambiantes. Esperemos que en beneficio de los individuos estadounidenses y los individuos del mundo.