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Celebrar el día del niño en Guatemala

Redacción
01 de octubre, 2016

La infancia es por mucho la mejor de las etapas, por más que digan que cada una tiene su bonito esta les gana y por bastante ventaja. No hay preocupaciones, solo curiosidad, risa, crayones y unos cuantos helados cuando no hay frío. Las cosas más trágicas tienen que ver con la bicicleta rota, el balón de fútbol pinchado o el recién abierto regalo de navidad que no traía las baterías incluidas. Nos sentimos seguros porque detrás de cada una de esas tragedias llegaran nuestros padres, abuelos o tíos. Nos duele alejarnos de casa porque tal vez es el único ciclo de la vida en apreciamos el calor del hogar.
Y qué lindo sería que todos los niños del mundo se sintieran así. Bah, con que todos los niños de Guatemala fueran felices yo me sentiría completa. Pero duele en el corazón saber que lo que describo yo como infancia no es para nada así en la mayor parte de nuestro país. La mitad de los niños tienen desnutrición crónica. ¡¡LA MITAD!! Y tras de eso más problemas, como la falta de insumos en hospitales, la educación ineficiente, la inseguridad y la pobreza. ¿A cuántos niños les ha quitado la esperanza todo este mal? ¿Cuántos niños deben de pasar sus mañanas debajo de un semáforo en vez de una escuela? ¿Cuántas niñas han perdido la inocencia a causa de adultos sin ningún escrúpulo? ¿Qué hicieron estos niños para que sin haber nacido ya lleven en sus hombros la deuda externa de nuestro país? Presiento que los niños en Guatemala no saben mucho de despreocupación y de tranquilidad. De una manera u otra, los entornos siempre están mal y se concentran en otras “prioridades”. Y las caritas risueñas que un niño puede tener se vuelve en una manchada y arrugada por la gran cantidad de golpes que en tan poco tiempo le toca recibir en el país.
Qué difícil celebrar así el día del niño. No parece justo que los próximos tengan que vivir tantas cosas siendo tan pequeños. De esos cuerpos frágiles, de esas mentes audaces y de esas manos que lo destruyen y construyen todo; saldrán los nuevos gobernantes, empresarios, artistas y deportistas de nuestro país. ¿Qué hacemos como ciudadanos para proteger a la niñez? ¿Qué hacen las autoridades para proteger al futuro? Aun cuando todos estamos conscientes de la importancia que tiene acunar la fragilidad e inocencia de los niños, son pocas las acciones que se toman.
Y es que cada movimiento hecho desde las plazas de Gobierno nos afecta a todos, pero más a ellos que viven en su mundo, que anhelan con formar rápido parte del mundo “real” del mundo “de los grandes”. Si tan solo supieran lo complicado que puede llegar a ser. Que entre estrés, ambición e incomprensión nos olvidamos de a pocos de ellos y de lo mucho que les podemos aprender. Hay que luchar no solo por nosotros, pero también por todos los niños que no tienen la culpa de nada y se merecen todo. Si un niño crece sabiendo que puede lograr cosas grandes, si su entorno lo invita, si sus autoridades se preocupan por su bienestar y el de su familia, seguro que llegará más alto de lo establecido. Hay que ir a la lucha por los niños de nuestro país y también por los niños que fuimos alguna vez.

Celebrar el día del niño en Guatemala

Redacción
01 de octubre, 2016

La infancia es por mucho la mejor de las etapas, por más que digan que cada una tiene su bonito esta les gana y por bastante ventaja. No hay preocupaciones, solo curiosidad, risa, crayones y unos cuantos helados cuando no hay frío. Las cosas más trágicas tienen que ver con la bicicleta rota, el balón de fútbol pinchado o el recién abierto regalo de navidad que no traía las baterías incluidas. Nos sentimos seguros porque detrás de cada una de esas tragedias llegaran nuestros padres, abuelos o tíos. Nos duele alejarnos de casa porque tal vez es el único ciclo de la vida en apreciamos el calor del hogar.
Y qué lindo sería que todos los niños del mundo se sintieran así. Bah, con que todos los niños de Guatemala fueran felices yo me sentiría completa. Pero duele en el corazón saber que lo que describo yo como infancia no es para nada así en la mayor parte de nuestro país. La mitad de los niños tienen desnutrición crónica. ¡¡LA MITAD!! Y tras de eso más problemas, como la falta de insumos en hospitales, la educación ineficiente, la inseguridad y la pobreza. ¿A cuántos niños les ha quitado la esperanza todo este mal? ¿Cuántos niños deben de pasar sus mañanas debajo de un semáforo en vez de una escuela? ¿Cuántas niñas han perdido la inocencia a causa de adultos sin ningún escrúpulo? ¿Qué hicieron estos niños para que sin haber nacido ya lleven en sus hombros la deuda externa de nuestro país? Presiento que los niños en Guatemala no saben mucho de despreocupación y de tranquilidad. De una manera u otra, los entornos siempre están mal y se concentran en otras “prioridades”. Y las caritas risueñas que un niño puede tener se vuelve en una manchada y arrugada por la gran cantidad de golpes que en tan poco tiempo le toca recibir en el país.
Qué difícil celebrar así el día del niño. No parece justo que los próximos tengan que vivir tantas cosas siendo tan pequeños. De esos cuerpos frágiles, de esas mentes audaces y de esas manos que lo destruyen y construyen todo; saldrán los nuevos gobernantes, empresarios, artistas y deportistas de nuestro país. ¿Qué hacemos como ciudadanos para proteger a la niñez? ¿Qué hacen las autoridades para proteger al futuro? Aun cuando todos estamos conscientes de la importancia que tiene acunar la fragilidad e inocencia de los niños, son pocas las acciones que se toman.
Y es que cada movimiento hecho desde las plazas de Gobierno nos afecta a todos, pero más a ellos que viven en su mundo, que anhelan con formar rápido parte del mundo “real” del mundo “de los grandes”. Si tan solo supieran lo complicado que puede llegar a ser. Que entre estrés, ambición e incomprensión nos olvidamos de a pocos de ellos y de lo mucho que les podemos aprender. Hay que luchar no solo por nosotros, pero también por todos los niños que no tienen la culpa de nada y se merecen todo. Si un niño crece sabiendo que puede lograr cosas grandes, si su entorno lo invita, si sus autoridades se preocupan por su bienestar y el de su familia, seguro que llegará más alto de lo establecido. Hay que ir a la lucha por los niños de nuestro país y también por los niños que fuimos alguna vez.