Me cuesta creer que en pleno siglo XXI, aún existan personas que crean que ir al psicólogo es cosa de locos. Yo diría más bien que uno va al psicólogo para no volverse loco.
En la actualidad el mundo nos exige tanto, nos “da” tanto que si uno no tiene los pies sobre la tierra fácilmente se pierde. Tenemos que recordar de dónde venimos, de lo que somos capaces y sobre todo, tener bien presente quienes somos. Y muchas de estas situaciones las podemos trabajar con la ayuda de un especialista.
Es absurdo creer que no se necesita ayuda y que la salida es ir solos por el mundo. Si sabemos, y ya hemos identificado, que tenemos un problema de ansiedad, autoestima, depresión o algo que afecte nuestro desempeño en la vida; lo mejor es ir y apuntarse con el psicólogo. ¿O acaso usted ignora por completo cuando su cuerpo le da señales que es tiempo de ir al doctor?
Para Organización Mundial de la Salud (OMS), gozar de buena salud depende de tener una psiquis estable y no solamente de un cuerpo en “buenas condiciones”. Nuestra mente es también muy importante para nuestro bienestar. E imagino que muchos ni siquiera le ponen atención a su cuerpo menos a su mente, y quizás allí está la respuesta a nuestro humor en el tránsito y al convivir con los demás, como que nos vamos infectando uno a otro.
Excusas para no ir hay un millón, pero por favor, que la vergüenza no sea una. Si es el factor económico es la razón pues las Universidades del país tienen dispensarios que ofrecen el servicio de estudiantes de manera gratuita. Si es por el tiempo, muchas empresas en Guatemala buscan dar ese servicio a partir de su departamento de recursos humanos.
Es agradable sacar todo lo que uno lleva dentro, y lo es aún más cuando es alguien que nos puede ayudar a resolver nuestros problemas de la mejor manera. Aunque siempre hay que recordar que el verdadero cambio siempre está en nosotros, los psicólogos son solo un pequeño empujuncito a ver todo lo que somos capaz de hacer si dejamos nuestros miedos atrás.
República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo
Me cuesta creer que en pleno siglo XXI, aún existan personas que crean que ir al psicólogo es cosa de locos. Yo diría más bien que uno va al psicólogo para no volverse loco.
En la actualidad el mundo nos exige tanto, nos “da” tanto que si uno no tiene los pies sobre la tierra fácilmente se pierde. Tenemos que recordar de dónde venimos, de lo que somos capaces y sobre todo, tener bien presente quienes somos. Y muchas de estas situaciones las podemos trabajar con la ayuda de un especialista.
Es absurdo creer que no se necesita ayuda y que la salida es ir solos por el mundo. Si sabemos, y ya hemos identificado, que tenemos un problema de ansiedad, autoestima, depresión o algo que afecte nuestro desempeño en la vida; lo mejor es ir y apuntarse con el psicólogo. ¿O acaso usted ignora por completo cuando su cuerpo le da señales que es tiempo de ir al doctor?
Para Organización Mundial de la Salud (OMS), gozar de buena salud depende de tener una psiquis estable y no solamente de un cuerpo en “buenas condiciones”. Nuestra mente es también muy importante para nuestro bienestar. E imagino que muchos ni siquiera le ponen atención a su cuerpo menos a su mente, y quizás allí está la respuesta a nuestro humor en el tránsito y al convivir con los demás, como que nos vamos infectando uno a otro.
Excusas para no ir hay un millón, pero por favor, que la vergüenza no sea una. Si es el factor económico es la razón pues las Universidades del país tienen dispensarios que ofrecen el servicio de estudiantes de manera gratuita. Si es por el tiempo, muchas empresas en Guatemala buscan dar ese servicio a partir de su departamento de recursos humanos.
Es agradable sacar todo lo que uno lleva dentro, y lo es aún más cuando es alguien que nos puede ayudar a resolver nuestros problemas de la mejor manera. Aunque siempre hay que recordar que el verdadero cambio siempre está en nosotros, los psicólogos son solo un pequeño empujuncito a ver todo lo que somos capaz de hacer si dejamos nuestros miedos atrás.
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