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Refundar Guatemala

Redacción
23 de octubre, 2016

Fundar es el acto jurídico por el cual los vencedores organizan la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala.

Al nombrar alcaldes y regidores quedaba fundada la ciudad. La diferencia es clara: ciudad si se constituye solo de españoles, villa si se constituía de españoles e indígenas y pueblo si era solo de indígenas. La ciudad de Guatemala era metropolitana y las demás de la Real Audiencia de los Confines eran sufragáneas o provinciales.

La fundación de una ciudad era la capacidad otorgada a ciertos individuos para actuar en nombre del rey y es denominada centro de actividades de pacificación.

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La ciudad de Guatemala y sus provincias siguen el modelo descrito de la comprensión de la Edad Media. La coronación de Carlo Magno implicó la reconstrucción de las basílicas que representan la autoridad igual como el modelo guatemalteco de pacificación 2014-2016.

En el mosaico encargado por el papa León III aparece la imagen de Cristo entregando el lábaro a Constantino y el palio a San Pedro en un primer grupo y luego San Pedro entrega el palio obispal a León III y un estandarte al rey Carlos. La construcción de las ciudades de la edad media sigue el modelo de poder. Ese mismo modelo es trasladado a Guatemala y sus provincias.

Las ciudades representan a sus vecinos. La fuerza poderosa para una pequeña ciudad trata de recuperar en los modelos tradicionales la dignidad de un pueblo.

Sin embargo, una vez mancillada la autoridad y sometida por la fuerza la conducta de un pueblo enfrascado en la violencia y emociones violentas propias de los animales y de la barbarie implica el grado de descomposición de lo humano que tiende a la vida civilizada. Combatirla de manera frontal, instrumentalizando el mal como fuerza de bien, provoca la avalancha desmedida de descontrol y desencadena una anormalidad social propiciada en soluciones decorativas y entregar bajo el nombre justicia: circo, pero no pan al pueblo de Guatemala, que no puede soñar con ser ciudad o villa.

Constantinopla es la refundación de Roma bajo un consenso social que no existe ni se vislumbra. Es herrumbre por lo viejo de las acciones políticas y es novísimo por el grado de avance gradual excesivamente lento para la construcción de un orden social perverso.

Refundar Guatemala es constituir a su gente y su organización social fuera de las morbosas estructuras políticas apañadas por estructuras de construcción que bajo los llamados “call center” que inundan la ciudad de Guatemala y que someten a la población núbil a no asumir el rol social que le corresponde demarcando sutilmente la diferencia actual entre ciudad, villa y pueblo.

Los guatemaltecos no salimos de la modorra que nos lleva a nuestra propia devastación por tratar de imitar una justicia que no es justicia sino inmoral aprovechamiento de las estructuras de poder de las ciudades para proponer luego el modelo de ciudades intermedias inundándola de su basura material que empieza con los automotores que construye un futuro en franca recesión.

Los guatemaltecos estamos siendo ruralizados en las propias urbes cuidando reliquias de justicia que nada tiene de pertinencia con el ciudadano del siglo XXI.

Lo bucólico y lo mitológico de la acción de los ejes de poder disminuyen el control del Estado sobre el individuo al mismo tiempo que el Estado se vuelve incapaz de proteger al ciudadano que es víctima voraz de rapaces intereses del orbe. Refundemos Guatemala, pero no la refundemos en la periferia del infierno.

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo

Refundar Guatemala

Redacción
23 de octubre, 2016

Fundar es el acto jurídico por el cual los vencedores organizan la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala.

Al nombrar alcaldes y regidores quedaba fundada la ciudad. La diferencia es clara: ciudad si se constituye solo de españoles, villa si se constituía de españoles e indígenas y pueblo si era solo de indígenas. La ciudad de Guatemala era metropolitana y las demás de la Real Audiencia de los Confines eran sufragáneas o provinciales.

La fundación de una ciudad era la capacidad otorgada a ciertos individuos para actuar en nombre del rey y es denominada centro de actividades de pacificación.

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La ciudad de Guatemala y sus provincias siguen el modelo descrito de la comprensión de la Edad Media. La coronación de Carlo Magno implicó la reconstrucción de las basílicas que representan la autoridad igual como el modelo guatemalteco de pacificación 2014-2016.

En el mosaico encargado por el papa León III aparece la imagen de Cristo entregando el lábaro a Constantino y el palio a San Pedro en un primer grupo y luego San Pedro entrega el palio obispal a León III y un estandarte al rey Carlos. La construcción de las ciudades de la edad media sigue el modelo de poder. Ese mismo modelo es trasladado a Guatemala y sus provincias.

Las ciudades representan a sus vecinos. La fuerza poderosa para una pequeña ciudad trata de recuperar en los modelos tradicionales la dignidad de un pueblo.

Sin embargo, una vez mancillada la autoridad y sometida por la fuerza la conducta de un pueblo enfrascado en la violencia y emociones violentas propias de los animales y de la barbarie implica el grado de descomposición de lo humano que tiende a la vida civilizada. Combatirla de manera frontal, instrumentalizando el mal como fuerza de bien, provoca la avalancha desmedida de descontrol y desencadena una anormalidad social propiciada en soluciones decorativas y entregar bajo el nombre justicia: circo, pero no pan al pueblo de Guatemala, que no puede soñar con ser ciudad o villa.

Constantinopla es la refundación de Roma bajo un consenso social que no existe ni se vislumbra. Es herrumbre por lo viejo de las acciones políticas y es novísimo por el grado de avance gradual excesivamente lento para la construcción de un orden social perverso.

Refundar Guatemala es constituir a su gente y su organización social fuera de las morbosas estructuras políticas apañadas por estructuras de construcción que bajo los llamados “call center” que inundan la ciudad de Guatemala y que someten a la población núbil a no asumir el rol social que le corresponde demarcando sutilmente la diferencia actual entre ciudad, villa y pueblo.

Los guatemaltecos no salimos de la modorra que nos lleva a nuestra propia devastación por tratar de imitar una justicia que no es justicia sino inmoral aprovechamiento de las estructuras de poder de las ciudades para proponer luego el modelo de ciudades intermedias inundándola de su basura material que empieza con los automotores que construye un futuro en franca recesión.

Los guatemaltecos estamos siendo ruralizados en las propias urbes cuidando reliquias de justicia que nada tiene de pertinencia con el ciudadano del siglo XXI.

Lo bucólico y lo mitológico de la acción de los ejes de poder disminuyen el control del Estado sobre el individuo al mismo tiempo que el Estado se vuelve incapaz de proteger al ciudadano que es víctima voraz de rapaces intereses del orbe. Refundemos Guatemala, pero no la refundemos en la periferia del infierno.

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo