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Preocupante elección

Betty Marroquin
30 de octubre, 2016

A ninguna mujer en sus cabales le puede parecer un marido que le pone los cuernos por derecho y revés, que le falta al respeto y que abusa de su poder para obtener lo que quiere, sea lo que sea, incluyendo mujeres. Si creen que hablo de Donald Trump, sólo en un porcentaje, porque lo que puntualizo también se aplica a Bill Clinton.

Lo cierto del caso es que para algunos, no sólo para mí, no estamos eligiendo marido, sino Presidente. Los Presidentes han tenido amantes desde siempre, y habría que darles las gracias si los han mantenido contentos porque una persona feliz hace un mejor trabajo. En lo personal, prefiero un Presidente eficiente y más perdido que la cuaresma, que uno casto e inútil.

Quienes detestan a Trump por vulgar, mujeriego, racista y fanático, olvidan que estamos hablando del Presidente de los Estados Unidos, que si bien es poderoso, debe funcionar en un sistema de pesos y contrapesos eficiente, con un Congreso en el que su propia bancada no le es amistosa. Es por ello que para realizar la mitad de las cosas que propone, desde NAFTA hasta su famoso muro, debe obtener el apoyo del Congreso, y los chances de que lo obtenga son cuasi nulos (“slim to none, and slim just left the building”¡). Es así que los chances de que a Trump le hagan un impeachment (motivos dará, seguramente) subiría Mike Pence a la Presidencia. Pence es un político experimentado, con un buen record en el Congreso y como Gobernador. Un individuo pausado, Católico irlandés, felizmente casado (o al menos en apariencia y sin llaveritos que le cuelguen), y con experiencia en política internacional. Creo que sería un buen Presidente.

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Ahora hablemos de la señora. Me divierte ver a las mujeres en los Estados Unidos y en otros destinos, fascinadas únicamente porque les encanta la idea de que “una mujer” (sea la que sea) llegue a la Presidencia. Hillary tiene años en el mundo político. Cómo Primera Dama de Arkansa al igual que como Primera Dama de la nación, metía su nariz hasta en la sopa. Una de las Primeras Damas más vocales que ha tenido los Estados Unidos, pero no por eso más acertadas. Los escándalos pulularon durante las dos administraciones Clinton, involucrándola siempre negativamente, de una u otra forma. Como mujer, hubiera esperado algo de humanidad hacia la señora de la que ella se burló cuando ésta era una niña que había sido violada por el defendido de la Clinton. Que hiciera su trabajo como abogada bien hecho, es una cosa, pero que luego de ganar el caso se burlara en televisión de la víctima admitiendo que su defendido era culpable, es otra.

Para Guatemala, el tema es complejo. Trump no nos tiene en su mapa, afortunadamente. A él lo que le interesa es que nuestra gente no se vaya “al norte” y para ello, pareciera lógico deducir que si fuera Presidente apoyaría políticas que estimulen la inversión en Guatemala, única forma de crear plazas de trabajo. Es igualmente lógico especular que vería con buenos ojos la meta de las ciudades intermedias, de los polos de desarrollo, de la urbanización de las ciudades en el interior del país, de las mejores en infraestructura, y por ende, en educación y salud.

La Secretario de Estado Clinton impulsó el proceso de paz en Colombia, con Cuba y Venezuela como protagonistas. Si a alguien le suena eso lógico, debiera ponerse a estudiar más de cerca esas variables. Es amiga de la ex Fiscal Paz y Paz y de la Jueza Barrios. Su visión de Guatemala es la visión de estas ilustres señoras. Mentir es fácil para ella, y la gente que la apoya parece no comprender que cancelar emails clasificados como de seguridad nacional no es borrar emails del traido o de las amigas. Es un delito, y grave. Además de tantas otras mentiras que se le han destapado. Y la última de Wikileaks sobre la práctica de comprar periodistas, que tampoco es ético.

Lo innegable es que la crisis moral que vive los Estados Unidos se está reflejando cada vez más en su casta política. Todos los imperios sucumben por sus propios excesos. Sucumbió el Imperio Romano, el español, el inglés, etc. La Historia es cíclica, y el deterioro de ese imperio moderno, evidente, aunque sigan teniendo un poder inmenso sobre nosotros, que continuamos poniendo todos los huevos en la misma canasta.

Saque cada quien sus conclusiones, y que Dios ilumine a los Estados Unidos porque lo que elijan nos afectará muchísimo.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo

Preocupante elección

Betty Marroquin
30 de octubre, 2016

A ninguna mujer en sus cabales le puede parecer un marido que le pone los cuernos por derecho y revés, que le falta al respeto y que abusa de su poder para obtener lo que quiere, sea lo que sea, incluyendo mujeres. Si creen que hablo de Donald Trump, sólo en un porcentaje, porque lo que puntualizo también se aplica a Bill Clinton.

Lo cierto del caso es que para algunos, no sólo para mí, no estamos eligiendo marido, sino Presidente. Los Presidentes han tenido amantes desde siempre, y habría que darles las gracias si los han mantenido contentos porque una persona feliz hace un mejor trabajo. En lo personal, prefiero un Presidente eficiente y más perdido que la cuaresma, que uno casto e inútil.

Quienes detestan a Trump por vulgar, mujeriego, racista y fanático, olvidan que estamos hablando del Presidente de los Estados Unidos, que si bien es poderoso, debe funcionar en un sistema de pesos y contrapesos eficiente, con un Congreso en el que su propia bancada no le es amistosa. Es por ello que para realizar la mitad de las cosas que propone, desde NAFTA hasta su famoso muro, debe obtener el apoyo del Congreso, y los chances de que lo obtenga son cuasi nulos (“slim to none, and slim just left the building”¡). Es así que los chances de que a Trump le hagan un impeachment (motivos dará, seguramente) subiría Mike Pence a la Presidencia. Pence es un político experimentado, con un buen record en el Congreso y como Gobernador. Un individuo pausado, Católico irlandés, felizmente casado (o al menos en apariencia y sin llaveritos que le cuelguen), y con experiencia en política internacional. Creo que sería un buen Presidente.

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Ahora hablemos de la señora. Me divierte ver a las mujeres en los Estados Unidos y en otros destinos, fascinadas únicamente porque les encanta la idea de que “una mujer” (sea la que sea) llegue a la Presidencia. Hillary tiene años en el mundo político. Cómo Primera Dama de Arkansa al igual que como Primera Dama de la nación, metía su nariz hasta en la sopa. Una de las Primeras Damas más vocales que ha tenido los Estados Unidos, pero no por eso más acertadas. Los escándalos pulularon durante las dos administraciones Clinton, involucrándola siempre negativamente, de una u otra forma. Como mujer, hubiera esperado algo de humanidad hacia la señora de la que ella se burló cuando ésta era una niña que había sido violada por el defendido de la Clinton. Que hiciera su trabajo como abogada bien hecho, es una cosa, pero que luego de ganar el caso se burlara en televisión de la víctima admitiendo que su defendido era culpable, es otra.

Para Guatemala, el tema es complejo. Trump no nos tiene en su mapa, afortunadamente. A él lo que le interesa es que nuestra gente no se vaya “al norte” y para ello, pareciera lógico deducir que si fuera Presidente apoyaría políticas que estimulen la inversión en Guatemala, única forma de crear plazas de trabajo. Es igualmente lógico especular que vería con buenos ojos la meta de las ciudades intermedias, de los polos de desarrollo, de la urbanización de las ciudades en el interior del país, de las mejores en infraestructura, y por ende, en educación y salud.

La Secretario de Estado Clinton impulsó el proceso de paz en Colombia, con Cuba y Venezuela como protagonistas. Si a alguien le suena eso lógico, debiera ponerse a estudiar más de cerca esas variables. Es amiga de la ex Fiscal Paz y Paz y de la Jueza Barrios. Su visión de Guatemala es la visión de estas ilustres señoras. Mentir es fácil para ella, y la gente que la apoya parece no comprender que cancelar emails clasificados como de seguridad nacional no es borrar emails del traido o de las amigas. Es un delito, y grave. Además de tantas otras mentiras que se le han destapado. Y la última de Wikileaks sobre la práctica de comprar periodistas, que tampoco es ético.

Lo innegable es que la crisis moral que vive los Estados Unidos se está reflejando cada vez más en su casta política. Todos los imperios sucumben por sus propios excesos. Sucumbió el Imperio Romano, el español, el inglés, etc. La Historia es cíclica, y el deterioro de ese imperio moderno, evidente, aunque sigan teniendo un poder inmenso sobre nosotros, que continuamos poniendo todos los huevos en la misma canasta.

Saque cada quien sus conclusiones, y que Dios ilumine a los Estados Unidos porque lo que elijan nos afectará muchísimo.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo