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¿Quién querría defender la tesis de que el individuo no tiene derecho a su vida?

Redacción
18 de octubre, 2016

En su columna del sábado 15 de octubre, Raúl de la Horra responde a Luis Figueroa, quien comentó las distorsiones que el primero hiciera con respecto al Objetivismo en su escrito del 24 de septiembre. En esta ocasión vuelve a arremeter contra el Objetivismo y las ideas libertarias, fabricando hombres de paja, es decir, distorsionándolos con el propósito de debilitarlas para poder criticarlas. Refiriéndose a su artículo anterior, de la Horra escribe:

“donde criticaba no solamente la religión ultra-individualista de Ayn Rand que se practica en la Universidad Francisco Marroquín, sino la incoherencia de las ideologías libertarias y neoliberales cuando luchan contra las intervenciones “paternales” del Estado, mientras por otro lado defienden las intervenciones privadas de las familias que tratan a sus vástagos como a niños de teta, mientras estos regurgitan los consabidos discursos sobre el éxito y contra el Estado.”

Primero, parece ser que de la Horra no puede distinguir entre religión y filosofía. La religión consiste en una serie de dogmas –explicaciones místicas del universo, contradictorias e inverosímiles- que han de aceptarse por fe, y de rituales diseñados para hacer sentir al creyente que se acerca y agrada a la divinidad que adora. Su característica esencial es que es mística. Su doctrina se cree por fe.

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La filosofía, por el contrario, busca respuestas racionales a cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje. Su esencia es que no acepta explicaciones místicas, no acepta explicación alguna por fe, sino únicamente acepta la explicación racional.

El Objetivismo, sobre todo, es una filosofía eminentemente racional. Identifica el hecho que la vida del organismo es consecuencia de la acción auto-generada y auto-sustentante. El individuo como organismo vivo debe actuar para mantenerse con vida. Si desea vivir, debe identificar aquello que lo beneficia, aquello que sustenta su vida, e identificar aquello que lo daña, aquello que mina su vida, para buscar lo primero y evitar lo segundo. Para poder identificar la realidad y así lo que le es ventajoso y lo que no, el humano dispone de la facultad de la razón. Razonar es la actividad mental de una persona interactuando con su cuerpo con el mundo para identificar la realidad, conceptualizando la evidencia que de ésta le proporcionan los sentidos, usando el método de la lógica, para construir conocimiento objetivo e integrarlo jerárquicamente sin contradicciones con el resto de su marco conceptual. Razonar bien es el proceso activo del humano de percibir la realidad para adquirir la información que requiere para sobrevivir. Todo esto es evidente. Así que el principio fundamental del Objetivismo es nunca renunciar a la razón, nunca aceptar una proposición por fe.

Como puede verse, el Objetivismo es todo lo contrario a la religión. ¿Cómo puede entonces ocurrírsele a alguien la disparatada idea de llamar religión al Objetivismo, la filosofía de Ayn Rand?

Segundo, las intervenciones “paternalistas” del Estado consisten en que algunos burócratas, con fatal arrogancia, creen que saben mejor que cada ciudadano como debe éste manejar su vida, y por medio de la coerción le imponen sus insensatos decretos. Por ejemplo, cuando intervienen los precios del mercado distorsionan la información que sirve de guía a los individuos para tomar decisiones económicas, guiándolos a tomar decisiones que no tomarían de saber la verdad de la demanda del mercado, con la consecuencia de empobrecerse en lugar de enriquecerse. Cuando estos burócratas imprimen moneda creando inflación estafan a los ciudadanos robándole poder adquisitivo a sus salarios. O cuando le quitan su dinero al ciudadano para gastarlo en proyectos que su víctima no avala, como favorecer a un determinado grupo en perjuicio de otro, o comprarse maletas rojas. ¿Qué relación tiene el comportamiento de semejantes analfabetos de la economía con la del padre que le paga los estudios a su hijo, con su propio dinero? El padre no despoja a nadie para financiar la educación de su hijo. El aceptar, por parte del hijo, la ayuda voluntaria del padre, en nada se asemeja a exigir la ayuda de los burócratas mediante la expoliación por la fuerza a otros para con sus recursos privilegiar al exigente. ¿En qué cabeza cabe hacer tan desatinada comparación?

Sigue de la Horra en su diatriba distorsionando al personaje principal del Manantial, la novela de Ayn Rand:

“El personaje principal de la novela, Howard Roark, es una personalidad fascinantemente fría y egocéntrica, sin capacidad de empatía, con rasgos de sociópata y de macho irresistible, ejemplar de mármol que se enorgullece de despreciar a los “débiles” y de ser un aristócrata que ignora la cooperación y la solidaridad.”

¿Sin capacidad de empatía? ¿Qué es entonces, lo que Roark siente por Steven Mallory cuando lo encuentra maltratado y en un estado de total desesperación? Cito:

“Después lo comprendió. Pensó que así se sienten los hombres cuando están atrapados en una trinchera; ese cuarto no era una consecuencia de la pobreza real: era el rastro de una guerra; era la devastación producida por los explosivos más depravados que se hayan almacenado en los arsenales de la Tierra. ¿Una guerra… contra quién?… El enemigo no tenía nombre ni rostro, pero aquel muchacho era un compañero de armas herido en la batalla y Roark se quedó junto a él, sintiendo algo nuevo y extraño, el deseo de levantarlo en sus brazos y ponerlo a salvo…” [Ayn Rand. El Manantial. (Grito Sagrado, 2005), p 356]

Y que hay de cuando ayuda nuevamente a Peter Keating. Dice Keating:
“-Howard, soy un parásito. He sido un parásito toda mi vida. Tú diseñabas mis mejores proyectos en Stanton. Tú diseñaste la primera casa que construí. Tu diseñaste el edificio Cosmo-Slotnick…He venido aquí a pedirte que me salves otra vez.” [Ayn Rand. El Manantial. (Grito Sagrado, 2005), p 617]

¿Sociópata? ¿Es Roark un anti social? ¿Sin amigos? ¿Un violador de los derechos individuales? ¿Un manipulador? ¿Incapaz de la cooperación social? El sociópata se caracteriza por su tendencia a no relacionarse en sociedad, evitando cualquier interacción.

Howard cuando conversa con su amigo Gail, para quien construye su casa y un edificio, (lo que constituye cooperación social), en una travesía de vacaciones en yate, le habla sobre la amistad, en el mejor sentido del concepto aristotélico:

“Siempre exigí una cierta cualidad en la gente que me gusta. Siempre la he reconocido de inmediato, y esta es la única cualidad que respeto en las personas. Según ella, elijo a mis amigos. Ahora sé en qué consiste. En un ego autosuficiente. Ninguna otra cosa tiene importancia… ¿Te diste cuenta de que a Peter Keating no le queda un solo amigo? ¿Sabes por qué? Si uno no se respeta a sí mismo, mal puede tener afecto y respeto por otros.” [Ayn Rand. El Manantial. (Grito Sagrado, 2005), p 652]

¿Es Roark incapaz de amar? Entonces ¿cómo es que Dominique es el gran amor con quien finalmente se casa? Cito a continuación el párrafo que describe cuando Dominique visita a Roark en la construcción del edificio de Gail:

“Se dirigió a la casilla del superintendente. Ella iba a menudo a visitar a Roark, para observar el progreso de la construcción, pero allí había un hombre que no la conocía. Preguntó por Roark.
-El señor Roark está arriba de todo, al lado del tanque de reserva de agua. ¿Cuál es su nombre, señora?
–Soy la señora Roark.”

¿De dónde saca de la Horra tantas patrañas? Luego sigue de la Horra con el siguiente comentario:

“En un mundo así, donde el egoísmo es la virtud máxima y el altruismo la peor inmoralidad (y en el que no existen derechos positivos tales como el derecho al trabajo, a la vivienda, a la salud, sino sólo el derecho a la propiedad y a la libertad individual), el sistema social ideal acorde a tales fines resulta ser el capitalismo puro (o laissez-faire).”

Esto es verdad en el contexto apropiado, el cual pondré ya que de la Horra lo omite, pues la verdad o falsedad de un argumento se basa, no solo en su relación con los hechos que asevera, sino que también en la verdad o falsedad de las definiciones de los conceptos que usa para su aseveración, que a la vez se basan en la verdad o falsedad de sus designaciones de características esenciales, es decir, depende de la verdad de sus premisas. En Objetivismo al hablar de egoísmo se refiere uno al egoísmo racional o egoísmo noble como lo llama Aristóteles, que es lo mismo que la virtud de la prudencia que consiste en deliberar y juzgar correctamente sobre lo que es bueno y ventajoso para uno mismo, en lo que conduce a la buena vida. Es muy distinto del egoísmo depredador irracional o vulgar como lo llama Aristóteles, y que conduce, por mal razonamiento y la no identificación de las consecuencias a largo plazo, a la auto destrucción, como fue el caso de Bernard Madoff, y que mejor debiera ser llamado estupidez.

Ahora, como el individuo debe actuar para conseguir aquello que lo mantenga con vida, debe producir los valores que le permitan vivir la vida que desea vivir. Debe ejercer la virtud de la productividad. El egoísta racional coopera socialmente al identificar que la labor realizada mediante la división del trabajo e intercambio resulta ser más fecunda que la practicada aisladamente. También identifica que para que se dé la cooperación social es menester respetar el derecho de propiedad, de libertad y de vida del otro con quien desea comerciar. Lo que no es egoísmo racional y resulta inmoral es pretender intencionalmente ser una carga financiera para los otros.

El Objetivismo identifica que la contradicción es indicación de un error de razonamiento. Los así llamados “derechos positivos” no son derechos, pues implicarían el derecho a violar derechos, lo cual es una contradicción en términos. El supuesto “derecho positivo” obliga a otro a proveer de vivienda, salud, trabajo, etc., a quien se supone goza de ese “derecho positivo”. Para proveer al beneficiario de estos bienes materiales y servicios, el Estado despoja por la fuerza al proveedor de su propiedad y de su libertad, es decir, viola su derecho a la propiedad y a la libertad. Le impide usar su propiedad según su mejor juicio para destinarla a favorecer a su privilegiado. Ningún individuo tiene derecho a obligar a persona alguna a proveerlo de una casa, salud, educación, vestido, alimentación, trabajo, etc. A lo que tiene derecho el individuo es a la libertad para producir, procurar y disponer una vez lo haya conseguido de una casa, salud, educación, vestido, alimentación, etc.

En Objetivismo al referirse al altruismo se indica el sistema ético del positivismo, ideado por Auguste Comte, quien lo opuso al individualismo. El individualismo sostiene que todo individuo tiene derecho a su vida, a su libertad y a su propiedad. El altruismo sostiene que el individuo no tiene ningún derecho:

“El positivismo no admite nunca nada sino deberes, de todo para todos. Para su punto de vista social persistente no puede tolerar la noción de derecho, que constantemente se basa en el individualismo. Nacemos cargados con obligaciones de todo tipo, hacia nuestros predecesores, hacia nuestros sucesores y hacia nuestros contemporáneos… Todos los derechos humanos entonces son tan absurdos como son inmorales. Como el derecho divino, ya no existe, la noción debe desaparecer totalmente, como referente únicamente al estado preliminar y directamente incompatible con el estado final, que admite sólo deberes, como consecuencia de las funciones.”[Comte, Auguste. The Catechism of Positive Religion. Third Part: “Explanation of the Regime, or System of Life. XI. Public Life”]

¿Quién querría defender la tesis de que el individuo no tiene derecho a su vida? El capitalismo puro es el sistema social que se basa en el respeto a los derechos individuales.

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo

¿Quién querría defender la tesis de que el individuo no tiene derecho a su vida?

Redacción
18 de octubre, 2016

En su columna del sábado 15 de octubre, Raúl de la Horra responde a Luis Figueroa, quien comentó las distorsiones que el primero hiciera con respecto al Objetivismo en su escrito del 24 de septiembre. En esta ocasión vuelve a arremeter contra el Objetivismo y las ideas libertarias, fabricando hombres de paja, es decir, distorsionándolos con el propósito de debilitarlas para poder criticarlas. Refiriéndose a su artículo anterior, de la Horra escribe:

“donde criticaba no solamente la religión ultra-individualista de Ayn Rand que se practica en la Universidad Francisco Marroquín, sino la incoherencia de las ideologías libertarias y neoliberales cuando luchan contra las intervenciones “paternales” del Estado, mientras por otro lado defienden las intervenciones privadas de las familias que tratan a sus vástagos como a niños de teta, mientras estos regurgitan los consabidos discursos sobre el éxito y contra el Estado.”

Primero, parece ser que de la Horra no puede distinguir entre religión y filosofía. La religión consiste en una serie de dogmas –explicaciones místicas del universo, contradictorias e inverosímiles- que han de aceptarse por fe, y de rituales diseñados para hacer sentir al creyente que se acerca y agrada a la divinidad que adora. Su característica esencial es que es mística. Su doctrina se cree por fe.

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La filosofía, por el contrario, busca respuestas racionales a cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje. Su esencia es que no acepta explicaciones místicas, no acepta explicación alguna por fe, sino únicamente acepta la explicación racional.

El Objetivismo, sobre todo, es una filosofía eminentemente racional. Identifica el hecho que la vida del organismo es consecuencia de la acción auto-generada y auto-sustentante. El individuo como organismo vivo debe actuar para mantenerse con vida. Si desea vivir, debe identificar aquello que lo beneficia, aquello que sustenta su vida, e identificar aquello que lo daña, aquello que mina su vida, para buscar lo primero y evitar lo segundo. Para poder identificar la realidad y así lo que le es ventajoso y lo que no, el humano dispone de la facultad de la razón. Razonar es la actividad mental de una persona interactuando con su cuerpo con el mundo para identificar la realidad, conceptualizando la evidencia que de ésta le proporcionan los sentidos, usando el método de la lógica, para construir conocimiento objetivo e integrarlo jerárquicamente sin contradicciones con el resto de su marco conceptual. Razonar bien es el proceso activo del humano de percibir la realidad para adquirir la información que requiere para sobrevivir. Todo esto es evidente. Así que el principio fundamental del Objetivismo es nunca renunciar a la razón, nunca aceptar una proposición por fe.

Como puede verse, el Objetivismo es todo lo contrario a la religión. ¿Cómo puede entonces ocurrírsele a alguien la disparatada idea de llamar religión al Objetivismo, la filosofía de Ayn Rand?

Segundo, las intervenciones “paternalistas” del Estado consisten en que algunos burócratas, con fatal arrogancia, creen que saben mejor que cada ciudadano como debe éste manejar su vida, y por medio de la coerción le imponen sus insensatos decretos. Por ejemplo, cuando intervienen los precios del mercado distorsionan la información que sirve de guía a los individuos para tomar decisiones económicas, guiándolos a tomar decisiones que no tomarían de saber la verdad de la demanda del mercado, con la consecuencia de empobrecerse en lugar de enriquecerse. Cuando estos burócratas imprimen moneda creando inflación estafan a los ciudadanos robándole poder adquisitivo a sus salarios. O cuando le quitan su dinero al ciudadano para gastarlo en proyectos que su víctima no avala, como favorecer a un determinado grupo en perjuicio de otro, o comprarse maletas rojas. ¿Qué relación tiene el comportamiento de semejantes analfabetos de la economía con la del padre que le paga los estudios a su hijo, con su propio dinero? El padre no despoja a nadie para financiar la educación de su hijo. El aceptar, por parte del hijo, la ayuda voluntaria del padre, en nada se asemeja a exigir la ayuda de los burócratas mediante la expoliación por la fuerza a otros para con sus recursos privilegiar al exigente. ¿En qué cabeza cabe hacer tan desatinada comparación?

Sigue de la Horra en su diatriba distorsionando al personaje principal del Manantial, la novela de Ayn Rand:

“El personaje principal de la novela, Howard Roark, es una personalidad fascinantemente fría y egocéntrica, sin capacidad de empatía, con rasgos de sociópata y de macho irresistible, ejemplar de mármol que se enorgullece de despreciar a los “débiles” y de ser un aristócrata que ignora la cooperación y la solidaridad.”

¿Sin capacidad de empatía? ¿Qué es entonces, lo que Roark siente por Steven Mallory cuando lo encuentra maltratado y en un estado de total desesperación? Cito:

“Después lo comprendió. Pensó que así se sienten los hombres cuando están atrapados en una trinchera; ese cuarto no era una consecuencia de la pobreza real: era el rastro de una guerra; era la devastación producida por los explosivos más depravados que se hayan almacenado en los arsenales de la Tierra. ¿Una guerra… contra quién?… El enemigo no tenía nombre ni rostro, pero aquel muchacho era un compañero de armas herido en la batalla y Roark se quedó junto a él, sintiendo algo nuevo y extraño, el deseo de levantarlo en sus brazos y ponerlo a salvo…” [Ayn Rand. El Manantial. (Grito Sagrado, 2005), p 356]

Y que hay de cuando ayuda nuevamente a Peter Keating. Dice Keating:
“-Howard, soy un parásito. He sido un parásito toda mi vida. Tú diseñabas mis mejores proyectos en Stanton. Tú diseñaste la primera casa que construí. Tu diseñaste el edificio Cosmo-Slotnick…He venido aquí a pedirte que me salves otra vez.” [Ayn Rand. El Manantial. (Grito Sagrado, 2005), p 617]

¿Sociópata? ¿Es Roark un anti social? ¿Sin amigos? ¿Un violador de los derechos individuales? ¿Un manipulador? ¿Incapaz de la cooperación social? El sociópata se caracteriza por su tendencia a no relacionarse en sociedad, evitando cualquier interacción.

Howard cuando conversa con su amigo Gail, para quien construye su casa y un edificio, (lo que constituye cooperación social), en una travesía de vacaciones en yate, le habla sobre la amistad, en el mejor sentido del concepto aristotélico:

“Siempre exigí una cierta cualidad en la gente que me gusta. Siempre la he reconocido de inmediato, y esta es la única cualidad que respeto en las personas. Según ella, elijo a mis amigos. Ahora sé en qué consiste. En un ego autosuficiente. Ninguna otra cosa tiene importancia… ¿Te diste cuenta de que a Peter Keating no le queda un solo amigo? ¿Sabes por qué? Si uno no se respeta a sí mismo, mal puede tener afecto y respeto por otros.” [Ayn Rand. El Manantial. (Grito Sagrado, 2005), p 652]

¿Es Roark incapaz de amar? Entonces ¿cómo es que Dominique es el gran amor con quien finalmente se casa? Cito a continuación el párrafo que describe cuando Dominique visita a Roark en la construcción del edificio de Gail:

“Se dirigió a la casilla del superintendente. Ella iba a menudo a visitar a Roark, para observar el progreso de la construcción, pero allí había un hombre que no la conocía. Preguntó por Roark.
-El señor Roark está arriba de todo, al lado del tanque de reserva de agua. ¿Cuál es su nombre, señora?
–Soy la señora Roark.”

¿De dónde saca de la Horra tantas patrañas? Luego sigue de la Horra con el siguiente comentario:

“En un mundo así, donde el egoísmo es la virtud máxima y el altruismo la peor inmoralidad (y en el que no existen derechos positivos tales como el derecho al trabajo, a la vivienda, a la salud, sino sólo el derecho a la propiedad y a la libertad individual), el sistema social ideal acorde a tales fines resulta ser el capitalismo puro (o laissez-faire).”

Esto es verdad en el contexto apropiado, el cual pondré ya que de la Horra lo omite, pues la verdad o falsedad de un argumento se basa, no solo en su relación con los hechos que asevera, sino que también en la verdad o falsedad de las definiciones de los conceptos que usa para su aseveración, que a la vez se basan en la verdad o falsedad de sus designaciones de características esenciales, es decir, depende de la verdad de sus premisas. En Objetivismo al hablar de egoísmo se refiere uno al egoísmo racional o egoísmo noble como lo llama Aristóteles, que es lo mismo que la virtud de la prudencia que consiste en deliberar y juzgar correctamente sobre lo que es bueno y ventajoso para uno mismo, en lo que conduce a la buena vida. Es muy distinto del egoísmo depredador irracional o vulgar como lo llama Aristóteles, y que conduce, por mal razonamiento y la no identificación de las consecuencias a largo plazo, a la auto destrucción, como fue el caso de Bernard Madoff, y que mejor debiera ser llamado estupidez.

Ahora, como el individuo debe actuar para conseguir aquello que lo mantenga con vida, debe producir los valores que le permitan vivir la vida que desea vivir. Debe ejercer la virtud de la productividad. El egoísta racional coopera socialmente al identificar que la labor realizada mediante la división del trabajo e intercambio resulta ser más fecunda que la practicada aisladamente. También identifica que para que se dé la cooperación social es menester respetar el derecho de propiedad, de libertad y de vida del otro con quien desea comerciar. Lo que no es egoísmo racional y resulta inmoral es pretender intencionalmente ser una carga financiera para los otros.

El Objetivismo identifica que la contradicción es indicación de un error de razonamiento. Los así llamados “derechos positivos” no son derechos, pues implicarían el derecho a violar derechos, lo cual es una contradicción en términos. El supuesto “derecho positivo” obliga a otro a proveer de vivienda, salud, trabajo, etc., a quien se supone goza de ese “derecho positivo”. Para proveer al beneficiario de estos bienes materiales y servicios, el Estado despoja por la fuerza al proveedor de su propiedad y de su libertad, es decir, viola su derecho a la propiedad y a la libertad. Le impide usar su propiedad según su mejor juicio para destinarla a favorecer a su privilegiado. Ningún individuo tiene derecho a obligar a persona alguna a proveerlo de una casa, salud, educación, vestido, alimentación, trabajo, etc. A lo que tiene derecho el individuo es a la libertad para producir, procurar y disponer una vez lo haya conseguido de una casa, salud, educación, vestido, alimentación, etc.

En Objetivismo al referirse al altruismo se indica el sistema ético del positivismo, ideado por Auguste Comte, quien lo opuso al individualismo. El individualismo sostiene que todo individuo tiene derecho a su vida, a su libertad y a su propiedad. El altruismo sostiene que el individuo no tiene ningún derecho:

“El positivismo no admite nunca nada sino deberes, de todo para todos. Para su punto de vista social persistente no puede tolerar la noción de derecho, que constantemente se basa en el individualismo. Nacemos cargados con obligaciones de todo tipo, hacia nuestros predecesores, hacia nuestros sucesores y hacia nuestros contemporáneos… Todos los derechos humanos entonces son tan absurdos como son inmorales. Como el derecho divino, ya no existe, la noción debe desaparecer totalmente, como referente únicamente al estado preliminar y directamente incompatible con el estado final, que admite sólo deberes, como consecuencia de las funciones.”[Comte, Auguste. The Catechism of Positive Religion. Third Part: “Explanation of the Regime, or System of Life. XI. Public Life”]

¿Quién querría defender la tesis de que el individuo no tiene derecho a su vida? El capitalismo puro es el sistema social que se basa en el respeto a los derechos individuales.

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo