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¿Argentina está cerca de no clasificar al mundial?

Redacción República
10 de noviembre, 2016

Tardará en olvidarse el ridículo de Argentina en Belo Horizonte. Tardará en cicatrizar la herida porque la humillación fue de cuidado. Brasil, enemigo por los siglos de los siglos, goleó en el Mineirao y complicó aún más el billete albiceleste para el Mundial 2018.

[quote_center]La selección de Bauza ocupa el sexto puesto del grupo y el martes, en San Juan, ya sólo le vale la victoria ante Colombia. Algo debe cambiar de inmediato. Algo quizá sólo al alcance de Leo Messi. Porque la paliza de Brasil, definida con los goles de Coutinho, Neymar y Paulinho, evidenció síntomas de una Argentina cadavérica.[/quote_center]

La realidad escuece, pero ese 3-0 adverso, sumado al empate entre Colombia y Chile y al descalabro de Paraguay ante Perú, fue lo mejor de la noche para la subcampeona del mundo.

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De hecho, toda Argentina debe agradecer a los cielos la clemencia de Neymar, Firmino y Gabriel Jesús. Cuando la grada del Mineirao aullaba al olor de la sangre en pos de una humillación histórica, los delanteros de Tite, imparables toda la noche, fallaron con el estoque.

[quote_right]Deben registrarse los nombres de la defensa visitante, sólo para que quede constancia del horror: Zabaleta, Otamendi, Funes Mori y Mas. Sus errores gruesos, especialmente tras el descanso, debieron traducirse en un castigo aún más horrible. A alguno se le vinieron entonces los recuerdos de la final de la Confederaciones 2005, cuando Kaká, Ronaldino y Adriano pasaron por encima del equipo de José Pekerman.[/quote_right]

Desde entonces muchos técnicos han desfilado por ese banquillo, aunque la sensación parece siempre la misma. Argentina, con tres finales en los tres últimos años, carece de un esquema que vaya más allá de la inspiración de Messi.

Y cuando el genio no encuentra modo de reunirse con las musas, todo a su alrededor es páramo muerto. Di María, que ni siquiera pidió un balón en Belo Horizonte, debe recapacitar seriamente. Higuaín, sin suministro, terminó el partido defendiendo a Neymar cerca de su área.

La opción de Agüero, solución de urgencia tras el descanso, desactivó precisamente a Enzo Pérez, el único volante que había dejado señales de fútbol en el primer tiempo.

Tite, seleccionador brasileño, leyó la situación con perspicacia y se limitó a explotar sus virtudes. Firmeza en la medular con Fernandinho, Renato Augusto y Paulinho, complementada con las piernas ligeras de Neymar y la elegancia de Coutinho, uno de los futbolistas que andan maravillando en Anfield.


Un plan muchas veces visto, pero que apenas tardó seis minutos en hacerse palpable. Fernandinho soltó el codo en el rostro de Messi y Argentina quedó como en shock. El chileno Julio Bascuñán se ahorró la roja y nada volvió a saberse de la albiceleste.

El quinto triunfo consecutivo de Tite, con un expediente intachable desde su debut en septiembre ante Ecuador, vino rodado. Taponar la salida de balón, negar la distribución a Biglia y Mascherano, aislar a Higuaín y derribar a Messi.

[quote_center]Claves rotundas, sencillas de memorizar. Alisson sólo debió estirarse ante un disparo del mediocentro del Lazio. En la jugada siguiente, Coutinho recorrió la frontal con elegancia inaudita y colocó la bola donde un portero sólo alcanza con la mirada.[/quote_center]

Sin tiempo

La desventaja acobardó aún más a esta Argentina, tan irreconocible como la de Sabella, Martino o Batista. Un equipo que venía de caer ante Paraguay en Córdoba y de empatar en Perú y Venezuela. Tres jornadas sin Messi, demasiadas para cualquiera.

Esta vez, quizá amedrentado por Fernandinho, el papel del ’10’ quedó reducido a tres libres directos, dos contra la barrera y otro, ya en el minuto 72, a las manos de Alisson. El martes, todo un país implora porque Leo invente algo.


Y salió barato

En realidad, Argentina no perdía un partido clasificatorio con Messi desde 2011, año de despegue de un equipo que ahora se derrumba. Brasil desperdició ocasiones para ganar por seis goles de ventaja.

En las botas de Firmino, sin oposición en el segundo palo tras asistencia de Renato Augusto; en el remate de Paulinho que sacó bajo palos Mascherano; en las cabalgadas de Neymar, excesivo ante los centrales aunque torpe ante Romero.

[quote_center]El barcelonista debió conformarse con la acción del 2-0, justo antes del descanso. Y con su tradicional repertorio de jueguecitos a favor de obra que sacaron de quicio a Higuaín.[/quote_center]

El Mineirao rugía en cada regate, enloquecía en cada gesto. Era una pequeña reivindicación para una ‘torcida’ que hace dos años y medio sufrió el 1-7 de los alemanes.

Con el 3-0 de Paulinho, esta vez sí, se alcanzó el delirio. Argentina se despanzurraba sobre el césped. El eterno rival quedaba un poco más lejos de Rusia 2018. Quizá Leo Messi sea el único jugador sobre la faz de la tierra que pueda evitar semejante infamia.


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10 de noviembre, 2016

Tardará en olvidarse el ridículo de Argentina en Belo Horizonte. Tardará en cicatrizar la herida porque la humillación fue de cuidado. Brasil, enemigo por los siglos de los siglos, goleó en el Mineirao y complicó aún más el billete albiceleste para el Mundial 2018.

[quote_center]La selección de Bauza ocupa el sexto puesto del grupo y el martes, en San Juan, ya sólo le vale la victoria ante Colombia. Algo debe cambiar de inmediato. Algo quizá sólo al alcance de Leo Messi. Porque la paliza de Brasil, definida con los goles de Coutinho, Neymar y Paulinho, evidenció síntomas de una Argentina cadavérica.[/quote_center]

La realidad escuece, pero ese 3-0 adverso, sumado al empate entre Colombia y Chile y al descalabro de Paraguay ante Perú, fue lo mejor de la noche para la subcampeona del mundo.

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De hecho, toda Argentina debe agradecer a los cielos la clemencia de Neymar, Firmino y Gabriel Jesús. Cuando la grada del Mineirao aullaba al olor de la sangre en pos de una humillación histórica, los delanteros de Tite, imparables toda la noche, fallaron con el estoque.

[quote_right]Deben registrarse los nombres de la defensa visitante, sólo para que quede constancia del horror: Zabaleta, Otamendi, Funes Mori y Mas. Sus errores gruesos, especialmente tras el descanso, debieron traducirse en un castigo aún más horrible. A alguno se le vinieron entonces los recuerdos de la final de la Confederaciones 2005, cuando Kaká, Ronaldino y Adriano pasaron por encima del equipo de José Pekerman.[/quote_right]

Desde entonces muchos técnicos han desfilado por ese banquillo, aunque la sensación parece siempre la misma. Argentina, con tres finales en los tres últimos años, carece de un esquema que vaya más allá de la inspiración de Messi.

Y cuando el genio no encuentra modo de reunirse con las musas, todo a su alrededor es páramo muerto. Di María, que ni siquiera pidió un balón en Belo Horizonte, debe recapacitar seriamente. Higuaín, sin suministro, terminó el partido defendiendo a Neymar cerca de su área.

La opción de Agüero, solución de urgencia tras el descanso, desactivó precisamente a Enzo Pérez, el único volante que había dejado señales de fútbol en el primer tiempo.

Tite, seleccionador brasileño, leyó la situación con perspicacia y se limitó a explotar sus virtudes. Firmeza en la medular con Fernandinho, Renato Augusto y Paulinho, complementada con las piernas ligeras de Neymar y la elegancia de Coutinho, uno de los futbolistas que andan maravillando en Anfield.


Un plan muchas veces visto, pero que apenas tardó seis minutos en hacerse palpable. Fernandinho soltó el codo en el rostro de Messi y Argentina quedó como en shock. El chileno Julio Bascuñán se ahorró la roja y nada volvió a saberse de la albiceleste.

El quinto triunfo consecutivo de Tite, con un expediente intachable desde su debut en septiembre ante Ecuador, vino rodado. Taponar la salida de balón, negar la distribución a Biglia y Mascherano, aislar a Higuaín y derribar a Messi.

[quote_center]Claves rotundas, sencillas de memorizar. Alisson sólo debió estirarse ante un disparo del mediocentro del Lazio. En la jugada siguiente, Coutinho recorrió la frontal con elegancia inaudita y colocó la bola donde un portero sólo alcanza con la mirada.[/quote_center]

Sin tiempo

La desventaja acobardó aún más a esta Argentina, tan irreconocible como la de Sabella, Martino o Batista. Un equipo que venía de caer ante Paraguay en Córdoba y de empatar en Perú y Venezuela. Tres jornadas sin Messi, demasiadas para cualquiera.

Esta vez, quizá amedrentado por Fernandinho, el papel del ’10’ quedó reducido a tres libres directos, dos contra la barrera y otro, ya en el minuto 72, a las manos de Alisson. El martes, todo un país implora porque Leo invente algo.


Y salió barato

En realidad, Argentina no perdía un partido clasificatorio con Messi desde 2011, año de despegue de un equipo que ahora se derrumba. Brasil desperdició ocasiones para ganar por seis goles de ventaja.

En las botas de Firmino, sin oposición en el segundo palo tras asistencia de Renato Augusto; en el remate de Paulinho que sacó bajo palos Mascherano; en las cabalgadas de Neymar, excesivo ante los centrales aunque torpe ante Romero.

[quote_center]El barcelonista debió conformarse con la acción del 2-0, justo antes del descanso. Y con su tradicional repertorio de jueguecitos a favor de obra que sacaron de quicio a Higuaín.[/quote_center]

El Mineirao rugía en cada regate, enloquecía en cada gesto. Era una pequeña reivindicación para una ‘torcida’ que hace dos años y medio sufrió el 1-7 de los alemanes.

Con el 3-0 de Paulinho, esta vez sí, se alcanzó el delirio. Argentina se despanzurraba sobre el césped. El eterno rival quedaba un poco más lejos de Rusia 2018. Quizá Leo Messi sea el único jugador sobre la faz de la tierra que pueda evitar semejante infamia.