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¿Confunde usted al capitalista con el capitalista?

Redacción
15 de noviembre, 2016

Frecuentemente veo que hay quien confunde al capitalista – individuo que invierte sus ahorros y bienes en actividades productivas con el objeto de generar rentas – con el capitalista – individuo que defiende el sistema socio-político basado en el respeto de los derechos individuales y por ende, el libre mercado. Este error es comprensible dado que el término “capitalista” es un término equívoco porque aunque se pronuncie y escriba de forma igual, cada uno tiene un significado radicalmente diferente y no relacionado. Lo mismo ocurre con términos como “timbre”, “apuntar”, “banco”, “carta”, “taza”.

El capitalista en su función de agente económico al prestar su capital a un empresario, es virtualmente también empresario y especulador, pues corre el riesgo de perder sus fondos. No existe inversión alguna que pueda estimarse totalmente segura. El individuo en su función de empresario puro no posee capital, por lo que el capital que emplea en sus actividades empresariales lo ha prestado de los capitalistas. Como empresario desea sacar ventaja del hecho de acomodar la producción a las mutaciones del mercado. Si tiene éxito obtendrá un beneficio neto; pero si fracasa, la pérdida habrá de ser soportada por los capitalistas prestamistas. En cierto sentido, tal empresario es como un empleado de los capitalistas que especulan a través de éste.

Pero de lo que estamos hablando aquí es de funciones económicas que reflejan acciones humanas, sin olvidar que el hombre al vivir y actuar combina forzosamente en sí funciones diversas. Nunca es el hombre exclusivamente consumidor, sino también vendedor, empresario, capitalista, terrateniente, trabajador, o mantenido por alguno en las funciones anteriores. Además, las funciones de consumidor, empresario, capitalista, terrateniente, trabajador, pueden, y así ocurre frecuentemente, coincidir en un mismo individuo.

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Como empresario actúa de acuerdo a lo que observa en las mutaciones que registran las circunstancias del mercado. Como capitalista y/o terrateniente actúa contemplando los cambios de valor y precio que se dan por el simple transcurso del tiempo a causa de la distinta valoración que los bienes presentes tienen con respecto a los bienes futuros. Como trabajador utiliza su propia capacidad laboral como factor de producción. Como empresario obtiene beneficio o sufre pérdidas. Como capitalista o propietario de los factores de producción (tierras o bienes de capital) devenga interés originario. Como trabajador gana salarios.

El capital es la suma resultante de valorar en términos dinerarios el conjunto de bienes destinados a inversiones, y constituye el concepto fundamental y base del cálculo económico, que es la herramienta mental primordial a manejar en una economía de mercado. Es la cifra dineraria destinada en un momento dado a un determinado negocio, resultante de deducir del total del valor monetario del activo el total del valor monetario del pasivo. El concepto de capital carece de sentido fuera de la economía de mercado, pues sirve para que los individuos actuando libremente, separados o agrupados, puedan calcular y decidir. Es un instrumento útil sólo en manos de capitalistas, empresarios y agricultores deseosos de obtener ganancias y evitar pérdidas.

En cambio, el capitalista como ideólogo defiende el Capitalismo, un sistema socio-político basado en el reconocimiento de los derechos individuales – derecho a la vida, derecho a la libertad, derecho a la propiedad – en el que toda propiedad es privada. La esencia y  característica distintiva fundamental del Capitalismo es el principio de los derechos individuales. El Capitalismo es el sistema de la supervivencia del hombre pues protege la vida y libertad del individuo dedicado escrupulosamente al uso de su mente, pues reconoce que ésta es el instrumento de supervivencia humano.

El Capitalismo es el sistema que libera a los productores. Quiere decir esto que protege la libertad de usar la mente de los innovadores, inventores y empresarios que son los pioneros que mediante su trabajo crean la riqueza que disfrutan las naciones más cercanas al Capitalismo hoy.

Todos los bienes que requiere la vida humana deben ser producidos, desde la leche, cereal y huevos de su desayuno, hasta los edificios en los que vive y trabaja. La producción es esencial para la economía porque es crítica para la vida humana. El Capitalismo, el sistema político-económico de la Ilustración, libera a los productores al reconocer que las mentes creativas son la fuente de todos los valores y que ésta debe ser libre para inventar, manufacturar y descubrir donde se deben invertir económicamente los recursos.  

Bajo el Capitalismo, los productores son los que establecen los términos económicos. Es la producción la que hace posible el consumo, pero la producción no es un fin en sí misma. Más bien, la producción es un medio para alcanzar un fin, que es el consumo. La producción crea la riqueza que se puede consumir. El consumo es el uso de esa riqueza para disfrutar de la vida, y sólo esto, vivir disfrutando, es el fin en sí mismo. Pero otro aspecto importante del Capitalismo es que también libera al consumidor, quien se encuentra libre para evaluar la utilidad que una nueva creación tenga para él. Puede elegir entre varias ofertas o por ninguna. Y su elección determina los precios, que informan al empresario de las mutaciones del mercado y en donde debe acomodar  los recursos, en que actividad productiva debe invertir para obtener ganancias.  

 El Capitalismo es un sistema que protege la libre economía de mercado donde los capitalistas y empresarios no pueden derivar ventaja alguna del cohecho de funcionarios y políticos. Los burócratas no pueden regular ni controlar las reiteradas transacciones entre los individuos en el mercado, por lo que no pueden conceder ni ventajas ni desventajas a los actuantes. Por el contrario en los sistemas intervencionistas, estatistas, y mercantilistas, existen poderosos grupos de presión que bregan buscando privilegios para sí a costa de otros grupos o personas más débiles. En estos sistemas tan distintos del Capitalismo – que no respetan los derechos individuales – no es de extrañar que los empresarios intenten protegerse contra los abusos administrativos comprando a los funcionarios.

Es un error entonces, suponer que porque un individuo es un capitalista, en su función económica, éste es un representante del capitalista ideólogo que defiende el sistema de respeto a los derechos individuales: el Capitalismo. El capitalista en su función económica pretende obtener beneficios, los cuales sólo puede conseguir en una economía de mercado, sin importar cuál sea su afiliación ideológica. Así encontramos pues un variopinto de combinaciones de función económica e ideología: a un capitalista anti-capitalista, socialista intervencionista como George Soros; a un capitalista mercantilista como Carlos Slim; y a un capitalista capitalista como Thurman John Rodgers.

No debemos pues, confundir la función económica con la ideológica.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo

¿Confunde usted al capitalista con el capitalista?

Redacción
15 de noviembre, 2016

Frecuentemente veo que hay quien confunde al capitalista – individuo que invierte sus ahorros y bienes en actividades productivas con el objeto de generar rentas – con el capitalista – individuo que defiende el sistema socio-político basado en el respeto de los derechos individuales y por ende, el libre mercado. Este error es comprensible dado que el término “capitalista” es un término equívoco porque aunque se pronuncie y escriba de forma igual, cada uno tiene un significado radicalmente diferente y no relacionado. Lo mismo ocurre con términos como “timbre”, “apuntar”, “banco”, “carta”, “taza”.

El capitalista en su función de agente económico al prestar su capital a un empresario, es virtualmente también empresario y especulador, pues corre el riesgo de perder sus fondos. No existe inversión alguna que pueda estimarse totalmente segura. El individuo en su función de empresario puro no posee capital, por lo que el capital que emplea en sus actividades empresariales lo ha prestado de los capitalistas. Como empresario desea sacar ventaja del hecho de acomodar la producción a las mutaciones del mercado. Si tiene éxito obtendrá un beneficio neto; pero si fracasa, la pérdida habrá de ser soportada por los capitalistas prestamistas. En cierto sentido, tal empresario es como un empleado de los capitalistas que especulan a través de éste.

Pero de lo que estamos hablando aquí es de funciones económicas que reflejan acciones humanas, sin olvidar que el hombre al vivir y actuar combina forzosamente en sí funciones diversas. Nunca es el hombre exclusivamente consumidor, sino también vendedor, empresario, capitalista, terrateniente, trabajador, o mantenido por alguno en las funciones anteriores. Además, las funciones de consumidor, empresario, capitalista, terrateniente, trabajador, pueden, y así ocurre frecuentemente, coincidir en un mismo individuo.

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Como empresario actúa de acuerdo a lo que observa en las mutaciones que registran las circunstancias del mercado. Como capitalista y/o terrateniente actúa contemplando los cambios de valor y precio que se dan por el simple transcurso del tiempo a causa de la distinta valoración que los bienes presentes tienen con respecto a los bienes futuros. Como trabajador utiliza su propia capacidad laboral como factor de producción. Como empresario obtiene beneficio o sufre pérdidas. Como capitalista o propietario de los factores de producción (tierras o bienes de capital) devenga interés originario. Como trabajador gana salarios.

El capital es la suma resultante de valorar en términos dinerarios el conjunto de bienes destinados a inversiones, y constituye el concepto fundamental y base del cálculo económico, que es la herramienta mental primordial a manejar en una economía de mercado. Es la cifra dineraria destinada en un momento dado a un determinado negocio, resultante de deducir del total del valor monetario del activo el total del valor monetario del pasivo. El concepto de capital carece de sentido fuera de la economía de mercado, pues sirve para que los individuos actuando libremente, separados o agrupados, puedan calcular y decidir. Es un instrumento útil sólo en manos de capitalistas, empresarios y agricultores deseosos de obtener ganancias y evitar pérdidas.

En cambio, el capitalista como ideólogo defiende el Capitalismo, un sistema socio-político basado en el reconocimiento de los derechos individuales – derecho a la vida, derecho a la libertad, derecho a la propiedad – en el que toda propiedad es privada. La esencia y  característica distintiva fundamental del Capitalismo es el principio de los derechos individuales. El Capitalismo es el sistema de la supervivencia del hombre pues protege la vida y libertad del individuo dedicado escrupulosamente al uso de su mente, pues reconoce que ésta es el instrumento de supervivencia humano.

El Capitalismo es el sistema que libera a los productores. Quiere decir esto que protege la libertad de usar la mente de los innovadores, inventores y empresarios que son los pioneros que mediante su trabajo crean la riqueza que disfrutan las naciones más cercanas al Capitalismo hoy.

Todos los bienes que requiere la vida humana deben ser producidos, desde la leche, cereal y huevos de su desayuno, hasta los edificios en los que vive y trabaja. La producción es esencial para la economía porque es crítica para la vida humana. El Capitalismo, el sistema político-económico de la Ilustración, libera a los productores al reconocer que las mentes creativas son la fuente de todos los valores y que ésta debe ser libre para inventar, manufacturar y descubrir donde se deben invertir económicamente los recursos.  

Bajo el Capitalismo, los productores son los que establecen los términos económicos. Es la producción la que hace posible el consumo, pero la producción no es un fin en sí misma. Más bien, la producción es un medio para alcanzar un fin, que es el consumo. La producción crea la riqueza que se puede consumir. El consumo es el uso de esa riqueza para disfrutar de la vida, y sólo esto, vivir disfrutando, es el fin en sí mismo. Pero otro aspecto importante del Capitalismo es que también libera al consumidor, quien se encuentra libre para evaluar la utilidad que una nueva creación tenga para él. Puede elegir entre varias ofertas o por ninguna. Y su elección determina los precios, que informan al empresario de las mutaciones del mercado y en donde debe acomodar  los recursos, en que actividad productiva debe invertir para obtener ganancias.  

 El Capitalismo es un sistema que protege la libre economía de mercado donde los capitalistas y empresarios no pueden derivar ventaja alguna del cohecho de funcionarios y políticos. Los burócratas no pueden regular ni controlar las reiteradas transacciones entre los individuos en el mercado, por lo que no pueden conceder ni ventajas ni desventajas a los actuantes. Por el contrario en los sistemas intervencionistas, estatistas, y mercantilistas, existen poderosos grupos de presión que bregan buscando privilegios para sí a costa de otros grupos o personas más débiles. En estos sistemas tan distintos del Capitalismo – que no respetan los derechos individuales – no es de extrañar que los empresarios intenten protegerse contra los abusos administrativos comprando a los funcionarios.

Es un error entonces, suponer que porque un individuo es un capitalista, en su función económica, éste es un representante del capitalista ideólogo que defiende el sistema de respeto a los derechos individuales: el Capitalismo. El capitalista en su función económica pretende obtener beneficios, los cuales sólo puede conseguir en una economía de mercado, sin importar cuál sea su afiliación ideológica. Así encontramos pues un variopinto de combinaciones de función económica e ideología: a un capitalista anti-capitalista, socialista intervencionista como George Soros; a un capitalista mercantilista como Carlos Slim; y a un capitalista capitalista como Thurman John Rodgers.

No debemos pues, confundir la función económica con la ideológica.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo