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¿Qué se espera de la política exterior del nuevo gobierno de los Estados Unidos?

Redacción
30 de noviembre, 2016

La Política Exterior estadounidense siempre ha sido el centro de atención para el mundo entero y esa preocupación no se ha dejado de manifestar desde la victoria del candidato del Partido Republicano, Donald Trump. Vemos como los países están ya alarmados tomando medidas sin haber asumido aún como Presidente. Los resultados demuestran que las encuestas y las opiniones de los analistas no siempre son correctas y marcan una tendencia muy fuerte en el pensamiento de los ciudadanos. En realidad fueron pocos los que acertaron que iba a ganar Donald Trump. Durante los debates se fue observando como ambos candidatos abordaban diversos temas y como Donald Trump fue mejorando su discurso, aunque el segundo debate es una pena que en la democracia más profunda y enraizada del mundo se hayan bajado los estándares de un debate político genuino y dedicase ambos candidatos a sacarse los errores de cada uno.

Fue justo en el tercer debate, en mi opinión, que Donald Trump dio en el blanco que le ocasionó ese giro que le generó el voto de los estadounidenses, en especial el americano tradicional que habita en las regiones del medio oeste, al abordar el tema de la generación de empleo. Donald Trump presentó su propuesta, aunque muy escueta, dijo en términos muy simples, muy al entender del americano tradicional, de cómo generar empleo y que siendo empresario sabía cómo hacerlo. Sin embargo esa simpleza le bastó para que el estadounidense de esa región, que no entiende más que el tema del empleo, pilar importante en esa región para el mejoramiento de las condiciones de vida, le diera el voto decisivo. Para ese típico americano no se percibe la importancia de mantener un liderazgo en la política exterior del país o seguridad internacional, mucho menos armas de destrucción masiva o enriquecimiento de uranio. Me atrevo a decir eso, ya que tuve la oportunidad de viajar por varios pueblos y llanuras de esa región del medio oeste repletas de cultivos de trigo por cientos y cientos de kilómetros y entrar en contacto con el ciudadano americano tradicional de esa región. Frecuentemente escuché preguntas como “¿Dónde queda Guatemala?” o “Si Guatemala era un Estado de los Estados Unidos?” Preguntas que me dejaron sorprendido y esas nociones generan la idea que para el norteamericano tradicional del medio oeste, región grande en la que ganó Trump, a diferencia de las ciudades progresistas en las costas, donde los ciudadanos están mejor educados y donde se concentra la actividad económica del país, no existe un mundo exterior y no entienden de otros temas cómo el liderazgo estadounidense a nivel mundial que les crea las condiciones y el nivel de vida que obtienen a cambio, sino que lo dan por hecho. Hago este preámbulo para entender hacia dónde va a ir la Política Exterior del nuevo gobierno republicano.

En Política Exterior el cambio hacia una administración Republicana es positivo y se espera que el Presidente Electo va adoptar un tono más moderado y conciliatorio respecto a los diversos temas planteados y que generaron mucha polémica a nivel internacional, que le ganó la atención del mundo entero y lo convirtió en un candidato muy popular, no por ser un candidato carismático y bien intencionado, sino que por ser un candidato con un tono duro, frío, agresivo y vulgar.

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Los debates dejaron en evidencia que América Latina no es una región prioritaria en la política exterior estadounidense, hecho que fue demostrado también durante la administración de Barack Obama y de la anterior administración de George W. Bush.

En geopolítica hay otras regiones que son prioridad y la política exterior estadounidense está enfocada al tema de seguridad y protección del territorio y brindará la atención necesaria a las amenazas que son latentes para los Estados Unidos. Claros ejemplos son Corea del Norte, Iraq, Irán, Siria y nunca se le pierde del radar China, que aunque no representa una amenaza latente para la seguridad de los Estados Unidos, la mantiene vigilada, pero también está la amenaza más compleja y descentralizada como lo es el Estado Islámico, que no es una amenaza tradicional frente a un Estado, sino que su estructura es más difícil de contener al no tener actores estatales, sino que células esparcidas por varios países de medio oriente, África Nororiental y regiones de Europa. En esas regiones, a diferencia de la administración de Obama que ha sido muy tolerante en permitir por ejemplo, enriquecimiento de uranio para el programa nuclear de Irán “con fines pacíficos”, o varias pruebas nucleares de Corea del Norte, que durante la Administración de Obama con una diplomacia muy tímida no pasaron más de una condena por parte de la comunidad internacional, sanciones y ejercicios militares estadounidenses con fines pacíficos en Corea del Sur, la administración de Trump y el realismo del partido republicano, optará por utilizar el brazo militar que ha caracterizado a los gobiernos republicanos a lo largo de la historia con intervenciones militares en diversas regiones del mundo.  A diferencia de las administraciones demócratas, las republicanas se han guiado por la estrategia de destruir la amenaza antes de que se materialice, por lo que podremos observar alguna intervención militar en alguno de los países mencionados, con más probabilidades de que esta se lleve a cabo en Siria primera instancia, para el mejoramiento de las relaciones con el Kremlin.

En el tema de migrantes, las deportaciones masivas de las que habló Trump durante la campaña es más complejo de implementar que lo que pareciera. Recordemos que ha habido más deportaciones durante la administración de Barack Obama que las que hubo en la era de George W. Bush, por lo que no debiera causar temor entre los migrantes. No podrían darse deportaciones masivas sin la aprobación del Congreso, que si bien dominado por los Republicanos no todos comparten la postura de Trump y del Senado. También está como control el respeto de la independencia de las instancias judiciales de ese país y el debido proceso.  En ese contexto, el Presidente Trump está más controlado para no ejecutar de forma arbitraria las deportaciones que prometió durante la campaña electoral. Es importante diferenciar la retórica de campaña política y lo que es realmente estar sentado en la oficina oval de la Casa Blanca. No obstante, posiblemente comience a deportar migrantes con antecedentes delictivos, lo que ocasionaría un problema de seguridad para los países centroamericanos al no tener la capacidad de inserción social y laboral para este segmento. Respecto al muro a lo largo de la frontera es algo que se inició durante la administración de George W. Bush, no es algo novedoso.

Respecto a los acuerdos comerciales vigentes como el NAFTA, es muy difícil que vaya a denunciar el tratado como lo planteó en su discurso de campaña, es más probable  que se revise y proponer un Protocolo adicional con ciertas modificaciones. En este campo Trump estará con mayores controles y grandes empresarios estadounidenses tienen negocios muy fuertes en México, por lo que el sector empresarial organizado de ese país no va a permitir la denuncia del NAFTA. Además de los empresarios, las decisiones tienen que pasar por el Congreso y el Senado de los Estados Unidos. Respecto al Tratado Transpacífico, es un tratado que no ha entrado en vigor y es más probable que no vaya a ser aprobado, lo que significa una buena noticia para la región centroamericana y del caribe, ya que el sector de vestuario se vería muy afectado si ese tratado llegara a entrar en vigencia, ya que mucha industria del vestuario se iría a países como Vietnam, Bangladesh, etc.

En el tema de revitalizar la Industria estadounidense y aquí hay un elemento que ayuda en el tema migrante. Si Trump habla de que va a regresar la industria a los Estados Unidos y que va a incentivar a que compañías no se vayan fuera de los Estados Unidos, que es más probable esta segunda opción, de seguro va a necesitar mucho del trabajo del migrante para atender la mano de obra necesitada para  impulsar al Sector Industrial que ha caído en los último años. La emblemática ciudad de Detroit que se caracterizaba por la industria automotriz de los Estados Unidos, no han quedado más que una ciudad fantasma y empobrecida al irse la industria automotriz a otros países. Por eso va a necesitar al migrante para suplir la demanda de trabajo.

Lo que está en duda, más probable que no suceda, es la implementación del Plan Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte Centro América, ya que este era más un proyecto del Vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden y por eso hay mucho interés de que sea aprobado en diciembre antes del nuevo gobierno.

Todo depende también de quienes estarán sentados en los puestos claves de la Secretaría de Estado y del Pentágono. Se han comenzado a dar ya propuestas de nombramientos , tal es el caso de la gobernadora de Carolina del Sur como Nikki Haley como Embajadora Permanente ante Naciones Unidas sin contar con la experiencia requerida en el campo internacional. También figura Mitt Romney ex candidato presidencial republicano en 2012 como posible Secretario de Estado.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo

¿Qué se espera de la política exterior del nuevo gobierno de los Estados Unidos?

Redacción
30 de noviembre, 2016

La Política Exterior estadounidense siempre ha sido el centro de atención para el mundo entero y esa preocupación no se ha dejado de manifestar desde la victoria del candidato del Partido Republicano, Donald Trump. Vemos como los países están ya alarmados tomando medidas sin haber asumido aún como Presidente. Los resultados demuestran que las encuestas y las opiniones de los analistas no siempre son correctas y marcan una tendencia muy fuerte en el pensamiento de los ciudadanos. En realidad fueron pocos los que acertaron que iba a ganar Donald Trump. Durante los debates se fue observando como ambos candidatos abordaban diversos temas y como Donald Trump fue mejorando su discurso, aunque el segundo debate es una pena que en la democracia más profunda y enraizada del mundo se hayan bajado los estándares de un debate político genuino y dedicase ambos candidatos a sacarse los errores de cada uno.

Fue justo en el tercer debate, en mi opinión, que Donald Trump dio en el blanco que le ocasionó ese giro que le generó el voto de los estadounidenses, en especial el americano tradicional que habita en las regiones del medio oeste, al abordar el tema de la generación de empleo. Donald Trump presentó su propuesta, aunque muy escueta, dijo en términos muy simples, muy al entender del americano tradicional, de cómo generar empleo y que siendo empresario sabía cómo hacerlo. Sin embargo esa simpleza le bastó para que el estadounidense de esa región, que no entiende más que el tema del empleo, pilar importante en esa región para el mejoramiento de las condiciones de vida, le diera el voto decisivo. Para ese típico americano no se percibe la importancia de mantener un liderazgo en la política exterior del país o seguridad internacional, mucho menos armas de destrucción masiva o enriquecimiento de uranio. Me atrevo a decir eso, ya que tuve la oportunidad de viajar por varios pueblos y llanuras de esa región del medio oeste repletas de cultivos de trigo por cientos y cientos de kilómetros y entrar en contacto con el ciudadano americano tradicional de esa región. Frecuentemente escuché preguntas como “¿Dónde queda Guatemala?” o “Si Guatemala era un Estado de los Estados Unidos?” Preguntas que me dejaron sorprendido y esas nociones generan la idea que para el norteamericano tradicional del medio oeste, región grande en la que ganó Trump, a diferencia de las ciudades progresistas en las costas, donde los ciudadanos están mejor educados y donde se concentra la actividad económica del país, no existe un mundo exterior y no entienden de otros temas cómo el liderazgo estadounidense a nivel mundial que les crea las condiciones y el nivel de vida que obtienen a cambio, sino que lo dan por hecho. Hago este preámbulo para entender hacia dónde va a ir la Política Exterior del nuevo gobierno republicano.

En Política Exterior el cambio hacia una administración Republicana es positivo y se espera que el Presidente Electo va adoptar un tono más moderado y conciliatorio respecto a los diversos temas planteados y que generaron mucha polémica a nivel internacional, que le ganó la atención del mundo entero y lo convirtió en un candidato muy popular, no por ser un candidato carismático y bien intencionado, sino que por ser un candidato con un tono duro, frío, agresivo y vulgar.

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Los debates dejaron en evidencia que América Latina no es una región prioritaria en la política exterior estadounidense, hecho que fue demostrado también durante la administración de Barack Obama y de la anterior administración de George W. Bush.

En geopolítica hay otras regiones que son prioridad y la política exterior estadounidense está enfocada al tema de seguridad y protección del territorio y brindará la atención necesaria a las amenazas que son latentes para los Estados Unidos. Claros ejemplos son Corea del Norte, Iraq, Irán, Siria y nunca se le pierde del radar China, que aunque no representa una amenaza latente para la seguridad de los Estados Unidos, la mantiene vigilada, pero también está la amenaza más compleja y descentralizada como lo es el Estado Islámico, que no es una amenaza tradicional frente a un Estado, sino que su estructura es más difícil de contener al no tener actores estatales, sino que células esparcidas por varios países de medio oriente, África Nororiental y regiones de Europa. En esas regiones, a diferencia de la administración de Obama que ha sido muy tolerante en permitir por ejemplo, enriquecimiento de uranio para el programa nuclear de Irán “con fines pacíficos”, o varias pruebas nucleares de Corea del Norte, que durante la Administración de Obama con una diplomacia muy tímida no pasaron más de una condena por parte de la comunidad internacional, sanciones y ejercicios militares estadounidenses con fines pacíficos en Corea del Sur, la administración de Trump y el realismo del partido republicano, optará por utilizar el brazo militar que ha caracterizado a los gobiernos republicanos a lo largo de la historia con intervenciones militares en diversas regiones del mundo.  A diferencia de las administraciones demócratas, las republicanas se han guiado por la estrategia de destruir la amenaza antes de que se materialice, por lo que podremos observar alguna intervención militar en alguno de los países mencionados, con más probabilidades de que esta se lleve a cabo en Siria primera instancia, para el mejoramiento de las relaciones con el Kremlin.

En el tema de migrantes, las deportaciones masivas de las que habló Trump durante la campaña es más complejo de implementar que lo que pareciera. Recordemos que ha habido más deportaciones durante la administración de Barack Obama que las que hubo en la era de George W. Bush, por lo que no debiera causar temor entre los migrantes. No podrían darse deportaciones masivas sin la aprobación del Congreso, que si bien dominado por los Republicanos no todos comparten la postura de Trump y del Senado. También está como control el respeto de la independencia de las instancias judiciales de ese país y el debido proceso.  En ese contexto, el Presidente Trump está más controlado para no ejecutar de forma arbitraria las deportaciones que prometió durante la campaña electoral. Es importante diferenciar la retórica de campaña política y lo que es realmente estar sentado en la oficina oval de la Casa Blanca. No obstante, posiblemente comience a deportar migrantes con antecedentes delictivos, lo que ocasionaría un problema de seguridad para los países centroamericanos al no tener la capacidad de inserción social y laboral para este segmento. Respecto al muro a lo largo de la frontera es algo que se inició durante la administración de George W. Bush, no es algo novedoso.

Respecto a los acuerdos comerciales vigentes como el NAFTA, es muy difícil que vaya a denunciar el tratado como lo planteó en su discurso de campaña, es más probable  que se revise y proponer un Protocolo adicional con ciertas modificaciones. En este campo Trump estará con mayores controles y grandes empresarios estadounidenses tienen negocios muy fuertes en México, por lo que el sector empresarial organizado de ese país no va a permitir la denuncia del NAFTA. Además de los empresarios, las decisiones tienen que pasar por el Congreso y el Senado de los Estados Unidos. Respecto al Tratado Transpacífico, es un tratado que no ha entrado en vigor y es más probable que no vaya a ser aprobado, lo que significa una buena noticia para la región centroamericana y del caribe, ya que el sector de vestuario se vería muy afectado si ese tratado llegara a entrar en vigencia, ya que mucha industria del vestuario se iría a países como Vietnam, Bangladesh, etc.

En el tema de revitalizar la Industria estadounidense y aquí hay un elemento que ayuda en el tema migrante. Si Trump habla de que va a regresar la industria a los Estados Unidos y que va a incentivar a que compañías no se vayan fuera de los Estados Unidos, que es más probable esta segunda opción, de seguro va a necesitar mucho del trabajo del migrante para atender la mano de obra necesitada para  impulsar al Sector Industrial que ha caído en los último años. La emblemática ciudad de Detroit que se caracterizaba por la industria automotriz de los Estados Unidos, no han quedado más que una ciudad fantasma y empobrecida al irse la industria automotriz a otros países. Por eso va a necesitar al migrante para suplir la demanda de trabajo.

Lo que está en duda, más probable que no suceda, es la implementación del Plan Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte Centro América, ya que este era más un proyecto del Vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden y por eso hay mucho interés de que sea aprobado en diciembre antes del nuevo gobierno.

Todo depende también de quienes estarán sentados en los puestos claves de la Secretaría de Estado y del Pentágono. Se han comenzado a dar ya propuestas de nombramientos , tal es el caso de la gobernadora de Carolina del Sur como Nikki Haley como Embajadora Permanente ante Naciones Unidas sin contar con la experiencia requerida en el campo internacional. También figura Mitt Romney ex candidato presidencial republicano en 2012 como posible Secretario de Estado.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo