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Educación en Finlandia, Japón y Guatemala

Redacción
05 de diciembre, 2016

En Japón el docente asume la responsabilidad del aprendizaje de sus alumnos y no responsabiliza al sistema, los textos, los recursos o ausencia de los mismos, ni a otros factores cuando el aprendizaje de sus estudiantes no es efectivo. Este no es el único factor que hace que la educación japonesa haya alcanzado un nivel de reconocimiento mundial, reconocimiento medido a través de pruebas internacionales: está ubicado en el primer lugar tanto en las prueba de lectura como en las de ciencia y segundo lugar en las pruebas de Matemática según el Informe PISA del 2013 (Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes por sus siglas en Inglés publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre los mejores resultados en conocimientos científicos, lingüísticos y matemáticos).

¿Habrá una correlación entre el compromiso docente y la calidad educativa en Japón? Más que escribir sobre el sistema educativo japonés, quiero dejar algunas interrogantes que le hagan reflexionar sobre nuestro propio sistema educativo que estimulen la búsqueda de soluciones para mejorarlo. Según el informe “Pistas hechas en Latinoamérica” elaborado por Alejandro J. Ganimian y publicado por la Red Latinoamericana por la Educación (REDUCA), únicamente 14% de los estudiantes guatemaltecos de 6to. grado evalúan a sus maestros como muy buenos. Según el mismo informe, 33% de los maestros de 6to. grado frecuentemente llegan tarde a sus clases y 31% de los estudiantes han repetido el grado. Este informe también indica que el 94% de los maestros guatemaltecos tienen el cargo por tiempo indefinido. En comparación, los maestros japoneses deben pasar una evaluación para recertificarse cada 10 años. ¿Será esto un mecanismo válido en Guatemala en búsqueda de que los docentes se mantengan actualizados? La formación docente en nuestro país es escasa y una de las principales causas de los bajos índices educativos del país.

Los estudiantes japoneses de nivel primaria desarrollan una visión holística del ser humano, no limitada a un ámbito particular y adquieren la capacidad crítica y de análisis. ¿Estimula nuestro sistema educativo a que nuestros estudiantes adquieran esta capacidad crítica y de análisis? Lo cierto es que de los estudiantes de 6to. grado de primaria que el Ministerio de Educación evaluó en el 2014, apenas el 44% obtuvieron 60 puntos o más (denominado nivel de logro) en la prueba de Matemática – la cual evalúa entre otras – la competencias pensamiento lógico, reflexivo, crítico y creativo para la resolución de problemas en los diferentes ámbitos en que se desenvuelven los alumnos.

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Japón se caracteriza por ser un país en donde se estudian muchas horas. En Finlandia los estudiantes asisten a clases 40% menos del tiempo que los estudiantes japoneses. Los estudiantes japoneses pasan en promedio 6.5 horas en la escuela y asisten a la misma 220 días al año (reducido de 243 días hace algunos años) y luego de la escuela pasan muchas horas en actividades extracurriculares que refuerzan sus estudios y dedican mucho tiempo a tareas. Por otro lado, los estudiantes de Finlandia asisten 190 días al año a la escuela, dedican a tareas menos de una hora diaria y todo lo que necesitan aprender lo aprenden en clase, para que tengan más tiempo para dedicar a sus familias, amigos y otros intereses después de la escuela. Los estudiantes finlandeses pasan un promedio de 5 horas diarias en la escuela. Cada 45 minutos de clase los alumnos finlandeses descansan 15 minutos porque consideran los descansos importantes para refrescar la mente y estimular la concentración durante la clase. En Guatemala lo obligatorio es asistir 180 días al año a la escuela. Sin embargo, en el 2015 los estudiantes guatemaltecos del sector oficial apenas recibieron un promedio de 115 días de clases y este año superaron los 170 días de clase, con una duración promedio de 5 horas diarias. De acuerdo al informe de REDUCA, en Guatemala el 57% de los estudiantes de 6to. grado de primaria dedican al menos una hora diaria para hacer tareas. Los niños japoneses reciben mucho más horas de instrucción formal que en Finlandia y aún así, Finlandia obtuvo el 6to, 3ero. y 2do. lugar respectivamente en Matemática, Lectura y Ciencias en las pruebas PISA del 2013, muy cercano a Japón a pesar de recibir substancialmente menos horas de clase. Obviamente asistir a clases es imprescindible para mejorar la educación, pero ¿bastará con llegar a cumplir los 180 días anuales para mejorar la calidad educativa?

Los docentes japoneses tienen una muy alta consideración en la sociedad y son muy respetados y preparados. La docencia ya no es una profesión elitista en Japón como lo fue históricamente cuando los docentes provenían de la clase Samurai. En Finlandia – país en que los docentes se orientan más al aprendizaje y el trabajo que a evaluaciones y calificaciones – los maestros son de muy alta estima y la carrera universitaria más codiciada es la de maestro de primaria. Los maestros son elegidos del 10% superior de los graduados en educación y deben obtener un grado de maestría antes de poder empezar a dar clases. En el 2010 de 6,600 personas que aplicaron a la carrera docente, menos del 10% (600 personas) lograron ingresar. ¿Cómo visualizamos a nuestros docentes en Guatemala? ¿Cómo los tratamos cuando son los maestros de nuestros hijos? ¿El sistema educativo los remunera adecuadamente? ¿Consideramos los guatemaltecos que la docencia escolar es una profesión de prestigio, tal como lo hacen los japoneses y los finlandeses?

Alberto Einstein dijo “es el supremo arte del maestro despertar la curiosidad en la expresión creativa y conocimiento”. ¿Se preparan nuestros docentes para estimular la curiosidad de nuestros alumnos? ¿Qué podemos hacer como sociedad para despertar esta chispa en el docente? ¿Por qué el docente japonés siente ese sentido de responsabilidad por el aprendizaje de sus estudiantes? Según las estadísticas de días efectivos de clase y de tardanza de los docentes, tendrán nuestros docentes tan alto nivel de compromiso? ¿Qué factores extrínsecos afectan este nivel de compromiso?

En Japón, la educación es trabajo de todos. Se estimula el trabajo en equipo en el aula y los padres de familia tienen la responsabilidad y el deber social de apoyar la educación de sus hijos en casa. Cuando un niño japonés fracasa en la escuela, se considera que el fracaso es del entorno familiar. En Finlandia, la sociedad entera está involucrada en la educación. Hay un esfuerzo de cooperación entre padres y la sociedad para preparar física y mentalmente a los niños antes de iniciar el aprendizaje formal en la escuela. Finlandia prepara a sus niños para que se conviertan en adultos capaces de tomar decisiones responsables y de participar productivamente en la sociedad como ciudadanos activos que se preocupan por otras personas y por su sociedad. ¿Cómo fomentamos esa responsabilidad socio-educativa en nuestra sociedad? ¿Tenemos metas claras respecto a en qué clase de adultos queremos que nuestros niños se conviertan?

Este artículo busca la reflexión, pues tal como dijo Sócrates, “no puedo enseñar nada a nadie, solo puedo hacerles pensar”.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo

Educación en Finlandia, Japón y Guatemala

Redacción
05 de diciembre, 2016

En Japón el docente asume la responsabilidad del aprendizaje de sus alumnos y no responsabiliza al sistema, los textos, los recursos o ausencia de los mismos, ni a otros factores cuando el aprendizaje de sus estudiantes no es efectivo. Este no es el único factor que hace que la educación japonesa haya alcanzado un nivel de reconocimiento mundial, reconocimiento medido a través de pruebas internacionales: está ubicado en el primer lugar tanto en las prueba de lectura como en las de ciencia y segundo lugar en las pruebas de Matemática según el Informe PISA del 2013 (Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes por sus siglas en Inglés publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre los mejores resultados en conocimientos científicos, lingüísticos y matemáticos).

¿Habrá una correlación entre el compromiso docente y la calidad educativa en Japón? Más que escribir sobre el sistema educativo japonés, quiero dejar algunas interrogantes que le hagan reflexionar sobre nuestro propio sistema educativo que estimulen la búsqueda de soluciones para mejorarlo. Según el informe “Pistas hechas en Latinoamérica” elaborado por Alejandro J. Ganimian y publicado por la Red Latinoamericana por la Educación (REDUCA), únicamente 14% de los estudiantes guatemaltecos de 6to. grado evalúan a sus maestros como muy buenos. Según el mismo informe, 33% de los maestros de 6to. grado frecuentemente llegan tarde a sus clases y 31% de los estudiantes han repetido el grado. Este informe también indica que el 94% de los maestros guatemaltecos tienen el cargo por tiempo indefinido. En comparación, los maestros japoneses deben pasar una evaluación para recertificarse cada 10 años. ¿Será esto un mecanismo válido en Guatemala en búsqueda de que los docentes se mantengan actualizados? La formación docente en nuestro país es escasa y una de las principales causas de los bajos índices educativos del país.

Los estudiantes japoneses de nivel primaria desarrollan una visión holística del ser humano, no limitada a un ámbito particular y adquieren la capacidad crítica y de análisis. ¿Estimula nuestro sistema educativo a que nuestros estudiantes adquieran esta capacidad crítica y de análisis? Lo cierto es que de los estudiantes de 6to. grado de primaria que el Ministerio de Educación evaluó en el 2014, apenas el 44% obtuvieron 60 puntos o más (denominado nivel de logro) en la prueba de Matemática – la cual evalúa entre otras – la competencias pensamiento lógico, reflexivo, crítico y creativo para la resolución de problemas en los diferentes ámbitos en que se desenvuelven los alumnos.

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Japón se caracteriza por ser un país en donde se estudian muchas horas. En Finlandia los estudiantes asisten a clases 40% menos del tiempo que los estudiantes japoneses. Los estudiantes japoneses pasan en promedio 6.5 horas en la escuela y asisten a la misma 220 días al año (reducido de 243 días hace algunos años) y luego de la escuela pasan muchas horas en actividades extracurriculares que refuerzan sus estudios y dedican mucho tiempo a tareas. Por otro lado, los estudiantes de Finlandia asisten 190 días al año a la escuela, dedican a tareas menos de una hora diaria y todo lo que necesitan aprender lo aprenden en clase, para que tengan más tiempo para dedicar a sus familias, amigos y otros intereses después de la escuela. Los estudiantes finlandeses pasan un promedio de 5 horas diarias en la escuela. Cada 45 minutos de clase los alumnos finlandeses descansan 15 minutos porque consideran los descansos importantes para refrescar la mente y estimular la concentración durante la clase. En Guatemala lo obligatorio es asistir 180 días al año a la escuela. Sin embargo, en el 2015 los estudiantes guatemaltecos del sector oficial apenas recibieron un promedio de 115 días de clases y este año superaron los 170 días de clase, con una duración promedio de 5 horas diarias. De acuerdo al informe de REDUCA, en Guatemala el 57% de los estudiantes de 6to. grado de primaria dedican al menos una hora diaria para hacer tareas. Los niños japoneses reciben mucho más horas de instrucción formal que en Finlandia y aún así, Finlandia obtuvo el 6to, 3ero. y 2do. lugar respectivamente en Matemática, Lectura y Ciencias en las pruebas PISA del 2013, muy cercano a Japón a pesar de recibir substancialmente menos horas de clase. Obviamente asistir a clases es imprescindible para mejorar la educación, pero ¿bastará con llegar a cumplir los 180 días anuales para mejorar la calidad educativa?

Los docentes japoneses tienen una muy alta consideración en la sociedad y son muy respetados y preparados. La docencia ya no es una profesión elitista en Japón como lo fue históricamente cuando los docentes provenían de la clase Samurai. En Finlandia – país en que los docentes se orientan más al aprendizaje y el trabajo que a evaluaciones y calificaciones – los maestros son de muy alta estima y la carrera universitaria más codiciada es la de maestro de primaria. Los maestros son elegidos del 10% superior de los graduados en educación y deben obtener un grado de maestría antes de poder empezar a dar clases. En el 2010 de 6,600 personas que aplicaron a la carrera docente, menos del 10% (600 personas) lograron ingresar. ¿Cómo visualizamos a nuestros docentes en Guatemala? ¿Cómo los tratamos cuando son los maestros de nuestros hijos? ¿El sistema educativo los remunera adecuadamente? ¿Consideramos los guatemaltecos que la docencia escolar es una profesión de prestigio, tal como lo hacen los japoneses y los finlandeses?

Alberto Einstein dijo “es el supremo arte del maestro despertar la curiosidad en la expresión creativa y conocimiento”. ¿Se preparan nuestros docentes para estimular la curiosidad de nuestros alumnos? ¿Qué podemos hacer como sociedad para despertar esta chispa en el docente? ¿Por qué el docente japonés siente ese sentido de responsabilidad por el aprendizaje de sus estudiantes? Según las estadísticas de días efectivos de clase y de tardanza de los docentes, tendrán nuestros docentes tan alto nivel de compromiso? ¿Qué factores extrínsecos afectan este nivel de compromiso?

En Japón, la educación es trabajo de todos. Se estimula el trabajo en equipo en el aula y los padres de familia tienen la responsabilidad y el deber social de apoyar la educación de sus hijos en casa. Cuando un niño japonés fracasa en la escuela, se considera que el fracaso es del entorno familiar. En Finlandia, la sociedad entera está involucrada en la educación. Hay un esfuerzo de cooperación entre padres y la sociedad para preparar física y mentalmente a los niños antes de iniciar el aprendizaje formal en la escuela. Finlandia prepara a sus niños para que se conviertan en adultos capaces de tomar decisiones responsables y de participar productivamente en la sociedad como ciudadanos activos que se preocupan por otras personas y por su sociedad. ¿Cómo fomentamos esa responsabilidad socio-educativa en nuestra sociedad? ¿Tenemos metas claras respecto a en qué clase de adultos queremos que nuestros niños se conviertan?

Este artículo busca la reflexión, pues tal como dijo Sócrates, “no puedo enseñar nada a nadie, solo puedo hacerles pensar”.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo