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Jimmy prefirió a los políticos

Redacción
19 de diciembre, 2016

Al asumir la presidencia Jimmy Morales se enfrentaba al reto de tener dos audiencias. Por un lado, los ciudadanos que le dieron la victoria en las urnas. Por el otro, la clase política—diputados, partidos políticos y actores nacionales e internacionales—sin los cuales le sería imposible gobernar. En otro espacio de opinión, expresé que mantener un balance entre estas dos audiencias le permitiría al presidente tener un buen primer año de gobierno. La tarea era difícil mas no imposible.

Sin embargo, durante estos doce meses, el presidente ha optado por llevar la fiesta en paz con la clase política, aunque eso le generara desgaste con los ciudadanos. Sin duda alguna, Jimmy Morales prefirió a los políticos y no asumió con fortaleza el mandato otorgado por la ciudadanía: combatir la corrupción.

En efecto, a diferencia de Mario Taracena en el Legislativo, Morales no apostó por resolver, o al menos denunciar, el descontrol de plazas en el Ejecutivo. Si bien es cierto, se anunció la realización de un censo de trabajadores, esta acción fue tímida en comparación al enfrentamiento político de Mario Taracena con los sindicatos en el Congreso. En el caso de Morales, más bien se le vio muy cercano a personajes como Joviel Acevedo, cada vez menos populares ante los ciudadanos.

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Aunado a esto, la aceptación de diputados tránsfugas en el partido oficial mostró la debilidad del mandatario, quien se limitó a argumentar que el era respetuoso de la independencia de poderes. También mencionó no haber estado enterado de la decisión de la bancada. Sin embargo, en ningún momento hizo público su descontento con el partido ni se distanció del mismo.

Asimismo, el presidente planteó dos iniciativas que impactaron duramente en su popularidad. La primera, el paquetazo fiscal que afectaba principalmente a la clase media con un aumento de impuestos. La segunda, el Estado de Prevención, el cual suspendía las libertades constitucionales en un momento clave, pues se acababa de hacer público el caso que vinculaba a su hermano e hijo.

Finalmente, el presidente se vio envuelto en la controversial elección de junta directiva del Congreso. A pesar de “ser respetuoso de la independencia de poderes”, el presidente estuvo muy activo en tratar de promover una junta directiva afín a su partido. Ciertamente, este tipo de cabildeo político es natural en la mayoría de democracias, pero en este contexto, el involucramiento de Morales se observó como un ejemplo más de la famosa “vieja política”.

El resultado de haber preferido a los políticos es que según encuestas de opinión, la popularidad del presidente pudo haber descendido en unos cuarenta puntos porcentuales. Un hecho sin precedentes para el primer año de un gobernante, y que muestra la frustración de una ciudadanía esperanzada con ver una lucha frontal contra la corrupción, y que al contrario, ha observado un mandatario cada vez más cercano a los políticos de siempre.

Tener un Congreso más amigable y un presupuesto aprobado para el 2017, podría ayudar a Morales a dar resultados que mejoren su imagen ante la ciudadanía. De no ser así, el presidente habrá perdido una oportunidad única en la historia del país, pues pudo haber denunciado la corrupción imperante en la clase política, y hacerlo con el apoyo de guatemaltecos dispuestos a salir a las calles con tal de ver una limpieza total en el Estado guatemalteco. Luego de un año, el riesgo de Morales es ser visto como más de lo mismo, y llegar a su segundo año de gobierno con un nivel de legitimidad sumamente bajo.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo

Jimmy prefirió a los políticos

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19 de diciembre, 2016

Al asumir la presidencia Jimmy Morales se enfrentaba al reto de tener dos audiencias. Por un lado, los ciudadanos que le dieron la victoria en las urnas. Por el otro, la clase política—diputados, partidos políticos y actores nacionales e internacionales—sin los cuales le sería imposible gobernar. En otro espacio de opinión, expresé que mantener un balance entre estas dos audiencias le permitiría al presidente tener un buen primer año de gobierno. La tarea era difícil mas no imposible.

Sin embargo, durante estos doce meses, el presidente ha optado por llevar la fiesta en paz con la clase política, aunque eso le generara desgaste con los ciudadanos. Sin duda alguna, Jimmy Morales prefirió a los políticos y no asumió con fortaleza el mandato otorgado por la ciudadanía: combatir la corrupción.

En efecto, a diferencia de Mario Taracena en el Legislativo, Morales no apostó por resolver, o al menos denunciar, el descontrol de plazas en el Ejecutivo. Si bien es cierto, se anunció la realización de un censo de trabajadores, esta acción fue tímida en comparación al enfrentamiento político de Mario Taracena con los sindicatos en el Congreso. En el caso de Morales, más bien se le vio muy cercano a personajes como Joviel Acevedo, cada vez menos populares ante los ciudadanos.

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Aunado a esto, la aceptación de diputados tránsfugas en el partido oficial mostró la debilidad del mandatario, quien se limitó a argumentar que el era respetuoso de la independencia de poderes. También mencionó no haber estado enterado de la decisión de la bancada. Sin embargo, en ningún momento hizo público su descontento con el partido ni se distanció del mismo.

Asimismo, el presidente planteó dos iniciativas que impactaron duramente en su popularidad. La primera, el paquetazo fiscal que afectaba principalmente a la clase media con un aumento de impuestos. La segunda, el Estado de Prevención, el cual suspendía las libertades constitucionales en un momento clave, pues se acababa de hacer público el caso que vinculaba a su hermano e hijo.

Finalmente, el presidente se vio envuelto en la controversial elección de junta directiva del Congreso. A pesar de “ser respetuoso de la independencia de poderes”, el presidente estuvo muy activo en tratar de promover una junta directiva afín a su partido. Ciertamente, este tipo de cabildeo político es natural en la mayoría de democracias, pero en este contexto, el involucramiento de Morales se observó como un ejemplo más de la famosa “vieja política”.

El resultado de haber preferido a los políticos es que según encuestas de opinión, la popularidad del presidente pudo haber descendido en unos cuarenta puntos porcentuales. Un hecho sin precedentes para el primer año de un gobernante, y que muestra la frustración de una ciudadanía esperanzada con ver una lucha frontal contra la corrupción, y que al contrario, ha observado un mandatario cada vez más cercano a los políticos de siempre.

Tener un Congreso más amigable y un presupuesto aprobado para el 2017, podría ayudar a Morales a dar resultados que mejoren su imagen ante la ciudadanía. De no ser así, el presidente habrá perdido una oportunidad única en la historia del país, pues pudo haber denunciado la corrupción imperante en la clase política, y hacerlo con el apoyo de guatemaltecos dispuestos a salir a las calles con tal de ver una limpieza total en el Estado guatemalteco. Luego de un año, el riesgo de Morales es ser visto como más de lo mismo, y llegar a su segundo año de gobierno con un nivel de legitimidad sumamente bajo.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo