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Rendición de cuentas

María Dolores Arias
17 de enero, 2017

La rendición de cuentas es una buena herramienta para evaluar el desempeño de las personas. Es un mecanismo sano en cualquier ámbito, ya sea personal, empresarial o público. La rendición de cuentas permite conocer cuáles han sido los logros, los avances y los retos por venir en un periodo definido.

En el ámbito empresarial permite a los accionistas conocer la situación de la empresa, el uso de los recursos y el desempeño del gerente general. Además permite conocer cuáles son las perspectivas para el siguiente año y el plan de acción para conseguir las metas planteadas.

En el ámbito público, la rendición de cuentas debería servir para que los burócratas presentaran un informe de su desempeño en el manejo de los recursos ajenos, es decir, de nuestros impuestos. Es un mecanismo republicano para supeditar el poder a la auditoría de los mandantes.

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Este año no fue la excepción, el presidente Jimmy Morales, al igual que sus antecesores, presentó el informe de su primer año de gobierno con lo que, él y su equipo, consideraron sus principales logros. No es que me parezcan poco los avances que el gobierno dice haber logrado, lo que me parece mucho es lo que se gastó para lograrlo y es así como se dimensiona lo avanzado. Me explico, cuando el gerente de una empresa habla sobre lo actuado debe siempre relacionarlo con el costo de dicho actuar, así podrán los accionistas evaluar si el uso del dinero fue eficiente o no.

Muy parecido es el caso con los gobernantes. Los tributarios y mandantes deben tener siempre presente el monto del presupuesto y compararlo contra lo que dice el político de turno que ha logrado. Es entonces, cuando un presupuesto de más de Q70 mil millones me parece mucho para lo que se supone se consiguió, da la impresión que “salió más caro el caldo que los frijoles”.

Eso, sin tomar en cuenta que los informes presentados por los gobernantes carecen de una auditoría que verifique la veracidad de dichos resultados. Caso contrario, es el caso de algunos tributarios que son obligados por ley a presentar estados financieros auditados junto a su declaración anual de impuestos. Es curioso notar, la desconfianza del político hacia el mandante pero la exigencia de una credulidad, casi dogmática, por parte del mandante hacia el político.

La reducción en la tasa de homicidios siempre será una buena noticia, en este caso de casi un 5%, reconozco que es un avance importante en el combate a la inseguridad. Así que, cualquier reducción en los índices de criminalidad en el país es positiva, recordando que las principales funciones del gobierno son la seguridad y la justicia.

En lo que difiero es en decir que esa reducción implica haber “salvado vidas”, puesto que sería como aceptar que ya estaban condenadas morir. Sería como aceptar que así son las cosas en nuestro país y que el gobierno logró “rescatarlas” de su “fatal destino”. La reducción de la tasa de homicidios no son personas que el gobierno “salvó de morir”, son personas a las que el gobierno protegió su derecho a la vida. Lo cual implica una diferencia abismal.

La rendición de cuentas en este primer año de gobierno dejó mucho que desear. A pesar de la abundante cantidad de números, brilló por su ausencia las acciones claras en el combate a la corrupción de raíz, se dejó de hacer, por ejemplo: el censo de burócratas para un mejor control, en medio de escándalos de corrupción por plazas fantasmas; una reforma electoral que permita a los ciudadanos votar nominalmente por su diputado distrital, se perdió la oportunidad de presentar una verdadera reforma de simplificación administrativa y fiscal.

El primer informe del gobierno de Jimmy Morales nos demuestra que el cambio debe ser de sistema y no de personas, que el poder burocrático debe ser limitado y por consiguiente las funciones del gobierno también. Además de algo muy importante, que la rendición de cuentas no sólo debe ser del Ejecutivo sino del Legislativo y Judicial también.

@Md30
Facebook.com/Mda30

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo

Rendición de cuentas

María Dolores Arias
17 de enero, 2017

La rendición de cuentas es una buena herramienta para evaluar el desempeño de las personas. Es un mecanismo sano en cualquier ámbito, ya sea personal, empresarial o público. La rendición de cuentas permite conocer cuáles han sido los logros, los avances y los retos por venir en un periodo definido.

En el ámbito empresarial permite a los accionistas conocer la situación de la empresa, el uso de los recursos y el desempeño del gerente general. Además permite conocer cuáles son las perspectivas para el siguiente año y el plan de acción para conseguir las metas planteadas.

En el ámbito público, la rendición de cuentas debería servir para que los burócratas presentaran un informe de su desempeño en el manejo de los recursos ajenos, es decir, de nuestros impuestos. Es un mecanismo republicano para supeditar el poder a la auditoría de los mandantes.

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Este año no fue la excepción, el presidente Jimmy Morales, al igual que sus antecesores, presentó el informe de su primer año de gobierno con lo que, él y su equipo, consideraron sus principales logros. No es que me parezcan poco los avances que el gobierno dice haber logrado, lo que me parece mucho es lo que se gastó para lograrlo y es así como se dimensiona lo avanzado. Me explico, cuando el gerente de una empresa habla sobre lo actuado debe siempre relacionarlo con el costo de dicho actuar, así podrán los accionistas evaluar si el uso del dinero fue eficiente o no.

Muy parecido es el caso con los gobernantes. Los tributarios y mandantes deben tener siempre presente el monto del presupuesto y compararlo contra lo que dice el político de turno que ha logrado. Es entonces, cuando un presupuesto de más de Q70 mil millones me parece mucho para lo que se supone se consiguió, da la impresión que “salió más caro el caldo que los frijoles”.

Eso, sin tomar en cuenta que los informes presentados por los gobernantes carecen de una auditoría que verifique la veracidad de dichos resultados. Caso contrario, es el caso de algunos tributarios que son obligados por ley a presentar estados financieros auditados junto a su declaración anual de impuestos. Es curioso notar, la desconfianza del político hacia el mandante pero la exigencia de una credulidad, casi dogmática, por parte del mandante hacia el político.

La reducción en la tasa de homicidios siempre será una buena noticia, en este caso de casi un 5%, reconozco que es un avance importante en el combate a la inseguridad. Así que, cualquier reducción en los índices de criminalidad en el país es positiva, recordando que las principales funciones del gobierno son la seguridad y la justicia.

En lo que difiero es en decir que esa reducción implica haber “salvado vidas”, puesto que sería como aceptar que ya estaban condenadas morir. Sería como aceptar que así son las cosas en nuestro país y que el gobierno logró “rescatarlas” de su “fatal destino”. La reducción de la tasa de homicidios no son personas que el gobierno “salvó de morir”, son personas a las que el gobierno protegió su derecho a la vida. Lo cual implica una diferencia abismal.

La rendición de cuentas en este primer año de gobierno dejó mucho que desear. A pesar de la abundante cantidad de números, brilló por su ausencia las acciones claras en el combate a la corrupción de raíz, se dejó de hacer, por ejemplo: el censo de burócratas para un mejor control, en medio de escándalos de corrupción por plazas fantasmas; una reforma electoral que permita a los ciudadanos votar nominalmente por su diputado distrital, se perdió la oportunidad de presentar una verdadera reforma de simplificación administrativa y fiscal.

El primer informe del gobierno de Jimmy Morales nos demuestra que el cambio debe ser de sistema y no de personas, que el poder burocrático debe ser limitado y por consiguiente las funciones del gobierno también. Además de algo muy importante, que la rendición de cuentas no sólo debe ser del Ejecutivo sino del Legislativo y Judicial también.

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Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo