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¡Hay un Trump en mi sopa!

Redacción
18 de enero, 2017

Estación de esquí, un viaducto de inicios del siglo pasado, el río Landwasser y vistas a los Alpes y al lago Davos desde la ciudad alpina más elevada. La nieve de enero cubre los tejados y las chimeneas empiezan a funcionar, dando al ambiente ese toque tan invernal. Las banderas del cantón de los Grisones y de Suiza, que ondean para no quedarse heladas, dan la bienvenida a los miembros del club más exclusivo del mundo: el Foro de Davos.

Grandes (muy grandes) empresarios, políticos de renombre (y algunos de poca nombradía, también), periodistas y personalidades de distintos campos, cuyo status es más alto que aquel al que aspira cualquier esnob, se reúnen una vez al año en el país centroeuropeo para tratar los temas más complicados que conciernen a la política global, y analizar cómo deberán enfrentarse a  los problemas que se puedan presentar.

“La Cuarta Revolución Industrial” era el título impreso en los panfletos informativos (si es que usan esas cosas) de los asistentes a la edición 2016 del Foro Económico Mundial (nombre oficial del Foro de Davos). Parecía que todo iría bien, la BBC incluso resalta el optimismo con el que se trataron los temas discutidos durante el foro, y eso que la sombra del terrorismo estaba más cerca de ser algo sólido que un simple fenómeno ocasionado por la obstrucción de la luz. La élite del mundo convivía tranquila en su cabaña suiza.

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Cuando Sir Martin Sorrell, fundador de la empresa de comunicación social WPP, tomó la palabra, le aseguró al resto de asistentes que ese año Hillary Clinton resultaría vencedora en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, sin importar quién fuese su rival. Reino Unido celebraría meses después de la reunión en la Confederación Helvética su referendo sobre la permanencia en la Unión Europea, pero quienes estaban ahí, sentados a casi una milla sobre el nivel del mar en los Alpes suizos, aún creían que celebrarían el Fin de Año con 28 países en la UE.

Sin embargo, la “comida de 2016” se les hizo más larga de lo que esperaban, parecía que la tan ansiada sobremesa no llegaba. La entrada les resultó difícil de tragar; miles de desplazados en todo el mundo buscando asilo en un nuevo país. Los grupos de personas caminando o navegando desde Oriente Medio y el norte de África hacia Europa no dejaron de aparecer en los noticieros y en las redes sociales.

Más difícil les fue digerir ese problema cuando la decisión de los británicos en las urnas empezó a amenazar con poner el cartel de “Inmigrante ilegal” en otro grupo de personas; también del sur, pero de Europa.

El ruido de las bombas y las ametralladoras de los atentados terroristas, junto al silencio de quienes padecían (y, si siguen vivos, padecen) hambre y desnutrición en América Latina y el África subsahariano les habrán incomodado durante el plato fuerte, pero el verdadero mosqueo les llegó con el caldo de cortesía a modo de digestivo.

Parecía que con tanto zumbido mediático no lograría convencer a la mayoría (cosa que de hecho no hizo) pero Donald Trump hizo más que incomodar los oídos de los miembros del Foro de Davos, les cayó dentro del cuenco de la sopa.

Nadie supo decir en el Foro 2016 que los antisistema (o “antiestablishment”, como les gusta decir) ocuparían un papel importante en la política mundial. A lo mejor es que ninguno era visto como una amenaza real, y si alguno lo era, definitivamente Trump no encabezaba esa lista. La cuestión es que tras él, un antisistema que logró colarse en el despacho más codiciado del planeta, varias “moscas” han olido el botín y cuál es el camino para llegar a él.

Los Boris Johnson, Corbyn, Marine Le Pen, e incluso Jimmy Morales, han ido saliendo de sus recovecos locales para dejar una huella (buena o mala) a nivel internacional, pero todo empieza con un sujeto que superó a los políticos precisamente por no compartir gremio con ellos, y eso de que lo ven “hasta en la sopa” es lo de menos; basta con abrir los sitios web de la BBC o la CNN, o entrar a Facebook o Twitter para leer una nueva noticia sobre alguna decisión controversial suya, declaraciones suyas en contra de algún famoso que lo criticó y varias columnas de opinión (como esta) en la que se barajan los posibles escenarios que se presentarán durante el Año 1 Después de Trump. ¡Y aún no ha tomado posesión! Estamos “enTrumpados”.

Al fin les llegó el postre de fin de año a los miembros del Foro, y definitivamente fue más agrio que dulce, sobre todo viendo lo que ocurrió en Turquía en Nochevieja. Lo bueno para ellos es que estaban a pocos días de volver a tomar un avión hacia Zúrich, para luego desplazarse a los Grisones. Este año el invierno europeo ha arrancado con gran crudeza, pero dudo que pasen las penurias que miles de refugiados en la zona oriental del continente.

¿Qué tema central decidieron colocarle a la edición 2017? “Liderazgo responsable y receptivo”. Suena un poco personal, ¿no? Pues si el salón ya estaba lleno de tantos antisistema, uno de los grandes líderes en contra del sistema occidental de comercio fue el que se pronunció con más fuerza a favor de la libertad de mercado global. “No habrá ganadores en una guerra comercial” fueron las palabras del presidente chino Xi Jinping; lo habrá dicho “por si las moscas”.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo

¡Hay un Trump en mi sopa!

Redacción
18 de enero, 2017

Estación de esquí, un viaducto de inicios del siglo pasado, el río Landwasser y vistas a los Alpes y al lago Davos desde la ciudad alpina más elevada. La nieve de enero cubre los tejados y las chimeneas empiezan a funcionar, dando al ambiente ese toque tan invernal. Las banderas del cantón de los Grisones y de Suiza, que ondean para no quedarse heladas, dan la bienvenida a los miembros del club más exclusivo del mundo: el Foro de Davos.

Grandes (muy grandes) empresarios, políticos de renombre (y algunos de poca nombradía, también), periodistas y personalidades de distintos campos, cuyo status es más alto que aquel al que aspira cualquier esnob, se reúnen una vez al año en el país centroeuropeo para tratar los temas más complicados que conciernen a la política global, y analizar cómo deberán enfrentarse a  los problemas que se puedan presentar.

“La Cuarta Revolución Industrial” era el título impreso en los panfletos informativos (si es que usan esas cosas) de los asistentes a la edición 2016 del Foro Económico Mundial (nombre oficial del Foro de Davos). Parecía que todo iría bien, la BBC incluso resalta el optimismo con el que se trataron los temas discutidos durante el foro, y eso que la sombra del terrorismo estaba más cerca de ser algo sólido que un simple fenómeno ocasionado por la obstrucción de la luz. La élite del mundo convivía tranquila en su cabaña suiza.

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Cuando Sir Martin Sorrell, fundador de la empresa de comunicación social WPP, tomó la palabra, le aseguró al resto de asistentes que ese año Hillary Clinton resultaría vencedora en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, sin importar quién fuese su rival. Reino Unido celebraría meses después de la reunión en la Confederación Helvética su referendo sobre la permanencia en la Unión Europea, pero quienes estaban ahí, sentados a casi una milla sobre el nivel del mar en los Alpes suizos, aún creían que celebrarían el Fin de Año con 28 países en la UE.

Sin embargo, la “comida de 2016” se les hizo más larga de lo que esperaban, parecía que la tan ansiada sobremesa no llegaba. La entrada les resultó difícil de tragar; miles de desplazados en todo el mundo buscando asilo en un nuevo país. Los grupos de personas caminando o navegando desde Oriente Medio y el norte de África hacia Europa no dejaron de aparecer en los noticieros y en las redes sociales.

Más difícil les fue digerir ese problema cuando la decisión de los británicos en las urnas empezó a amenazar con poner el cartel de “Inmigrante ilegal” en otro grupo de personas; también del sur, pero de Europa.

El ruido de las bombas y las ametralladoras de los atentados terroristas, junto al silencio de quienes padecían (y, si siguen vivos, padecen) hambre y desnutrición en América Latina y el África subsahariano les habrán incomodado durante el plato fuerte, pero el verdadero mosqueo les llegó con el caldo de cortesía a modo de digestivo.

Parecía que con tanto zumbido mediático no lograría convencer a la mayoría (cosa que de hecho no hizo) pero Donald Trump hizo más que incomodar los oídos de los miembros del Foro de Davos, les cayó dentro del cuenco de la sopa.

Nadie supo decir en el Foro 2016 que los antisistema (o “antiestablishment”, como les gusta decir) ocuparían un papel importante en la política mundial. A lo mejor es que ninguno era visto como una amenaza real, y si alguno lo era, definitivamente Trump no encabezaba esa lista. La cuestión es que tras él, un antisistema que logró colarse en el despacho más codiciado del planeta, varias “moscas” han olido el botín y cuál es el camino para llegar a él.

Los Boris Johnson, Corbyn, Marine Le Pen, e incluso Jimmy Morales, han ido saliendo de sus recovecos locales para dejar una huella (buena o mala) a nivel internacional, pero todo empieza con un sujeto que superó a los políticos precisamente por no compartir gremio con ellos, y eso de que lo ven “hasta en la sopa” es lo de menos; basta con abrir los sitios web de la BBC o la CNN, o entrar a Facebook o Twitter para leer una nueva noticia sobre alguna decisión controversial suya, declaraciones suyas en contra de algún famoso que lo criticó y varias columnas de opinión (como esta) en la que se barajan los posibles escenarios que se presentarán durante el Año 1 Después de Trump. ¡Y aún no ha tomado posesión! Estamos “enTrumpados”.

Al fin les llegó el postre de fin de año a los miembros del Foro, y definitivamente fue más agrio que dulce, sobre todo viendo lo que ocurrió en Turquía en Nochevieja. Lo bueno para ellos es que estaban a pocos días de volver a tomar un avión hacia Zúrich, para luego desplazarse a los Grisones. Este año el invierno europeo ha arrancado con gran crudeza, pero dudo que pasen las penurias que miles de refugiados en la zona oriental del continente.

¿Qué tema central decidieron colocarle a la edición 2017? “Liderazgo responsable y receptivo”. Suena un poco personal, ¿no? Pues si el salón ya estaba lleno de tantos antisistema, uno de los grandes líderes en contra del sistema occidental de comercio fue el que se pronunció con más fuerza a favor de la libertad de mercado global. “No habrá ganadores en una guerra comercial” fueron las palabras del presidente chino Xi Jinping; lo habrá dicho “por si las moscas”.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo