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Una nueva era

Betty Marroquin
18 de enero, 2017
Mañana, viernes 20 de enero del 2017, inicia una nueva etapa en la Historia de la nación que aún se cree la más poderosa del planeta.  Interesante pensar que el futuro Presidente de los Estados Unidos, al igual que el Presidente Barak Obama, ha elegido prestar juramento con la Biblia con que fuese juramentado el Presidente Abraham Lincoln, y el futuro Vicepresidente en la del Presidente Ronald Reagan.  Significativo porque estamos hablando de dos de los ex Presidentes más emblemáticos de la Historia de ese joven país. Si bien no es obligación utilizar una Biblia, es significativo que hayan elegido continuar la tradición, que simboliza autoridad, veracidad e importancia del cargo, y que hayan elegido justo estas dos Biblias.  No todos los Presidentes han usado una Biblia Cristiana, pero la gran mayoría lo ha hecho.
El Presidente Abraham Lincoln ha sido considerado emblemático por sus cualidades como líder, sus logros en momentos críticos, sus habilidades políticas, y su carácter e integridad.  En los días después de su asesinato, Lincoln fue catalogado como un santo, si bien fue el primer Presidente en utilizar su puesto como Jefe máximo del Organismo Ejecutivo como ente súper poderoso, inclusive sobrepasando los poderes Legislativo y Judicial.  Su doctrina de acción unilateral, justificó sus acciones aduciendo poseer un poder especial de “emergencia” otorgado por el voto popular.  Utilizó fondos del Estado sin autorización del Congreso, suspendió el habeas corpus más de una vez, mandó a arrestar a militares que acusó de traición, expandió las fuerzas armadas, y emitió la famosa Proclamación de Emancipación de un Nuevo Día que terminó con la esclavitud.  Durante la Guerra Civil, suspendió el habeas corpus para desobedecer un mandato de la Corte Suprema para liberar a John Merryman, dueño de una plantación, que había disparado contra las tropas federales.
Lincoln violó varias leyes y provisiones constitucionales.  Inclusive, llegó a declarar la guerra sin esperar la aprobación del Congreso.  Con todo esto, el Presidente Lincoln elevó al Ejecutivo quitando la creencia de que este se encontraba bajo subordinación de los otros dos poderes del Estado.  De igual forma, según expertos historiadores estadounidenses, Lincoln dejó establecido que el Presidente tiene la potestad de actuar en casos extremos, aún sin el consentimiento de los otros dos poderes.  Si bien luego de su muerte el Legislativo y el Organismo Judicial recuperaron su poder, su legado incluye un fortalecimiento a la democracia, el fin de la esclavitud, y un manejo de crisis que dio energía y movilizó a la nación en un altruismo y patriotismo que fortaleció la Unión Americana.
El Presidente Electo, Donald Trump, que contó con los votos de 4 de cada 5 cristianos de raza blanca, pareciera, como dicen varios analistas, determinado a emular a Lincoln en algunos aspectos.  Trump lo ha definido un Presidente de gran inteligencia, y sobre todo, profunda honestidad.   Quizás eligió justo esa Biblia por sentir que al igual que Lincoln, el posee esas dos cualidades.
El Vicepresidente Electo, Mike Pence, será juramentado con la Biblia que usara el Presidente Reagan, abierta justo en el mismo versículo en que la usara Reagan.  El mismo dice “si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra”.  Es interesante porque a raíz de la celebración del 100 cumpleaños de Reagan, su famosa frase “el Gobierno no es la solución a nuestros problemas, el Gobierno es el problema” ha venido a ser un slogan de la derecha estadounidense.  Lo cierto del caso es que con todos sus aciertos y desaciertos, Reagan ha sido un modelo para ambos Presidentes Bush, y para el mismo Bill Clinton, quien en su segundo mandato dijo que “la era del gobierno grande había terminado”.  Será interesante ver que tanto margen da la Administración Trump a su Vicepresidente en temas internacionales como las sumamente delicadas relaciones con Rusia, que Reagan supo manejar magistralmente.
Dejando de lado la religión, el Artículo II, Sección 1 de la Constitución de los Estados Unidos reza “Juro solemnemente (o afirmo solemnemente si no es una persona religiosa) que ejecutaré fielmente la Oficina del Presidente de los Estados Unidos, y al máximo de mis habilidades, preservaré, protegeré y defenderé la Constitución de los Estados Unidos”. Es decir que el Presidente tiene la obligación de desechar todo lo que atente contra la Constitución.  Cuando al Presidente Obama lo acusaron de hacerlo al emitir los decretos sobre inmigración, para dar un ejemplo, estaba entonces violando el juramente mismo que le diera su mandato.  El Presidente Trump tendrá muchos antecedentes sobre los cuales sus abogados podrán basar sus argumentos así como en varios venerados ex Presidentes si decide vetar alguna Ley.
En el detalle del juramento se percibe una gran ironía.  Cuando los padres fundadores de los Estados Unidos redactaron la Constitución y crearon la figura del Presidente, se sabe que deseaban evitar cualquier parecido a un monarca.  Por eso el Presidente no viene “ungido” sino que es juramentado.  Sin embargo, con los años, el poder de los monarcas ha decrecido y el de los Presidentes se ha elevado, gracias en parte al mismo juramento.   Será interesante ver como aplican esto Trump y Pence.  Pence siendo un individuo pausado y cauteloso, un político sazonado con gran experiencia, seguramente será cauteloso.  Trump ha demostrado ser más impulsivo, voluntarioso y determinado.  Su prioridad es fortalecer a su país ante lo que considera debilitamiento económico, militar y hegemónico.  Esperamos en un año ver un balance positivo de esta nueva fórmula.  Si las expectativas resultan ciertas, el binomio Trump-Pence podría lograr que su país se posicione como campeón de la libertad nuevamente, a nivel internacional, y eso implica fortalecimiento del sector productivo, generación de empleo, y prosperidad.  El tiempo lo dirá, por ahora todos podemos únicamente especular.
Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo

Una nueva era

Betty Marroquin
18 de enero, 2017
Mañana, viernes 20 de enero del 2017, inicia una nueva etapa en la Historia de la nación que aún se cree la más poderosa del planeta.  Interesante pensar que el futuro Presidente de los Estados Unidos, al igual que el Presidente Barak Obama, ha elegido prestar juramento con la Biblia con que fuese juramentado el Presidente Abraham Lincoln, y el futuro Vicepresidente en la del Presidente Ronald Reagan.  Significativo porque estamos hablando de dos de los ex Presidentes más emblemáticos de la Historia de ese joven país. Si bien no es obligación utilizar una Biblia, es significativo que hayan elegido continuar la tradición, que simboliza autoridad, veracidad e importancia del cargo, y que hayan elegido justo estas dos Biblias.  No todos los Presidentes han usado una Biblia Cristiana, pero la gran mayoría lo ha hecho.
El Presidente Abraham Lincoln ha sido considerado emblemático por sus cualidades como líder, sus logros en momentos críticos, sus habilidades políticas, y su carácter e integridad.  En los días después de su asesinato, Lincoln fue catalogado como un santo, si bien fue el primer Presidente en utilizar su puesto como Jefe máximo del Organismo Ejecutivo como ente súper poderoso, inclusive sobrepasando los poderes Legislativo y Judicial.  Su doctrina de acción unilateral, justificó sus acciones aduciendo poseer un poder especial de “emergencia” otorgado por el voto popular.  Utilizó fondos del Estado sin autorización del Congreso, suspendió el habeas corpus más de una vez, mandó a arrestar a militares que acusó de traición, expandió las fuerzas armadas, y emitió la famosa Proclamación de Emancipación de un Nuevo Día que terminó con la esclavitud.  Durante la Guerra Civil, suspendió el habeas corpus para desobedecer un mandato de la Corte Suprema para liberar a John Merryman, dueño de una plantación, que había disparado contra las tropas federales.
Lincoln violó varias leyes y provisiones constitucionales.  Inclusive, llegó a declarar la guerra sin esperar la aprobación del Congreso.  Con todo esto, el Presidente Lincoln elevó al Ejecutivo quitando la creencia de que este se encontraba bajo subordinación de los otros dos poderes del Estado.  De igual forma, según expertos historiadores estadounidenses, Lincoln dejó establecido que el Presidente tiene la potestad de actuar en casos extremos, aún sin el consentimiento de los otros dos poderes.  Si bien luego de su muerte el Legislativo y el Organismo Judicial recuperaron su poder, su legado incluye un fortalecimiento a la democracia, el fin de la esclavitud, y un manejo de crisis que dio energía y movilizó a la nación en un altruismo y patriotismo que fortaleció la Unión Americana.
El Presidente Electo, Donald Trump, que contó con los votos de 4 de cada 5 cristianos de raza blanca, pareciera, como dicen varios analistas, determinado a emular a Lincoln en algunos aspectos.  Trump lo ha definido un Presidente de gran inteligencia, y sobre todo, profunda honestidad.   Quizás eligió justo esa Biblia por sentir que al igual que Lincoln, el posee esas dos cualidades.
El Vicepresidente Electo, Mike Pence, será juramentado con la Biblia que usara el Presidente Reagan, abierta justo en el mismo versículo en que la usara Reagan.  El mismo dice “si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra”.  Es interesante porque a raíz de la celebración del 100 cumpleaños de Reagan, su famosa frase “el Gobierno no es la solución a nuestros problemas, el Gobierno es el problema” ha venido a ser un slogan de la derecha estadounidense.  Lo cierto del caso es que con todos sus aciertos y desaciertos, Reagan ha sido un modelo para ambos Presidentes Bush, y para el mismo Bill Clinton, quien en su segundo mandato dijo que “la era del gobierno grande había terminado”.  Será interesante ver que tanto margen da la Administración Trump a su Vicepresidente en temas internacionales como las sumamente delicadas relaciones con Rusia, que Reagan supo manejar magistralmente.
Dejando de lado la religión, el Artículo II, Sección 1 de la Constitución de los Estados Unidos reza “Juro solemnemente (o afirmo solemnemente si no es una persona religiosa) que ejecutaré fielmente la Oficina del Presidente de los Estados Unidos, y al máximo de mis habilidades, preservaré, protegeré y defenderé la Constitución de los Estados Unidos”. Es decir que el Presidente tiene la obligación de desechar todo lo que atente contra la Constitución.  Cuando al Presidente Obama lo acusaron de hacerlo al emitir los decretos sobre inmigración, para dar un ejemplo, estaba entonces violando el juramente mismo que le diera su mandato.  El Presidente Trump tendrá muchos antecedentes sobre los cuales sus abogados podrán basar sus argumentos así como en varios venerados ex Presidentes si decide vetar alguna Ley.
En el detalle del juramento se percibe una gran ironía.  Cuando los padres fundadores de los Estados Unidos redactaron la Constitución y crearon la figura del Presidente, se sabe que deseaban evitar cualquier parecido a un monarca.  Por eso el Presidente no viene “ungido” sino que es juramentado.  Sin embargo, con los años, el poder de los monarcas ha decrecido y el de los Presidentes se ha elevado, gracias en parte al mismo juramento.   Será interesante ver como aplican esto Trump y Pence.  Pence siendo un individuo pausado y cauteloso, un político sazonado con gran experiencia, seguramente será cauteloso.  Trump ha demostrado ser más impulsivo, voluntarioso y determinado.  Su prioridad es fortalecer a su país ante lo que considera debilitamiento económico, militar y hegemónico.  Esperamos en un año ver un balance positivo de esta nueva fórmula.  Si las expectativas resultan ciertas, el binomio Trump-Pence podría lograr que su país se posicione como campeón de la libertad nuevamente, a nivel internacional, y eso implica fortalecimiento del sector productivo, generación de empleo, y prosperidad.  El tiempo lo dirá, por ahora todos podemos únicamente especular.
Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo