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Un muro, un reto

Betty Marroquin
26 de enero, 2017

Los medios hoy se dedicaron a discutir el famoso muro de Trump, y los expertos en política estadounidense se la han pasado cual cazando patos atinandole una que otra vez a sus vaticinios. Especulación pura. La realidad es que nadie sabe lo que verdaderamente se cruza por la mente de un hombre tan complejo y controversial como el Presidente Donald Trump. Sin embargo, creo que si uno lo ve con lógica y sin apasionamientos y parte de su historial eminentemente empresarial, se puede deducir que lo que realmente lo motiva es el tema económico y es sobre esa base que construirá las políticas de su Administración. El hombre habla de hacer “America grandiosa” de nuevo. Si vamos a San Google, veremos que ha usado ese término antes de la campaña para anunciar sus monumentales obras. Es decir, para él, grandioso va ligado a apoteósico, ostentoso, rico, multimillonario. Esto puede sugerir que quiere que los Estados Unidos sean nuevamente ricos, y dejen de ser un país aparentemente rico, sabiendo que se ha cuasi vendido a los chinos, a los árabes y a los rusos.

Me llama la atención los comentarios de la gente, televidentes y en redes sociales. Un 60% se opone al muro y a Trump mismo, diciendo que seguramente se ingeniarán otras formas de entrar a los Estados Unidos. Tristemente, ya están pensando como violar las leyes migratorias de ese país, nuevamente. Otros dicen que es un país de inmigrantes, olvidando que cuando fue construido era otro el tipo de inmigrante, el que sentó las bases que hicieran de ese país el país donde tantos aspiran a llegar a vivir. Esta nueva inmigración ha llegado a cumplir otra función en los Estados Unidos, pero creo que el enfoque ha sido el problema. ¿A que punto han llegado los estadounidenses nacidos allí, ya de unas tres generaciones, que están dispuestos a apoyar la construcción de un muro para que gente que no es como ellos siga entrando a su país para intentar cambiar su forma “americana” de vida? Y también es importante resaltar que Trump se refiere a un pequeño porcentaje de inmigrantes, ya que ha dicho que su animosidad es hacia quienes han quebrantado más leyes, no sólo la de inmigración, cometiendo crimenes. Reconoce que mucha mano de obra inmigrante es positiva, y que él mismo la ha empleado en sus negocios.

Los anglosajones fundadores de su país, porque ya es suyo, nacieron allí, si bien aceptaban un jardinero salvadoreño, una niñera guatemalteca, y una taquería mexicana, no aceptan que esos mismos inmigrantes quieran cambiar la forma de vida que tanto les costó construir. Quizás si los inmigrantes se hubiesen limitado a americanizarse y adoptar la cultura, el idioma, etc respetando las leyes estadounidenses, quizás los anglos los verían con menos recelo. Si los mexicanos, por ejemplo y ya que son la gran mayoría inmigrante, en lugar de amar a México amaran a los Estados Unidos, no estaríamos hablando del muro. Estoy especulando, tratando de meterme en los zapatos de quienes han llegado a odiar al inmigrante al punto de votar por Trump que ofrece el famoso muro y no con ello justifico las tácticas para capturar o eliminar al inmigrante ilegal.

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Otros comentarios, diría atinados y que son con los que concuerdo en pleno, se refieren a que el reto para nosotros, al sur del muro, al que debiéramos de estar total y completamente encaminados es construir en nuestros países, realizar los cambios que hagan nuestros países atractivos para nuestra propia gente. Es decir, el punto no es que ya no pueda nuestra gente irse al norte y pasar por todas las tragedias que pasan, sino más bien pensar como podemos generar oportunidades de empleo reales dentro de nuestras fronteras, y evitar que nuestro talento y mano de obra se vayan de Guatemala.

Urge que el Congreso entienda la cadena productiva y se de cuenta de que muchas de sus decisiones en vez de propiciar las condiciones para que se de progreso y oportunidades a nuestra gente, lo que hacen es aniquilarlas. Urge atraer inversión extranjera, pero quien querrá invertir sabiendo que por cualquier motivo puede terminar linchado o macheteado, cuando no termine quemado vivo. Quién querrá venir a invertir si demonizarán la actividad que realice, por no entenderla, por ignorancia pura, y azuzados por los canchitos embusteros anti progreso.

El reto es pues generar cambios pro libertad, no pro restricciones. Condiciones para que la creatividad y la inteligencia de nuestra gente se desarrolle y de frutos. Que el Estado tenga la libertad de atraer el interés de quienes se han dedicado en países como Costa Rica y otros, a construir carreteras, fortalecer puertos y aeropuertos, porque sin infraestructuras y guste o no, sin hidroeléctricas, no habrá progreso. Soñar es gratis, pero es soñando que el ser humano se incentiva para hacer esos sueños una realidad.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo

Un muro, un reto

Betty Marroquin
26 de enero, 2017

Los medios hoy se dedicaron a discutir el famoso muro de Trump, y los expertos en política estadounidense se la han pasado cual cazando patos atinandole una que otra vez a sus vaticinios. Especulación pura. La realidad es que nadie sabe lo que verdaderamente se cruza por la mente de un hombre tan complejo y controversial como el Presidente Donald Trump. Sin embargo, creo que si uno lo ve con lógica y sin apasionamientos y parte de su historial eminentemente empresarial, se puede deducir que lo que realmente lo motiva es el tema económico y es sobre esa base que construirá las políticas de su Administración. El hombre habla de hacer “America grandiosa” de nuevo. Si vamos a San Google, veremos que ha usado ese término antes de la campaña para anunciar sus monumentales obras. Es decir, para él, grandioso va ligado a apoteósico, ostentoso, rico, multimillonario. Esto puede sugerir que quiere que los Estados Unidos sean nuevamente ricos, y dejen de ser un país aparentemente rico, sabiendo que se ha cuasi vendido a los chinos, a los árabes y a los rusos.

Me llama la atención los comentarios de la gente, televidentes y en redes sociales. Un 60% se opone al muro y a Trump mismo, diciendo que seguramente se ingeniarán otras formas de entrar a los Estados Unidos. Tristemente, ya están pensando como violar las leyes migratorias de ese país, nuevamente. Otros dicen que es un país de inmigrantes, olvidando que cuando fue construido era otro el tipo de inmigrante, el que sentó las bases que hicieran de ese país el país donde tantos aspiran a llegar a vivir. Esta nueva inmigración ha llegado a cumplir otra función en los Estados Unidos, pero creo que el enfoque ha sido el problema. ¿A que punto han llegado los estadounidenses nacidos allí, ya de unas tres generaciones, que están dispuestos a apoyar la construcción de un muro para que gente que no es como ellos siga entrando a su país para intentar cambiar su forma “americana” de vida? Y también es importante resaltar que Trump se refiere a un pequeño porcentaje de inmigrantes, ya que ha dicho que su animosidad es hacia quienes han quebrantado más leyes, no sólo la de inmigración, cometiendo crimenes. Reconoce que mucha mano de obra inmigrante es positiva, y que él mismo la ha empleado en sus negocios.

Los anglosajones fundadores de su país, porque ya es suyo, nacieron allí, si bien aceptaban un jardinero salvadoreño, una niñera guatemalteca, y una taquería mexicana, no aceptan que esos mismos inmigrantes quieran cambiar la forma de vida que tanto les costó construir. Quizás si los inmigrantes se hubiesen limitado a americanizarse y adoptar la cultura, el idioma, etc respetando las leyes estadounidenses, quizás los anglos los verían con menos recelo. Si los mexicanos, por ejemplo y ya que son la gran mayoría inmigrante, en lugar de amar a México amaran a los Estados Unidos, no estaríamos hablando del muro. Estoy especulando, tratando de meterme en los zapatos de quienes han llegado a odiar al inmigrante al punto de votar por Trump que ofrece el famoso muro y no con ello justifico las tácticas para capturar o eliminar al inmigrante ilegal.

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Otros comentarios, diría atinados y que son con los que concuerdo en pleno, se refieren a que el reto para nosotros, al sur del muro, al que debiéramos de estar total y completamente encaminados es construir en nuestros países, realizar los cambios que hagan nuestros países atractivos para nuestra propia gente. Es decir, el punto no es que ya no pueda nuestra gente irse al norte y pasar por todas las tragedias que pasan, sino más bien pensar como podemos generar oportunidades de empleo reales dentro de nuestras fronteras, y evitar que nuestro talento y mano de obra se vayan de Guatemala.

Urge que el Congreso entienda la cadena productiva y se de cuenta de que muchas de sus decisiones en vez de propiciar las condiciones para que se de progreso y oportunidades a nuestra gente, lo que hacen es aniquilarlas. Urge atraer inversión extranjera, pero quien querrá invertir sabiendo que por cualquier motivo puede terminar linchado o macheteado, cuando no termine quemado vivo. Quién querrá venir a invertir si demonizarán la actividad que realice, por no entenderla, por ignorancia pura, y azuzados por los canchitos embusteros anti progreso.

El reto es pues generar cambios pro libertad, no pro restricciones. Condiciones para que la creatividad y la inteligencia de nuestra gente se desarrolle y de frutos. Que el Estado tenga la libertad de atraer el interés de quienes se han dedicado en países como Costa Rica y otros, a construir carreteras, fortalecer puertos y aeropuertos, porque sin infraestructuras y guste o no, sin hidroeléctricas, no habrá progreso. Soñar es gratis, pero es soñando que el ser humano se incentiva para hacer esos sueños una realidad.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo