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Señores, ¡despierten!

Redacción República
14 de febrero, 2017

El tema del derecho ancestral sigue sin cobrar la importancia que debiera. Quizás si todos los medios reportaran más a fondo los cuantiosos casos de absoluto abuso que sufren los supuestos violadores de la ley en poblaciones dónde se aplican flagelaciones, palizas, encarcelamientos en celdas en condiciones infrahumanas, etc., la opinión pública comprendería que permitir semejantes practicas bajo derecho constitucional es como volver a los tiempos de las cavernas. La lógica, por ende, indicaría que apoyar este tipo de “justicia” equiparándolo a un derecho, es apoyar la tortura porque esos castigos son precisamente eso, formas de tortura. ¿Cómo es posible que los líderes indígenas nos digan que no buscan dividir al país, cuando se están apartando de las leyes que nos unen a todos por igual como guatemaltecos?

El tema es controversial y delicado, en un contexto en el que por diversos miedos, la gran mayoría de diputados están por aprobar un proyecto que a un grupito le suena bonito, aunque constituye una forma de división, y la tendencia mundial sea hacia la igualdad. Es ahora que los señores diputados debieran demostrar su valentía, poniendo la lógica y la unidad nacional por encima de sus propios temores, y si tienen cola, pues afronten las consecuencias pero voten con gallardía. Por décadas la humanidad ha venido luchando por igualdad de derechos, en todas sus formas. Por castigos más “humanos”, que no incluyan formas de humillación o maltrato físico a las personas. Es ir para atrás, devuelta al subdesarrollo más profundo.

Me pregunto ¿quién les habrá vendido la idea a estas personas, que no dudo sean personas de bien y buenos seres humanos, de que está bien separarse del resto de la ciudadanía con leyes específicas? La Ley es una, la Constitución es una, es y debe ser igual para todos. Punto y basta. ¿O será que les han prometido algo a cambio?

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En el interior del país lo que faltan son oportunidades, infraestructura, trabajo, etc. y todo eso no llegará con esta ley. ¿Quién en su sano juicio querrá poner una fábrica en una zona a cuya etnia no pertenece y exponerse a que “por un malentendido” como en Semuc, por ejemplo, lo macheteen o como en otros lados, lo quemen vivo? Más bien me pregunto si quienes les han envenenado la mente a estas buenas personas no lo han hecho con el fin último de adueñarse ellos de esas tierras manteniendo a los indígenas en el atraso más absoluto. Total, en río revuelto, ganancia de pescadores.

¿Creen los líderes indígenas que sus amigos daneses, noruegos, suecos, gringos o de dónde sean, vendrán luego a darles empleo? O será más bien que lo que buscan es como en Venezuela, expropiar las propiedades que hoy son privadas, ahuyentando a los dueños de las fincas, a los dueños de las tan odiadas hidroeléctricas, de las mineras, para que abandonen inversiones millonarias y las dejen tiradas para que se pierdan.

Algunos dicen que esas empresas abusan de los recursos naturales, si bien han cumplido con los estudios sobre impacto ambiental etc. Son tan cerrados, que si así pensara todo mundo, China, Brasil, Venezuela, USA, Rusia, Paquistán, Argentina, Canadá, Turquía, Malasia, Vietnam, Irán, Serbia, Mozambique, Egipto y Suiza no tendrían las hidroeléctricas más grandes del planeta. Ah, pero es aquí dónde las hidroeléctricas no deben existir. Quieren energía eléctrica barata, quieren desarrollo, pues sin eso que se olviden del tema porque sin energía no existe nada, de nada. Una hidroeléctrica no se crea con donaciones, con buenas intenciones, requiere conocimiento e inversión. Una mina no se explota hoy día sin tecnología, o creen que podrán explotarla en mejor forma con técnicas “ancestrales” como hacen con la agricultura, habiendo dicho la FAO que la tala y rosa es dañina para los suelos.

Modernizar la Constitución requiere leyes de vanguardia, generales, que ayuden al ciudadano a vivir en armonía en sociedad, a prosperar, a producir, a ser mejor persona. No son pues con leyes separatistas, exclusivistas y específicas que lograremos sacar adelante a Guatemala. Divide y vencerás, y eso es lo que están tratando de lograr quienes no hay modo que lleguen al poder por las vías legales.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Señores, ¡despierten!

Redacción República
14 de febrero, 2017

El tema del derecho ancestral sigue sin cobrar la importancia que debiera. Quizás si todos los medios reportaran más a fondo los cuantiosos casos de absoluto abuso que sufren los supuestos violadores de la ley en poblaciones dónde se aplican flagelaciones, palizas, encarcelamientos en celdas en condiciones infrahumanas, etc., la opinión pública comprendería que permitir semejantes practicas bajo derecho constitucional es como volver a los tiempos de las cavernas. La lógica, por ende, indicaría que apoyar este tipo de “justicia” equiparándolo a un derecho, es apoyar la tortura porque esos castigos son precisamente eso, formas de tortura. ¿Cómo es posible que los líderes indígenas nos digan que no buscan dividir al país, cuando se están apartando de las leyes que nos unen a todos por igual como guatemaltecos?

El tema es controversial y delicado, en un contexto en el que por diversos miedos, la gran mayoría de diputados están por aprobar un proyecto que a un grupito le suena bonito, aunque constituye una forma de división, y la tendencia mundial sea hacia la igualdad. Es ahora que los señores diputados debieran demostrar su valentía, poniendo la lógica y la unidad nacional por encima de sus propios temores, y si tienen cola, pues afronten las consecuencias pero voten con gallardía. Por décadas la humanidad ha venido luchando por igualdad de derechos, en todas sus formas. Por castigos más “humanos”, que no incluyan formas de humillación o maltrato físico a las personas. Es ir para atrás, devuelta al subdesarrollo más profundo.

Me pregunto ¿quién les habrá vendido la idea a estas personas, que no dudo sean personas de bien y buenos seres humanos, de que está bien separarse del resto de la ciudadanía con leyes específicas? La Ley es una, la Constitución es una, es y debe ser igual para todos. Punto y basta. ¿O será que les han prometido algo a cambio?

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En el interior del país lo que faltan son oportunidades, infraestructura, trabajo, etc. y todo eso no llegará con esta ley. ¿Quién en su sano juicio querrá poner una fábrica en una zona a cuya etnia no pertenece y exponerse a que “por un malentendido” como en Semuc, por ejemplo, lo macheteen o como en otros lados, lo quemen vivo? Más bien me pregunto si quienes les han envenenado la mente a estas buenas personas no lo han hecho con el fin último de adueñarse ellos de esas tierras manteniendo a los indígenas en el atraso más absoluto. Total, en río revuelto, ganancia de pescadores.

¿Creen los líderes indígenas que sus amigos daneses, noruegos, suecos, gringos o de dónde sean, vendrán luego a darles empleo? O será más bien que lo que buscan es como en Venezuela, expropiar las propiedades que hoy son privadas, ahuyentando a los dueños de las fincas, a los dueños de las tan odiadas hidroeléctricas, de las mineras, para que abandonen inversiones millonarias y las dejen tiradas para que se pierdan.

Algunos dicen que esas empresas abusan de los recursos naturales, si bien han cumplido con los estudios sobre impacto ambiental etc. Son tan cerrados, que si así pensara todo mundo, China, Brasil, Venezuela, USA, Rusia, Paquistán, Argentina, Canadá, Turquía, Malasia, Vietnam, Irán, Serbia, Mozambique, Egipto y Suiza no tendrían las hidroeléctricas más grandes del planeta. Ah, pero es aquí dónde las hidroeléctricas no deben existir. Quieren energía eléctrica barata, quieren desarrollo, pues sin eso que se olviden del tema porque sin energía no existe nada, de nada. Una hidroeléctrica no se crea con donaciones, con buenas intenciones, requiere conocimiento e inversión. Una mina no se explota hoy día sin tecnología, o creen que podrán explotarla en mejor forma con técnicas “ancestrales” como hacen con la agricultura, habiendo dicho la FAO que la tala y rosa es dañina para los suelos.

Modernizar la Constitución requiere leyes de vanguardia, generales, que ayuden al ciudadano a vivir en armonía en sociedad, a prosperar, a producir, a ser mejor persona. No son pues con leyes separatistas, exclusivistas y específicas que lograremos sacar adelante a Guatemala. Divide y vencerás, y eso es lo que están tratando de lograr quienes no hay modo que lleguen al poder por las vías legales.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo