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Ciegos o diletantes

Betty Marroquin
01 de marzo, 2017

Si tenemos una carretera de dos vías indispensable para la locomoción de productos y personas que está llena de agujeros, con un asfalto en no malas sino pésimas condiciones, y que el gobierno no tiene el dinero para repararla, ¿nos alegramos que venga una empresa privada y la componga, o nos enojamos “porque seguro se quieren robar algo” y le hacemos la guerra? Si alguien corre el cuantioso riesgo de comprar los materiales y el equipo para arreglar la carretera, la vuelve de 4 carriles, bien asfaltada, le da mantenimiento y vemos que podemos transitar por ella a menor costo (no se nos arruinan las llantas, no corremos peligro de problemas con el auto, etc), hacemos menos tiempo de punto A a punto B, ¿qué hacemos? Destruimos la carretera, le tratamos de quitar la empresa al constructor o de llevarlo a la ruina (así ya nadie le da mantenimiento y se arruina de nuevo) o ¿qué otra brillante idea tendremos? Es exactamente lo mismo que estamos viendo acontecer con el tema de las hidroeléctricas. Este ejemplo lo dio un experto el otro día, y francamente, el que no quiere ver o es ciego o es estúpido, o es un aprovechado vividor que lucra de mantener a Guatemala en el atraso.  Y pensar que todo este caos se deriva de un delincuente embaucador con casos pendientes ante la justicia.  Realmente para estos parásitos aprovechados de la bondad o de la estupidez de los donantes en Europa, Canadá y Estados Unidos, han encontrado una mina de oro en Guatemala.

En Guatemala, la Asociación de Generadores con Energía Renovable (AGER) promueve la energía a base de agua, viento, sol y geotérmica. Tiene 50 asociados que más o menos representan 900 MW y cuya red de abastecimiento de energía a nivel nacional a llevado a Guatemala a los niveles más económicos del hemisferio. Esto se ha logrado en pocos años gracias a una Ley General de Electricidad realizada con el modelo británico y perfeccionada por el modelo chileno, o sea, no precisamente inspirada en países mediocres dónde el tema es mal manejado. A veces los chapines hacemos las cosas bien hechas, y esta Ley es un ejemplo. 

Dadas las condiciones que presenta Guatemala, ante los apagones que sufrimos en un pasado aún cercano, en el 2008, las hidroeléctricas eran y siguen siendo la opción más lógica a seguir. Los paneles solares y las eólicas, por ejemplo, por ahora siguen siendo demasiado costosas. Si bien incentivan alternativas, todos los países más desarrollados usan hidroeléctricas. Curiosamente, Noruega, principal financista de quienes se oponen a que en Guatemala las tengamos, produce 30 mil MW (sí, treinta MIL) para 3 veces menos población que Guatemala. Ah, pero nosotros no podemos tener hidroeléctricas a pesar de usar la misma tecnología de vanguardia, de cumplir con los principios medioambientales, de realizar las consultas a la comunidad, y de aplicar a cabalidad la Ley. Para 1990, la cobertura de energía era del 42.8 %. Hoy día la cobertura es del 90.2%. Claro, pero eso es malo, según los diletantes que se oponen al servicio. Esto se debe a una inversión de $7,000 millones (no Quetzales), para diversificar la matriz energética; $400 millones invertidos en el sistema de transmisión; y $1200 millones de inversión en distribución. Esto nos ha llevado a no sufrir apagones como antes, y la tarifa que pagamos hoy es la mitad de lo que pagábamos hace pocos años. 

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Si los honorables señores Magistrados insisten en su posición avalando el amparo interpuesto por un delincuente que según los pobladores de las zonas dónde se encuentran las hidroeléctricas NO los representa, sufriremos un sobrecosto DIARIO de generación de energía de Q2.6 millones en época seca, que aumentan en el invierno. Ese sobrecosto será trasladado por el Estado directamente a todos los consumidores, incluyendo a los brillantes Magistrados cada vez que consuman energía eléctrica. Con el aumento de la demanda (al aumentar la población), si no se continúa la construcción de hidroeléctricas el costo aumentará en un 400% en el futuro. Volveremos a los apagones y a racionar la energía. 

Cabe mencionar que la resolución emitida por la Corte de Constitucionalidad es tan ejemplar y dice tanto, que en lugar de hidroeléctricas habla de mineras en varios párrafos, como si hubiesen copiado alguna de sus otros brillantes dictámenes contra las mineras, que también son esenciales para la generación de empleo y desarrollo del interior del país. Si, un “copia y pega” que olvidaron adaptar a las hidroeléctricas. Mediocracia pura, por no decir otra cosa.

No se necesita ser un neurocirujano para entender las cifras, usar la lógica simple es suficiente. Queremos un país desarrollado, pero sin energía eléctrica a bajo costo jamás lograremos salir adelante. El Estado NUNCA invertirá en esto como lo hace el sector productivo nacional y extranjero que operan en Guatemala. Todo ha sido licitado públicamente, con participación de inversionistas nacionales y extranjeros, aquí no veremos micos aparejados. Invertir en una nación volátil e inestable como esta es un concepto que parece ser demasiado complejo para ser comprendido por las mentes de muchos burócratas (diputados y Magistrados principalmente, que confunden mineras con hidroeléctricas) que jamás han sabido lo que es pagar deudas de inversión a bancos, pagar salarios y prestaciones a sus trabajadores, que no saben lo que es afrontar proveedores y compromisos legalmente adquiridos para proveer un servicio o producir un bien. Y si no es falta de materia gris, es falta de ética y decencia, porque seguro esperan mordida o sacar algo para sus cuentas bancarias al perder todos nosotros. 

Esperamos usen sus dos dedos de frente y termine esta payasada antes de que nos cueste extremadamente caro a los consumidores y al país en sí. Adicionalmente al hecho de que Guatemala retrocederá aún más en la lista de países atractivos a la inversión, la generación será de desempleo masivo y no de empleo, y la migración al norte incrementará drásticamente con o sin los centavos del Plan de la Alianza para la Prosperidad. Eso quieren los señores que se oponen a las hidroeléctricas. Alarmista, para nada. La matemática no miente. 

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Ciegos o diletantes

Betty Marroquin
01 de marzo, 2017

Si tenemos una carretera de dos vías indispensable para la locomoción de productos y personas que está llena de agujeros, con un asfalto en no malas sino pésimas condiciones, y que el gobierno no tiene el dinero para repararla, ¿nos alegramos que venga una empresa privada y la componga, o nos enojamos “porque seguro se quieren robar algo” y le hacemos la guerra? Si alguien corre el cuantioso riesgo de comprar los materiales y el equipo para arreglar la carretera, la vuelve de 4 carriles, bien asfaltada, le da mantenimiento y vemos que podemos transitar por ella a menor costo (no se nos arruinan las llantas, no corremos peligro de problemas con el auto, etc), hacemos menos tiempo de punto A a punto B, ¿qué hacemos? Destruimos la carretera, le tratamos de quitar la empresa al constructor o de llevarlo a la ruina (así ya nadie le da mantenimiento y se arruina de nuevo) o ¿qué otra brillante idea tendremos? Es exactamente lo mismo que estamos viendo acontecer con el tema de las hidroeléctricas. Este ejemplo lo dio un experto el otro día, y francamente, el que no quiere ver o es ciego o es estúpido, o es un aprovechado vividor que lucra de mantener a Guatemala en el atraso.  Y pensar que todo este caos se deriva de un delincuente embaucador con casos pendientes ante la justicia.  Realmente para estos parásitos aprovechados de la bondad o de la estupidez de los donantes en Europa, Canadá y Estados Unidos, han encontrado una mina de oro en Guatemala.

En Guatemala, la Asociación de Generadores con Energía Renovable (AGER) promueve la energía a base de agua, viento, sol y geotérmica. Tiene 50 asociados que más o menos representan 900 MW y cuya red de abastecimiento de energía a nivel nacional a llevado a Guatemala a los niveles más económicos del hemisferio. Esto se ha logrado en pocos años gracias a una Ley General de Electricidad realizada con el modelo británico y perfeccionada por el modelo chileno, o sea, no precisamente inspirada en países mediocres dónde el tema es mal manejado. A veces los chapines hacemos las cosas bien hechas, y esta Ley es un ejemplo. 

Dadas las condiciones que presenta Guatemala, ante los apagones que sufrimos en un pasado aún cercano, en el 2008, las hidroeléctricas eran y siguen siendo la opción más lógica a seguir. Los paneles solares y las eólicas, por ejemplo, por ahora siguen siendo demasiado costosas. Si bien incentivan alternativas, todos los países más desarrollados usan hidroeléctricas. Curiosamente, Noruega, principal financista de quienes se oponen a que en Guatemala las tengamos, produce 30 mil MW (sí, treinta MIL) para 3 veces menos población que Guatemala. Ah, pero nosotros no podemos tener hidroeléctricas a pesar de usar la misma tecnología de vanguardia, de cumplir con los principios medioambientales, de realizar las consultas a la comunidad, y de aplicar a cabalidad la Ley. Para 1990, la cobertura de energía era del 42.8 %. Hoy día la cobertura es del 90.2%. Claro, pero eso es malo, según los diletantes que se oponen al servicio. Esto se debe a una inversión de $7,000 millones (no Quetzales), para diversificar la matriz energética; $400 millones invertidos en el sistema de transmisión; y $1200 millones de inversión en distribución. Esto nos ha llevado a no sufrir apagones como antes, y la tarifa que pagamos hoy es la mitad de lo que pagábamos hace pocos años. 

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Si los honorables señores Magistrados insisten en su posición avalando el amparo interpuesto por un delincuente que según los pobladores de las zonas dónde se encuentran las hidroeléctricas NO los representa, sufriremos un sobrecosto DIARIO de generación de energía de Q2.6 millones en época seca, que aumentan en el invierno. Ese sobrecosto será trasladado por el Estado directamente a todos los consumidores, incluyendo a los brillantes Magistrados cada vez que consuman energía eléctrica. Con el aumento de la demanda (al aumentar la población), si no se continúa la construcción de hidroeléctricas el costo aumentará en un 400% en el futuro. Volveremos a los apagones y a racionar la energía. 

Cabe mencionar que la resolución emitida por la Corte de Constitucionalidad es tan ejemplar y dice tanto, que en lugar de hidroeléctricas habla de mineras en varios párrafos, como si hubiesen copiado alguna de sus otros brillantes dictámenes contra las mineras, que también son esenciales para la generación de empleo y desarrollo del interior del país. Si, un “copia y pega” que olvidaron adaptar a las hidroeléctricas. Mediocracia pura, por no decir otra cosa.

No se necesita ser un neurocirujano para entender las cifras, usar la lógica simple es suficiente. Queremos un país desarrollado, pero sin energía eléctrica a bajo costo jamás lograremos salir adelante. El Estado NUNCA invertirá en esto como lo hace el sector productivo nacional y extranjero que operan en Guatemala. Todo ha sido licitado públicamente, con participación de inversionistas nacionales y extranjeros, aquí no veremos micos aparejados. Invertir en una nación volátil e inestable como esta es un concepto que parece ser demasiado complejo para ser comprendido por las mentes de muchos burócratas (diputados y Magistrados principalmente, que confunden mineras con hidroeléctricas) que jamás han sabido lo que es pagar deudas de inversión a bancos, pagar salarios y prestaciones a sus trabajadores, que no saben lo que es afrontar proveedores y compromisos legalmente adquiridos para proveer un servicio o producir un bien. Y si no es falta de materia gris, es falta de ética y decencia, porque seguro esperan mordida o sacar algo para sus cuentas bancarias al perder todos nosotros. 

Esperamos usen sus dos dedos de frente y termine esta payasada antes de que nos cueste extremadamente caro a los consumidores y al país en sí. Adicionalmente al hecho de que Guatemala retrocederá aún más en la lista de países atractivos a la inversión, la generación será de desempleo masivo y no de empleo, y la migración al norte incrementará drásticamente con o sin los centavos del Plan de la Alianza para la Prosperidad. Eso quieren los señores que se oponen a las hidroeléctricas. Alarmista, para nada. La matemática no miente. 

República es ajena a la opinión expresada en este artículo