Pareciera que quienes deciden los contenidos de la página web oficial de Odebrecht (www.odebrecht.com) no han dimensionado la crisis que vive la empresa constructora, acusada de pagar sobornos a autoridades de varios países de Latinoamérica en el marco de un caso de corrupción sin precedentes por estos lares debido a un intrincado, complejo y sofisticado sistema de pago de coimas a funcionarios.
Ajeno a toda realidad, el portal web de Odebrecht continúa intentando transmitir una imagen de empresa exitosa y socialmente responsable cuando su reputación empresarial está por los suelos, completamente destruida. Resulta tragicómico leer mensajes como “Dialogar, Renovar, Evolucionar: Odebrecht 2016” o “Trabaje con nosotros: registre su currículo en los negocios de la organización, conozca nuestra cultura, nuestros valores e integrantes”. Naturalmente, es muy probable que el flujo de recepción de currículums vitae por parte del departamento de recursos humanos de Odebrecht haya disminuido drásticamente debido al escándalo.
Solo al navegar por la página web y lograr acceder a su salón virtual de prensa, un visitante curioso podrá encontrar -bien escondido-, el posicionamiento de la empresa: con fecha 01 de diciembre de 2016, el texto “Disculpe, Odebrecht se equivocó” recoge un mea culpa, disculpas y una lista de buenas intenciones para volver a ser una empresa ética, íntegra y transparente. Como si todo lo mal obrado se pudiera “borrar con el codo” y recobrar la confianza del público fuera tan simple como exponer el “Compromiso Odebrecht”.
Meses más tarde, quienes deseamos conocer si esta empresa está gestionando asertivamente la crisis, nos encontramos con otro boletín de prensa sorprendente: “Odebrecht S.A. alcanza nivel activo de Pacto Global de la ONU”, la red de responsabilidad social más importante del mundo. Por el bien del prestigio y credibilidad de esta iniciativa internacional que promueve la RSE en los ámbitos de los derechos humanos, normas laborales, medio ambiente y lucha contra la corrupción, la ONU debería llamar a informar a Odebrecht. Es impresentable que utilicen el Pacto Global para intentar llevar a cabo un lavado de imagen.
¿Qué pasará con esta organización empresarial de más de 73 años de trayectoria? ¿Sobrevivirá? No lo sabemos. Pero sí esperaríamos una gestión de comunicación de crisis más acertada, realista y empática a partir de un nuevo comportamiento corporativo, informando de forma oportuna y transparente a sus grupos de interés acerca de, por ejemplo, los avances de su situación legal actual, cambios en gobierno corporativo, nuevos nombramientos a nivel de dirección y planes concretos para construir una cultura corporativa libre de corrupción y malas prácticas.
Pero mientras tanto, los responsables de contenidos de la página web de Odebrecht insisten en tratar de “vendernos” a la multinacional exitosa, como si no hubiera pasado nada y su mundo de esplendor y éxito empresariales se mantuviera vigente. O están viendo el “vaso medio lleno” o, sencillamente, están implementando una gestión comunicacional totalmente ajena a la realidad y carente de toda credibilidad.
Pareciera que quienes deciden los contenidos de la página web oficial de Odebrecht (www.odebrecht.com) no han dimensionado la crisis que vive la empresa constructora, acusada de pagar sobornos a autoridades de varios países de Latinoamérica en el marco de un caso de corrupción sin precedentes por estos lares debido a un intrincado, complejo y sofisticado sistema de pago de coimas a funcionarios.
Ajeno a toda realidad, el portal web de Odebrecht continúa intentando transmitir una imagen de empresa exitosa y socialmente responsable cuando su reputación empresarial está por los suelos, completamente destruida. Resulta tragicómico leer mensajes como “Dialogar, Renovar, Evolucionar: Odebrecht 2016” o “Trabaje con nosotros: registre su currículo en los negocios de la organización, conozca nuestra cultura, nuestros valores e integrantes”. Naturalmente, es muy probable que el flujo de recepción de currículums vitae por parte del departamento de recursos humanos de Odebrecht haya disminuido drásticamente debido al escándalo.
Solo al navegar por la página web y lograr acceder a su salón virtual de prensa, un visitante curioso podrá encontrar -bien escondido-, el posicionamiento de la empresa: con fecha 01 de diciembre de 2016, el texto “Disculpe, Odebrecht se equivocó” recoge un mea culpa, disculpas y una lista de buenas intenciones para volver a ser una empresa ética, íntegra y transparente. Como si todo lo mal obrado se pudiera “borrar con el codo” y recobrar la confianza del público fuera tan simple como exponer el “Compromiso Odebrecht”.
Meses más tarde, quienes deseamos conocer si esta empresa está gestionando asertivamente la crisis, nos encontramos con otro boletín de prensa sorprendente: “Odebrecht S.A. alcanza nivel activo de Pacto Global de la ONU”, la red de responsabilidad social más importante del mundo. Por el bien del prestigio y credibilidad de esta iniciativa internacional que promueve la RSE en los ámbitos de los derechos humanos, normas laborales, medio ambiente y lucha contra la corrupción, la ONU debería llamar a informar a Odebrecht. Es impresentable que utilicen el Pacto Global para intentar llevar a cabo un lavado de imagen.
¿Qué pasará con esta organización empresarial de más de 73 años de trayectoria? ¿Sobrevivirá? No lo sabemos. Pero sí esperaríamos una gestión de comunicación de crisis más acertada, realista y empática a partir de un nuevo comportamiento corporativo, informando de forma oportuna y transparente a sus grupos de interés acerca de, por ejemplo, los avances de su situación legal actual, cambios en gobierno corporativo, nuevos nombramientos a nivel de dirección y planes concretos para construir una cultura corporativa libre de corrupción y malas prácticas.
Pero mientras tanto, los responsables de contenidos de la página web de Odebrecht insisten en tratar de “vendernos” a la multinacional exitosa, como si no hubiera pasado nada y su mundo de esplendor y éxito empresariales se mantuviera vigente. O están viendo el “vaso medio lleno” o, sencillamente, están implementando una gestión comunicacional totalmente ajena a la realidad y carente de toda credibilidad.