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¿Quo vadis Guatemala?

Diana Brown
06 de marzo, 2017

Los inusuales acontecimientos que suceden diariamente en Guatemala son motivo de retirarse del giro del quehacer diario, tomar un paso hacia atrás, sentarse y observar con la mayor objetividad posible, cuál es el hilo que une este tejido que se está formando.

La paciencia es una virtud; la visión es una meta; la tenacidad es la energía perpetua que impulsa el andar sobre la ruta para llegar a esa meta puntual y clara, que  es evidente para la persona quien la estableció. Su efectividad será resultado de la disciplina de continuar en su desarrollo.

Las visiones pueden compartirse; algunas son más evidentes que otras;  otras son más discretas. Todas se logran  por medio de la identificación plena con lo plasmado.

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De los sucesos curiosos, iniciando desde la actualidad hacia atrás, se observa el cierre de las hidroeléctricas. ¿Cuál fuese el razonamiento para provocar un aumento en el costo de la energía eléctrica? ¿Un costo aumentado que afecta a toda la población guatemalteca? No sólo el aumento en costo que se traslada directamente al consumidor, después de que se ha gozado de una continua baja de costo en los últimos años; la producción de energía hidroeléctrica es relativamente limpia. La generación por este medio  ha estimulado inversiones millonarias;  y  por una tarifa de más alcance, mayor uso de la energía, así creando ambientes de producción y hogares con mayor comodidad y hasta acceso a la tecnología.  Se provee una reducción de inversiones en Guatemala, y el posible riesgo de racionamiento de la electricidad. Como un lamentable suceso adicional, la perdida de 65,000 empleos.  Se resume en que las comunidades estarán seriamente afectadas, y por ende el bienestar nacional. ¿Con qué fin?

Otra iniciativa, de índole distinta, y con matices positivos, como el desarrollo de comunidades, cuidado de flora y fauna, y el aporte al bienestar de los colaboradas además del desarrollo de una actividad productiva, Mina Marlin, que cesó actividades recién, dejando iniciativas aún por finalizar, y vacías las oportunidades de trabajo. El cese de estas actividades económicas por razones conocidas, y, no tema de este momento, en vez de apoyar el crecimiento del país, abre la puerta a más pobreza.

Estos sucesos son de gran magnitud y han gozado de cobertura mediática, que a pesar de ello, aún están en el proceso de cierre.   Y la pregunta es ¿por qué?

La educación nos enseña que se debe observar y analizar los eventos; si existe un problema, se resuelve con los elementos necesarios, en la búsqueda de lo positivo, no lo negativo. Los errores de decisión abren la puerta a un procedimiento de aprendizaje y la intervención creativa en la solución: todo esto con el afán de mejorar.   Cuando se observan resultados como los dos anteriormente mencionados lo único que se viene a la mente es porqué, con qué fin, y quien se beneficiará.

El mismo sistema educativo se encuentra en momentos  fluctuantes. La reciente decisión de permitir que los niños de seis años puedan ser promovidos a primer grado, sin contemplar la adquisición de las destrezas necesarias, es preocupante. Si el niño no tiene la madurez suficiente, en vez de ser un adelanto para su aprendizaje, es el ingreso a un periodo de frustración, que pueda llevar al abandono y por ende, cada vez menos cobertura escolar.

¿Hacia dónde va Guatemala? Sin fuentes de trabajo, a oscuras,  con una educación tradicional que no satisface las necesidades del mundo moderno, sin dominar el idioma mundial de convivencia laboral el inglés,  cada día más fraccionado y separado, homicidios, extorsiones y aun más retos sociales. ¿Quién puede iluminar el camino de rescate para la población? Y cual es el rescate que se pretende?

El bien ponderado Platón dijo en La Republica: “La virtud no tiene dueño; sigue a quien la honra, y huye de quien la desdeña. Cada cual es responsable de su elección….”

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

¿Quo vadis Guatemala?

Diana Brown
06 de marzo, 2017

Los inusuales acontecimientos que suceden diariamente en Guatemala son motivo de retirarse del giro del quehacer diario, tomar un paso hacia atrás, sentarse y observar con la mayor objetividad posible, cuál es el hilo que une este tejido que se está formando.

La paciencia es una virtud; la visión es una meta; la tenacidad es la energía perpetua que impulsa el andar sobre la ruta para llegar a esa meta puntual y clara, que  es evidente para la persona quien la estableció. Su efectividad será resultado de la disciplina de continuar en su desarrollo.

Las visiones pueden compartirse; algunas son más evidentes que otras;  otras son más discretas. Todas se logran  por medio de la identificación plena con lo plasmado.

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De los sucesos curiosos, iniciando desde la actualidad hacia atrás, se observa el cierre de las hidroeléctricas. ¿Cuál fuese el razonamiento para provocar un aumento en el costo de la energía eléctrica? ¿Un costo aumentado que afecta a toda la población guatemalteca? No sólo el aumento en costo que se traslada directamente al consumidor, después de que se ha gozado de una continua baja de costo en los últimos años; la producción de energía hidroeléctrica es relativamente limpia. La generación por este medio  ha estimulado inversiones millonarias;  y  por una tarifa de más alcance, mayor uso de la energía, así creando ambientes de producción y hogares con mayor comodidad y hasta acceso a la tecnología.  Se provee una reducción de inversiones en Guatemala, y el posible riesgo de racionamiento de la electricidad. Como un lamentable suceso adicional, la perdida de 65,000 empleos.  Se resume en que las comunidades estarán seriamente afectadas, y por ende el bienestar nacional. ¿Con qué fin?

Otra iniciativa, de índole distinta, y con matices positivos, como el desarrollo de comunidades, cuidado de flora y fauna, y el aporte al bienestar de los colaboradas además del desarrollo de una actividad productiva, Mina Marlin, que cesó actividades recién, dejando iniciativas aún por finalizar, y vacías las oportunidades de trabajo. El cese de estas actividades económicas por razones conocidas, y, no tema de este momento, en vez de apoyar el crecimiento del país, abre la puerta a más pobreza.

Estos sucesos son de gran magnitud y han gozado de cobertura mediática, que a pesar de ello, aún están en el proceso de cierre.   Y la pregunta es ¿por qué?

La educación nos enseña que se debe observar y analizar los eventos; si existe un problema, se resuelve con los elementos necesarios, en la búsqueda de lo positivo, no lo negativo. Los errores de decisión abren la puerta a un procedimiento de aprendizaje y la intervención creativa en la solución: todo esto con el afán de mejorar.   Cuando se observan resultados como los dos anteriormente mencionados lo único que se viene a la mente es porqué, con qué fin, y quien se beneficiará.

El mismo sistema educativo se encuentra en momentos  fluctuantes. La reciente decisión de permitir que los niños de seis años puedan ser promovidos a primer grado, sin contemplar la adquisición de las destrezas necesarias, es preocupante. Si el niño no tiene la madurez suficiente, en vez de ser un adelanto para su aprendizaje, es el ingreso a un periodo de frustración, que pueda llevar al abandono y por ende, cada vez menos cobertura escolar.

¿Hacia dónde va Guatemala? Sin fuentes de trabajo, a oscuras,  con una educación tradicional que no satisface las necesidades del mundo moderno, sin dominar el idioma mundial de convivencia laboral el inglés,  cada día más fraccionado y separado, homicidios, extorsiones y aun más retos sociales. ¿Quién puede iluminar el camino de rescate para la población? Y cual es el rescate que se pretende?

El bien ponderado Platón dijo en La Republica: “La virtud no tiene dueño; sigue a quien la honra, y huye de quien la desdeña. Cada cual es responsable de su elección….”

República es ajena a la opinión expresada en este artículo