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Relación de Trump con Obama ya alcanza una década

Allan Martinez
06 de marzo, 2017

Washington, Estados Unidos | AFP |

La volátil relación que el presidente Donald Trump mantiene con su antecesor Barack Obama se arrastra ya durante una década, y paradójicamente pudo haber ayudado a lanzar la carrera política del millonario.

Trump fue el principal defensor de una teoría conspirativa que afirmaba que Obama no había nacido en Estados Unidos, y sin embargo se ha extendido en elogios tras la amarga elección presidencial, expresando el pasado mes que el primer presidente negro del país “le cae bien”.

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Pero la espectacular polémica que hizo estallar el último fin de semana, cuando acusó a Obama de ‘pinchar’ sus teléfonos durante la campaña electoral es un retorno a su retórica de años recientes, cuando la hostilidad era evidente.

La cambiante relación entre los dos comenzó en 2006, cuando el empresario de bienes raíces era una estrella de la televisión.

En diciembre de ese año, en una entrevista al diario New York Times -con el que entonces tenía buenas relaciones- Trump opinó que no era “una buena señal” que Obama, entonces un senador, se hubiera envuelto en negocios de bienes raíces con un empresario de Chicago.

“Pero él tiene algunas cualidades magníficas”, apuntó Trump de Obama en esa entrevista.

En los meses siguientes, mientras Obama pavimentaba su camino hacia la Casa Blanca, Trump no cesó de elogiarlo, al punto que en otra entrevista, en marzo de 2007, lo llamó “una estrella”.

Esos elogios continuaron después de la victoria de Obama en las elecciones de 2008. Pero en abril de 2009 Trump expresó preocupaciones con los gastos en el sistema de seguros de salud, inflación e impuestos.

“Muestre la partida de nacimiento”

La admiración se convirtió rápidamente en ácidas críticas, y en poco tiempo Trump se convirtió en la cara visible de una teoría marcada por tonos racistas sobre el lugar de nacimiento de Obama.

“¿Porqué no muestra su certificado de nacimiento?”, preguntó Trump durante una entrevista el 23 de marzo de 2011 a la red ABC.

La Casa Blanca lo hizo. Pero Obama esperó pacientemente: después de escuchar todo tipo de declaraciones de Trump sobre el tema, el presidente lo ridiculizó durante la cena anual de los corresponsales acreditados ante la Casa Blanca de ese año.

“Nadie está más orgulloso de poner un punto final sobre este asunto que el propio Donald. Así, podemos finalmente concentrarnos en lo que interesa: ¿Hemos falsificado la llegada a la Luna?”, dijo Obama.

Trump, que estaba sentado en una de las mesas en esa gala, quedó con la sonrisa congelada en el rostro ante las carcajadas generalizadas.

Para el escritor Adam Gopnik, quien en esa cena estaba en una mesa próxima, fue en ese momento que Trump, un hombre con una reconocida fragilidad para reaccionar a chistes y críticas, decidió que un día tendría su revancha.

“Esa noche, el sentimiento de humillación pública de Trump se tornó tan pesado que decidió, quizás de forma inconsciente, que tendría su revancha, tal vez disputar él mismo la presidencia”, escribió Gopnik en 2016.

Trump siguió apoyando públicamente la teoría de que Obama había nacido en algún país africano, aún cuando el tema ya era motivo de bromas.

“Una fuente extremadamente confiable ha llamado a mi oficina y me dijo que el certificado de nacimiento de Obama es un fraude”, escribió en la red Twitter en agosto de 2012, en plena campaña de Obama por su reelección.

El peor presidente de la historia

Ese mismo año, Obama bromeó en una entrevista que la rivalidad con Trump había nacido ya “cuando ambos crecíamos juntos en Kenia”.

En 2016, cuando Trump ganó las primarias del Partido republicano y se convirtió formalmente en candidato presidencial, la hostilidad se tornó aún más evidente.

Obama respondió con fuertes críticas durante un discurso en el mes de agosto. Trump, dijo Obama, “parece no tener cualquier conocimiento básico de los temas críticos en Europa, en el Medio Oriente, en Asia, lo que significa que está terriblemente mal preparado para este trabajo”.

Al día siguiente, Trump volvió a la red Twitter para afirmar que Obama “será recordado quizá como el peor presidente en toda la historia de Estados Unidos”.

Finalmente, en el mes de septiembre, Trump admitió que Obama había nacido en Estados Unidos.

Dos días después de su victoria electoral, Obama recibió a Trump en la Casa Blanca, y el nuevo presidente llamó a su antecesor “un muy buen hombre”.

Pero en la ceremonia de su investidura, Trump volvió a la carga, al afirmar que la presidencia de Obama era un período oscuro en el que “hay poco para celebrar”.

Relación de Trump con Obama ya alcanza una década

Allan Martinez
06 de marzo, 2017

Washington, Estados Unidos | AFP |

La volátil relación que el presidente Donald Trump mantiene con su antecesor Barack Obama se arrastra ya durante una década, y paradójicamente pudo haber ayudado a lanzar la carrera política del millonario.

Trump fue el principal defensor de una teoría conspirativa que afirmaba que Obama no había nacido en Estados Unidos, y sin embargo se ha extendido en elogios tras la amarga elección presidencial, expresando el pasado mes que el primer presidente negro del país “le cae bien”.

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Pero la espectacular polémica que hizo estallar el último fin de semana, cuando acusó a Obama de ‘pinchar’ sus teléfonos durante la campaña electoral es un retorno a su retórica de años recientes, cuando la hostilidad era evidente.

La cambiante relación entre los dos comenzó en 2006, cuando el empresario de bienes raíces era una estrella de la televisión.

En diciembre de ese año, en una entrevista al diario New York Times -con el que entonces tenía buenas relaciones- Trump opinó que no era “una buena señal” que Obama, entonces un senador, se hubiera envuelto en negocios de bienes raíces con un empresario de Chicago.

“Pero él tiene algunas cualidades magníficas”, apuntó Trump de Obama en esa entrevista.

En los meses siguientes, mientras Obama pavimentaba su camino hacia la Casa Blanca, Trump no cesó de elogiarlo, al punto que en otra entrevista, en marzo de 2007, lo llamó “una estrella”.

Esos elogios continuaron después de la victoria de Obama en las elecciones de 2008. Pero en abril de 2009 Trump expresó preocupaciones con los gastos en el sistema de seguros de salud, inflación e impuestos.

“Muestre la partida de nacimiento”

La admiración se convirtió rápidamente en ácidas críticas, y en poco tiempo Trump se convirtió en la cara visible de una teoría marcada por tonos racistas sobre el lugar de nacimiento de Obama.

“¿Porqué no muestra su certificado de nacimiento?”, preguntó Trump durante una entrevista el 23 de marzo de 2011 a la red ABC.

La Casa Blanca lo hizo. Pero Obama esperó pacientemente: después de escuchar todo tipo de declaraciones de Trump sobre el tema, el presidente lo ridiculizó durante la cena anual de los corresponsales acreditados ante la Casa Blanca de ese año.

“Nadie está más orgulloso de poner un punto final sobre este asunto que el propio Donald. Así, podemos finalmente concentrarnos en lo que interesa: ¿Hemos falsificado la llegada a la Luna?”, dijo Obama.

Trump, que estaba sentado en una de las mesas en esa gala, quedó con la sonrisa congelada en el rostro ante las carcajadas generalizadas.

Para el escritor Adam Gopnik, quien en esa cena estaba en una mesa próxima, fue en ese momento que Trump, un hombre con una reconocida fragilidad para reaccionar a chistes y críticas, decidió que un día tendría su revancha.

“Esa noche, el sentimiento de humillación pública de Trump se tornó tan pesado que decidió, quizás de forma inconsciente, que tendría su revancha, tal vez disputar él mismo la presidencia”, escribió Gopnik en 2016.

Trump siguió apoyando públicamente la teoría de que Obama había nacido en algún país africano, aún cuando el tema ya era motivo de bromas.

“Una fuente extremadamente confiable ha llamado a mi oficina y me dijo que el certificado de nacimiento de Obama es un fraude”, escribió en la red Twitter en agosto de 2012, en plena campaña de Obama por su reelección.

El peor presidente de la historia

Ese mismo año, Obama bromeó en una entrevista que la rivalidad con Trump había nacido ya “cuando ambos crecíamos juntos en Kenia”.

En 2016, cuando Trump ganó las primarias del Partido republicano y se convirtió formalmente en candidato presidencial, la hostilidad se tornó aún más evidente.

Obama respondió con fuertes críticas durante un discurso en el mes de agosto. Trump, dijo Obama, “parece no tener cualquier conocimiento básico de los temas críticos en Europa, en el Medio Oriente, en Asia, lo que significa que está terriblemente mal preparado para este trabajo”.

Al día siguiente, Trump volvió a la red Twitter para afirmar que Obama “será recordado quizá como el peor presidente en toda la historia de Estados Unidos”.

Finalmente, en el mes de septiembre, Trump admitió que Obama había nacido en Estados Unidos.

Dos días después de su victoria electoral, Obama recibió a Trump en la Casa Blanca, y el nuevo presidente llamó a su antecesor “un muy buen hombre”.

Pero en la ceremonia de su investidura, Trump volvió a la carga, al afirmar que la presidencia de Obama era un período oscuro en el que “hay poco para celebrar”.