El jueves recién pasado tuve el honor y el gusto de conversar directamente con el Lic. Diego Morales, un guatemalteco oriundo de Quiché que se fue a los Estados Unidos cuando niño, se adaptó, aprendió el idioma, absorbió la cultura sin perder su esencia, y sobre todo, cultivó su materia gris. Egresado de la Escuela de Infantería del Ejército de los Estados Unidos, habiéndose enlistado por un profundo sentimiento de gratitud hacia el país que le diera la oportunidad de hacerse una vida digna, de la cual pudiera sentirse orgulloso. Con Maestrías de Purdue University, de Shanghai University of Finance and Economics, del TIAS School for Business and Society, del Tsinghua University, de la Central European University, IPADE Business School, y de la Universidad de Leibnitz en Hannover. Habla español, quiché, húngaro, italiano, portugués e inglés. ¿Cuántos guatemaltecos tenemos un currículo semejante? Y lo más admirable, es que es un ser humano sencillo, una persona sin egos y presunciones, un hombre que basa sus acciones y su vida en su Fe férrea. Se siente tan chapín como estadounidense. Es además un orgulloso miembro de la prestigiosa Legión Americana. Ama ambos países, las tortillas igual que los hot-dogs. Su amor por el Estado de Indiana es inspirador. Ojalá más Guatemaltecos amaran a nuestra Guatemala con esa pasión y ese deseo de hacer algo positivo.

Su mensaje fue un mensaje de positivismo. Nos dijo que viene una nueva era para su país, de prosperidad basada en el restablecimiento de los valores que hicieron de los Estados Unidos la nación a la que millones de personas quisieran irse a vivir. Restablecer el respeto a la propiedad privada, al sector productivo, con certeza jurídica, libertad individual, y los valores tradicionales (anti aborto y matrimonio como definido originalmente, como bases fundamentales de la sociedad estadounidense).

Quienes conocemos el tema sabemos que el tema migratorio ha sido sacado de contexto por la ignorancia que predomina sobre el proceso legislativo, y por la agenda partidista e ideológica que desea desestabilizar una administración que ven como amenaza a sus intereses absolutamente socialistas, obtusos y retrógrados. Es producto de la frustración de los progres.  La realidad es que detestan lo que Trump y Pence representan, pero aman vivir en un país libre que les permite expresar sus incoherencias. Detestan lo que no entienden, y que a su vez, abusan diariamente, su derecho a disentir.

Durante su presentación organizada por la Cámara de Comercio Guatemalteco-Americana (AMCHAM) con el apoyo de Cancillería, Diego nos dijo a los guatemaltecos que no debemos tener miedo, a nada ni a nadie, debemos defender nuestros valores, nuestra libertad, nuestros principios. Sólo dejando los discursos viejos, viéndonos todos como guatemaltecos y no como ladinos o indígenas, unidos, saldremos adelante. El orden constitucional debe ser respetado, porque sin certeza jurídica y estabilidad democrática no podremos atraer ni sostener la inversión nacional y extranjera indispensables para ofrecer oportunidades a nuestra gente. Iniciar por invertir en educación, salud e infraestructura. Dijo claramente que la Administración Trump-Pence respetará la voluntad popular de no continuar usando los impuestos que pagan para financiar causas ideológicas partidistas y encima obtusas en países como el nuestro.

Los Estados Unidos quieren vecinos en orden, que se auto-respeten, que tengan coraje para defender lo suyo, que apoyen a su gente incluyendo los connacionales en el exterior, socios comerciales con los cuales intercambiar bienes y servicios, pero sobre todo, que sean respetuosos de la libertad. Es hora que aprendamos a ayudarnos a nosotros mismos.

República esa ajena a la opinión expresada en este artículo