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¿Y si peleamos, pero por principios?

Carolina Castellanos
24 de marzo, 2017
Este artículo de pronto no tendrá mayor aceptación ni amplia lectura. En nuestra Guatemala de hoy, la polarización es tan extrema, que lo único que vale es la descalificación de los que no piensan igual que uno. Pero me surgió la idea después de sostener una amena conversación con un amigo.
Muchos criticamos a los otros, damos argumentos racionales, tratamos de ganar las batallas. Otros utilizan argumentos emocionales para defender su punto. Y están aquellos que van más allá de la razón y la emoción, y llegan al insulto.
En medio de todo, nos entretenemos, compartimos memes, columnas de opinión, tuits, de todo, utilizando todas las redes sociales. Pero, ¿estamos realmente ganando las batallas?
Puede ser que si, algunas al menos. Pero pienso que las batallas que realmente debemos librar son aquellas que buscan fomentar principios.
Soy libertaria y, como tal, estoy en desacuerdo con prácticamente todos los argumentos y acciones de la izquierda, de moderada a radical. Pero, debo reconocer que algunos argumentos son válidos para mi, cuando estoy de acuerdo con el principio qué hay detrás.
Por ejemplo, con la reciente tragedia que dejó como saldo 40 niñas fallecidas, todos los argumentos relativos al abandono, maltrato, descuido, abusos y vejámenes, fueron válidos prácticamente para todos los guatemaltecos. En ese mismo caso, quienes utilizaron la tragedia como plataforma política, llegando incluso a exigir la renuncia del presidente, fueron rechazados por la gran mayoría. Aquí no había principios, solo intereses mezquinos.
Si la contaminación del agua fuera realmente la preocupación de quienes culpan a las hidroeléctricas y minas de ocasionarla, los más que abundantes argumentos que demuestran lo contrario, serían suficientes.  Pero, siendo el dinero el nombre del juego de estos acusadores, no hay principios, solo intereses económicos para una micro minoría.
Si nos dedicáramos a defender principios, todas las batallas darían resultados positivos. Hoy gana un principio, mañana gana otro. Estaríamos construyendo Guatemala. Pero, mientras el enfoque sea el “derecho” de cada persona y de cada organización de “apropiarse” de los temas, de defender “su pedazo” a costa del principio universal de “juntos, todo es posible”, nunca vamos a construir país.
Para mí, un principio, que es a la vez un derecho, es el de la libertad. También lo es el de igualdad ante la ley. Podemos discutir sobre éstos, u otros, y al final, ganará Guatemala

¿Y si peleamos, pero por principios?

Carolina Castellanos
24 de marzo, 2017
Este artículo de pronto no tendrá mayor aceptación ni amplia lectura. En nuestra Guatemala de hoy, la polarización es tan extrema, que lo único que vale es la descalificación de los que no piensan igual que uno. Pero me surgió la idea después de sostener una amena conversación con un amigo.
Muchos criticamos a los otros, damos argumentos racionales, tratamos de ganar las batallas. Otros utilizan argumentos emocionales para defender su punto. Y están aquellos que van más allá de la razón y la emoción, y llegan al insulto.
En medio de todo, nos entretenemos, compartimos memes, columnas de opinión, tuits, de todo, utilizando todas las redes sociales. Pero, ¿estamos realmente ganando las batallas?
Puede ser que si, algunas al menos. Pero pienso que las batallas que realmente debemos librar son aquellas que buscan fomentar principios.
Soy libertaria y, como tal, estoy en desacuerdo con prácticamente todos los argumentos y acciones de la izquierda, de moderada a radical. Pero, debo reconocer que algunos argumentos son válidos para mi, cuando estoy de acuerdo con el principio qué hay detrás.
Por ejemplo, con la reciente tragedia que dejó como saldo 40 niñas fallecidas, todos los argumentos relativos al abandono, maltrato, descuido, abusos y vejámenes, fueron válidos prácticamente para todos los guatemaltecos. En ese mismo caso, quienes utilizaron la tragedia como plataforma política, llegando incluso a exigir la renuncia del presidente, fueron rechazados por la gran mayoría. Aquí no había principios, solo intereses mezquinos.
Si la contaminación del agua fuera realmente la preocupación de quienes culpan a las hidroeléctricas y minas de ocasionarla, los más que abundantes argumentos que demuestran lo contrario, serían suficientes.  Pero, siendo el dinero el nombre del juego de estos acusadores, no hay principios, solo intereses económicos para una micro minoría.
Si nos dedicáramos a defender principios, todas las batallas darían resultados positivos. Hoy gana un principio, mañana gana otro. Estaríamos construyendo Guatemala. Pero, mientras el enfoque sea el “derecho” de cada persona y de cada organización de “apropiarse” de los temas, de defender “su pedazo” a costa del principio universal de “juntos, todo es posible”, nunca vamos a construir país.
Para mí, un principio, que es a la vez un derecho, es el de la libertad. También lo es el de igualdad ante la ley. Podemos discutir sobre éstos, u otros, y al final, ganará Guatemala