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Cuaresma, una tradición de acordes infinitos

Alvaro Amaya
26 de marzo, 2017

Hace algunos días alguien me dijo que las marchas que acompañan a las procesiones son la muestra más grande de la música guatemalteca. Hay muchos artistas modernos talentosos, no pretendo quitar el mérito a nadie, pero démosle un momento a la idea.

La imagen que vino a mi cabeza es la de un monje anciano garabateando partituras en un convento de principios del Siglo IX. Después de todo, ¿habrá alguien que componga música sacra en pleno 2017? Investigando un poco, la respuesta me sorprendió: Sí, en Guatemala hay gente haciendo marchas para procesiones y es gente joven.

El Licenciado Luis Pedro Villagrán Ruiz, de 29 años, es compositor, arreglista y apasionado de la música sacra. Entre sus obras están “Dolorosa de Santa Teresa”, “Jesús del Pensamiento”, “El Nazareno Carmelita”, “INRI” y “Lamento…” Aprovechando que también es semiólogo musical, y que solo hay 20 en latinoamérica, es la persona indicada para hablar del tema.

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Pero volvamos a la idea original: ¿Son en realidad tan importantes las marchas? Esta es la entrevista que hice a Luis Pedro al respecto.

¿Es fácil componer una marcha, qué conocimientos son necesarios para componer una?

Se requiere un oído muy educado para establecer la melodía, las armonías y la instrumentación. Además de tener estudios en música, se requiere de conocimientos de orquestación, del registro de cada instrumento, de la intención que se quiere dar, de teoría musical y armonías.

¿Qué hace especial una marcha de Semana Santa? ¿Su historia, su complejidad técnica, que represente a una imagen o iglesia o es por el autor?

Hay que dejar claro que para cada persona hay una marcha. Cada marcha tiene algo especial y depende de la sensibilidad estética o la devoción personal el valor que se le otorga. Muchos compositores han logrado plasmar tan bien el sentimiento que produce la piedad popular, que sus piezas se han establecido como obras clave de la identidad guatemalteca. Muchas marchas tienen historias que han trascendido, como “La fosa”, “Una plegaria”, “Bodas de oro”, “Señor de la Merced” y “Dios es amor”, por mencionar escasos ejemplos. Las marchas oficiales de cada cortejo también tienen alto grado de iconicidad.

¿En qué otros países se componen marchas?

La marcha fúnebre, como género, se produce en países como Guatemala, España, El Salvador, Nicaragua, México, Italia, Portugal, Perú, Bolivia, Ecuador, Francia y Brasil. En cada país se toman referentes sonoros propios del lugar. Algunas marchas fúnebres españolas, son utilizadas en Guatemala como marchas triunfales, debido al tempo de interpretación. En Centroamérica, Guatemala, El Salvador y Nicaragua, han compartido repertorios desde hace más de un siglo. Marchas como “La Sangre de Cristo”, “El Duelo de la Patria”, o la misma “Chalchuapa y Barrios”, conocida en Guatemala como “Sacrificio”, son ejemplo de ello. Sí vale la pena recalcar que se ha logrado mayor penetración mundial con las marchas fúnebres guatemaltecas, en comparación con otros países. Aquí mismo se interpretan ahora marchas de compositores italianos, portugueses, españoles y polacos, entre otros.

¿Es fácil que una marcha sea asignada o consagrada a una imagen?

El momento de consagración de una marcha fúnebre a una imagen es un momento personal, entre el compositor y la imagen de su devoción. Que sea incluida en el programa de su procesión es otra historia. Muchas veces las marchas dedicadas a una imagen no son explotadas y se recurre a un programa de marchas fúnebres tradicionales. No se solicita el apoyo de un experto en el tema, como en algunas hermandades, que sí cuentan con programador que trabaja de la mano con la Junta Directiva para programar la lista de marchas fúnebres a ser interpretadas.

¿Las iglesias y hermandades pagan por las marchas?

Tradicionalmente, no. Las iglesias y hermandades no pagan por las marchas en sí. Pagan al director y a la banda de maestros que acompaña el cortejo. Cada director posee un archivo de marchas que se pone a disposición al momento de ser contactado. Si la hermandad o iglesia desea alguna marcha que no está en el archivo del director, este debe conseguir las partituras o hacer un arreglo para cumplir con el programa musical. Los librillos que los músicos llevan consigo durante las procesiones pueden parecer poca cosa; sin embargo, son fruto de, incluso, décadas de recopilación de partituras, de arreglos, de piezas intercambiadas entre maestros colegas, de diferentes consignaciones… El trabajo del director, archivero o coleccionista es ese: proteger la parte tangible de la música: su código, su lenguaje, sus enunciados puntuales. Sí se da el caso, ahora bien, de que una persona individual o asociación encarga a un compositor o arreglista la elaboración de una pieza. También hay compositores que venden algunas de sus partituras a otros colegas o personas particulares.

¿Quiénes son los autores más reconocidos?

Por cantidad de producción, Pedro Donis Flores, Manuel Antonio Ramírez Crocker, los hermanos Rojo, donde destaca Fabián Rojo Chacón; Alberto Velásquez Collado, Miguel Ángel Murcia Muñoz y Rafael García Reynolds, entre otros.

Por tradición, Santiago Coronado Porras, Mónico de León, Víctor Manuel Lara Gaitán, Brígido Porras Padilla, Salvador Antonio Iriarte Morales y Julio González Celis, entre otros.

¿Quiénes son los compositores nuevos de las últimas dos décadas?

Héctor Alfredo Gómez Barillas, Luis Adolfo Pirir Ávila, Edgar Emmanuel Reyes Robles, Carlos José Vielman Asencio, Saúl Alejandro López, José Arnoldo Franco, Christian Juárez Bermúdez, Willver Hernández Castillo, Cristian Alejandro González, Carlos Humberto Polanco y Marvin Eulalio Escobar, entre otros.

¿Existen marchas compuestas por mujeres?

Sí, aunque las compositoras no siempre son reconocidas, muchas mujeres han compuesto obras importantes como Mater Dolorosa de María Julia Quiñónez Ydígoras, Agnus Dei de María Antonia Luna, Salve Madre Dolorosa de María Antonia Luna, ¡Escúchame, Señor…! De Haydée Moncrieff Ruiz, ¿A dónde vas, Señor? De Francisca Eleonora Rodas Aranda, El Lamento de Romelia Guirola y Madre de la indulgencia de Daphne Llamas Oseida, para mencionar algunas.

¿Existen historias extraordinarias relacionadas a las marchas?

Existen leyendas, tradiciones orales, rumores y testimonios sobre muchas marchas fúnebres a lo largo de la historia del pentagrama guatemalteco. Desde el sueño vívido que inspiró a Anton Bradner a componer “Pasó, se fue…”, pasando por el adorno mercedario en el que un cuervo vigilaba las andas del Nazareno y que inspiró a Pedro Donis Flores a componer la marcha “El cuervo”, hasta la tradición oral de la marcha “Cristo Rey” de Miguel Zaltrón, la cual, se dice, era un bolero o danzón, y en el trío explícitamente replica el motivo de la canción “Rose de Picardie”, de Hayden Wood. Las charlas sobre marchas fúnebres albergan historias de compositores y compositoras, de musas e inspiraciones divinas. Agregan valor a la obra musical a manera de paratexto, ubicando cada marcha fúnebre en un contexto particular, del cual constantemente surgen referentes e intertextos musicales.

Responder la pregunta inicial diciendo que sí son importantes es simplificar lo que las marchas representan para los devotos, los estudiosos de la música y para la historia del país. No creo poder afirmar que son el epítome de la expresión artística, pero estoy convencido de la importancia de este tipo de música y que cada marcha es una emoción y una historia personal.

Sabiendo que no hay nada como la experiencia, te invitamos a escuchar las marchas más recomendadas por los cucuruchos de diferentes Hermandades.

 

Cuaresma, una tradición de acordes infinitos

Alvaro Amaya
26 de marzo, 2017

Hace algunos días alguien me dijo que las marchas que acompañan a las procesiones son la muestra más grande de la música guatemalteca. Hay muchos artistas modernos talentosos, no pretendo quitar el mérito a nadie, pero démosle un momento a la idea.

La imagen que vino a mi cabeza es la de un monje anciano garabateando partituras en un convento de principios del Siglo IX. Después de todo, ¿habrá alguien que componga música sacra en pleno 2017? Investigando un poco, la respuesta me sorprendió: Sí, en Guatemala hay gente haciendo marchas para procesiones y es gente joven.

El Licenciado Luis Pedro Villagrán Ruiz, de 29 años, es compositor, arreglista y apasionado de la música sacra. Entre sus obras están “Dolorosa de Santa Teresa”, “Jesús del Pensamiento”, “El Nazareno Carmelita”, “INRI” y “Lamento…” Aprovechando que también es semiólogo musical, y que solo hay 20 en latinoamérica, es la persona indicada para hablar del tema.

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Pero volvamos a la idea original: ¿Son en realidad tan importantes las marchas? Esta es la entrevista que hice a Luis Pedro al respecto.

¿Es fácil componer una marcha, qué conocimientos son necesarios para componer una?

Se requiere un oído muy educado para establecer la melodía, las armonías y la instrumentación. Además de tener estudios en música, se requiere de conocimientos de orquestación, del registro de cada instrumento, de la intención que se quiere dar, de teoría musical y armonías.

¿Qué hace especial una marcha de Semana Santa? ¿Su historia, su complejidad técnica, que represente a una imagen o iglesia o es por el autor?

Hay que dejar claro que para cada persona hay una marcha. Cada marcha tiene algo especial y depende de la sensibilidad estética o la devoción personal el valor que se le otorga. Muchos compositores han logrado plasmar tan bien el sentimiento que produce la piedad popular, que sus piezas se han establecido como obras clave de la identidad guatemalteca. Muchas marchas tienen historias que han trascendido, como “La fosa”, “Una plegaria”, “Bodas de oro”, “Señor de la Merced” y “Dios es amor”, por mencionar escasos ejemplos. Las marchas oficiales de cada cortejo también tienen alto grado de iconicidad.

¿En qué otros países se componen marchas?

La marcha fúnebre, como género, se produce en países como Guatemala, España, El Salvador, Nicaragua, México, Italia, Portugal, Perú, Bolivia, Ecuador, Francia y Brasil. En cada país se toman referentes sonoros propios del lugar. Algunas marchas fúnebres españolas, son utilizadas en Guatemala como marchas triunfales, debido al tempo de interpretación. En Centroamérica, Guatemala, El Salvador y Nicaragua, han compartido repertorios desde hace más de un siglo. Marchas como “La Sangre de Cristo”, “El Duelo de la Patria”, o la misma “Chalchuapa y Barrios”, conocida en Guatemala como “Sacrificio”, son ejemplo de ello. Sí vale la pena recalcar que se ha logrado mayor penetración mundial con las marchas fúnebres guatemaltecas, en comparación con otros países. Aquí mismo se interpretan ahora marchas de compositores italianos, portugueses, españoles y polacos, entre otros.

¿Es fácil que una marcha sea asignada o consagrada a una imagen?

El momento de consagración de una marcha fúnebre a una imagen es un momento personal, entre el compositor y la imagen de su devoción. Que sea incluida en el programa de su procesión es otra historia. Muchas veces las marchas dedicadas a una imagen no son explotadas y se recurre a un programa de marchas fúnebres tradicionales. No se solicita el apoyo de un experto en el tema, como en algunas hermandades, que sí cuentan con programador que trabaja de la mano con la Junta Directiva para programar la lista de marchas fúnebres a ser interpretadas.

¿Las iglesias y hermandades pagan por las marchas?

Tradicionalmente, no. Las iglesias y hermandades no pagan por las marchas en sí. Pagan al director y a la banda de maestros que acompaña el cortejo. Cada director posee un archivo de marchas que se pone a disposición al momento de ser contactado. Si la hermandad o iglesia desea alguna marcha que no está en el archivo del director, este debe conseguir las partituras o hacer un arreglo para cumplir con el programa musical. Los librillos que los músicos llevan consigo durante las procesiones pueden parecer poca cosa; sin embargo, son fruto de, incluso, décadas de recopilación de partituras, de arreglos, de piezas intercambiadas entre maestros colegas, de diferentes consignaciones… El trabajo del director, archivero o coleccionista es ese: proteger la parte tangible de la música: su código, su lenguaje, sus enunciados puntuales. Sí se da el caso, ahora bien, de que una persona individual o asociación encarga a un compositor o arreglista la elaboración de una pieza. También hay compositores que venden algunas de sus partituras a otros colegas o personas particulares.

¿Quiénes son los autores más reconocidos?

Por cantidad de producción, Pedro Donis Flores, Manuel Antonio Ramírez Crocker, los hermanos Rojo, donde destaca Fabián Rojo Chacón; Alberto Velásquez Collado, Miguel Ángel Murcia Muñoz y Rafael García Reynolds, entre otros.

Por tradición, Santiago Coronado Porras, Mónico de León, Víctor Manuel Lara Gaitán, Brígido Porras Padilla, Salvador Antonio Iriarte Morales y Julio González Celis, entre otros.

¿Quiénes son los compositores nuevos de las últimas dos décadas?

Héctor Alfredo Gómez Barillas, Luis Adolfo Pirir Ávila, Edgar Emmanuel Reyes Robles, Carlos José Vielman Asencio, Saúl Alejandro López, José Arnoldo Franco, Christian Juárez Bermúdez, Willver Hernández Castillo, Cristian Alejandro González, Carlos Humberto Polanco y Marvin Eulalio Escobar, entre otros.

¿Existen marchas compuestas por mujeres?

Sí, aunque las compositoras no siempre son reconocidas, muchas mujeres han compuesto obras importantes como Mater Dolorosa de María Julia Quiñónez Ydígoras, Agnus Dei de María Antonia Luna, Salve Madre Dolorosa de María Antonia Luna, ¡Escúchame, Señor…! De Haydée Moncrieff Ruiz, ¿A dónde vas, Señor? De Francisca Eleonora Rodas Aranda, El Lamento de Romelia Guirola y Madre de la indulgencia de Daphne Llamas Oseida, para mencionar algunas.

¿Existen historias extraordinarias relacionadas a las marchas?

Existen leyendas, tradiciones orales, rumores y testimonios sobre muchas marchas fúnebres a lo largo de la historia del pentagrama guatemalteco. Desde el sueño vívido que inspiró a Anton Bradner a componer “Pasó, se fue…”, pasando por el adorno mercedario en el que un cuervo vigilaba las andas del Nazareno y que inspiró a Pedro Donis Flores a componer la marcha “El cuervo”, hasta la tradición oral de la marcha “Cristo Rey” de Miguel Zaltrón, la cual, se dice, era un bolero o danzón, y en el trío explícitamente replica el motivo de la canción “Rose de Picardie”, de Hayden Wood. Las charlas sobre marchas fúnebres albergan historias de compositores y compositoras, de musas e inspiraciones divinas. Agregan valor a la obra musical a manera de paratexto, ubicando cada marcha fúnebre en un contexto particular, del cual constantemente surgen referentes e intertextos musicales.

Responder la pregunta inicial diciendo que sí son importantes es simplificar lo que las marchas representan para los devotos, los estudiosos de la música y para la historia del país. No creo poder afirmar que son el epítome de la expresión artística, pero estoy convencido de la importancia de este tipo de música y que cada marcha es una emoción y una historia personal.

Sabiendo que no hay nada como la experiencia, te invitamos a escuchar las marchas más recomendadas por los cucuruchos de diferentes Hermandades.