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Injusticia

Betty Marroquin
27 de marzo, 2017

Todos los días leemos lamento tras lamento de lo mal que está la violencia, de lo mal que están las instituciones del Estado, de todo lo que no nos parece en nuestro país. Todos estamos desesperados con esto, excepto quienes están causando este caos, porque es obvio quienes ganan con esto y no me refiero a los mareros. Leo comentarios en redes sociales cargados de sátira, odio, desdén y desprecio contra el Señor Presidente, como si fuese él solo quien pudiese cambiar nuestra realidad con una varita mágica. El otro día me decía una amiga que mejor hubiera ganado la otra candidata. Tenemos la memoria tan corta que hemos olvidado que el PP y su “mano dura” conquistó la mayoría del voto precisamente por lo malo que fue el gobierno de Colóm. Es una pena que nuestra desesperación y antipatías nos cieguen para no darnos cuenta que los problemas que estamos enfrentando son consecuencia de la espiral descendiente que cada tema ha venido sufriendo gracias a la dejadez de muchos.

Los gobiernos anteriores nos han heredado un marco legal deficiente, obtuso, ridículo, unos Acuerdos de Paz que han resultado ser un insulto a nuestra inteligencia, leyes que en algunos casos nos tiene con grilletes en el tobillo. Por ejemplo, la Ley de Compras y Contrataciones del Estado impide a las instituciones estatales, incluyendo las autónomas como los puertos de Santo Tomás de Castilla o Puerto Quetzal, inclusive comprar repuestos para sus equipos. Algo tan elemental como eso. Protestar y hacer paros y huelgas es fácil, pero usar los dos dedos de frente e informarse como que requiere voluntad. Con un techo máximo de Q25mil y repuestos que cuestan mucho más que eso, sólo queda a las empresas licitar. Sacar una licitación, que no sea estéril, y que dé resultados tarda aproximadamente 9 meses. Son tres meses para preparar la licitación, tres meses para que los aspirantes sometan sus propuestas, luego la etapa de elección del ganador, y luego que venga implementado el resultado. Si le suena absurdo, pues que pena, pero la gente tiene que entender en que desmadre está operando el Estado. ¿Es, o no es, un grillete en el tobillo del Estado? Ah, ¡pero criticar que la infraestructura está mal es tan fácil! Y como en infraestructura, todo lo demás.

Queremos que se aborde el tema de las maras, en un contexto que es favorable única y exclusivamente a los mareros. La policía los arresta y el sistema los libera. Cuando no los liberan, toman poder de las prisiones a las que los mandan, y como vimos en ese mal llamado “hogar seguro”, cunden el pánico en quienes tienen la desgracia de compartir paredes con ellos. Hacen lo que se les da la gana. ¿Y luego se preguntan porqué la mayoría de guatemaltecos apoyamos la pena de muerte? Queremos que la policía actúe, pero cuando lo hacen castigamos a los policías. El malo siempre es el uniformado, según quienes aplican nuestras leyes y tienen la autoridad como administradores de justicia. Si un policía mata a un marero, va preso. Si un marero asesina a un policía, o a varios, sus compinches le dan un premio. En redes vimos en los últimos días como tanto ciudadano pide a voces que salgan los Kaibiles a combatir a los mareros. Francamente, con el entrenamiento que tienen, creo que son los únicos que podrían hacer algo. Pero ¿como pedirles que se arriesguen por nosotros, cuando al igual que a los policías, lo único que quieren nuestros administradores de INJUSTICIA es meterlos presos?

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Y como si el tema de infraestructura y el de la administración de injusticia (si, injusticia) no fueran suficientes, tenemos el tema del conflicto social que algunos quieren esconder como pretender tapar el sol con un dedo, pero que va de la mano con lo demás porque deriva de la misma mentalidad y visión. Cuando nos preguntamos como hemos llegado hasta este caos, invasiones de tierras a granel, paros a cada rato, gente que pide resarcimientos hasta por voltear a ver, juicios ficticios con pruebas falsas y violaciones evidentes al debido proceso, caza de brujas contra quienes no la piensan como ellos, y en suma, esa nueva guerrilla judicial y legal con la que nos enfrentamos, vemos que en gran medida, los sectores tradicionales tienen mucha culpa. La omisión, la ceguera, la cobardía, la falta de decisión, la comodidad, ha llevado a que quienes hoy día son los protegidos de los verdugos de Guate lucren de la industria del resarcimiento, que se basa en mantener en la desgracia a Guatemala, mientras han vendido por décadas una imagen del sector productivo que los pinta en el exterior como una partida de señores feudales que lucran de la desgracia del pueblo y en especial de los indígenas. Mentalidad que solo genera más pobreza.

La delincuencia afecta todos los niveles sociales, si bien más directamente a los que salen a diario responsablemente hacia su trabajo pidiéndole a Dios regresar sanos y salvos a casa al final de la jornada. Pagan el plato los pilotos de los autobuses, las empleadas que salen tarde del lugar de trabajo y vienen ultrajadas, violentadas, o cuando les va mejor, simplemente asaltadas. Pagan el plato todos los empleados, los extorsionados, las mujeres, los ancianos y los niños.

No pienso ni remotamente lanzarme al ruedo político, pero antes de apuntar con el dedo a los funcionarios de turno trato de analizar y pensar si se puede arreglar más rápido, como están los sindicatos, que les impide actuar. Mientras escuchaba al Señor Presidente Constitucional de la República en Agritrade, gente sentada detrás de mí no pararon de criticar al Presidente cuando habló de lo que se debe de hacer, criticaron cuando habló de lo que se ha hecho, y criticaron cuando dio a conocer los planes a inmediato y mediano plazo. Lo bueno que dijo el Presidente Morales, que obviamente los medios no quieren diseminar por las razones evidentes, a muchos nos resultó alentador pero a los sarcásticos de siempre les choca. Si hace, mal. Si no hace, mal. Si son tan inteligentes y tienen las soluciones, propónganlas. Pero los que se especializan en criticar, ser sangrón e irónico, con contadas excepciones, lo hacen escondidos detrás de nombres ficticios, caricaturas o máscaras. Si creen que pueden hacer un mejor trabajo que las autoridades actuales, preparen su proyecto político, y tírense al agua.

En este caos que estamos enfrentando, lo que Guatemala necesita es que nos unamos. Los buenos somos más, sólo que los buenos salimos a trabajar y a ser responsables y productivos y no tenemos tiempo para perderlo en paros y huelgas que sólo le fastidian la vida al prójimo. Los buenos queremos construir y producir, y ver hacia adelante, pero necesitamos funcionarios fuertes y valientes, que operen en instituciones sólidas basadas en un marco legal congruente y lógico, y sustentadas por un sistema de justicia objetivo, eficiente y sobre todo, justo. Queremos generadores de empleo éticos y valientes que no tengan miedo a nada ni a nadie. Y quienes tenemos trabajo, dar lo mejor de nosotros cada día, ese granito de arena extra, que hace la diferencia. Hagámoslo por nosotros mismos, por nuestras familias, para un mejor futuro, en Libertad.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Injusticia

Betty Marroquin
27 de marzo, 2017

Todos los días leemos lamento tras lamento de lo mal que está la violencia, de lo mal que están las instituciones del Estado, de todo lo que no nos parece en nuestro país. Todos estamos desesperados con esto, excepto quienes están causando este caos, porque es obvio quienes ganan con esto y no me refiero a los mareros. Leo comentarios en redes sociales cargados de sátira, odio, desdén y desprecio contra el Señor Presidente, como si fuese él solo quien pudiese cambiar nuestra realidad con una varita mágica. El otro día me decía una amiga que mejor hubiera ganado la otra candidata. Tenemos la memoria tan corta que hemos olvidado que el PP y su “mano dura” conquistó la mayoría del voto precisamente por lo malo que fue el gobierno de Colóm. Es una pena que nuestra desesperación y antipatías nos cieguen para no darnos cuenta que los problemas que estamos enfrentando son consecuencia de la espiral descendiente que cada tema ha venido sufriendo gracias a la dejadez de muchos.

Los gobiernos anteriores nos han heredado un marco legal deficiente, obtuso, ridículo, unos Acuerdos de Paz que han resultado ser un insulto a nuestra inteligencia, leyes que en algunos casos nos tiene con grilletes en el tobillo. Por ejemplo, la Ley de Compras y Contrataciones del Estado impide a las instituciones estatales, incluyendo las autónomas como los puertos de Santo Tomás de Castilla o Puerto Quetzal, inclusive comprar repuestos para sus equipos. Algo tan elemental como eso. Protestar y hacer paros y huelgas es fácil, pero usar los dos dedos de frente e informarse como que requiere voluntad. Con un techo máximo de Q25mil y repuestos que cuestan mucho más que eso, sólo queda a las empresas licitar. Sacar una licitación, que no sea estéril, y que dé resultados tarda aproximadamente 9 meses. Son tres meses para preparar la licitación, tres meses para que los aspirantes sometan sus propuestas, luego la etapa de elección del ganador, y luego que venga implementado el resultado. Si le suena absurdo, pues que pena, pero la gente tiene que entender en que desmadre está operando el Estado. ¿Es, o no es, un grillete en el tobillo del Estado? Ah, ¡pero criticar que la infraestructura está mal es tan fácil! Y como en infraestructura, todo lo demás.

Queremos que se aborde el tema de las maras, en un contexto que es favorable única y exclusivamente a los mareros. La policía los arresta y el sistema los libera. Cuando no los liberan, toman poder de las prisiones a las que los mandan, y como vimos en ese mal llamado “hogar seguro”, cunden el pánico en quienes tienen la desgracia de compartir paredes con ellos. Hacen lo que se les da la gana. ¿Y luego se preguntan porqué la mayoría de guatemaltecos apoyamos la pena de muerte? Queremos que la policía actúe, pero cuando lo hacen castigamos a los policías. El malo siempre es el uniformado, según quienes aplican nuestras leyes y tienen la autoridad como administradores de justicia. Si un policía mata a un marero, va preso. Si un marero asesina a un policía, o a varios, sus compinches le dan un premio. En redes vimos en los últimos días como tanto ciudadano pide a voces que salgan los Kaibiles a combatir a los mareros. Francamente, con el entrenamiento que tienen, creo que son los únicos que podrían hacer algo. Pero ¿como pedirles que se arriesguen por nosotros, cuando al igual que a los policías, lo único que quieren nuestros administradores de INJUSTICIA es meterlos presos?

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Y como si el tema de infraestructura y el de la administración de injusticia (si, injusticia) no fueran suficientes, tenemos el tema del conflicto social que algunos quieren esconder como pretender tapar el sol con un dedo, pero que va de la mano con lo demás porque deriva de la misma mentalidad y visión. Cuando nos preguntamos como hemos llegado hasta este caos, invasiones de tierras a granel, paros a cada rato, gente que pide resarcimientos hasta por voltear a ver, juicios ficticios con pruebas falsas y violaciones evidentes al debido proceso, caza de brujas contra quienes no la piensan como ellos, y en suma, esa nueva guerrilla judicial y legal con la que nos enfrentamos, vemos que en gran medida, los sectores tradicionales tienen mucha culpa. La omisión, la ceguera, la cobardía, la falta de decisión, la comodidad, ha llevado a que quienes hoy día son los protegidos de los verdugos de Guate lucren de la industria del resarcimiento, que se basa en mantener en la desgracia a Guatemala, mientras han vendido por décadas una imagen del sector productivo que los pinta en el exterior como una partida de señores feudales que lucran de la desgracia del pueblo y en especial de los indígenas. Mentalidad que solo genera más pobreza.

La delincuencia afecta todos los niveles sociales, si bien más directamente a los que salen a diario responsablemente hacia su trabajo pidiéndole a Dios regresar sanos y salvos a casa al final de la jornada. Pagan el plato los pilotos de los autobuses, las empleadas que salen tarde del lugar de trabajo y vienen ultrajadas, violentadas, o cuando les va mejor, simplemente asaltadas. Pagan el plato todos los empleados, los extorsionados, las mujeres, los ancianos y los niños.

No pienso ni remotamente lanzarme al ruedo político, pero antes de apuntar con el dedo a los funcionarios de turno trato de analizar y pensar si se puede arreglar más rápido, como están los sindicatos, que les impide actuar. Mientras escuchaba al Señor Presidente Constitucional de la República en Agritrade, gente sentada detrás de mí no pararon de criticar al Presidente cuando habló de lo que se debe de hacer, criticaron cuando habló de lo que se ha hecho, y criticaron cuando dio a conocer los planes a inmediato y mediano plazo. Lo bueno que dijo el Presidente Morales, que obviamente los medios no quieren diseminar por las razones evidentes, a muchos nos resultó alentador pero a los sarcásticos de siempre les choca. Si hace, mal. Si no hace, mal. Si son tan inteligentes y tienen las soluciones, propónganlas. Pero los que se especializan en criticar, ser sangrón e irónico, con contadas excepciones, lo hacen escondidos detrás de nombres ficticios, caricaturas o máscaras. Si creen que pueden hacer un mejor trabajo que las autoridades actuales, preparen su proyecto político, y tírense al agua.

En este caos que estamos enfrentando, lo que Guatemala necesita es que nos unamos. Los buenos somos más, sólo que los buenos salimos a trabajar y a ser responsables y productivos y no tenemos tiempo para perderlo en paros y huelgas que sólo le fastidian la vida al prójimo. Los buenos queremos construir y producir, y ver hacia adelante, pero necesitamos funcionarios fuertes y valientes, que operen en instituciones sólidas basadas en un marco legal congruente y lógico, y sustentadas por un sistema de justicia objetivo, eficiente y sobre todo, justo. Queremos generadores de empleo éticos y valientes que no tengan miedo a nada ni a nadie. Y quienes tenemos trabajo, dar lo mejor de nosotros cada día, ese granito de arena extra, que hace la diferencia. Hagámoslo por nosotros mismos, por nuestras familias, para un mejor futuro, en Libertad.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo